Alacena es el hueco hecho en el muro que disponiendo de puertas y anaqueles sirve para guardar objetos del ajuar doméstico.[1]​ También se llama así al mueble destinado para guardar la vajilla, cubertería, mantelería, etc., que forma conjunto con el mueble aparador. Suele ubicarse en la cocina, la despensa o el comedor.[2][3]

Alacena de manufactura polaca en madera lacada. Se distinguen los dos elementos básicos: la alacena propiamente dicha, arriba, y el mueble aparador, abajo.

Etimología, usos y descripción editar

Alacena es palabra de origen árabe (del árabe hispano «alẖazána», y este a su vez del árabe clásico «ẖizānah»), originalmente “hazena o hazana”, que añadido el artículo «al» resultó “alhacena”, perdiendo con el uso la «h» inicial muda.[4][5]

Tuvo su origen como elemento arquitectónico: un hueco abierto en la pared creando un receptáculo en el que se disponían baldas o anaqueles y que se resguardaba con una o dos puertas, que por lo general disponían de ventilación o permitían ver el interior. También se fabricaron alacenas portátiles construidas en madera que podían trasladarse o colgarse en diferentes emplazamientos.[6]

A partir del siglo XX, la alacena tendió a identificarse con un mueble de dos cuerpos (mezcla de armario volado y aparador), uno superior con anaqueles abiertos o con puertas de celosía (o humilde tela de gallinero) y luego de cristal, y otro inferior formado por armarios cerrados. El cuerpo superior suele tener menor profundidad que el inferior, que así ofrece un espacio libre sobre el que se apoyan los objetos que se van sacando de los armarios o como superficie para elementos funcionales o decorativos. El uso clásico del cuerpo superior fue de escaparate de lo más valioso o querido de la vajilla familiar: platos, bandejas, fuentes de porcelana, etc.[7]​ La ubicación en la casa de este mueble mixto de antigua alacena y aparador solía ser la estancia dedicada a comedor, cuando la vivienda disponía de él. La progresión funcional de la vida familiar en proporción inversa con el espacio lo fue llevando a formar parte de la decoración de la cocina, donde se siguen encontrando curiosos ejemplares, allí donde no los han desplazado los estereotipos de los diseños de cocinas.[8][9]

Véase también editar

Referencias editar

  1. Caro Bellido, Antonio (2008). Diccionario de términos cerámicos y de alfarería. Cádiz: Agrija Ediciones. p. 27. ISBN 84-96191-07-9. 
  2. Diccionario Enciclopédico Abreviado Espasa-Calpe (tomo I, p. 274), Madrid, 1957.
  3. Casares, Julio. Diccionario Ideológico de la Lengua Española. Barcelona: Editorial Gustavo Gili, 1975; p. 28. isbn 84-252-0126-8
  4. Diccionario de la lengua castellana, 1770
  5. José León Martín Viana: "Antiguas palabras castellanas". Revista de Folklore, número 76, páginas 119-128 (1987). Consultado en enero de 2015
  6. Alfonso Pleguezuelo, Artes populares, VV.AA., Enciclopedia de Antropología Andaluza, La Coruña: Ediciones Hércules, 2000.
  7. Seseña, Natacha (1994). «Historiografía del arte español en los siglos XIX y XX». VII Jornadas de Arte: (tuvieron lugar del 22 al 25 de noviembre de 1994) (Madrid: Consejo Superior de Investigaciones Científicas): 449-458. ISBN 84-381-0243-3. Consultado el 16 de enero de 2015. 
  8. Fernández Paradas, Antonio Rafael (2013). «Cuatro miradas de aproximación a la historia del mueble español». ASRI Arte y Sociedad Revista de investigación 2013 (5). ISSN 2174-7563. Consultado el 16 de enero de 2015. 
  9. Glosario de términos de carpintería y ebanistería Consultado en enero de 2015

Bibliografía editar

Enlaces externos editar