Batalla del Río San Juan de Nicaragua

La batalla por el Río San Juan de Nicaragua fue una de las batallas de la guerra anglo-española de 1761-1763. La batalla, tuvo lugar de julio a agosto de 1762, cuando William Lyttelton, gobernador británico y comandante jefe de Jamaica, envió una expedición naval a Nicaragua con el objetivo principal de la captura de la ciudad de Granada y asentar su dominio en América Central.

Batalla por el Río San Juan de Nicaragua
Parte de Guerra anglo-española de 1761-1763

Fecha 26 de julio – 3 de agosto de 1762
Lugar Castillo de la Inmaculada Concepción, Provincia de Nicaragua
Coordenadas 11°01′04″N 84°24′04″O / 11.01777778, -84.40111111
Resultado Victoria decisiva española[1][2][3][4][5][6]
Beligerantes
Monarquía hispánica Bandera del Reino Unido Reino Unido de Gran Bretaña
Indios miskitos
Comandantes
Rafaela Herrera
William Lyttelton
Fuerzas en combate
100 defensores 2.000 marinos
Bajas
Desconocidas Desconocidas

Antecedentes editar

Debido a que América Central representaba una vía potencial entre el Atlántico y el Pacífico, así como al deseo de los británicos de ampliar la colonización de dicha zona más allá del área asentada en Mosquitia, Nicaragua fue el blanco principal de los ataques británicos durante el siglo XVIII. Debido a los intereses económicos de los británicos en la zona, se firmó el 16 de marzo de 1740 un tratado entre el rey Eduardo I del pueblo miskito y el rey Jorge II de Gran Bretaña.[7]​ En el marco de los términos del tratado, se establecería un protectorado sobre Mosquitia y los británicos suministrarían armas modernas al reino.

Cuando estalló la guerra de los Siete Años en Europa en 1756, España, inicialmente, no llegó a unirse a ninguna de las dos coaliciones.

Más avanzada la guerra de los Siete Años, el gobierno español se preocupó de que la cadena de grandes pérdidas francesas a manos de los británicos se había convertido en una amenaza para los intereses españoles. El 15 de agosto de 1761, el rey Carlos III de España y el rey Luis XV de Francia firmaron el Tercer pacto de Familia. Este tratado creó una alianza entre España y Francia, y llevó a España a entrar en la guerra, iniciando la guerra anglo-española de 1761-1763.

Gran Bretaña declaró la guerra a España el 4 de enero de 1762 y, a su vez, España a Gran Bretaña el 18 de enero de 1762.[8]​ Los británicos capturaron La Habana y Manila a principios de 1762. También a principios de 1762, William Lyttelton, gobernador británico y comandante jefe de Jamaica, propuso una expedición naval a Nicaragua. El objetivo era navegar hasta el lago Nicaragua y luego capturar la ciudad de Granada.

El conflicto se inició en junio de 1762, durante la administración del gobernador interino de Nicaragua Melchor Vidal de Lorca y Villena. Instigado y ayudado por la fuerza expedicionaria británica, un grupo de miskitos atacó las plantaciones de cacao en el valle de Matina. Al mes siguiente se allanaron muchos asentamientos defendidos en Nicaragua, incluyendo Jinotega, Acoyapa, Lovigüisca, San Pedro de Lóvago, la misión de Apompuá, cerca de Juigalpa, y Muy Muy. A su paso quemaron y saquearon aldeas, así como capturaron algunos prisioneros españoles.[4]​ Muchas de las personas que capturaron fueron vendidos como esclavos a los comerciantes británicos y transportados a Jamaica.[9]

El combinado inglés y miskito se dirigió hacia la fortaleza de la Inmaculada Concepción, en el río San Juan, en julio. La fuerza atacante se componía de dos mil hombres y más de medio centenar de barcos,[4][5]​ mientras que los soldados de la fortaleza eran tan sólo alrededor de un centenar. Para empeorar las cosas, los invasores amenazaban la región, en un momento en que el comandante de la fortaleza, don José de Herrera y Sotomayor, se encontraba mortalmente enfermo. Mientras el comandante español de la fortaleza, José de Herrera, moría de enfermedad, su hija Rafaela Herrera hizo un juramento solemne a su padre de que iba a defender la fortaleza a costa de su vida si es necesario.[2]

La batalla editar

La fuerza expedicionaria llegó a la fortaleza el 26 de julio de 1762. A la mañana, el vigía de guardia del fuerte oyó cañonazos dando la alarma. Poco después, los invasores capturaron el puesto de observación y a sus defensores. El comandante británico, al corriente por los prisioneros españoles, se enteró de que en la fortaleza cundía el desorden debido a la reciente muerte de su comandante. Unas horas más tarde, con su flota anclada en el río, el comandante británico envió un emisario para exigir la rendición incondicional de la fortaleza a cambio de evitar nuevas hostilidades.[5]​ El segundo al mando de la guarnición, un sargento, estaba a punto de acceder a la petición cuando Herrera intervino rechazando la petición de rendición. Al ver lo que ella percibió como la actitud cobarde de los defensores, Herrera reprochó:

¿Has olvidado los deberes impuestos por el honor militar? ¿Vas a permitir que el enemigo robe esta fortaleza, que es la salvaguardia de la Provincia de Nicaragua y de sus habitantes?

Animada por el espíritu de su difunto padre, se opuso firmemente a la rendición de la fortaleza, insistiendo en que cada soldado debía ocupar su lugar en el combate.[2]

En respuesta al rechazo de sus demandas, los británicos formaron una línea de escaramuza, creyendo que esto sería suficiente para lograr el efecto deseado. Herrera, entrenada en el manejo de armas, disparó uno de los cañones y logró matar al comandante británico.[4][5][10]​ El ejército, enfurecido por la muerte de su líder, comenzó un vigoroso ataque contra la fortaleza que continuó durante toda la noche. La guarnición, vigorizada por el heroísmo de Herrera, opuso una resistencia feroz que causó grandes pérdidas a los británicos en hombres y barcos.[2]​ Al caer la noche, Herrera ordenó a las tropas lanzar algunas hojas empapadas con alcohol al río en ramas flotantes a las que prendieron fuego. La corriente arrastró el material en llamas hacia la flota enemiga. Esta acción inesperada obligó a las tropas invasoras británicas a suspender su ataque para el resto de la noche y retirarse a posiciones defensivas. Al día siguiente, los británicos volvieron a asediar a la fortaleza, pero con pocos avances y muchas bajas.[5]

Inspirado por Herrera, el teniente Juan de Aguilar llevó a los defensores a la victoria en una batalla que duró seis días.[1][2][6]​ Los británicos, finalmente, levantaron el cerco y se retiraron el 3 de agosto de 1762.[6]​ Se retiraron a la desembocadura del río San Juan, donde su presencia impidió el transporte marítimo en el mar Caribe durante algún tiempo.

Consecuencias editar

Tras esta victoria, los españoles lograron mantener su posición en América Central durante la guerra de los Siete Años comprobando la eficacia de España ante una invasión británica del centro del continente. Por tanto, los británicos se dieron cuenta de que las defensas españolas estaban bien organizadas en aquella región y que la conquista de Centroamérica no era tan fácil como habían previsto.

España y Gran Bretaña comenzaron las negociaciones de paz (en Fontainebleau, 3 de noviembre de 1762), que culminaron en el Tratado de París el 10 de febrero de 1763.[4]​ La Habana y Manila, que habían sido capturadas por los británicos, fueron devueltas a España a cambio de la Florida.

Véase también editar

Referencias editar

  1. a b «Rafaela Herrera: File#201, Record#1651». se requiere suscripción. Ciudad de Guatemala, Guatemala: Archivo General de Centroamérica. 2009. Consultado el 24 de abril de 2011. 
  2. a b c d e Carlos Viscasillas (2009). «La fortaleza de la Inmaculada Concepción de María». Managua, Nicaragua: Agencia Española de Cooperación Internacional para el Desarrollo (AECID). Archivado desde el original el 3 de septiembre de 2011. Consultado el 24 de abril de 2011. 
  3. Maradiaga C., Hilda Rosa (17 de septiembre de 2009). «Rafaela Herrera: sinónimo de arrojo y valentía». La Prensa (Managua, Nicaragua). Archivado desde el original el 9 de octubre de 2011. Consultado el 28 de abril de 2011. 
  4. a b c d e Roberto Trigueros Bada (2011). «Defensas estratégicas de la Capitanía General de Guatemala Castillos de la Inmaculada Concepción y de San Carlos». Revista de Temas Nicaragüenses 34 (febrero): 149-194. Archivado desde el original el 26 de julio de 2011. Consultado el 29 de abril de 2011. 
  5. a b c d e Dolores Gámez, 1889, pp. 255–256.
  6. a b c Marley, 2008, p. 441.
  7. Floyd, 1967, pp. 68–69.
  8. Fish, 2003, p. 2.
  9. Mary W. Helms (1983). «Miskito Slaving and Culture Contact: Ethnicity and Opportunity in an Expanding Population». Journal of Anthropological Research 39 (2): 179-197. JSTOR 3629966. 
  10. Olsen, 1994, p. 90.

Bibliografía editar

Enlaces externos editar