Ecología de la costa y del mar del Perú

La costa del Perú es una delgada franja entre el océano Pacífico y los Andes peruanos y el mar peruano se extiende hasta las 200 millas de la costa. La ecología de la costa está fuertemente influenciada por la corriente fría de Humboldt, la gran profundidad oceánica de la Fosa Peruana y por la altura de la Cordillera de los Andes. La combinación de estos tres fenómenos ocasionan que a pesar de que la costa peruana se encuentra en una zona intertropical, su clima sea predominantemente subtropical árido en lugar de tropical lluvioso como la región de la selva.

La costa del Perú puede dividirse razonablemente en dos regiones ecológicas: En su mayor parte el desierto costero del Perú con predominio del mar frío y el bosque seco ecuatorial con mar tropical.

Turismo editar

 
Quebrada en Caravelí

Pocos son los que visitan el Perú con el propósito expreso de conocer sus costas. En comparación con Machu Picchu, los Andes peruanos majestuosos o la selva amazónica peruana mega diversa, la costa desértica y ligeramente sus fríos mares, salvo en el norte, generalmente no llaman la atención y para la mayoría pasa inadvertida. Incluso para los peruanos, a menudo la costa solo vale por sus hermosas playas y como fuente de manjares inagotables. Solo recientemente, a raíz de las catástrofes traídas por El Niño en los períodos 1982-1983, 1997-1998 y 2017, finalmente los peruanos están percibiendo el importantísimo rol que juega el mar en sus vidas y lo mucho que dependen de éste y sus recursos para su bienestar.

Mar Peruano editar

Pero por otro lado, la riqueza del mar peruano no es muy constante. Con una regularidad variable, que varía entre los dos y siete años, se dan los famosos eventos de El Niño. Durante este fenómeno las aguas normalmente frías de las costas peruanas son cubiertas por una gran masa de aguas calientes y pobres en nutrientes provenientes del otro lado del Océano Pacífico. Esto ocasiona diarrea a las personas que comen la anchoveta y otros peces migren al sur o se refugien en aguas más profundas, fuera del alcance de sus depredadores. Con sus presas prácticamente inaccesibles, las aves y lobos marinos mueren en masa y la pesca se paraliza.

Las especies del litoral peruano están adaptadas para sobrevivir a este tipo de fluctuaciones naturales. Los peces, aves y mamíferos han desarrollado comportamientos y estrategias reproductivos muy flexibles que les permiten minimizar las pérdidas a largo plazo. Por lo general, solo mueren los individuos jóvenes durante El Niño y los adultos sobreviven para reproducirse muy exitosamente en los años de abundancia.

Consecuencias de los fenómenos naturales editar

Una de las posibles consecuencias a largo plazo del calentamiento global, es el aumento de la frecuencia e intensidad de los eventos de El Niño. Si combinamos esto con la captura indiscriminada y constante de la mayor parte de la biomasa disponible de anchoveta por parte de la pesca industrial, las consecuencias a mediano plazo para muchas de las principales especies del litoral peruano podrían ser muy graves.

Tenemos por ejemplo a los lobos marinos. El fortísimo fenómeno de El Niño del período 1997-1998 mató a casi el 80% de sus poblaciones. A diferencia de otros eventos de años anteriores, éste mató no sólo a las crías del año y a los juveniles entre uno y tres años, sino que también ocasionó la muerte de una importante fracción de las hembras y machos adultos. Con un bajo número de adultos reproductivos, las poblaciones solo se pueden recuperar en forma lenta y, obviamente, el riesgo de extinción para estas poblaciones se incrementa de manera alarmante. De producirse otro fenómeno de El Niño intenso dentro de los próximos cuatro o siete años, estos pocos animales, ya más viejos y debilitados, también morirían y no habría adultos jóvenes para reemplazarlos.

Poblaciones de especies que antes eran capaces de resistir los efectos de eventos intensos de El Niño y recuperarse rápidamente, hoy en día tardan más tiempo en hacerlo y nunca logran alcanzar los niveles poblacionales que tenían antes del desarrollo de la pesca industrial de la anchoveta. A partir de mediados de los años 1970, después del primer gran colapso de la pesquería, las poblaciones de aves y mamíferos marinos, así como la de muchas especies de peces de la costa peruana se han mantenido en niveles muy bajos, reduciéndose cada vez más después de cada El Niño. Si efectivamente se está dando un aumento en la frecuencia e intensidad de la ocurrencia de este fenómeno, a no ser que se logre reducir la presión de pesca de forma tal que estas especies tengan suficiente alimento disponible para aumentar su capacidad reproductiva o de recuperación, pronto muchas de estas poblaciones habrán desaparecido del litoral peruano.

Fenómeno del Niño editar

El Niño es un fenómeno climático global, erráticamente cíclico (Strahler habla de ciclos entre tres y ocho años[1]​), que consiste en un cambio en los patrones de movimiento de las corrientes marinas en la zona intertropical provocando, en consecuencia, una superposición de aguas cálidas procedentes de la zona del hemisferio norte inmediatamente al norte del ecuador sobre las aguas de emersión muy frías que caracterizan la corriente de Humboldt o del Perú; esta situación provoca estragos a escala mundial debido a las intensas lluvias, afectando principalmente a América del Sur, tanto en las costas atlánticas como en las del Pacífico.

El nombre de "El Niño" se debe a pescadores del puerto de Paita al norte de Perú que observaron que las aguas del sistema de Corrientes Peruana o Corriente de Humboldt, que corre de sur a norte frente a las costas de Perú y Chile, se calentaban en la época de las fiestas navideñas y los cardúmenes o bancos de peces huían hacia el sur, debido a una corriente caliente procedente del Golfo de Guayaquil (Ecuador). A este fenómeno le dieron el nombre de Corriente de El Niño, por su asociación con la época de la Navidad y el Niño Jesús.

El nombre científico del fenómeno es Oscilación del Sur El Niño (El Niño-Southern Oscillation, ENSO, por sus siglas en inglés). Es un fenómeno explicado por el movimiento de rotación terrestre.

Crisis pesquera mundial editar

Este colapso de las pesquerías no se limita al Perú; a nivel mundial las pesquerías están en crisis. la FAO reporta que de las quince principales regiones pesqueras del mundo, cuatro ya han sido agotadas y nueve están en franca declinación. En la última década y en el ámbito mundial las capturas han caído, aun cuando las flotas pesqueras están en constante expansión y pescando cada vez con más intensidad. Algunos stocks pesqueros de gran importancia, como del bacalao en el Atlántico Norte, se encuentran en estado crítico, de forma tal que ya se ha prohibido o reducido significativamente su pesca. Sin embargo, solo recién se ha tomado conciencia de la crisis profunda que afecta los ecosistemas marinos del mundo y la necesidad urgente de hacer algo por ellos. Esta crisis generalizada ya ha llevado a que muchos países hayan adoptado políticas y leyes que buscan no sólo reducir o evitar el impacto de las pesquerías, sino recuperar los recursos y ecosistemas marinos y costeros afectados por las actividades humanas.

En el Perú, sin embargo, poco o nada es lo que se ha hecho al respecto. Las políticas y estrategias de uso sostenible de los recursos naturales hasta ahora se han concentrado principalmente en los ecosistemas terrestres, dejando de lado los ambientes marinos y costeros. A partir de la idea generalizada de la gran riqueza del mar peruano, se ha presumido que los recursos del mar son inagotables y que se pueden recuperar sin importar la presión que se ejerza sobre ellos. Además, en el Perú casi el 60% de la población y las principales industrias están ubicadas en las zonas costeras, lo que genera fuertes intereses políticos y económicos que influyen sobre la clase dirigente que no hace nada por controlar esta situación. Por otro lado, los altísimos niveles de pobreza de las comunidades pesqueras hacen que se muestren reacias a cualquier medida que límite la explotación de los recursos marinos.

Posiblemente un factor importante que ha contribuido a esta inercia es el poco conocimiento que tienen los peruanos sobre la importancia del mar y sus recursos, así como la crisis que atraviesan. A diferencia de los bosques, donde la tala esw evidente a simple vista, los mares aparentemente no cambian. Difundiendo la excepcional naturaleza de las aguas peruanas y sus maravillas, se espera que se logre una mayor apreciación de ellas y, de ser posible, el interés y preocupación suficiente para buscar un cambio a largo plazo en la forma de uso y abuso.

Las ecorregiones del mar peruano editar

El Perú ha sido privilegiado por la naturaleza con más de 3.000 kilómetros de costas bañadas por uno de los mares más ricos del mundo, el mismo que lo ha convertido, al margen de ciertos excesos extractivos, en el cuarto país pesquero del globo. Con excepción de los 52 ríos que cortan la estrecha franja costera en su camino al Pacífico, el litoral presenta la forma de un árido desierto que se precipita hacia el océano en forma de amplias playas, resguardadas caletas, ásperos roqueríos y colosales salientes moldeadas por el ímpetu milenario del viento y las olas. En ocasiones, las dunas parecen avanzar incontenibles hasta perderse en el mar, otras veces es el salitre el que tiñe de dorado el paisaje agreste de este mundo inhabitado que se extiende justo al lado de la exuberancia de la orilla. En ella, sin embargo, todo cambia de manera drástica y definitiva, y la naturaleza abre paso a una explosión de vida sin precedentes.

Este escenario de naturaleza pura es, al mismo tiempo, una suerte de lienzo gigantesco en el que se mezclan, como pinceladas de los más diversos colores, la cultura y costumbres de agricultores que han heredado las técnicas para arrancar cosechas al desierto y a las alturas andinas; de hábiles pescadores que aún hoy continúan cabalgando las olas en las mismas embarcaciones que construyeran sus ancestros, casi al inicio del tiempo. Un extraordinario pasado histórico, cuyos vestigios aparecen por doquier deslumbrando a todo aquel que se detiene a observarlos, se combina con una naturaleza espectacular en una tierra de contrastes y paisajes únicos, para formar ese territorio.

El mar frío editar

La Corriente Peruana, conocida también como Corriente de Humboldt baña con sus frías aguas las costas peruanas desde Tacna hasta Punta Pariñas, sur de la región Piura. Sus aguas son considerablemente más frías debido a que provienen del extremo sur de América y de la Antártida.

Su influencia sobre esta parte del continente es tan fuerte que impide la producción de lluvias en la costa, favoreciendo la formación de neblinas. Sin embargo, sus aguas son extremadamente ricas, tanto que algunos científicos la han definido como una verdadera "sopa de plancton".

El mar tropical editar

La corriente cálida o mar tropical se encuentra presente en una pequeña porción de la costa norte del Perú. Sus aguas, considerablemente más cálidas que las del resto del país, favorecen la formación de grandes nubes que se convertirán más tarde en las lluvias que cada año caen sobre la costa de Tumbes y parte de Piura. De allí que en estos lugares la vegetación sea abundante, incluso en el desierto cercano al mar.

Las aguas cálidas permiten también la existencia de un conjunto de plantas y animales totalmente diferentes a los que habitan en los mares de aguas frías. Uno de los ecosistemas más hermosos y singulares del mundo debe su origen al mar tropical: los manglares. Formados gracias a la mezcla del agua dulce y cargada de sedimentos de los ríos con las aguas saladas del mar, los manglares crecen en la misma orilla marina formando una apretada selva que bulle de vida y proporciona alimento y refugio a centenares de especies de animales y plantas. Algunas de ellas son muy raras, como el oso manglero y el cocodrilo americano.

Entre los habitantes más comunes de esta ecorregión figuran tijeretas o aves fragata, el piquero de patas azules o camanay, las aves del trópico, varias especies de tortugas marinas y hasta una serpiente de mar. Los peces son abundantes y muy variados: desde los tiburones y atunes hasta los grandes congrios, meros y merlines. Los moluscos y crustáceos merecen una mención especial: decenas de variedades de conchas, almejas y cangrejos, además de las conocidas langostas y langostinos, requieren de las aguas calientes para sobrevivir.

Referencias editar

  1. Arthur N. Strahler. Geografía física. Barcelona: Ediciones Omega, 2005, tercera edición, séptima reimpresión