Se llama extispicina a la inspección de las entrañas o vísceras de las víctimas. Para ello, era necesario cierto conocimiento de anatomía[1]

Vitrubio[2]​ da el siguiente origen a este arte supersticioso:

los antiguos examinaban el hígado de los animales que pacían en los lugares donde querían acampar o edificar: si después de haber abierto varios, encontraban su hígado dañado, deducían que las aguas y los pastos no eran buenos y abandonaban el proyecto

Las reglas de este arte quimérico eran muy inciertas. Todos los compiladores aseguran que un hígado doble no presagiaba nada bueno; por lo tanto se dice en el Edipo de Séneca que era una señal funesta para los estados monárquicos.

Véase también editar

Referencias editar

  1. Losardo, RJ; Binvignat, O; Cruz-Gutierrez, R; Aja-Guardiola, S. La anatomía y las prácticas adivinatorias en las antiguas civilizaciones. Revista de la Asociación Médica Argentina. Vol. 129, No. 2, Pág. 13-22, 2016 [1]..
  2. Architectura, Liber I, cap IV, parrafo 9.

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