Mito japonés de la Creación

origen del mundo y de Japón según la mitología japonesa

La Creación del Cielo y de la Tierra (天地開闢 Tenchikaibyaku?) según la mitología japonesa y el Sintoísmo, es la historia que describe el nacimiento legendario del mundo celestial y del mundo terrenal, el nacimiento de los primeros dioses y el nacimiento del archipiélago japonés.

Tabla ilustrativa de los kami que surgieron durante la creación del cielo y no de la tierra según la mitología japonesa y el Sintoísmo.

Esta historia es descrita de primera mano al comienzo del Kojiki, primera obra escrita en Japón (712) y del Nihonshoki (720); bases literarias de la mitología japonesa y del sintoísmo. No obstante, el relato varía en algunos aspectos en ambos escritos, pero el más aceptado para los japoneses es el relato del Kojiki.

El relato de la vida editar

El relato es llamado por el libro como el “Momento del inicio del Cielo y de la Tierra” ( 天地初発之時 Ametsuchi no Hajime no Toki?).

Al comienzo, el Universo estaba sumido en una especie de materia batida espesa y uniforme, sumida en el silencio. Posteriormente, se escucharon sonidos que indicaban el movimiento de las partículas. Con este movimiento, la luz y las partículas más ligeras se elevaron; pero las partículas no eran tan rápidas como la luz y no pudieron ascender más. Es así, que la luz quedó en la parte superior del Universo, y debajo de ella, las partículas formaron en primer lugar las nubes y luego el Cielo, que sería llamado como Takamagahara (高天原? ”Llanura de los cielos altos”). El resto de las partículas que no habían ascendido seguían formando una masa enorme, espesa y oscura, y sería llamada la Tierra.

Al formarse Takamagahara aparecieron los tres primeros dioses de la mitología japonesa que conforman al Zouka Sanshin (los tres creadores):


Posteriormente, en Takamagahara surgieron dos dioses de un objeto que parecía a un brote de caña:

Estas cinco deidades, conocidos como Kotoamatsukami (別天神? ”Deidades Celestiales Independientes”); se formaron de manera espontánea, no tenían un género definido, no tuvieron una pareja (hitorigami) y luego de su surgimiento se ocultaron. Estos dioses no son vueltos a ser mencionados en el resto de la mitología.

Posteriormente, surgen otros dos dioses:

También estos dioses surgieron de manera espontánea, no tenían un sexo definido y pareja y se ocultaron al nacer.

Luego, nacen cinco parejas de dioses (totalizando a diez deidades); cada pareja consiste en una deidad masculina y una deidad femenina:

Todas las deidades que abarcan desde Kuni-no-toko-tachi-no-kami hasta Izanami, son llamados en conjunto como Kamiyonanayo ( 神世七代? ”Siete Generaciones Divinas”).

Al contrario de los dioses espontáneos que se ocultaron, las cinco parejas de dioses decidieron reunirse y discutir sobre el destino de la Tierra, que todavía era una masa blanda e informe. Al final, decidieron que la pareja más joven, Izanagi e Izanami, debía hacer el trabajo y le encomendaron un augusto mandato: “Arreglad, consolidad esta tierra en movimiento”. Al aceptar la orden recibieron una lanza celestial llamada Ama-no-Nuboko, cubierta con piedras preciosas.

 
Izanagi (derecha) e Izanami (izquierda) consolidando la Tierra con la lanza Ama-no-Nuboko. Pintura de Eitaku Kobayashi (era Meiji).

Izanagi e Izanami llegaron al Puente Flotante del Cielo y dejaron caer con suavidad la lanza y la agitaron sobre la masa, resonando el agua salada. Al retirar la lanza, el agua salada que caía del extremo se acumuló y se convirtió en una isla, llamada Onogoro (Espontáneamente coagulada). Ambos descendieron del Cielo y llegaron a la isla y de manera espontánea levantaron un augusto altar llamado Yashidono, con una columna celeste llamada Ama-no-mi-Hashira (Sagrado Pilar del Cielo) y se edificó alrededor de la columna una sala de ocho brazas.

Luego, Izanagi e Izanami decidieron procrear las tierras, aprovechando que Izanagi tenía una parte del cuerpo que había crecido excesivamente e Izanami tenía una parte del cuerpo que no había crecido. Esta procreación se realizaría girando ambos en sentidos opuestos (Izanagi a la izquierda e Izanami a la derecha) alrededor de la columna de Yashidono, y encontrándose en él. Al encontrarse, Izanami fue la primera en hablar y luego Izanagi habló.

Ambos habían engendrado dos hijos: Hiruko (Niño Sanguijuela), a quien lo depositaron en un barco de juncos y lo arrastró la corriente; y Awa-shima (Isla de Espuma). Sin embargo, Izanagi e Izanami estaban preocupados por haber engendrado hijos que no eran buenos y no fueron considerados hijos legítimos, posteriormente ambos dioses suben al Cielo y acuden ante las demás divinidades para saber qué estaba ocurriendo.

Las deidades le respondieron que la razón era que “la mujer había hablado primero y por eso no han ido bien las cosas”. Izanagi e Izanami descienden a la Tierra y nuevamente giraron sobre la columna y al encontrarse Izanagi habló primero y luego Izanami. Al hacerlo, engendraron un hijo, la isla de Awaji. Posteriormente, engendraron del mismo modo a las demás islas del archipiélago japonés: Honshu, Shikoku, Kyushu, las islas gemelas de Oki y Sado, y por último, Iki. Hay que aclarar que las islas de Hokkaido y Okinawa eran desconocidos para los japoneses en el momento en que se redactó el mito.

El mito de la creación termina con el nacimiento de la miríada de dioses y diosas, entre ellos los del viento, las montañas y los árboles, a manos de Izanagi e Izanami.

Referencias editar