Primer Libro de Nefi

uno de los libros del libro de Mormón

El Primer Libro de Nefi: Su reinado y ministerio, también conocido como Primer Nefi y abreviado «1 Ne.», es el primer libro del Libro de Mormón. Está narrado en primera persona y de acuerdo con las creencias de los mormones es el relato de un profeta hebreo llamado Nefi, desconocido por otras fuentes, y comienza, según se deduce de sus indicaciones, alrededor del 600 a. C. Relata la historia de su familia y su partida del Reino de Judá por orden de Dios antes de la caída de la ciudad en poder de los babilonios, así como su llegada a una tierra lejana que, según los mormones, se ubica en América. El Segundo Libro de Nefi es una continuación de la narración.

El Libro de Mormón: Otro Testamento de Jesucristo en inglés

Relato editar

El libro empieza en Jerusalén durante el reinado de Sedequías. El padre de Nefi, llamado Lehi, tuvo una visión en la cual vio a Dios, el Padre, junto a Cristo y los doce apóstoles. En esa visión se le anunciaba la inminente destrucción de Jerusalén; como resultado de esta experiencia, Lehi comienza a predicar el arrepentimiento a su pueblo. Tal como sucedió con otros profetas de la época, incluyendo a Jeremías, gran parte del pueblo rechaza sus enseñanzas e intentan matarlo. A continuación, en un sueño, Dios mandó a Lehi que abandonara Jerusalén con su familia, compuesta por su mujer, Sariah, y sus cuatro hijos Laman, Lemuel, Sam y Nefi. Así lo hicieron y se establecieron cerca del mar Rojo.

Poco tiempo después, Dios ordenó a Lehi que enviara a sus hijos de vuelta a Jerusalén para recuperar ciertas planchas de bronce, que contenían textos grabados similares a lo que actualmente se conoce como Antiguo Testamento, así como listas genealógicas, y que eran propiedad de Labán, un importante ciudadano de Jerusalén. Nefi regresó acompañado por sus hermanos, pero Labán se negó a entregarles las planchas, aunque le ofrecieron pagar por ellas, e incluso los atacó. Los hermanos huyeron y se enojaron con Nefi, llegando a golpearlo. En ese momento, apareció un ángel y les ordenó que desistieran de hacerlo porque Nefi estaba destinado a reinar sobre ellos, además insistió en que recuperasen las escrituras. Nefi, entonces, regresó solo a Jerusalén donde encontró a Labán ebrio, por indicación divna, lo mató, se disfrazó con sus ropas y engañó a Zoram, uno de sus sirvientes, sacando las planchas fuera de la ciudad con sus hermanos. Zoram, al descubrir la verdad, quiere escapar, pero es persuadido por Nefi para viajar con ellos.

Después de recibir las planchas, Lehi descubrió que contenían su propia genealogía, y que él era descendiente de José, el hijo de Jacob. También estaban escritas en ellas los cinco libros de Moisés e incluso algunos textos de Isaías y Jeremías.

Los hijos de Lehi volvieron una vez más a Jerusalén e invitaron a Ismael y a su familia para que los acompañasen al exilio. Otra vez, Lamán y sue hermamos se rebelaron, ataron a Nefi y quisieron matarlo, pero fue liberado por el poder de Dios. Después, de regreso en el desierto, Lehi tuvo la visión del árbol de la vida, donde se profetizaba el destino de sus descendientes, algunos de los cuales serán infieles. Poco después, Nefi preparó dos juegos de planchas de bronce, en pleno desierto, para escribir en ellas los anales del pueblo: las planchas mayores tendrán la historia secular y las menores la historia sagrada. Lehí protetizó entonces la cautividad en Babilonia, la venida del Mesías, su muerte y resurrección. Nefi, por su parte, profetizó acerca del Hijo de Dios, su madre y del don del Espíritu Santo; también anunció la historia de la Iglesia, la apostasía, el descubrimiento y colonización de América, la restauración del Evangelio y los últimos días.

En el desierto, los hijos de Lehi se casaron con las hijas de Ismael, cuyo nombre no se dice, y Lehi encontró un artefacto prodigioso, la Liahona, que funcionaba como brújula y como revelador de mensajes divinos. Luego Nefi construyó un barco, a pesar de la oposición de sus hermanos, y se embarcaron en él con rumbo desconocido. Antes de ello habían nacido los dos últimos hijos de Lehi, Jacob y José.

Durante el viaje los hermanos de Nefi se comportaron de forma indecorosa y atacaron a su hermano, en ese momento se desató una terrible tempestas que solo cesó cuando Nefi fue liberado. Finalmente llegaron a la tierra prometida, situada en algún lugar de América, según la creencia mormona; los comentadores han señalado la costa del Pacífico a la altura de Chile o bien en las proximidades del istmo de Tehuantépec, pero se han propuesto otras localizaciones.

El libro termina con profecías idénticas al capítulo 49 del libro de Isaías, que son explicadas por Nefi.

Historicidad editar

No existen documentos históricos contemporáneos que se refieran a Nefi o su familia, tampoco está atestiguada la existencia de un poderoso judaíta llamado Labán en esa época. Los apologistas mormones argumentan que tampoco está registrada la existencia de muchos otros de sus contemporáneos, incluso Jeremías o la profetisa Hulda, puesto que no pueden existir pruebas de todos y cada uno de los personajes que han tomado parte en la historia de la humanidad lo cual sería imposible. Sin embargo, Sedecías, el monarca de Judá, es un personaje conocido tanto por la Biblia como por inscripciones contemporáneas. Los primeros relatos del libro están ambientados en el reino de Judá durante los siglos VII y VI a. C. aunque no hay elementos que puedan corroborar la autencidad de la descripción, escueta, de esa época histórica, la mención de "los hermanos de la iglesia", en 1Ne. 4:26 plantea problemas porque tanto la palabra como el concepto de iglesia son posteriores al siglo I, del mismo modo, la mención de textos de Isaías que la investigación moderna considera posteriores a la época persa, es un inexplicable anacronismo si el libro fue escrito en América durante el siglo VI a. C.

Los únicos textos que se refieren a Nefi son los libros de su nombre, traducidos "por el poder de Dios" según José Smith (h) a partir de unas planchas de oro que el mismo Smith dijo haber hallado en una colina llamada Cumorah del estado de Nueva York. Dichas planchas, según afirmó Smith, fueron llevadas por un ángel y, por tanto, son inaccesibles en la actualidad.

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