En botánica, la testa es la más externa de las dos capas que constituyen el episperma o tegumento que rodea a la semilla de las plantas espermatófitas. La capa más interna se denomina tegmen. La testa deriva de uno de los tegumentos del óvulo: la primina. La testa es usualmente de consistencia dura y resistente. Su función es la de proteger a la semilla del medio ambiente. Algunas semillas forman proyecciones de la testa que favorecen la absorción de agua en el momento de la germinación o que actúan como protección suplementaria. En casi todas las semillas, el micrópilo, a través del cual había penetrado el tubo polínico en el óvulo, persiste en forma de un pequeño orificio de la testa. En las angiospermas, un funículo une la semilla a la placenta por el interior de la pared del fruto. Al retirar la semilla queda una pequeña cicatriz o hilo que señala el punto de inserción del funículo.[1]​ En algunas gimnospermas, como Ginkgo y Cycas, la testa de las semillas presenta una consistencia blanda y carnosa y se denomina «sarcotesta», y, envolviendo el endosperma con el embrión, la más interna llamada «esclerotesta». La sarcotesta puede estar vascularizada y presentar aceites o desprender olor a ácido butírico, como en el caso de Ginkgo biloba.

Referencias editar

  1. De Francesco, Virginia; González, Carlos (16 de mayo de 2002). Universidad de Buenos Aires, ed. «El embrión y la semilla». Archivado desde el original el 11 de junio de 2010. Consultado el 9 de julio de 2010. 

Bibliografía editar

  • Font Quer, P. (1982). Diccionario de Botánica. 8ª reimpresión. Barcelona: Editorial Labor, S. A. 84-335-5804-8. 
  • Dimitri, M. J.; Parodi, L. R. (1987). «Gramíneas». Enciclopedia Argentina de Agricultura y Jardinería. Tomo I: Descripción de plantas cultivadas. Segundo Volumen (3a edición). Buenos Aires: ACME S.A.C.I. p. 1112. 
  • Strassburger, E. (1994). Tratado de Botánica (8va edición). Barcelona: Omega. p. 1088.