Tirinto

ciudad de la civilización micénica

Tirinto o Tirinte (en griego antiguo Τίρυνς y en moderno Τίρυνθα) es un emplazamiento arqueológico micénico en el nomos griego de la Argólida en la península del Peloponeso, algunos kilómetros al norte de Nauplia.

Sitios arqueológicos de Micenas y Tirinto

Patrimonio de la Humanidad de la Unesco

Una de las galerías adosadas a la muralla de Tirinto.
Sitio arqueológico de Tirinto
Localización
País Grecia Grecia
Coordenadas 37°35′58″N 22°47′59″E / 37.599444444444, 22.799722222222
Datos generales
Tipo Cultural
Criterios i, ii, iii, iv, vi
Identificación 941
Región Europa y América del Norte
Inscripción 1999 (XXIII sesión)
Sitio web oficial

Tuvo asentamientos desde el Neolítico y alcanzó su cénit entre el 1400 a. C. y el 1200 a. C. Sus elementos más notables fueron su palacio, sus túneles o pasadizos y dos anillos de murallas ciclópeas, sobre todo estas últimas, puesto que le otorgaron a la ciudad el epíteto homérico de Tirinto, la de grandes murallas. Su acrópolis recibía el nombre de Licimna.[1]

Mitología editar

 
Vista general de la acrópolis de Tirinto.

En la mitología griega, se decía que la ciudad tomó su nombre de Tirinto, un hijo de Argos y nieto de Zeus.[2]​ La tradición indicaba que los cíclopes, venidos desde Licia, habían amurallado la ciudad cuando Preto se apoderó de ella.[3][4][1]​ Entonces Tirinto, Midea y el Hereon formaban parte del mismo reino, mientras Argos era controlado por Acrisio.[5]​ El nieto de este, Perseo, fundador de Micenas, intercambió Argos con Megapentes, hijo de Preto, y así se convirtió en rey Tirinto.[6][7]​ También se asocia la ciudad con Heracles: al servicio de Euristeo, que reinaba en Tirinto, realizó los doce trabajos;[8]​ además se cuenta que despeñó a Ífito desde las murallas de la ciudad.[9]​ Algunas fuentes sitúan aquí su nacimiento.[10]

En el Catálogo de las naves de la Ilíada formaba parte de los territorios acaudillados por Diomedes, durante la Guerra de Troya.[11]

Historia editar

 
Caza del Jabalí. Fresco reconstruido del segundo palacio de Tirinto (c. 1300 a. C.) hoy en el Museo Arqueológico Nacional de Atenas.
 
Carro con dos mujeres micénicas. Fresco reconstruido. (c. 1200 a. C.)

Tirinto estuvo habitada desde el Neolítico (7.º-4.º milenio a. C.), lo que se ha constatado a través de restos de cerámica. La colina baja de Tirinto estuvo habitada continuamente desde el Neolítico hasta la Antigüedad tardía. Durante el período prehistórico, el sitio floreció, particularmente en la Edad del Bronce Temprano y Tardío. En la segunda fase del período heládico temprano (2700-2200 a. C.) hubo aquí un importante centro, densamente poblado y con un edificio circular de singular construcción, de 27 m de diámetro, en la cima de la colina.

Al 3.º milenio a. C., la Edad del Bronce temprana, pertenecen los restos arquitectónicos más antiguos. Su época de apogeo coincide con el de la civilización micénica, a partir del año 1600 a. C., especialmente entre el 1400 y el 1200 a. C.[12]

Durante la Edad del Bronce Final, el cerro se fue fortificando gradualmente, encerrando entre sus muros "ciclópeos" el complejo palaciego así como otros edificios empleados principalmente por la clase dominante como lugares de culto, almacenes, talleres y casas. La acrópolis se dividió en tres secciones desde la parte norte (más alta) hasta la parte sur (más baja) de la colina: la ciudadela Superior, Media e Inferior. Los muros "ciclópeos" se construyeron en tres fases constructivas que datan de principios y finales del siglo XIV y mediados del siglo XIII a. C.

El lugar llegó a su declive con el fin del período micénico, puesto que en torno a 1200 a. C. fue destruido por el fuego, probablemente a causa de un terremoto, aunque hay indicios de que quizá hasta el año 1050 a. C. mantuvo asentamientos en la parte baja.[13]

En el periodo clásico es citada entre las ciudades que aportó soldados en la batalla de Platea,[14]​ hasta que después de las Guerras Médicas fue destruido, al igual que Micenas, por un ejército de Argos, que pretendía así aumentar su poder en la zona.[15][16]​ Parte de sus habitantes aumentaron la población de Argos[17]​ y otros se refugiaron en Epidauro, en Hermione y en Halias.[1]Pausanias visitó sus ruinas en el siglo II a. C.[2]

En el periodo bizantino había un pequeño asentamiento cuyo fin debió coincidir con la toma de Argos por el Imperio Otomano en 1379.[18]

Arqueología editar

 
Plano de Tirinto. 1-Gran rampa de acceso 2-Puerta principal 3-Galerías 4-Propileos 5-Patio central 6- Megaron 7-Escalinata y bastión oeste 8-Acrópolis media 9-Acrópolis inferior

Campañas de excavaciones editar

En Tirinto se han realizado excavaciones dirigidas por el Instituto Arqueológico Alemán y por la Sociedad Arqueológica de Grecia. Heinrich Schliemann y Wilhelm Dörpfeld excavaron el lugar en 1884-1885; entre 1905 y 1929 las excavaciones fueron dirigidas por Dörpfeld, Georg Karo y Kurt Müller; a mediados del siglo XX Nikolaos Verdelis rehabilitó una parte de la fortificación que se había derrumbado; a partir de 1967 las excavaciones nuevamente estuvieron a cargo del Instituto Arqueológico Alemán, dirigidas por Ulf Jantzen, Jörg Schäfer, Klaus Kilian y Joseph Maran.[18][19]

 
Vista panorámica del actual sitio arqueológico de Tirinto.
 
Vista del golfo Argólico y de los campos circundantes desde la cima del sitio arqueológico de Tirinto.

Restos arqueológicos editar

La entrada principal a la acrópolis estaba en el lado oriental; conducía a la ciudadela Alta a través de una gran rampa de 47 m de longitud. La gran puerta, de construcción idéntica a la Puerta de los Leones en Micenas, marcaba el punto de partida de un impresionante camino que conducía al palacio. Pasando por pasillos interrumpidos por patios interiores y dos propylas, una grande y otra pequeña, una terminaba en el patio central. Este patio de peristilo, con un altar en su lado sur, formaba una unidad con el gran megaron. La grandeza de la ideología palaciega micénica alcanzó su apogeo y se personificó en estos espacios. Aquí el gobernante supremo, el Wanaka de las tablillas Lineales B, recibía a los invitados oficiales y sus súbditos, y realizaba las funciones rituales más importantes, concentrando todos los poderes en su persona.

La acrópolis de Tirinto se divide en tres niveles: superior, medio e inferior.

En la parte superior se hallaba el palacio, que tuvo tres fases diferentes de construcción: la primera hacia el año 1450 a. C. y posteriormente fue ampliado en el siglo XIV a. C. y también en el siglo XIII a. C.[20]​ Estaba defendido no solo por su doble muralla sino que también estaba dispuesto para que se tuviese que transitar por una serie de patios cerrados y atravesar dos puertas en forma de H (propileos) antes de alcanzar el pórtico de entrada al megaron.

Tras la Ciudadela Norte y Alta y en un nivel inferior se encuentra la Ciudadela Media, lugar que entre otras cosas acogió algunos de los talleres del palacio. Se accede por una escalera protegida por un bastión curvo y una torre, un ejemplo principal del carácter defensivo de la arquitectura de fortificación micénica.

La sección más al norte de la fortaleza, la ciudadela Inferior, era casi autónoma. En su muro interior se construyeron 28 habitaciones con bóvedas apuntadas, así como dos accesos a los manantiales subterráneos, los llamados Jeringas, que también se construyeron mediante voladizo. Los complejos de edificios densamente establecidos utilizados como casas, talleres y almacenes se organizaron a lo largo del eje de una carretera principal de construcción monumental en el oeste que proporcionaba el acceso principal a la ciudadela Inferior.

El famoso megaron del palacio de Tirinto tiene un amplio vestíbulo, habitación principal en la que estuvo el trono frente a la pared de la derecha y una chimenea central rodeada de cuatro columnas de madera de estilo minoico que servían de soporte para el techo. Aquí fueron halladas pinturas al fresco que se encuentran expuestas en el Museo Arqueológico Nacional de Atenas.

Los elaborados frescos que adornan los pisos y las paredes tanto del gran megaron como de otros edificios del complejo del palacio transmiten un eco de la grandeza del período micénico.

Sin embargo, la principal forma de expresión del poder del sistema palaciego fueron sus logros arquitectónicos. Aparte de las impresionantes fortificaciones, estas incluyen las llamadas Galerías. Construidos en los lados este y sur del muro de la Acrópolis Alta, consistían en un largo corredor al que se adjuntaba una serie de habitaciones que aparentemente servían como áreas de almacenamiento (“revistas”). Las galerías este y sur se construyeron según el sistema de voladizos y terminan en arcos apuntados.

En la parte este y sur de la acrópolis hay dos galerías o casamatas abovedadas que están adosadas a las murallas y que podrían haber tenido una función defensiva o de almacenaje.

Con respecto a las murallas, destaca el bastión occidental, que llega a tener una anchura de 7 metros. En la parte norte de las murallas hay un gran número de estancias cuya función, al igual que las galerías, podría haber sido de almacenaje o defensiva.

Sobre el sector oriental del megaron hay un edificio pequeño que se cree que era un templo del periodo geométrico pues allí se hallaron restos de ofrendas que se encuentran en el Museo Arqueológico de Nauplia.[21][22]

En la parte inferior de la acrópolis se encuentran accesos a pozos que suministraban agua. Fuera de las murallas hay restos de viviendas, construcciones funerarias y sistemas de canalización de las aguas. En Tirinto no han aparecido tablillas con inscripciones en lineal B pero sí se han hallado algunos signos en este sistema de escritura inscritos en cerámica.[23]

A finales del siglo XIII a. C., un gran terremoto provocó graves daños en los muros y edificios de la acrópolis, que quedaron totalmente destruidos por el incendio que siguió. Este enorme desastre natural operó como catalizador de la disolución del sistema de gobierno palaciego. A pesar del golpe que había soportado la acrópolis, durante el siglo XII a. C. se organizó en la llanura de abajo un gran asentamiento con traza urbana. Dentro de la ciudadela Inferior, un edificio en forma de megaron funcionaba como santuario. Pero el declive era inevitable.

Al comienzo del período histórico, la acrópolis fortificada debe haber sido abandonada casi por completo. Los pocos residentes que quedaban en Tirinto vivían en unidades agrícolas dispersas rodeadas de cementerios. Los impresionantes hallazgos de un depósito en la ciudadela superior, el llamado Bothros, y las inscripciones arcaicas de la zona de las Jeringas confirman la existencia de rituales religiosos. Los dioses atestiguados incluyen a Hera, Atenea y Apolo. A pesar de que Tirinto debió tener la forma de una comunidad política organizada, no pudo unirse a Argos, que la destruyó en la primera mitad del siglo V a. C. y exilió a sus habitantes. Al visitarlo en el siglo II d. C., el viajero Pausanias encontró el sitio desierto.

Trabajos de restauración editar

Especialmente exigente fue la intervención de los tres muros de contención del ala oeste del palacio. Estos muros mostraban signos de fuerte desgaste, al mismo tiempo que sostenían el enorme terraplén del ala oeste del Palacio. En general, fueron evidentes graves problemas de estabilidad. Por esta razón, una investigación geotécnica, realizada dentro de los límites del proyecto, precedió al inicio de las intervenciones, con el fin de aclarar y también documentar el tipo de construcción detrás de las caras visibles de los muros. Se siguió un procedimiento gradual de deconstrucción, haciendo un uso extensivo de medidas de apoyo temporales, con el fin de evitar la posibilidad de deslizamiento de las pendientes pronunciadas que se encuentran detrás de los muros de contención. La reparación in situ del material degradado se combinó con la deconstrucción (y la restauración posterior, siempre que el segundo paso fuera absolutamente necesario). El resultado es un sistema de muro de contención compacto y estable, reemplazado a una parte sustancial de su altura, de modo que las presiones de los materiales superpuestos, inclinados hacia atrás desde su cara, se han reducido en gran medida y, por lo tanto, la estabilidad aumentada.

 
Muro exterior del sitio arqueológico de Tirinto.

Patrimonio de la Humanidad editar

Se reconoció el sitio arqueológico de Tirinto, junto con el de Micenas, como Patrimonio de la Humanidad por la Unesco el 4 de diciembre de 1999.[24]​ La inscripción en esta Lista confirma el valor universal excepcional de un patrimonio cultural o natural, propiedad que merece protección en beneficio de toda la humanidad. Los dos centros más importantes de la cultura micénica dominaron el Mediterráneo oriental entre el siglo XV y el siglo XII a. C.. y desempeñaron un papel fundamental en el desarrollo de la cultura de la Grecia clásica. Las dos ciudadelas están indisolublemente ligadas a las epopeyas homéricas, la Ilíada y la Odisea, que afectaron al arte y la literatura europeos durante más de tres milenios.

Véase también editar

Referencias editar

  1. a b c Estrabón VIII,6,11.
  2. a b Pausanias II,25,8.
  3. Apolodoro, Biblioteca mitológica II,2,1.
  4. Pausanias II,16,5.
  5. Pausanias II,16,2.
  6. Apolodoro, Biblioteca mitológica II,4,4.
  7. Pausanias II,16,3.
  8. Apolodoro, Biblioteca mitológica II,5,1.
  9. Apolodoro, Biblioteca mitológica II,6,2.
  10. «Tiryns» en Greek Mythology Link (en inglés)
  11. Homero, Ilíada II, 559.
  12. Página del Ministerio de Cultura de Grecia: Descripción de Tirinto (en griego)
  13. Página del Ministerio de Cultura de Grecia: Ciudad baja de Tirinto (en griego)
  14. Heródoto IX,28.
  15. Heródoto VI,83.
  16. Pausanias II,25,8; V,23,2-3.
  17. Pausanias VIII,27,1.
  18. a b Página del Ministerio de Cultura de Grecia: Historia de Tirinto (en griego)
  19. Página de la Universidad de Heidelberg: las excavaciones de Tirinto (en alemán)
  20. Pierre Leveque, Tras los pasos de los dioses griegos, pp.230-233, Madrid:Akal (2006), ISBN 978-84-460-2248-0.
  21. Página del Ministerio de Cultura de Grecia: Templo geométrico de Tirinto (en griego)
  22. Elisavet Spazari y Kelli Petropolu, Corinto-Micenas-Nauplión-Tirinto-Epidauro.
  23. Luis García Iglesias, Los orígenes del pueblo griego, pág.82, Barcelona:Síntesis (2000), ISBN 84-7738-520-3.
  24. «Archaeological Sites of Mycenae and Tiryns». UNESCO Culture Sector. Consultado el 8 de marzo de 2015. 

Enlaces externos editar