Río Aguasvivas

río de España
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El río Aguasvivas o Aguas Vivas es un río afluente del río Ebro en su margen derecha. El Aguasvivas discurre por las provincias de Teruel y Zaragoza (Aragón, España).

Río Aguasvivas
Ubicación geográfica
Cuenca Río Ebro
Nacimiento n/d
Desembocadura Río Ebro
Coordenadas 41°19′52″N 0°25′11″O / 41.33118, -0.41962
Ubicación administrativa
País EspañaBandera de España España
División Aragón Aragón
Provincias de Teruel y Zaragoza
Cuerpo de agua
Longitud 100 km
Superficie de cuenca 1.300 km²
Caudal medio n/d /s
Altitud Nacimiento: n/d m
Desembocadura: n/d m
Mapa de localización
Localización de la boca del río Aguasvivas en el río Ebro (el Aguasvivas no está representado)

Nace entre las sierras de Pelarda y Cucalón, en Allueva, en Teruel. Los primeros kilómetros los recorre por el Valle de Cañallueva entre los chevrones de la Sierra de Cucalón y los montes de Salcedillo. Después gira y se introduce por un congosto en los Baños de Segura, pasando por debajo del balneario. Allí forma una bella hoz en Segura de Baños entre frutales y carrascales y fluye en hoz hacia Huesa del Común. En Blesa forma el Hocino. Es represado en el embalse de Moneva justo después de que vierta el Río Moyuela sus aguas sobre él. En Almonacid de la Cuba existe todavía una presa romana. Atraviesa la llanura del Valle del Ebro y desemboca en el Ebro en La Zaida, provincia de Zaragoza.

Es un río de escaso caudal e intensamente aprovechado. Es de régimen muy irregular. La intensa explotación de este río se remonta a la época de la colonización romana en la que se explotó de forma intensiva toda la cuenca con fines principalmente agrícolas.

Esta intensa explotación romana del Aguasvivas, ha proporcionado una gran concentración patrimonial difícil de igualar en otros puntos de la geografía española. Destacando sobre manera la presa de Almonacid de la Cuba (o el Ojo de la Cuba), que es la mayor de todo el mundo romano, así como, las presas de la Pared de los Moros en Muniesa y del Hocino en Blesa, la villa de La Malena o los regadíos de Belchite, enclaves que conforman una auténtica ruta de la arqueología hidráulica romana sin parangón. Y que constituyen claros ejemplos de cómo los romanos transformaron el paisaje a través del regadío y como poblaron y gestionaron el territorio.