Montuvio

grupo étnico en la costa ecuatoriana

Montuvio es el nombre que recibe el campesino de la Costa ecuatoriana. Para algunos su nombre se debe al arte de montar a caballo, lo que le convertiría en el arquetipo del vaquero de Ecuador, con un rol similar al de los llaneros de Colombia y Venezuela.[1]

Estatua de Montubio en el punto de peaje La Cadena, en la frontera entre Manabí y Guayas, Ecuador.

Su vestimenta incluye un sombrero alado, una camisa ligera, pantalón de tela y botas, y con un caballo para transportarse.[2]

Según el Censo ecuatoriano de 2022 los montuvios representan el 7,7% de la población del Ecuador, lo que significa que en el 2022 más de 1.304.994 ecuatorianos se identificaron como montuvios. El censo también mostró que la mayor parte de los montuvios se encuentran en las provincias del Guayas, Manabí y Los Ríos.

Etimología editar

En 1934, tras la publicación del libro "Los Sangurimas", José de la Cuadra utiliza la palabra montuvio (escrita con uve) para romper la idea de su concepto como "simples campesinos" y lo expuso mediante el uso de un vocablo, representativo de los habitantes de la zona costera, regada por grandes ríos litorales y sus tributarios,[3]​ remarcando la etimología latina y remitiendo a "monte", "río" y "vida" (fluvius)

En 2014, luego de 10 años de lucha del comunicador manabita Ángel Loor, logró hacer que se incluya en el Diccionario de la lengua española, la palabra montuvio con "v" para describir al hombre de la Costa ecuatoriana y su concepto definido como tal, debido a que en el diccionario se encontraba la palabra montubio con "b" para describir al hombre recio, grosero y montaraz, lo que resultaba ofensivo para dicha cultura.[4][5]

Historia editar

La cuenca del Río Guayas editar

 
La Cuenca del Río Guayas desemboca en las provincias de Santa Elena, Guayas, Manabí, Santo Domingo, Los Ríos, Cotopaxi, Tungurahua, Chimborazo, Bolívar y Cañar.

La Costa de Ecuador ha exhibido históricamente una variedad importante de relaciones laborales que se desarrollaron principalmente en la cuenca del Río Guayas. De hecho, en la segunda mitad del siglo XVIII, la Costa contaba con un segmento considerable de propietarios libres y campesinos independientes. Si se compara con los Andes, sólo la parte sur de la Sierra contaba con un grupo comparable de campesinos, mientras que en el norte eran muy comunes los obrajes. Las plantaciones de la Costa contaban con un núcleo de jornaleros, al que se sumaban emigrantes estacionales procedentes tanto de las tierras altas como de otras zonas de la Costa. Aunque muchos de los trabajadores asalariados no estaban vinculados formalmente a las plantaciones por deudas, como si sucedía en la región andina, se desarrollaron medios alternativos e informales de construir relaciones de dependencia para mantener a los trabajadores "voluntariamente" en las plantaciones. Otra relación habitual era la del sembrador (en el caso del cacao, en particular que era el principal producto de exportación por su frecuencia en la cuenca del Río Guayas), que trabajaba por contrato para convertir las semillas en árboles maduros, un proceso que duraba cuatro años.[6]

La organización del trabajo en la Costa permitió una mayor movilidad social y espacial entre la población que la experimentada comúnmente por los campesinos de la Sierra. En contraste con la imagen peyorativa de las cualidades dóciles y pasivas del campesino de la Sierra, el habitante rural de la Costa es descrito como una persona independiente que no se deja humillar por las diferencias de clase. Se le considera producto de la mezcla racial y se lo representa generalmente apegado a su machete, que no duda en utilizar en sus numerosas peleas, así como por el sombrero de paja toquilla, que se confeccionaba en Manabí en la ciudad de Montecristi.[6]

Participación en la revolución liberal editar

 
Foto del general Eloy Alfaro antes de la batalla de Chasqui con sus montoneros.

Con el fin de fortalecer el comercio y mantener su control total sobre las importaciones y exportaciones, Guayaquil buscó constantemente evadir o reducir los intentos de Quito por controlar su puerto y la actividad comercial auxiliar. Cualquier acto legislativo o administrativo originado en Quito y dirigido hacia los intereses esenciales del puerto era interpretado por Guayaquil como algo negativo. Cuando en 1895, ayudados por los trabajadores de las haciendas y respaldados por el dinero del cacao, los costeños llevaron a cabo la Revolución liberal (hasta 1925 y la caída del cacao), el regionalismo fue una actitud especialmente dominante en el país. Los cargos políticos debían distribuirse cuidadosamente entre costeños y serranos; la ciudad de origen se convirtió en un asunto de minucioso escrutinio en las delicadas contiendas políticas. Los montuvios participaron como parte de los montoneros, nombre con el que fueron denominados a los grupos políticos campesinos de la Costa que apoyaban a Eloy Alfaro y el partido liberal.[6]​ También se las conoce como montoneras, que fueron en realidad revueltas campesinas. A principios del siglo XIX los pobladores en la cuenca del río Guayas, específicamente en Baba y Vinces habían formado partidas de asalto guerrilleras y atacado a las tropas del general Illingworth, estacionadas en la zona. Desde entonces se empezó a consolidar las características montuvias que fueron expresadas, de la siguiente manera:[7]

"un carácter independiente, el amor a la libertad y una extraordinaria sensibilidad frente a las imposiciones despóticas, distinguen a los pueblos del Litoral, no permitiéndoles ser esclavos, o virtuales esclavos en esta región, como la población india de la Sierra...".

Como parte de su participación en la revolución se registra una serie de cantos que fueron recopilados por el musicólogo Juan Mullo Sandoval bajo el título de "Cantos montoneros y chapulos: semántica de la canción alfarista". Dentro de las canciones más tradicionales de este tipo se encuentra "Viva Vargas Torres" que continua siendo interpretada hasta la actualidad por artistas como Margarita Laso. Hace referencia al revolucionario esmeraldeño que se alzaría en rebelión durante los primeros años del siglo XX.

Estudios sociológicos editar

 
Una "tostada", un sombrero tradicional montuvio.

El surgimiento de lo montuvio tuvo su paralelismo en la sierra alrededor de los estudios indigenistas de Pío Jaramillo Alvarado. Basta ver que en 1922 publica Jaramillo Alvarado su libro titulado "El indio ecuatoriano", una obra sociológica inspirada en el trabajo de José Carlos Mariátegui así como en José Vasconcelos y sus estudios acerca de la raza. A la publicación de Los Sangurimas de 1937, le seguiría la obra sociológica titulada "El montuvio ecuatoriano". Allí De la Cuadra desarrollaría su teoría acerca del origen del montuvio, su etimología, describiría las características de este grupo como algo más que simples campesinos. La relevancia de este trabajo se encuentra en el hecho de que producto de la gran migración interna, se estaba creando una nueva clase de campesinos cada vez más numerosos en la costa. Si bien esta región siempre tuvo población, durante los siglos XVI y XVII, la región del norte de los andes aumentó mucho su población por la prosperidad de los obrajes lo que permitió articular una cultura indígena alrededor del idioma quichua y los ritos católicos que en el siglo XX a través de un proceso de reindigenización serían reivindicados solamente en su dimensión indígena (sustituyendo la Fiesta de San Juan por el Inti Raymi). En la costa, las culturas indígenas si bien fueron más antiguas, su desarrollo fue menor según los estudios arqueológicos que se desarrollaron durante el siglo XX, y más bien su desarrollo se llevó a cabo a partir de la migración interna que empezaría a cobrar fuerza desde el siglo XVIII alrededor del río Guayas y su cuenca en lo que ahora sería la provincia de Los Ríos y Manabí. Esto se consolidaría en el siglo XIX cuando Guayaquil superaría a Quito en población, justo antes de la Revolución Liberal, y se articularía culturalmente durante las primeras décadas del siguiente siglo. Con el libro "El montuvio ecuatoriano", José de la Cuadra formaliza este proceso sociológicamente.[8]

El auge bananero y la migración interna editar

 
Humedal Abras de Mantequilla

Durante los años de 1950 a 1974, la población urbana creció de aproximadamente el 25% al 42% de la población total. Sin embargo, es importante el crecimiento de las ciudades de la costa que ha sido particularmente rápido. Máchala, Esmeraldas y las ciudades costeras del interior, Quevedo y Santo Domingo, deben gran parte de su crecimiento a la expansión del cultivo del banano. Quevedo, Santo Domingo y Machala están creciendo a una tasa que supera el 10%, mientras que la de Esmeraldas, Portoviejo, Manta, y Guayaquil superan el 5%. Con una tasa de crecimiento natural para el conjunto de la nación ligeramente superior al 3%, es evidente que el crecimiento urbano es producto principalmente de la migración interna.

En consecuencia, el volumen total de la migración interna aumentó de alrededor de 0,5 millones en 1950 a cerca de 1,25 millones en 1962. Es decir, el peso demográfico de la costa aumento del 13% al 30% para inicios de los sesenta.[6]

Cultura editar

Música editar

Esto giró alrededor de la expresión cultural que tuvo este grupo de campesinos durante la revolución liberal. Su cultura fue muy difundida, especialmente sus canciones, vinculados a la danza folklórica que bailan géneros que se pueden resumir en la siguiente tabla:[9]

Género Interpretación
Fandangos y mojigangas Se practicaban en el Corpus Christi
Villancico y chigualo Bailes de Navidad, juego de rueda
Amorfino Baile suelto o entrelazado
Jota montuvia Baile suelto
Polcas, valses, cracovianas, minuetos Baile de salón

Uno de los pioneros en el estudio de esto fue Modesto Chávez Franco quien vincularía las coplas montuvias con la influencia cultural de España. Es decir las declamaciones, improvisaciones y rimas fueron herederos ya de los juglares y troveros que iban de pueblo en pueblo. La asimilación fue tan rápida y es tan duradera que sus artes, sus costumbres, su idioma y creencias, todo, todo lo hizo suyo en pocos años. Esto a juicio de Chávez Franco, diferencia el proceso de España de lo que sucedió con las colonias portuguesa, inglesa, y francesa.[10]​Por otro lado en 1929, él músico y académico Manuel de Jesús Álvarez Loor, quien firmaba como Manuel J. Alvarez (1901-1958) edita en imprenta La Esperanza del cantón Chone, el folleto "Estudio folklórico sobre el montubio y su música" donde se encuentran transcritas partituras para piano, de tres tonadas, que son "La Iguana", "Amorfino" y "Caminante", melodías recuperadas a voces de los campesino de la hacienda "Río de Oro" del mismo cantón Chone. El amorfino consiste en intercambios discursivos denominados contrapuntos; con los que se transmite un mensaje. La rima, si bien por lo general es asonante, no es raro encontrar también rimas consonantes; a su disposición, la rima puede ser pareada, alternada (cuarteta), abrazada (redondilla), incluso libre (copla, donde los versos impares quedan sueltos).[11]

Además de Modesto Chávez y los esfuerzos de Manuel J. Alvarez, se suma el trabajo importante del folclorista Guido Garay. Su importancia no solo como historiador sino también como intérprete del folclor del litoral de Ecuador lo hacen una figura muy importante en la historia de la cultura ecuatoriana. Formó una banda para interpretar los antiguos temas y evitar que se pierdan llamado Grupo Folclórico Guido Garay y publicó importantes álbumes dentro de los que se encuentra principalmente Alma Montuvia y Fiesta Montuvia. Recoge en ambas publicaciones tanto amorfinos orales a estilo de complas como también moños montuvios, alzas, polcas orenses, chigualos, entre otros géneros musicales del litoral ecuatoriano.

Por último se debe nombrar a Dumas Mora, representante montuvio y símbolo del amorfinero tradicional. Esté género no solo que empezó a ser musicalizado en los últimos años sino que también continuó manteniendo su expresión tradicional a manera de coplas. En este sentido Mora cultivó los amorfinos y mantuvo viva la tradición, así como la de los sombreros de jipijapa, tradicionales de la provincia de Manabí, donde la figura de la tejedora manabita como el arquetipo de la mujer costeña cobra vital importancia.

Además del amorfino es importante destacar el rol de la Polca orense en el folclor del litoral ecuatoriano. Este género musical de origen europeo llega al Ecuador en el siglo XIX a través de la gente acaudalada quienes viajaban a Europa. Fue utilizado generalmente para enaltece al campesino del litoral en la regionalidad cultural porteña y montubia. Algunos de los temas tradicionales en este género son "La Puerca raspada", "El gallinacito" y "El saca tu pie: porteña de Guayaquil", "La Serena y El Tábano". Estas composiciones fueron transmitidas oralmente de generación a generación. El músico Mauro Matamoros compuso la pieza "Los Traviesos" en ritmo de polca para el baile rural campesino.

Arte editar

La cultura montuvia se consolidó durante la década de los treinta, después de terminada la revolución liberal y antes del auge bananero. Las primeras representaciones formales de los montuvios se llevaron a cabo en los cuadros de Manuel Rendón Seminario, y que tendrían mucha importancia hacia el futuro de la pintura de Ecuador. Se presentaba de esta forma una alternativa al indigenismo que empezó a cobrar fuerza en los Andes gracias al trabajo de Camilo Egas. A partir de esto, no solo que una nueva temática surgía sino también una nueva estética, a partir del nacimiento del constructivismo pictórico de Rendón. Esta tradición la continuó el pintor Enrique Tábara quien en una etapa de su carrera pictórica se dedicó a retratar la vida tanto del cholo como del montuvio.

Literatura editar

 
José de la Cuadra

Por otro lado, fue de suma importancia el trabajo literario y periodístico de José de la Cuadra. Su novela, Los Sangurimas escrita en 1934,[12][13]​ creó un nuevo concepto de identidad del campesino ecuatoriano que vivía en el litoral, a través de símbolos relativos a la naturaleza por su arraigo a la fuerza y resistencia. Consta de tres partes: El tronco añoso, Las ramas robustas, Torbellino en las hojas. Allí busca evitar representar al montuvio como simple campesino incluyendo parámetros antropológicos y sociológicos que amplían los horizontes de lectura.[14]

Esta resignificación cultural giró alrededor de la alegoría del árbol de matapalo. Dice José de la Cuadra:[6]

El matapalo es árbol montuvio. Recio, formidable, se hunde profundamente en el agro con sus raíces semejantes a garras. Sus troncos múltiples, gruesos y fornidos, se curvan en fantásticas posturas, mientras sus ramas recortan dibujos absurdos contra el aire asoleado o bafiado de luz de luna y sus ramas tintinean al viento del sudeste. En las noches cerradas, el matapalo vive con una vida extraña, espectral, y misteriosa. Acaso dance alguna danza siniestra. Acaso dirija el baile brujo de los árboles desvelados. De cualquier modo, el matapalo es el símbolo preciso del pueblo montuvio. Tal que el, el pueblo montuvio está sembrado en el agro, prendiéndose con raíces como garras.

Sombrero de paja toquilla editar

Sombrero de paja toquilla
   
Patrimonio cultural inmaterial de la Unesco
 
Sombrero de paja toquilla (Ecuador)
Localización
País Ecuador  Ecuador
Datos generales
Tipo Cultural inmaterial
Identificación 00729
Región América Latina y Caribe
Inscripción 2012 (VII sesión)
Lugar de celebración Manabí, Ecuador

El sombrero de paja toquilla, o simplemente un jipijapa, es un sombrero tradicional originario de la costa de Ecuador.[15]​Se lo hace a través de un proceso artesanal que teje a mano las hojas secas y curadas de palma, que son conocidas como paja toquilla o también científicamente conocida como (Carludovica palmata)[16]​. Es conocido usualmente como Panamá Hat por la popularización que tuvo cuando se estaba construyendo el Canal. Tradicionalmente estos sombreros son fabricados en Montecristi, Ecuador. Históricamente se hicieron conocidos cuando se construía el Canal de Panamá. Durante está época millares de sombreros fueron importados desde Ecuador para el uso de los trabajadores de la construcción, por lo que era común verlas siendo usadas. En una visita del entonces presidente de EEUU, Theodore Roosevelt usó dicho sombrero, lo que aumentó su popularidad. No debe confundirse con el sombrero pintao, el cual sí es un sombrero originario de Panamá.

El sombrero de paja toquilla es originario de la costa ecuatoriana, con hondas raíces ancestrales. Es un producto mundialmente demandado por su confección artesanal, siendo actualmente el producto representativo de las artesanías ecuatorianas.

Gastronomía editar

La gastronomía montuvia se caracteriza por su diversidad, por incluir tanto comida de mar como de tierra y por girar alrededor de la utilización del horno manabita. La comida tradicional es destinada para mantener las actividades tradicionales tanto agrícolas como pesqueras a las que se dedican los montuvios. Sus platos suelen ser envueltos en hojas de plátano y tener como sazón la sal prieta, un preparado a base de maní típico de Ecuador, así como el uso del verde como carbohidrato principal. El horno manabita tiene las siguientes características:

El horno es una caja con dimensiones aproximadas de 1 metro por 1.5 metros. Normalmente está llena de barro y se alimentada con fuego obtenido a través de la leña con el fin de preparar comida.

Los utensillos que se usan en el horno son usualmente platos de cerámica hechos de barro o de mate, que es un fruto seco que se obtiene en los bosques del litoral ecuatoriano. También se usan utensillos de madera que tienen varias funcionalidades desde el recogimiento de la comida como para tapar los platos. El horno ocupa el lugar central dentro de una habitación que funge como cocina en las tradicionales casas montuvias de Manabí.[17]

En el año 2023 fue certificado oficialmente como patrimonio cultural de Ecuador, obteniendo de esta manera no solo el registro oficial sino también el impulso para la conservación de las costumbres y tradición oral que mantienen viva la utilización del horno. Alrededor de él gira la vida tradicional de los montuvios. En las fechas especiales es común que se reúna la familia extendida alrededor del horno y se interpreten chigualos, un género típico de esta cultura ecuatoriana.

Arquitectura tradicional editar

 
Casa tradicional de caña guadua, una especie de bambú nativo.

Además del matapalo, la caña guadua ha tenido una importante historia en el pueblo montuvio. Se ha caracterizado este grupo por el uso casi universal de la guadua cana en las viviendas rurales tradicionales. En las ciudades y pueblos, también, aunque a veces de manera menos llamativa, el bambú nativo (caña guadua) es el material elegido para los barrios populares, las barriadas espontáneas que han surgido en las últimas décadas alrededor de Guayaquil, Manta, Esmeraldas. Las estructuras de color amarillo pajizo que dan un aspecto tan distintivo a estos barrios suelen ser vistas por sus ocupantes como refugios temporales, diseñados para durar hasta que se consigan los recursos necesarios para reemplazarlos por otros nuevos. Esto se debe a que la caña tiene una tasa de crecimiento muy rápida lo que la convierte en una alternativa muy económica y útil para la construcción de viviendas en lugares cálidos que es compartida con todo el norte de Colombia desde Popayán hasta Manizales. Bajo condiciones normales y en periodos de mayor desarrollo, agregan de ocho a diez centímetros en veinticuatro horas y en casos extremos substancialmente más. Los tallos alcanzan su diámetro máximo, hasta veinte centímetros, muy poco después de iniciar el crecimiento y alcanzan su altura total en ochenta a cien días. Sólo entonces comienzan a desarrollarse las ramas y las hojas. Durante su brote de crecimiento, los tallos de color verde brillante son blandos y poco resistentes, pero se endurecen gradualmente a medida que amarillean y mueren. En su gloria madura, los tallos plumosos de la guadua alcanzan alturas de veinte a treinta metros, con un extremo de treinta y siete metros reportado. La floración masiva a intervalos largos e irregulares, seguida de la muerte, que es tan característica de muchos bambúes asiáticos, no parece darse en esta especie americana, donde además su ciclo de cultivo está en alrededor de cinco años.[18]

Rodeo montubio editar

 
Artículos de paja de montubio del Museo del Banco Central

El rodeo montubio es una de las fiestas más arraigadas de la costa ecuatoriana ya que comprende la expresión cultural más popular de la región, y que se celebra cada año el 12 de octubre en las provincias de Guayas y Los Ríos. El rodeo montubio es una tradición campesina centenaria en esta región.

Los rodeos eran clave en la vida de la hacienda ya que en siglos pasados, se organizaban de forma que sea para el disfrute del hacendado y su círculo familiar. En resumen eran una oportunidad para que los empleados de la hacienda mostraran sus habilidades y su dominio sobre los animales, lo que a su vez permitía establecer jerarquías entre ellos. Hoy, sin embargo, su popularidad se ha extendido por lo que es considerado como una gran manifestación de la cultura popular. Se preparan intensamente espectáculos masivos, a veces durante varios meses. El público se reúne en estadios llegando a miles de personas de concurrencia. Para ello se crea una plaza de toros, que en sus primeras versiones se improvisaba con tablones y que ahora ya se ha tecnificado. La tradición es realizar el rodeo descalzo, además de usar vaqueros, espuelas y lazos que son adornados con camisas de botones y un sombrero de paja para protegerse del sol. Demuestran sus habilidades, su temperamento y su fuerza, a lo que se suma a su vez las bellas reinas criollas, que también hacen gala de sus dotes como jinetes. El espectáculo incluye desfiles al trote así como también al galope. Son populares los payasos que esquivan las embestidas de los terneros en un balancín.[19]

Distribución por provincia editar

Población montubia Censo 2022, por provincia
Provincia Porcentaje (%)
  Los Ríos 35,4
  Manabí 33,6
  Guayas 8,4
  Santo Domingo de los Tsáchilas 2,3
  Galápagos 2,3
  Santa Elena 2,2
  Esmeraldas 1,7
  El Oro 1,4
  Cotopaxi 1,1
  Bolívar 0,8
  Pichincha 0,7
  Orellana 0,6
  Sucumbíos 0,6
  Cañar 0,5
  Napo 0,5
  Azuay 0,4
  Loja 0,3
  Tungurahua 0,3
  Pastaza 0,3
  Carchi 0,3
  Imbabura 0,3
  Zamora Chinchipe 0,3
  Chimborazo 0,2
  Morona Santiago 0,2
Ecuador  Ecuador 7,7 %

Véase también editar

Referencias editar

  1. Ortiz, Gonzalo (23 de noviembre de 2010). «Los indígenas se levantan para ser contados en el censo». Inter Press Service (en inglés). Consultado el 9 de agosto de 2015. 
  2. El Diario (20 de agosto de 2017). «La vestimenta montuvia». Portoviejo, Manabí. Consultado el 23 de enero de 2020. 
  3. De la Cuadra, José (2009). «El Montuvio Ecuatoriano». Doce Relatos, Los Sangurimas. Colección Antares. p. 11. 
  4. Cordero de Espinosa, Susana (11 de enero de 2015). El Comercio, ed. «Montubio, no: montuvio». Quito. Consultado el 23 de enero de 2020. 
  5. Ramos, Patricio (3 de febrero de 2015). El Comercio, ed. «En adelante, montuvio se escribirá con ‘uve’». Quito. Consultado el 23 de enero de 2020. 
  6. a b c d e Middleton, DeWight R. (1979). «Migration and Urbanization in Ecuador: A View from the Coast». Urban Anthropology 8 (3/4): 313-332. ISSN 0363-2024. Consultado el 22 de mayo de 2023. 
  7. Redclift, M. R. (1976). «Agrarian class structure and the State: the case of coastal Ecuador». Boletín de Estudios Latinoamericanos y del Caribe (21): 16-31. ISSN 0304-2634. Consultado el 22 de mayo de 2023. 
  8. Cuadra, José de la (1996). El montuvio ecuatoriano: ensayo de presentación. Libresa. ISBN 978-9978-80-381-3. Consultado el 22 de mayo de 2023. 
  9. «Música patrimonial del Ecuador | WorldCat.org». www.worldcat.org. Consultado el 22 de mayo de 2023. 
  10. Franco, M. Chávez (1928). «La Poesía Campesina: Folk-Lore Costeño Ecuatoriano». Hispania 11 (5): 407-417. ISSN 0018-2133. doi:10.2307/331197. Consultado el 22 de mayo de 2023. 
  11. Macías, David (2014, noviembre). «Patrimonio cultural y lingüístico: El montubio y el amorfino.». HISTOIRE(S) de l’Amérique latine 10. 
  12. Benítez P., Gabriela (24 de noviembre de 2010). «LOS SANGURIMAS (1934)». Consultado el 27 de junio de 2011. 
  13. Andrade, Juan Fernando (4 de mayo de 2008). «Los Sangurimas, revisitados.». Consultado el 27 de junio de 2011. 
  14. De la Cuadra, José (2009). El Montuvio Ecuatoriano. Colección Memoria de la Patria. p. 9. 
  15. Traditional weaving of the Ecuadorian toquilla straw hat
  16. «Carludovica palmata Ruiz & Pav.». www.gbif.org. Consultado el 22 de mayo de 2023. 
  17. S.L, HOLA (1 de mayo de 2023). «Horno manabita, un legado ancestral multifuncional». ¡HOLA! Cocina. Consultado el 2 de junio de 2024. 
  18. Parsons, James J. (1991). «Giant American Bamboo in the Vernacular Architecture of Colombia and Ecuador». Geographical Review 81 (2): 131-152. ISSN 0016-7428. doi:10.2307/215979. Consultado el 22 de mayo de 2023. 
  19. Greenfield, Ilán (29 de enero de 2020). «Rodeo Montubio: los vaqueros descalzos de la costa». Nan Magazine. Consultado el 14 de mayo de 2024. 

Bibliografía editar

  • Robles Humberto, De la Cuadra, El montuvio ecuatoriano, ensayo de presentación. Libresa, 1996
  • Robles Humberto, Testimonio y tendencia mítica en la obra de José de la Cuadra, 1976
  • Cusme Alejandra. Memoria del monte: Manuel Rendón Solórzano, ISBN:9789942096111, 9942096116, 2017
  • Goitisolo Arriaga, El montubio hombre de pensamiento mítico, Universidad de Texas, 1998
  • Pereira Valarezo, La fiesta popular tradicional del Ecuador, ISBN:9789978927175, 9978927174, 2009
  • Ordóñez Wilman, Amorfino canto mayor del montubio, ISBN:9789978627471, 9978627472, 2014
  • Ordóñez Wilman, Guido Garay, un testimonio necesario, ISBN:9789978110164, 997811016X, 1998
  • Martínez Valentina, El Horno Manabita: un Caso de Estudio de Interacción de Saberes Arqueológicos, Etnográficos y Locales, 2010
  • Mullo, Juan, Cantos montoneros y chapulos: semántica de la canción alfarista, Universidad Andina Simón Bolívar, 2015
  • De la Cuadra, José, Los Sangurimas, novela montuvia, 1934

Enlaces externos editar