La palabra Teotlalpan es de origen nahua, en su significado más simple se traduce “en la llanura, en la estepa”.[1]​ Compuesto de teotlalli, “llanura, estepa”;[2]​ y del sufijo locativo -pan (en, sobre, encima de).

La distribución del mundo en cinco regiones, según las ideas nahuas quienes concebían al Templo Mayor como Axis Mundi.

Esta palabra aparece traducida también por sus raíces más simples: teo(tl) “dios, dioses, divino” y tlalli “tierra”. Lo que nos da el significado metafórico (y así aparece en documentos) como ”en la tierra de los dioses”.[2]

Estos dos significados no hacen sino revelar la cosmovisión y concepción geográfica de uno de los puntos cardinales, el norte. En el pensamiento indígena el norte está relacionado con la muerte y la aridez,[3]​ lugar de origen de donde por lo tanto, procede lo divino (teotl); de igual manera en el pensamiento nahua el norte geográfico (tlalli; la tierra) era un vasto llano árido que se extendía sin fin.[4]

El uso de esta palabra durante la época prehispánica por lo tanto se restringía a solo dos aspectos, ya fuera relacionado con la cosmogonía o a la geografía.[5]

Términos ambiguos

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Caben dos aclaraciones acerca de cómo expresar “valle” y “norte” en lengua náhuatl. La primera viene a revisión ya que teotlalli aparece también con ese significado y algunas personas lo enfatizan así, siendo incorrecto.

La concepción de “valle” es expresada por medio de tres palabras pero con sus especificaciones.

  • Ixtlahuatl.[6]​ Se refiere a valles abiertos, fértiles, donde se dan las mejores condiciones para la vida humana.
  • Tepetzallan.[7]​ Se refiere a los valles usualmente pequeños entre montañas, que limitan la expansión urbana.
  • Teotlalli.[8]​ Como ya vimos el término hace referencia a una amplia región (concebida como plana, de ahí que se use como sinónimo de valle) donde las condiciones de vida no son favorables y únicamente sobreviven formas rústicas y agrestes.

Por lo que es preferible (y así es usado por las etnias actuales) usar para valle la palabra ixtlahuatl de manera general y reservar teotlalli para llanura.

Además de Teotlalpan para norte, también eran usados los términos Mictlampa, Hueitlalpan, Chichimecapan y Tlacochcalco.[4]

 
Derivado de la imagen superior y aplicado a la geografía real se puede apreciar como a partir de la ciudad de Tenochtitlan se forma una circunferencia perfecta, quedando bien demarcadas las poblaciones norteñas en la "Teotlalpan".

Su concepto de un mundo “cuadrado”[9]​ derivado del movimiento solar cuyo centro circular era el Valle de México (véase mapa a la izquierda).[10]​ Esto volvía al norte la región fría debido a que en latitudes mesoamericanas el Sol, generador de calor, pasa la mayor parte del tiempo en el sur. Esta frialdad asociada a la muerte es lo que convierte al norte en la “Región de los muertos” (Mictlan, de micqui que es muerto y la terminación –tlan).

Al momento del apogeo mexica las zonas áridas al norte de los grandes lagos estaba habitada por diversos grupos étnicos (otomíes, guachichiles, pames) quienes recibían el término genérico de “chichimecas”, también enfatizado en veces como “teochichimecas”, teniendo como consecuencia que al norte también lo nombraran Chichimecapan, “En la tierra de los chichimecas.[11]

Usos posteriores

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Principales poblaciones al norte del Valle de México en la época prehispánica. Con triángulos se representan las cabeceras de las provincias tributarias, con círculos los dependientes; Metztitlan (con rombo) era un señorío independiente de la Excan Tlahtoloyan.

Cuando las autoridades virreinales dentro de su cambiante y variada designación del territorio mexicano (encomienda, mayorazgo, alcaldía mayor, corregimiento, capitanía. Etc.) son comisionadas por la corona española para elaborar una descripción del territorio, primero desde el orden clerical con el arzobispo Alonso de Montúfar en 1570, quien compila de sus frailes la Descripción del arzobispado de México; después bajo la ordenanza del rey Felipe II de elaborar las “Relaciones geográficas” a partir de 1579 (algunas escritas en 1580 y 1582, la última hasta 1583), en ambos documentos recurrieron a crear la noción de “comarcas” (término de uso no preciso) para designar pequeñas jurisdicciones que mostraban algún tipo de relación (sin sustento histórico, más bien fue un criterio de vecindad o cercanía). Así, ante la falta de un mejor término, usaron por simple lógica Teotlalpan para demarcar las poblaciones indígenas al norte del Valle de México que mostraban más aislamiento y un ambiente más seco.

Después de estas dos obras es raro encontrar autores que utilicen esta palabra cayendo completamente en desuso antes de mediados del siglo XVII.[12]​ A inicios del siglo XX Francisco del Paso y Troncoso al volver a publicar las Relaciones geográficas opina en su personal punto de vista (y en realidad sin hacer ningún análisis) que Teotlalpan existió como una provincia bien constituida.[13]​ Este enfoque es retomado en 1949 por Sherburne F. Cook quien sin ser totalmente preciso considera que el Valle del Mezquital es la antigua Teotlalpan.[14]

Esa ambigüedad perdura y nuevamente en nuestros días, por ejemplo, Vladimira Palma (2010) insiste en usar el término sin ahondar en su fundamento y desarrollo, siendo en realidad solo un marco geográfico para describir el desarrollo arqueológico en la zona de las culturas teotihuacana, tolteca y la cultura xajay que no tienen relación con el término teotlalpan; ya que en su mayoría los vestigios parecen tener relación cultural con los otomíes, población dominante desde tiempos inmemoriales, y no con los nahuas.[15][16]

Por lo que hablar de una “Provincia de Teotlalpan” en tiempos prehispánicos o modernos es una ficción.[17]​ Las verdaderas provincias tributarias constituidas durante la expansión mexica en el norte fueron Hueypochtlan, Axocopan, Xilotepec, Atotonilco. Estas provincias durante el periodo colonial formaron lo que se conoce hasta la actualidad con el nombre de Valle del Mezquital.

 
Las provincias existentes a la llegada de los españoles en Hidalgo y al norte del Estado de México. Formación que se diluyó en las primeras tres décadas después de la Conquista y dio paso a las divisiones coloniales.

No hay documento indígena que señale la demarcación de una región o provincia llamada Teotlalpan, de igual manera no hay registro de levantamientos armados de los pueblos al norte de los lagos centrales, su población ya fuera por acuerdo comercial o sometimiento rápido, producía enormes cantidades de fibras textiles y cal desde tiempos teotihuacanos.[18]​ Los anales muestran en realidad que los mexicas tenían poco interés en la zona, en tiempos del poderío tepaneca cuando gobernaba Chimalpopoca se conquistó Tequixquiac (1413) y su alrededores,[19]​ posteriormente ya en la expansión del poderío tenochca, Moteuczoma Ilhuicamina somete Axocopan, Atotonilco , Xilotepec, sin embargo la consolidación de las provincias norteñas solo se da hasta 1488 en tiempos de Ahuitzotl por la necesidad de un mayor abasto de materiales para la gran metrópoli de Tenochtitlan.[20]

Se debe entender que la zona norte no era importante ni prioridad para el estado mexica, de ahí su consolidación tardía; también no representaba ninguna amenaza debido a que los pueblos en la región no formaban una unidad ni integraban alguna especie de confederación, otro factor relevante es que los pueblos habían sabido mantener su independencia por medio de convenios comerciales, siendo a la vez aliados del poder central.

Referencias

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  1. Soustellle, 1983:148
  2. a b Siméon, 1985:490
  3. Soustellle, 1983:149-150
  4. a b López Austin, 1999:188
  5. Es derivado del aspecto geográfico que esta palabra se use para nombrar poblaciones.
  6. Molina, 2004: fol. 48v.
  7. Molina, 2004: fol. 116r.
  8. Molina, 2004: fol. 101r.
  9. López Austin, 1993:169
  10. González Torres: 1992:48-49; significado de “cosmovisión”
  11. Braniff, 2001:44, dentro de su comprensión habla de la región simplemente como “chichimecatlalli”.
  12. Aguilar, 1997:31
  13. del Paso y Troncoso, 1905: vol. III, 73
  14. Cook, 1949:3
  15. Wright Carr, 1997:229-231.
  16. Wright Carr, 1997:233-234
  17. López Aguilar, 2002:22. En casi todas sus investigaciones pone de manifiesto lo ilusorio de una provincia constituida. Literalmente dice: "Los grupos indígenas crearon regiones específicas al interior del valle a partir, por ejemplo, de la definición de la Teotlalpan, de carácter simbólico; de la separación de las provincias tributarias de Jilotepec, Ajacuba, Atotonilco y Hueypuchtla, de carácter económico; o de la jerarquía política y el ámbito de control territorial de determinadas cabeceras, de la relación de un pueblo con sus ‘sujetos’."
  18. Solar Valverde, 2003:44
  19. Historia de lo mexicanos por sus pinturas, pág. 59
  20. Carrasco, 1996:361

Bibliografía

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  • Braniff Cornejo, Beatriz. "La Gran Chichimeca". En Arqueología mexicana núm. 51 El norte de México, Editorial Raíces. 2001.
  • Cook, Sherburne Friend (1949). The historical demography and ecology of the Teotlalpan (en inglés). Berkeley: University of California Press. 
  • Carrasco, Pedro. Estructura político-territorial del Imperio tenochca. La Triple Alianza de Tenochtitlan, Tetzcoco y Tlacopan. El Colegio de México-FCE. México, 1996. ISBN 968-16-4745-9
  • Descripción del Arzobispado de México hecha en 1570 y otros documentos. Notas y comentarios de Luis García Pimentel. Imprenta de J. J. Terrazas e hijas imps. México, 1897.
  • González Torres, Yolotl. Diccionario de mitología mesoamericana. Ed. Larousse. México, 1992.
  • Historia de los mexicanos por sus pinturas; en Ángel María Garibay, Teogonía e historia de los mexicanos, Ed. Porrúa, 1979.
  • Lastra de Suárez, Yolanda. Los otomíes: su lengua y su historia. UNAM 2006.
  • López Aguilar, Fernando (enero-agosto de 1997). «Las distinciones y las diferencias en la historia colonial del Valle del Mezquital». Dimensión Antropológica. 9-10: 27-70. 
  • López Aguilar, Fernando y Sabrina Farías Pelayo. “La cultura xajay: la historia de su descubrimiento,” en Temas de la antropología mexicana, vol. II, coordinadores José Luis Vera Cortés, Fernando López Aguilar, Marina Anguiano Fernández, Xabier Lizárraga Cruchaga. Academia mexicana de ciencias antropológicas A.C. México, 2014. pp. 351-376
  • López Aguilar, Fernando y Guillermo Bali Chavéz. "La distribución de los asentamientos del Valle del Mezquital como un modelo de desarrollo social", en Estudios de Cultura Otopame, UNAM-IIA, México 2002. pp. 17-36
  • López Austin. “El cosmos según los mexicas.” En Manzanilla, Linda y Leonardo López Luján (Coordinadores) Atlas Histórico de Mesoamérica Ed. Larousse, México. 1993. pp. 168-171
  • López Austin, Alfredo y Leonardo López Luján. El pasado indígena. Colegio de México-FCE. 1999. ISBN 968-16-4890-0
  • Mendizábal, Miguel Othón de (1941). «La evolución agropecuaria en el Valle del Mezquital: contribución al estudio de la historia económica y social del México colonial». Investigación Económica (Facultad de Economía, UNAM) 1 (2): 149-190. JSTOR 42775975. 
  • Molina, Alonso de. Vocabulario en lengua mexicana y castellana y castellana y mexicana. Editorial Porrúa, México, 2004.
  • Palma Linares, Vladimira; Guevara Chumacero, Miguel; Castillo Peña, Patricia (enero-diciembre de 2007). «Arqueología de género en el sur de la Teotlalpan: el caso de comunidades tributarias a la Triple Alianza». Boletín de Antropología Americana (Pan American Institute of Geography and History) (43): 163-190. ISSN 0252-841X. JSTOR 40978268. 
  • Palma Linares, Vladimira. Huipochtla, Tequixquiac, Xilotzingo y Tetlapanaloya cuatro altepeme de la Teotlalpan bajo el dominio Tenochca, Expresión Antropológica, México DF, 2008. ISSN 1405-745X.
  • Palma Linares, Vladimira. La Teotlalpan, tierra de los dioses: la etnicidad entre los otomíes. Primer Círculo, 2010. ISBN 978-6079-1480-10
  • Paso y Troncoso, Francisco del. Papeles de Nueva España. 2.a Serie. 7 vols. Madrid, España, 1905-1906.
  • Siméon, Rémi (1988) Diccionario de la lengua náhuatl o mexicana Ed. Siglo XXI.
  • Solar Valverde, Laura. Dinámica Cultural del Valle del Mezquital durante el Epiclásico. Publicado en el portal de FAMSI, 2003.
  • Soustelle, Jacques. El universo de los aztecas. FCE, México 1983.
  • Wright Carr, David Charles, El papel de los otomíes es las culturas del Altiplano Central, 5000 a.C. 1650 d.C. , en Relaciones vol. 73, 1997.