Anexo discusión:Ideologías políticas

Último comentario: hace 1 año por 81.43.199.161 en el tema Franco

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L.Metzergenstein.S (discusión) 00:03 12 mar 2013 (UTC)Responder

Artículo sesgado editar

No soy un especialista en el tema de política o de ideología, pero este artículo tiene algo mal. Tal vez se erró en el título, y se debiera poner "Anexo: Ideologías políticas de izquierda", pues la lista es muy parcial o parece ser muy parcial. Además, no aparece por ejemplo la Socialdemocracia como tema explícito. Además, el enfoque del capitalismo parece ser hecho con una orientación anti-capitalista, que si esa fue la intensión, perfecto, a quien escribe estas líneas no le parece mal, a condición que se aclare esta circunstancia y que se cambie el título del artículo, de modo de reflejar que no se están repertoriando todas las ideologías políticas sino únicamente aquellas con una determinada orientación.

El tema de las ideologías políticas obviamente es muy vasto, demasiado vasto, por lo que a efectos de no hacer un artículo kilométrico, difícil de leer y de manejar, pienso que está muy bien particionarlo en varios, como aparentemente creo que se ha intentado hacer aquí, pero entonces, pienso que conviene que esa circunstancia se refleje en el título.

Debería poner a este artículo un cartelito con la advertencia "Artículo sesgado", "Artículo parcial", o similar. No lo hago pues no tengo absoluta certeza de si mi nivel y jerarquía en Wikipedia me lo permite, pero fundamentalmente no lo hago por una razón de tipo práctico, pues si alguien pone una observación como esa, debe estar dispuesto luego a atender consultas, y como mínimo a hacer un seguimiento de este artículo.

En este momento y como wikipedista, estoy muy orientado a hacer traducciones al español de artículos nuevos, y a retocarlos luego para solucionar falencias más o menos evidentes, dejando así el artículo (pienso) en una forma ordenada y en nuestro idioma, para que otros wikipedistas lo continúen mejorando. Abrir un nuevo frente en mi tarea como wikipedista sería particionar mi tiempo de una forma en la que tal vez podría servir a Wikipedia de una manera menos eficiente. Mejor entonces que intente perfeccionarme en lo que estoy embarcado desde hace algunos meses.

--:  AnselmiJuan |   Discusión 11:15 9 abr 2014 (UTC)Responder

Lo acabo de revisar por arriba y el desarrollo de las ideologías me pareció muy confuso, extenso y bastante basado en las ideologías de izquierda como el marxismo, pero sin desarrollar una contrapartida para "equilibrar" el desarrollo del artículo.--Juanchocarbonero (discusión) 14:47 7 nov 2016 (UTC)Responder

Franco editar

Francisco Franco Bahamonde​​ (Ferrol, 4 de diciembre de 1892-Madrid, 20 de noviembre de 1975) fue un militar y dictador español, integrante del grupo de altos cargos de la cúpula militar que dio el golpe de Estado de 1936 contra el Gobierno democrático de la Segunda República, dando lugar a la guerra civil española. Fue investido como jefe supremo del bando sublevado el 1 de octubre de 1936, y ejerció como caudillo de España​ —jefe de Estado— desde el término del conflicto hasta su fallecimiento en 1975, y como presidente del Gobierno —jefe de Gobierno— entre 1938 y 1973. En abril de 1937, se autoproclamó jefe nacional de la Falange Española Tradicionalista y de las Juntas de Ofensiva Nacional Sindicalista (FET y de las JONS), partido único resultado de la fusión de la Falange Española de las JONS y de la Comunión Tradicionalista. Acabada la guerra, instauró una dictadura autoritaria​ o régimen semifascista,​ e incorporó una influencia clara de los totalitarismos alemán e italiano en campos como las relaciones laborales, la política económica autárquica, la estética, el uso de los símbolos y el denominado «Movimiento Nacional».​ En sus últimos estertores, el régimen transitó más próximo a las dictaduras desarrollistas,​ aunque siempre conservó rasgos fascistas vestigiales,​ régimen que en su conjunto es conocido como franquismo, caracterizado por la ausencia de una ideología claramente definida más allá del anticomunismo y el nacionalcatolicismo. Durante su mandato al frente del Ejército y de la Jefatura del Estado, especialmente durante la guerra civil y los primeros años del régimen, se produjo una fuerte represión, en particular contra los partidarios del bando republicano que fue derrotado en la contienda, a la que se sumó el exilio de centenares de miles de españoles al extranjero. La cifra total de víctimas mortales varía en torno a varios centenares de miles de personas, que perecieron en su mayoría en campos de concentración, ejecuciones extrajudiciales o en prisión.​

Índice

1Introducción 2Infancia y formación militar 3Carrera militar 3.1Primer período en África: los Regulares indígenas 3.2Interludio en Oviedo 3.3Segundo período en África: la Legión 4Durante la República 4.1Revolución de Asturias 4.2Elecciones generales de 1936 4.3Conspiración 4.4Golpe de Estado 5Guerra civil 5.1Primeros meses de guerra 5.2Ascenso al poder 5.3Desde la batalla de Madrid hasta el final de la Guerra Civil 6La dictadura 6.1La posguerra: la represión y los «años del hambre» 6.2Segunda Guerra Mundial. La etapa fascista 6.2.1Franco y los judíos 6.3La España de la posguerra mundial 6.4Años 50. Del aislamiento a la apertura internacional 6.5Años 60. Reformas políticas y desarrollo económico 6.5.1El milagro económico español 6.6Últimos años. El tardofranquismo 6.6.1Últimas apariciones 6.6.2Agonía y muerte 7Imputación por crímenes de lesa humanidad 8Ideología 9La corrupción durante la dictadura 10Vida privada 11Exhumación 12Carrera militar, honores y nombramientos 13Literatura y cine 14Ancestros 15Biografías sobre Franco 16Emblema personal, estandarte y escudo 17Véase también 18Notas 19Referencias 20Bibliografía 21Bibliografía adicional 22Enlaces externos Introducción

Escudo heráldico de Francisco Franco donde se representan las armas de sus cuatro apellidos: primer cuartel: Franco; segundo: Bahamonde; tercero: Salgado-Araújo; y cuarto: Pardo de Andrade.​ El principio de la carrera militar de Franco quedó marcado por la guerra del Rif en Marruecos, alcanzando la graduación de general en 1926, con tan solo treinta y tres años de edad. Durante la Segunda República española, tras dirigir la Academia Militar de Zaragoza, le fue encomendada en otoño de 1934 la dirección de las operaciones militares para sofocar y reprimir el movimiento obrero armado que había declarado la revolución social en Asturias en 1934. Tras el triunfo del Frente Popular, descubierto el intento de golpe de Estado de varios generales y existiendo sospechas sobre sus integrantes, el Gobierno alejó de los centros de poder a los generales más proclives a la sedición, destinando a Franco a las islas Canarias. En julio de 1936, tras muchas indecisiones, se une al golpe de Estado liderado por los generales José Sanjurjo y Emilio Mola contra el gobierno de la Segunda República, poniéndose al frente del Ejército de África. El golpe fracasó y dio lugar a una contienda civil. Tras la muerte de Sanjurjo en un accidente aéreo pocos días después del golpe, ayudado por el prestigio que cosechó con el rápido avance de sus tropas y la toma del Alcázar de Toledo, Franco ve el camino libre para convertirse en líder indiscutible de los sublevados y, siendo designado jefe de Gobierno el 28 de septiembre de 1936, se autoproclama jefe de Estado. Después de la victoria de los sublevados en la Guerra Civil, continuó una durísima represión ya iniciada desde principios de la guerra.​ Durante la Segunda Guerra Mundial, Franco mantuvo una política oficial de neutralidad para pasar a la de no beligerancia a instancias de Mussolini. No obstante, colaboró encubiertamente con las potencias del Eje de diversas formas, principalmente permitiendo la escala y el aprovisionamiento de aviones y submarinos en territorio español, y enviando tropas —supuestamente autoorganizadas al margen del gobierno— para combatir junto a los alemanes en la campaña contra la Unión Soviética, la División Azul, así como la mucho menos conocida Escuadrilla Azul. Con anterioridad, Franco y Hitler se habían reunido en Hendaya el 23 de octubre de 1940. Tras la caída de Alemania e Italia, el régimen franquista sufrió la reprobación de las Naciones Unidas por su demostrada colaboración con el Eje, impidiendo la entrada de España en el recién creado organismo y recomendando la retirada de embajadores. Franco desestimó las críticas internacionales considerando que eran obra de la conspiración masónica.​ España sufrió un relativo aislamiento internacional, roto principalmente por la Argentina de Perón y el Portugal de Salazar. En 1945, Franco retira las banderas y símbolos nazis y fascistas de los diferentes organismos, apartando del Gobierno a los más significados defensores del Eje.​ En los siguientes años su iniciado régimen totalitario se fue desplazando hacia otras posiciones dictatoriales. Durante la Guerra Fría, los Estados Unidos, interesados en incluir a España en su línea defensiva, maniobraron para procurar la entrada de España en la OTAN. La oposición de otros países, especialmente Reino Unido, obligó al país norteamericano a reconducir su iniciativa y firmar un tratado bilateral que incluyó la instalación de bases militares estadounidenses en territorio español. La firma del tratado supuso un triunfo para Franco, ya que con él se iniciaba claramente el desbloqueo internacional. El presidente Eisenhower y, posteriormente, Nixon viajaron a España, explicitando así su apoyo a Franco. Franco instauró un sistema económico autárquico. El rechazo de las ofertas de crédito británica y estadounidense provocó la escasez de alimentos y materias primas, que, sumado a la corrupción y a la generalización del mercado negro, mantuvieron a España en la penuria hasta bien entrados los años cincuenta.​ Después de 1959, con la entrada en el Gobierno de los tecnócratas y el abandono de las políticas autárquicas, la economía experimentó una profunda transformación, desarrollándose Planes de Desarrollo Económico y Social atendiendo a las recomendaciones internacionales, que condujeron a la recuperación económica. En su última etapa se inició un retroceso en las relaciones internacionales, que exigían una apertura a posiciones democráticas. La solicitud española de entrada en la Comunidad Económica Europea fue rechazada, y su posible entrada se vinculó a reformas democráticas. El Proceso de Burgos supuso un nuevo descrédito internacional del régimen. En el interior los trabajadores, agrupados principalmente en torno al sindicato Comisiones Obreras, se mostraban especialmente activos contra el régimen; la oposición democrática presentaba un frente común al que se sumaron sectores de la economía que consideraron al régimen como un lastre, y sectores de la Iglesia apoyaron las reivindicaciones de los trabajadores y la oposición.​ ETA y otras organizaciones terroristas también se convirtieron en un problema creciente. El 14 de octubre de 1975 comenzó su deterioro físico: el 25 de octubre se le administró la extremaunción y, desde entonces, fue mantenido vivo por su entorno intentando una solución sucesoria acorde con sus intereses.​ Franco murió, finalmente, el 20 de noviembre. Tras su muerte los mecanismos sucesorios funcionaron, y Juan Carlos de Borbón y Borbón, príncipe de España, «aceptando los términos de la legislación franquista», fue proclamado rey,​ siendo aceptado con escepticismo tanto por los adeptos al régimen como por la oposición democrática. Posteriormente, Juan Carlos desempeñaría «un papel central en el complejo proceso de desmantelamiento del régimen franquista y en la creación de la legalidad democrática». Infancia y formación militar

Nicolás Franco Salgado-Araújo y María del Pilar Bahamonde Pardo de Andrade con Francisco en brazos el día de su bautizo, 17 de diciembre de 1892. Francisco Franco nació a las doce y media de la madrugada del 4 de diciembre de 1892 en el número 108 (actual 136) de la calle María, situada en el casco histórico de la ciudad de Ferrol, en la provincia de La Coruña.​ El 17 de diciembre fue bautizado como Francisco Paulino Hermenegildo Teódulo: Francisco por su abuelo paterno, Hermenegildo por su abuela materna y su madrina, Paulino por su padrino y Teódulo por el santo del día.​ Su padre, Nicolás Franco y Salgado-Araújo (1855-1942), era capitán de la Armada, y llegó a ser intendente general de la Marina —cargo equivalente a general de brigada—,​ y su madre, María del Pilar Bahamonde​ y Pardo de Andrade (1865-1934), que disfrutaba de una posición social parecida a la de su marido —hija del comisario del equipo naval de la plaza—, provenía de una familia que también tenía una tradición de servicio en la Marina. Nicolás, el mayor de los hermanos, seguiría la tradición familiar como oficial de la Marina y diplomático. Su otro hermano, Ramón, fue un pionero aviador que llegó a ser muy conocido por sus hazañas aeronáuticas. Tuvo dos hermanas, Pilar y Paz, que murió a los cinco años. Francisco fue el segundo hijo varón de la familia. No nació en un hogar feliz, ya que los caracteres contrapuestos de sus padres propiciaron el desencuentro de la pareja desde los primeros momentos, lo que acabó en ruptura. Su padre fue un hombre librepensador poco dado a los convencionalismos y, habiendo estado destinado en Cuba y Filipinas —en Filipinas tuvo un hijo natural, Eugenio Franco Puey​​ al que reconoció antes de regresar a Ferrol—,​ adquirió los hábitos del oficial de colonias: mujeriego, jugador de casino y aficionado a las juergas y farras nocturnas.​ Su madre era conservadora, extremadamente religiosa y muy apegada a los usos y costumbres de la burguesía de una pequeña ciudad de provincias. Ambos quedarían decepcionados mutuamente casi inmediatamente después de la boda. Nicolás no tardó en continuar con sus costumbres de oficial de colonias y Pilar se refugió en su religiosidad, resignada al cuidado de los hijos que fueron llegando.​ El comportamiento de su padre en casa fue autoritario, rayando la violencia, siempre malhumorado, no admitía que se le contradijese, y los cuatro hermanos —Francisco en menor medida, dado su carácter retraído y apocado— sufrieron lo que hoy se consideraría malos tratos. Según el testimonio de su hija Pilar: Nuestro padre era muy severo con sus hijos en todo lo concerniente a estudiar y cumplir con nuestra obligación. Pero no con palizas y martirios, como aseguran por ahí ciertos escritores sensacionalistas. Me gustaría saber de dónde han sacado tanta barbaridad. Han llegado a decir que en un momento de indignación mi padre quiso cortarle a Nicolás una mano con un cuchillo de cocina... Lo máximo que hizo fue darnos un par de bofetones a tiempo. Yo puedo atestiguar que a mí nunca me puso la mano encima. No porque no lo mereciese alguna vez. A mis hermanos sí, cuando las hacían demasiado gordas. Ahora se dice mucho que no se debe pegar a los niños, pero en aquella época era todo lo contrario; las palizas eran fuertes y frecuentes. ¡Vaya! Y recomendadas hasta por los maestros.

Ramón, Pilar y Francisco Franco (1906). La madre, resignada siempre y de carácter bondadoso, se constituyó en el refugio de los cuatro hermanos, inculcándoles tenacidad y esfuerzo para progresar en la vida y ascender socialmente.​ Cuando su padre fue destinado a Cádiz en 1907 y posteriormente a Madrid, la familia se rompió definitivamente.​ Ya en Madrid, Nicolás se unió a Agustina Aldana, una joven antítesis de su esposa. Con ella vivió, junto con una ahijada sobrina de ésta, hasta que en 1942 le sobrevino la muerte. Sus hermanos visitaron poco a su padre, desconociéndose que Francisco lo visitara en alguna ocasión. Su padre siempre sintió predilección por sus otros hermanos y Francisco fue el que más fuertemente se refugió en su madre. Los caracteres que posteriormente lo identificaron: su desinterés por el sexo, su puritanismo, su moralismo y religiosidad, su alejamiento del alcohol y las farras, todo lo convierte en una antítesis de su padre y lo identifica plenamente con la madre. En 1898, un acontecimiento histórico puede explicar parte de su rudimentario ideario político. La pérdida de Cuba representó la definitiva caída del que fuera el Imperio español. Esto, en una época convulsa en la que, frente a un liberalismo elitista no consolidado e inestable, se intentaba imponer el parlamentarismo democrático basado en el sufragio universal. En España, el siglo xix estuvo presidido por un prolongado período de inestabilidad política y guerras civiles; los intentos liberales chocaron en todos los casos con la reacción del Antiguo Régimen y la Iglesia. Esta conflictividad política y social, junto con revueltas y guerras civiles, unido a las guerras coloniales, propició un sistema político corrupto e ineficaz en una España empobrecida, atrasada y con fuertes desequilibrios entre clases y regiones.​ A Franco, como al conservadurismo de gran parte del siglo xx, pudo serle fácil identificar la grandeza del Imperio perdido, con los antiguos regímenes autoritarios, y el desastre de su pérdida, con las nuevas posiciones liberales. En 1898 Franco cuenta cinco años de edad; la pérdida de Cuba habría pasado inadvertida para él de no ser por la reacción que suscitó en la sociedad española, que se prolongaría durante su infancia y primera juventud. La gran derrota naval se vivió en España como una humillación infligida por una nación emergente a una gran nación imperial.​ En los ambientes militares —y Ferrol era una ciudad con un fuerte componente militar y, concretamente, naval— y en parte de la población, la resistencia ofrecida por una flota obsoleta y mal pertrechada se consideró resultado del heroísmo de unos militares que lo dieron todo por la patria; y la derrota, producto de la irresponsable actitud de unos políticos corruptos que descuidaron a su Ejército. El Ejército, sin imperios de ultramar que defender, forzó, también como medio de lavar la derrota sufrida, las posteriores intervenciones en Marruecos, generalizándose en su seno un patriotismo exacerbado y un sentimiento de superioridad frente a la población civil, viendo en el afloramiento de los nacionalismos —principalmente el nacionalismo catalán, promovido por las élites catalanas que perdieron el mercado cubano— y en el fortalecimiento del pacifismo de la izquierda, elementos disolventes de la nación.​ Franco en su juventud fue blanco de las burlas y mofas de los otros muchachos por su corta estatura (1,64 m)​ y voz atiplada. En la Academia de Infantería de Toledo así fue: se conoce cómo en una ocasión le aserraron quince centímetros del cañón de su fusil y le obligaron a desfilar con él. Siempre se le conoció por un diminutivo: en la infancia, muy delgado y de aspecto enfermizo, le apodaron Cerillito​ y, en la Academia, Franquito,​ teniente Franquito, Comandantín,​ etc. Todavía en 1936, cuando el general Sanjurjo reprochó su falta de decisión frente a la sublevación, lo haría en estos términos: «Franquito es un cuquito que va a lo suyito», siendo apodado por los confabulados, cansados de sus vacilaciones, Miss Canarias 1936.​ En sus Memorias, Manuel Azaña también terminará llamándole Franquito. Según el testimonio de uno de sus compañeros de colegio, «era siempre el primero en llegar y se ponía delante, solo. Esquivaba a los demás». Se reconoce en los hermanos una desmedida ambición, acrecentada en el caso de Francisco. Ambición que pudo verse fomentada por el entorno familiar. Al cumplir 12 años, junto a su hermano Nicolás y su primo Pacón, entró en una escuela de preparación naval dirigida por un capitán de corbeta con la esperanza de, posteriormente, ingresar en la Armada. Su hermano logró en 1906 ingresar en la Escuela Naval de la Armada, pero él y su primo, al intentarlo el año siguiente, vieron negada tal posibilidad. Ese mismo 1907, a los 14 años de edad, junto a su primo, ingresó en la Academia Militar de Infantería de Toledo.​ Franco recordará con amargura su incorporación a la Academia al ser blanco de las, por aquel entonces inevitables, novatadas: «Triste acogida que ofrecían a los que veníamos llenos de ilusión a incorporarnos a la gran familia militar».​ En la Academia fue uno del montón, que obtuvo el puesto 251.º entre los 312 de su promoción. Carrera militar Mis años en África vienen a mí con indudable fuerza. Allí nació la posibilidad de rescate de la España grande. Allí se fundó el ideal que hoy nos rinde. Sin África, yo apenas puedo explicarme a mí mismo, ni me explico cumplidamente a mis compañeros de armas. Franco al periodista Manuel Aznar, 1938.

Franco con uniforme de alférez (1910). Franco tuvo que insistir ante uno de sus antiguos mandos en la Academia de Infantería, el coronel Villalba, con su petición de un destino en África al serle denegada en primera instancia, probablemente por su mediocre calificación en la Academia militar. Es destinado a Ferrol, su ciudad natal, donde pasó dos años hasta ser admitida su petición. En estos dos años se refuerza su amistad con Francisco Franco Salgado y Camilo Alonso Vega, personas que permanecerán siempre a su lado.​ Ya en África, en el transcurso de los diez años y medio que permaneció allí, logró una vertiginosa ascensión hasta alcanzar el generalato, convirtiéndose en el general más joven de Europa en aquella época,​ adquiriendo una gran popularidad entre la burguesía española y un prestigio dentro del Ejército que le permitió, a pesar de su juventud, disfrutar de un estatus de igualdad con los más consolidados generales, siendo uno de los militares con mayor ascendencia entre la población en una época clave de la historia de España: la Segunda República. Según afirma Payne, llegó a ser «la figura más prestigiosa del ejército español». La guerra de África agravó la fractura entre Ejército y sociedad civil:​ era rechazada por las clases populares, a las que les suponía una sangría de miles de muertos, jóvenes de estas familias que no podían pagar la «cuota» que los librara del servicio militar.​ En 1909 fue el detonante de la Semana Trágica y en 1911 crecieron las protestas ante el recrudecimiento de las campañas en Marruecos;​ estas protestas eran vistas desde el Ejército como antipatrióticas. Cuando Franco llega a África, se incorpora a un conflicto donde se entrecruzan los intereses de España, Francia y Reino Unido, principalmente, y en el que España se involucra con temeridad por las presiones de un Ejército que quiere resarcirse de las derrotas sufridas en las colonias de ultramar y de una oligarquía financiera con intereses, principalmente mineros, en el Magreb. También se incorpora a una casta dentro de otra casta: la casta «africanista» de la ya casta militar. En África ya habían muerto miles de soldados y centenares de oficiales; era un destino arriesgado y también un destino en el que las políticas de ascensos por méritos de guerra permitían una rápida carrera militar. Franco se incorpora a un Ejército con un equipamiento deficiente y anticuado, una tropa desmotivada y una oficialidad poco capacitada que repite tácticas que ya fracasaran en las anteriores guerras coloniales. Primer período en África: los Regulares indígenas El 17 de febrero de 1912 llega a Melilla en compañía de Camilo Alonso Vega, compañero de promoción, y de su primo Pacón destinado al Regimiento de África n.º 68 que manda su antiguo coronel de la Academia de Infantería Villalba. Sus primeros cometidos en África fueron operaciones rutinarias; entre otras, establecer contacto entre diferentes puestos fortificados (blocaos) o la protección de las minas de Banu Ifrur. El 13 de junio de ese mismo año asciende al empleo de teniente. Contando con 19 años de edad, será el único ascenso que obtendrá por escalafón, ya que los demás los obtendrá por méritos de guerra. A petición propia, el 15 de abril de 1913, se le destina al Regimiento de Fuerzas Regulares Indígenas, unidad de choque recientemente formada por el general Berenguer y formada por mercenarios moros. El 12 de octubre de 1913 recibe la Cruz al Mérito Militar de primera clase por su victoria en un combate el 22 de septiembre anterior y el 1 de febrero de 1914 es ascendido a capitán por su valor en la batalla de Beni Salem (Tetuán). En esta primera etapa en África demostró valor y capacidad táctica.​ En los combates se distinguió por su arrojo y belicosidad. Era «entusiasta de las cargas a la bayoneta para desmoralizar al enemigo»​ y asumió elevados riesgos encabezando el avance de su unidad. También, ayudado por ese coraje, logró que las unidades a su mando se distinguieran por su disciplina y avance ordenado, «ganándose una reputación de oficial meticuloso y bien preparado, interesado en la logística, en abastecer a sus unidades, en trazar mapas y en la seguridad del campamento».​ También, ya en aquella época, muestra un carácter imperturbable y hermético que le acompañará durante toda la vida. Años más tarde, reconoció que la noche en la que se incorporó a su unidad en África, durmió con el arma en la mano; la tropa le inspiró una fuerte desconfianza.​ Franco no se vería obligado a desarrollar una depurada estrategia ni tácticas de guerra elaboradas, dotes que ni en aquella época proporcionaba la formación en las academias militares españolas ni se le reconocería en su trayectoria militar: los rifeños no eran estrategas ni estudiosos de las tácticas de combate modernas; el desafío se encontraba en contrarrestar su belicosidad; acostumbrados a razias entre tribus y contra los ocupantes de turno, ponían en estos combates su vida.​ Franco, primero al mando de los Regulares indígenas y después al de la Legión, instauró una disciplina férrea, implacable con la insubordinación.​ También, aunque no se le reconoce ninguna inquietud intelectual, sí mostró un gran interés por formarse en todo lo concerniente a su profesión militar. Se le reconoce un cierto aislamiento de sus compañeros, ocupando su tiempo libre en la lectura de tratados militares. Miembros de su tropa llegaron a decir que con Franco al frente no perdían las batallas y el salir ileso de las refriegas​ le invistió de un halo de invulnerabilidad ante los indígenas que lo calificaron como hombre con baraka —con buena suerte—.​ Franco pudo advertir que los mandos únicamente conseguían el respeto de la tropa si demostraban valentía, y que el elevado número de deserciones, incluso los amotinamientos, guardaban una estrecha relación con el fracaso de las operaciones, la derrota o la retirada.​ «Cuando Franco tuvo derecho a dirigir a sus hombres a caballo, eligió uno blanco, por una curiosa mezcla de romanticismo y arrogancia». También se distinguió por su preocupación en abastecer a su tropa en un Ejército que la descuidaba por completo. En África, como en anteriores guerras coloniales, se producían más muertes como consecuencia de enfermedades que por los enfrentamientos armados. En 1916, en la toma de El Biutz, entre Ceuta y Tánger, fue herido en el bajo vientre, una herida grave que pudo causarle la muerte y que lo mantuvo varios meses hospitalizado en Ceuta —sus padres, ya separados, viajaron a Ceuta para asistirle en su convalecencia—. Era norma no escrita que las heridas de guerra se recompensaran con un ascenso, ascenso que le fue negado y que Franco logró tras insistir en todas las instancias hasta llegar al rey Alfonso XIII. El 28 de febrero de 1917 es nombrado comandante con efectos retroactivos de 29 de junio de 1916, convirtiéndose en el comandante más joven de España.​ Sin embargo, no consiguió que le concedieran la Cruz Laureada de San Fernando, máxima condecoración militar española, a la que también estaba propuesto. Años más tarde, ganada la guerra civil, ya como Caudillo de España, se la concedió a sí mismo. Interludio en Oviedo

Boda de Franco y Carmen Polo, Oviedo, 22 de octubre de 1923. Sin encontrar destino en África tras el ascenso a Comandante, en la primavera de 1917 es destinado a Oviedo, donde llega ya con una cierta aureola de héroe. Allí se hospeda en el hotel París y entabla amistad con el que más tarde será su más dedicado hagiógrafo Joaquín Arrarás Iribarren. Ese mismo verano conoce a la que más tarde será su mujer Carmen Polo y Martínez Valdés. Durante los tres años que estuvo destinado en la Península se suscita el enfrentamiento dentro del Ejército entre peninsulares y africanistas. Los primeros consideraban abusivos los ascensos por méritos de guerra y denunciaban el favoritismo con el que el rey trataba a los africanistas​ y los segundos, entre ellos Franco, consideraban estos ascensos necesarios para premiar la arriesgada labor de los oficiales en África y la profesionalidad de unos oficiales que se encontraban en la «mejor escuela práctica por no decir la única de nuestro ejército».​ También vive la huelga general del 10 de agosto de 1917. El Ejército reprime a los huelguistas y, aunque en el resto de España es sofocada en una semana, en Asturias los mineros se hicieron fuertes y prolongaron los disturbios durante casi veinte días. Franco dirigió la represión allí. La casualidad quiso que se encontrara en el lugar de mayor conflictividad. Aunque algunos biógrafos sostienen que aquella fue una represión especialmente brutal que anticipaba su comportamiento posterior, lo cierto es que aun siendo brutal, no lo debió ser más que la ejercida en otras regiones dado que no existen documentos de la época que la destaquen del resto.​ El dirigir la represión en la región más conflictiva, le proporcionó un plus de notoriedad. Segundo período en África: la Legión En sus biografías se reconoce la gran influencia que Millán-Astray pudo ejercer sobre el joven Franco. Su aspecto llegó a ser impactante: manco, sin un ojo, parte de la mandíbula destrozada y cara y cuerpo cosidos de cicatrices. Personaje histriónico que fundó la Legión a imagen de la Legión Extranjera francesa, reclutando a proscritos sin importar su nacionalidad, a los que les redimiría su permanencia en la Legión: Os habéis levantado de entre los muertos, porque no olvidéis que vosotros ya estabais muertos, que vuestras vidas estaban terminadas. Habéis venido aquí a vivir una nueva vida por la cual tenéis que pagar con la muerte. Habéis venido a morir. Millán-Astray. Millán-Astray y Franco se conocieron cuando este último asistió en Valdemoro a un curso de perfeccionamiento de tiro, de septiembre a octubre de 1919. Millán-Astray estaba en el intento de crear lo que llegó a ser la Legión; acababa de estar en Francia para estudiar a su homónima, y en junio de 1920 le propuso a Franco que fuese su segundo jefe. Franco no dudó en aceptar, volvía a África como eran sus deseos y lo hacía en un cuerpo al que podría exigir a su tropa más incluso que a los Regulares indígenas. El Tercio de Extranjeros, como se llamó originalmente, se fundó el 28 de enero de 1920 por orden del ministro de la Guerra Villalba Riquelme. El 27 de septiembre Franco es nombrado jefe de su primera bandera —la constituían tres banderas o batallones— y el 10 de octubre llegan los primeros legionarios, doscientos, a Ceuta. Esa misma noche, los legionarios aterrorizaron a la ciudad. Murieron asesinados una prostituta y un cabo de guardia, y la refriega posterior produjo dos muertos más. La Legión se distinguió por su férrea disciplina, la brutalidad de los castigos que se imponían a la tropa y, en el campo de batalla, por constituirse en fuerza de choque. A cambio, como válvula de escape, se les disculpó abusos cometidos contra la población civil.​ También se distinguió por la brutalidad ejercida contra el enemigo vencido. Se practicó el ensañamiento, la decapitación de prisioneros y la exhibición de sus cabezas cortadas como trofeos. En 1921, el desastre de Annual, que supuso la muerte de más de ocho mil españoles, con las tropas huyendo en desbandada y los Regulares indígenas pasando a las filas de Abd el-Krim, supuso para la recién creada Legión su prestigio en la Península al ser la primera fuerza en llegar a Melilla, consolidar la plaza y recuperar algunas posiciones. Las noticias de la brutalidad ejercida por la Legión en sus acciones llegaron a la Península y tal brutalidad fue acogida con entusiasmo por gran parte de la población que la consideraron el justo castigo a los rifeños; en contraposición, se demandan responsabilidades a los oficiales que con su ineptitud fueron la causa del desastre. Franco, que comandaba la bandera que por sorteo fue la encargada de socorrer a Melilla, vuelve a estar en el centro de un acontecimiento de gran resonancia, y por contraste,​ aumenta su prestigio, convirtiéndose en un héroe ante la opinión pública. Franco continuará hasta enero de 1922 en tareas de recuperación y consolidación de una parte de las posiciones perdidas. Es nuevamente condecorado y propuesto para el ascenso a teniente coronel por Sanjurjo, ascenso que le fue denegado al estar pendiente la investigación por los sucesos de Annual. El rey lo nombró gentilhombre. En los permisos que solicita y aprovecha para viajar a Oviedo y visitar a la que será su mujer, es recibido como un héroe, siendo invitado a banquetes y celebraciones de la aristocracia local.

Francisco y Ramón Franco, Marruecos, 1925. En 1922 se publicó un libro firmado por Franco —aunque tras la firma pudo estar el periodista Julián Fernández Piñedo—,​ Diario de una Bandera, único libro completo con su firma. Narra acontecimientos vividos en esa época en África. Millán-Astray, tras unas declaraciones que respondían airadamente a la indignación de la sociedad española y la creación de una comisión de investigación para depurar las responsabilidades de los mandos africanos —la comisión Picasso—, fue destituido como comandante de la Legión, accediendo a su mando el teniente coronel Valenzuela, hasta entonces al mando de una de sus banderas. Franco, despechado por no asumir la jefatura de la Legión, solicitó el traslado a la Península, siendo asignado al Regimiento del Príncipe en Oviedo. Sin embargo, muerto Valenzuela en combate durante la toma de Peña Tahuarda, Franco fue ascendido a teniente coronel, sucediéndole en el mando de la Legión el 8 de junio de 1923.​ El 13 de septiembre, un golpe de Estado dio inicio a la dictadura de Primo de Rivera, ante la cual Franco se mostró receloso, pues era sabido que Primo era partidario de retirarse de Marruecos. El 13 de octubre de 1923 regresa de permiso a la Península para contraer matrimonio. Deteniéndose antes en Madrid para visitar al rey Alfonso XIII, este accede a ser su padrino y el 22 de octubre, Francisco Franco y Carmen Polo entran en la iglesia de San Juan de Oviedo bajo palio real, acompañados del gobernador militar en representación del rey. Con motivo de la ceremonia, un periódico de Madrid publicó un artículo titulado La boda de un heroico caudillo, siendo la primera vez que recibió este apelativo.

Franco, Primo de Rivera y Sanjurjo, Alhucemas, 1925. En los años siguientes, al mando de la Legión, Franco aún protagonizó diversos éxitos militares, al tiempo que se mostraba reacio al proyecto del directorio militar de retirarse de Marruecos. Al parecer, en septiembre de 1924 barajó con Gonzalo Queipo de Llano la idea de efectuar un golpe contra Primo de Rivera, pero finalmente se atuvo a la disciplina militar.​ El 7 de febrero de 1925 fue ascendido a coronel.​ En junio de 1925 España selló una alianza con Francia contra Abd el-Krim, por la que tropas españolas le atacarían desde el norte mientras que los franceses lo harían desde el sur. El 7 de septiembre se inició el desembarco de Alhucemas, una operación mal planificada que fue un claro fracaso inicial, por lo que se dio la orden de retirada; sin embargo, Franco desoyó esta orden y consiguió tomar una cabeza de puente en la playa.​ Aun así, debido a la ausencia de suministros (comida y municiones), la operación se estancó, pero el éxito del avance francés, que obligó a Abd el-Krim a rendirse, condujo finalmente a la victoria. Por ello, el 3 de febrero de 1926, Franco fue ascendido a general de brigada, con treinta y tres años. Pero no solo Francisco; su hermano menor, Ramón, era considerado también un héroe, en su caso de la aviación. Los Franco ocupaban la prensa de la época: Francisco como el general más joven de Europa y Ramón como el primer piloto español que cruzaba el Atlántico en el hidroavión Plus Ultra, en compañía del más tarde cofundador de la Falange, Julio Ruiz de Alda. Ferrol, la ciudad natal de los hermanos, los festejó celebrando sus hazañas. A su regreso a la Península, a Franco se le dio el mando de la Primera Brigada de la Primera División de Madrid, formada por los regimientos del Rey y de León.​ En aquella etapa hizo vida social, se integró en la tertulia de Natalio Rivas y actuó en la película La malcasada, de Francisco Gómez-Hidalgo y Álvarez, donde interpretaba a un militar.​ El 4 de enero de 1928 fue nombrado primer director de la recién creada Academia Militar de Zaragoza, lo que supuso un éxito personal y de los africanistas.​ El 14 de septiembre de 1926 nació su única hija, María del Carmen. Franco, en su período en África, entró a formar parte del grupo africanista del Ejército, grupo que jugaría un papel fundamental en las conspiraciones contra la República. Los africanistas se constituyeron en un grupo muy cohesionado, se mantuvieron siempre en contacto y se apoyaron mutuamente frente a los oficiales peninsulares; conspiraron contra la República desde sus inicios y, posteriormente, comandaron la sublevación que condujo a la guerra civil. Sanjurjo, Mola, Orgaz, Goded, Yagüe, Varela y el propio Franco fueron destacados africanistas y los principales promotores del golpe de Estado. Franco en aquella época ya era consciente de su posición privilegiada: Desde que se me hizo general a los 33 años, se me colocó en vías de grandes responsabilidades para el futuro. Notas autobiográficas. Durante la República He recibido muy bien al general [Franco]. Le digo que me dio un disgusto con su proclama y que no la pensó bien. Pretende sincerarse, un poco hipócritamente. [...] Hace protestas de lealtad, y aunque lo han buscado, ha dicho que respeta al régimen como respetó a la monarquía. —Manuel Azaña. Tras la proclamación de la Segunda República, Franco estuvo tentado de intervenir en Madrid con los cadetes en defensa del rey Alfonso XIII, pero comunicándole su intención al general Millán-Astray, este le hizo partícipe de una confidencia del general Sanjurjo, según la cual, no se contaba con los apoyos suficientes; principalmente, no se contaba con la Guardia Civil. Esto le hizo desistir. Al día siguiente, el día 15 de abril, Franco dictaba una orden a los cadetes: Si en todos los momentos han reinado en este centro la disciplina y el exacto cumplimiento en el servicio, son aún más necesarios hoy, en que el Ejército necesita, sereno y unido, sacrificar todo pensamiento e ideología al bien de la nación y a la tranquilidad de la Patria.

Estatua del comandante de la Legión Francisco Franco Bahamonde. Franco desde esos primeros momentos se mostró reticente a la República; y en julio, pasados tres meses, cuando Manuel Azaña —entonces ministro de Guerra—, dentro de sus acciones encaminadas a reducir los gastos del Ejército,​ cerró la Academia Militar de Zaragoza, en su discurso de clausura se posicionó abiertamente contra ella. Azaña incluyó una nota desfavorable en su hoja de servicios; y cerrada la Academia, Franco se encontró en situación de disponible forzoso durante los siguientes ocho meses. En el verano de 1931 hubo intensos rumores de golpe de Estado, que implicaban a los generales Emilio Barrera, Luis Orgaz y el propio Franco; Azaña anotó en su diario que «Franco es el único al que hay que temer».​ Por ello, estuvo un tiempo vigilado por tres policías que lo seguían constantemente. En diciembre intervino como testigo ante la Comisión de Responsabilidades que investigaba las penas de muerte de los oficiales que participaron en la sublevación de Jaca en 1930, ante la que expuso su convicción de que «recibiendo en sagrado depósito las armas de la Nación y las vidas de los ciudadanos, sería criminal en todos los tiempos y en todas las situaciones que los que vestimos el uniforme militar pudiéramos esgrimirlas contra la Nación o contra el Estado que nos las otorga», algo que sin embargo no cumplió en 1936.​ El 5 de febrero de 1932 se le destinó a La Coruña como jefe de la XV Brigada de Infantería de Galicia, un claro reconocimiento a su figura por parte de Azaña. En julio de 1932, cuatro semanas antes de La Sanjurjada, Sanjurjo se entrevistó en secreto con Franco para pedirle su apoyo en el pronunciamiento. Franco no se lo dio, pero fue tan ambiguo, que Sanjurjo pudo llegar a pensar que dado el golpe, podría contar con él.​ La entrevista fue en Madrid; de regreso a La Coruña, Franco pidió un permiso para ausentarse de su puesto durante unos días y acompañar a su esposa y a su hija en un viaje por las Rías Bajas coincidiendo con las fechas previstas para el pronunciamiento. El permiso le fue denegado al tener que ausentarse el general de división de la plaza. En el momento del pronunciamiento, Franco se encontraba en La Coruña asumiendo, en funciones, el mando de la plaza, y no se unió a los sublevados. Fracasado el golpe, Sanjurjo fue enviado a consejo militar, y solicitó a Franco que lo defendiera, este se negó, pronunciando una dura frase: «podría, en efecto, defenderle a usted, pero sin esperanza. Pienso en justicia que al sublevarse usted y fracasar, se ha ganado el derecho a morir». En febrero de 1933, tras quejarse Franco de haber perdido puestos en el escalafón, Azaña lo destinó a las Islas Baleares como comandante militar. Este destino significaba un ascenso, «era un destino que normalmente habría correspondido a un general de División y bien podría formar parte de los esfuerzos de Azaña por atraer a Franco a la órbita republicana, recompensándole por su pasividad durante la Sanjurjada»: He recibido en el ministerio al general Vera, que manda la 8.ª división. Me dice que el general Franco está muy enojado por la revisión de ascensos. De hacer el número uno de los generales de brigada, ha pasado a ser el veinticuatro. Es lo menos que ha podido ocurrirle. Yo creí durante algún tiempo que aún descendería más. Se propone elevar una instancia suplicando que se revise su caso. Voy a enviarlo a mandar Baleares, donde estará más alejado de tentaciones. Manuel Azaña, 8 de febrero de 1933. El 19 de noviembre y 3 de diciembre de 1933 se celebraron elecciones generales que dieron la victoria a la derechista Confederación Española de Derechas Autónomas de Gil-Robles. El nuevo Gobierno, a finales de marzo de 1934, ascendió a Franco a general de división, alcanzando así el techo de su carrera militar, ya que la República había suprimido el empleo de teniente general. En 1934 se adhirió a la organización Entente Internacional Anticomunista con sede en Ginebra de la que desde hacía tiempo recibía los boletines en francés. Se declaró dispuesto «a cooperar, en nuestro país, a vuestro gran esfuerzo». El anticomunismo siempre fue uno de los pilares de su pensamiento político. En plena guerra civil afirmó que «había tenido conocimiento de los documentos que se referían a la destrucción de las iglesias y de los conventos, y poseíamos la lista de los mejores españoles, que debían ser asesinados. Conocíamos el día, la fecha de ellos». Sin embargo, años más tarde se demostró que los supuestos documentos de la Internacional comunista que servirían para justificar el «Alzamiento» de julio de 1936 eran una falsificación encargada al periodista derechista Tomás Borrás. Revolución de Asturias Artículo principal: Revolución de Asturias de 1934

Franco con capote de invierno, 1930. El triunfo de la derecha en las generales de 1933 propició que la coalición Radicales-CEDA emprendiera la anulación de las reformas que tímidamente se habían iniciado.​ Paralelamente, en la formación socialista los moderados fueron desplazados por los miembros más radicales. Julián Besteiro se vio marginado y Francisco Largo Caballero e Indalecio Prieto adquirieron todo el protagonismo.​ Algunos historiadores de izquierda han denominado a este período hasta finales de 1935 como «bienio negro», «para señalar que fueron años reaccionarios y marcados por el fascismo».​ El agravamiento de la crisis económica, el retroceso de las reformas y las radicales proclamas de los líderes de izquierda crearon un ambiente de sublevación popular. En las zonas donde los anarquistas eran mayoría se sucedieron las huelgas y los enfrentamientos de trabajadores con las fuerzas de orden público. En Zaragoza, un conato de insurrección, en el que se levantaron barricadas y se ocuparon edificios públicos, fue sofocado con la intervención del Ejército. El 26 de septiembre de 1934 se anunció la formación de un nuevo ejecutivo presidido también por Alejandro Lerroux al que se incorporaron tres miembros de la CEDA. La actitud revanchista del anterior gobierno Lerroux y la identificación de la CEDA con posiciones fascistas​​ provocó la reacción de la izquierda. La Unión General de Trabajadores, los comunistas y los nacionalistas catalanes convocaron una insurrección que se materializó en diversas zonas del país como Cataluña, el País Vasco y, principalmente Asturias, donde se unió la Confederación Nacional del Trabajo. Si en otros lugares fue sofocada con relativa facilidad, no ocurrió así en Asturias. Los mineros asaltaron la fábrica de armas de Trubia, ocuparon los edificios públicos —a excepción de la guarnición de Oviedo y la comandancia de la Guardia Civil de Sama— y detuvieron la columna del general Carlos Bosch Bosch, que acudió desde León. Se cometieron asesinatos, principalmente de sacerdotes y guardias civiles, se quemaron iglesias y se saquearon edificios oficiales. Franco se había convertido en el general más valorado por los sectores de la derecha; el haber estado alejado del anterior gobierno de izquierdas, permitió que no se le identificase como afecto a la República, y, tras la formación del gobierno Lerroux, se vio privilegiado por su ministro de la Guerra, Diego Hidalgo, quien lo propuso para el ascenso a general de división. En septiembre se encontraba, invitado por Hidalgo, en las maniobras que se realizaron en la provincia de León. Cuando el 4 de octubre estalló la insurrección, Hidalgo requirió a Franco para que, como asesor y desde Madrid, coordinase las operaciones.​ Se hizo venir a la Legión y a los Regulares de África, una fuerza de dieciocho mil soldados que, al mando del coronel Yagüe, se integraron con otras unidades traídas de León, Galicia y Santander bajo el mando supremo del general López Ochoa. Las fuerzas traídas de África y dirigidas por Yagüe se distinguieron por su especial crueldad. «La represión fue despiadada, y las tropas extranjeras, con el beneplácito de sus jefes, se dedicaron al pillaje, con una brutalidad que dejó atónitos a los mineros sublevados». La insurrección y su posterior represión provocaron más de mil quinientas muertes,​ abriendo una brecha entre la derecha y la izquierda que no lograría superarse. Los muertos de uno y otro lado alimentaron el odio y el rencor en ambos bandos. El 15 de febrero de 1935 el Gobierno le concedió la Gran Cruz del Mérito Militar y le nombró comandante en jefe de las tropas de Marruecos.​ Solo tres meses después de tomar posesión de su cargo en África, tras otra crisis política que propicia una nueva remodelación del Gobierno, y entrando Gil-Robles como ministro de la Guerra, Franco regresó a la Península nombrado jefe del Estado Mayor Central del Ejército, cargo de máximo prestigio que desempeñaría hasta el triunfo del Frente Popular en febrero de 1936. Con ocasión de su nombramiento, el presidente Alcalá Zamora, receloso de la figura de Franco, comentó que «los jóvenes generales aspiran a ser caudillos fascistas». Elecciones generales de 1936 A finales de 1935 la corrupción del gobierno Lerroux es destapada por el caso Straperlo. El presidente Alcalá-Zamora le exige la dimisión, cae el Gobierno y deben convocarse nuevas elecciones. Con la caída del Gobierno, ante la expectativa de unas elecciones en las que existe la posibilidad de que las gane la izquierda, arrecian los movimientos en contra de la República. La CEDA y sectores del Ejército conspiran para impedir la consulta mediante un golpe de Estado. Franco es requerido desde sectores militares y civiles para que participe en el complot; pero este, sin rechazarlo, no se une al mismo, manteniendo una posición ambigua. Se conoce el encuentro que tuvo con Primo de Ri 81.43.199.161 (discusión) 14:30 7 jun 2022 (UTC)Responder

Que tiene que ver franco??Supongo que seras un niñato de 14 años muy graciosillo... 81.43.199.161 (discusión) 14:31 7 jun 2022 (UTC)Responder
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