Atentado contra la Policía Federal Argentina de 1976

atentado de Montoneros en Buenos Aires, Argentina (1976)

El atentado contra la Policía Federal Argentina en 1976, comúnmente llamado ataque al comedor de la Policía Federal o ataque a Coordinación Federal, fue una acción llevada a cabo el 2 de julio de 1976, cuando un artefacto explosivo cuya colocación se atribuyó la organización Montoneros[1]​ estalló en la Superintendencia de Seguridad Federal (también conocida como Coordinación Federal) de la Policía Federal, en la ciudad de Buenos Aires, Argentina, causando el derrumbe del techo del comedor en momentos en que el lugar se hallaba lleno de suboficiales almorzando. Murieron 23 personas, incluyendo una civil que se encontraba de visita, y unas 110 resultaron heridas.[2][3]

Atentado contra la Policía Federal Argentina de 1976
Lugar Bandera de Argentina Ciudad de Buenos Aires, Argentina
Blanco Superintendencia de Seguridad Federal de la Policía Federal Argentina
Fecha 2 de julio de 1976
13:20 (UTC-3)
Arma Bomba
Muertos 23
Heridos ~110
Perpetrador Montoneros

Al comedor no iban en general altos jefes pues ellos almorzaban en sus despachos o en restaurantes fuera del edificio. Siete de los fallecidos no realizaban tareas policiales: el encargado del comedor, el cajero, un mozo, un enfermero, un bombero, un suboficial retirado que repartía pan y la civil Josefina Melucci de Cepeda, de 42 años, casada, tres hijos, que había ido a comer con una amiga que también murió.[4]

Antecedentes editar

La organización Montoneros, que fue el brazo armado del ala izquierda del peronismo actuó desde fines de los años sesenta; sus objetivos iniciales fueron la desestabilización del gobierno de facto autodenominado "Revolución Argentina" y el retorno al poder del general Juan Domingo Perón. Posteriormente, una vez que asumió la presidencia Héctor José Cámpora sus acciones se dirigían a la instauración en la Argentina de un sistema político que denominaban "socialismo nacional", al que consideraban como la evolución histórica natural del peronismo. Si bien durante sus primeros años recibieron el apoyo de Perón y de buena parte del Movimiento Peronista, en parte por ser funcionales al derrocamiento del gobierno de facto, el líder fue virando en sus acciones hacia el ala derecha de su movimiento, brindándole más apoyo a los sectores sindicales, y eso creó planteos por parte de la cúpula de montoneros que no fueron bien vistos por el general.[cita requerida]

El 1 de mayo de 1974, en un discurso histórico, su líder los rechazó en la Plaza de Mayo al llamarlos «imberbes». La Conducción Nacional de Montoneros decidió el pase a la clandestinidad, lo que fue reconocido formalmente en una conferencia de prensa secreta en el mes de septiembre de 1974. Desde finales de ese año los Montoneros sufrieron un gradual aislamiento de la base popular peronista y del resto de la sociedad argentina, por su traición al líder del Movimiento Peronista, y al continuar con sus acciones violentas fueron perseguidos y asesinados por la Alianza Anticomunista Argentina (triple A), organizada desde el estado por el ministro de Bienestar Social y secretario personal de Perón, José López Rega, en forma indiscriminada, lo cual mermó y produjo una verdadera diáspora de militantes. Fueron más de 90 [cita requerida] los asesinados en esa etapa constitucional sin importar el grado de compromiso que hayan tenido en la lucha armada.

A partir del golpe de Estado del 24 de marzo de 1976, el Estado lanzó una brutal persecución contra varios sectores de la sociedad. El empleo de la tortura y la desaparición fue utilizada para eliminar a cualquier sujeto con una ideología contraria a la del Estado, ya que no solo fueron desaparecidos los grupos guerrilleros.[5]​ La existencia de un plan sistemático de represión ilegal fue probada, entre otras, en la sentencia del juicio a las Juntas, Cámara Federal en lo Penal, Causa 13/84, capítulo XX implicaba la existencia de centros clandestinos de detención; uno de estos centros ocupó los pisos quinto, sexto y séptimo del edificio de la Superintendencia,[6]​ donde también funcionaba el «Grupo de tareas 2» (GT 2), encargado de acciones clandestinas de represión en la ciudad de Buenos Aires y que también aportaba personal a otros grupos de tareas intervinientes en la represión, como por ejemplo el de la Escuela de Mecánica de la Armada (GT 3.2).

Poco después del golpe de Estado, Montoneros continuó con atentados contra objetivos militares y policiales, denominando a esta etapa contraofensiva.[1]​ El 18 de junio mataron al jefe de la Policía Federal, general Cesáreo Ángel Cardozo, mediante una bomba de 700 gramos de TNT colocada debajo de su cama, hiriendo también gravemente a su esposa.[7]

El ataque editar

El ataque con explosivos había sido planeado para el 4 de junio[8]​ e iba a ser llevado a cabo por un combatiente de Montoneros infiltrado en la policía,[3]​ pero se postergó para el 2 de julio. Alrededor del mediodía de ese día, el agente encubierto ingresó al edificio de la calle Moreno 1417 llevando oculta en un bolso una «bomba vietnamita» compuesta de 9 kilos de TNT y 5 de bolillas de acero.[9]

El mismo día, Montoneros emitió un «parte de guerra»:

Buenos Aires, 2 de julio de 1976
A nuestro pueblo: En la mañana del día de la fecha, el pelotón de combate “Sergio Puiggros” del Ejército Montonero, aprovechando una falla en el dispositivo de vigilancia y control de la Superintendencia de Seguridad Federal (ex Coordinación Federal), colocó en su sede central un artefacto explosivo. Cumplida su misión, los compañeros se retiraron sin novedades y, posteriormente, tal como estaba planificado, el artefacto detonó a las 13.20 en el comedor de esa dependencia. Los medios de información del Ejército Montonero estiman en 85 el número de bajas causadas al enemigo, de los cuales 25 son muertos. No se descarta el que esta cifra pueda llegar a ser superior. Los daños causados al edificio son importantes, estimándose que la capacidad operativa de este centro represivo quedó seriamente afectada por un lapso de tres meses. Este hecho de guerra demuestra —como lo demostraron en su momento, las ejecuciones de los torturadores Villar y Cardozo— que no puede haber lugar seguro para los que responden a la resistencia de los trabajadores con el secuestro, el asesinato y la tortura. Viva la patria. Hasta la victoria final. MONTONEROS[10]

Víctimas editar

  • Oficial ayudante Alejandro Castro
  • Cabo Ernesto Agustín Suani
  • Cabo Primero Carlos Shand
  • Sargento Juan Paulik
  • Sargento Rafael Modesto Muñiz
  • Sargento Bernardo Roberto Tapia
  • Supernumerario David Ezequiel Di Nuncio
  • Oficial Inspector David Ron
  • Suboficial auxiliar José Hilario Carrasco
  • Sargento María Esther Pérez Canto
  • Sargento (R) Romualdo Rodríguez
  • Sargento Bernardo Roberto Zapi
  • Agente José Roberto Iacovello
  • Agente Juan Carlos Blanco
  • Agente Alicia Esther Lunati
  • Agente Ernesto Alberto Martinzo
  • Cabo Genaro Bartolomé Rodríguez
  • Sargento Adolfo Chiarini
  • Cabo Elba Hilda Gazpio
  • Cabo Vicente Iori
  • Josefina Melucci de Cepeda, una visitante ajena a la policía.

En los días siguientes a la explosión murieron las siguientes personas:

  • Supernumerario Ramón Arias, el 7 de julio.
  • Sargento María Olga Pérez el 9 de julio.
  • Oficial ayudante Héctor Castro, el 11 de julio.

Represalias editar

Como represalia, un número no precisado de personas detenidas ilegalmente en dependencias policiales y militares, presuntamente ligadas a la organización Montoneros, fueron asesinadas en los días que siguieron al atentado. Da cuenta de ello el número de cadáveres NN ingresados en la Morgue Judicial de Buenos Aires entre los días 3 y 7 de julio de 1976: cuarenta y seis (cuando la media, durante años, había sido de uno o dos por día), casi todos con causa de muerte «Heridas de bala en cráneo, tórax, abdomen y pelvis, hemorragia interna».[11]​ Otros treinta cuerpos de personas secuestradas aparecieron dinamitados en la localidad de Fátima, cercana a la ciudad de Buenos Aires, episodio conocido como la Masacre de Fátima. La Masacre de San Patricio en el barrio porteño de Belgrano, fue considerada como una represalia por el atentado al comedor policial.[12]

Véase también editar

Referencias editar

  1. a b Baschetti, 2001, pp. 190-191.
  2. Gillespie, 1987, pp. 284 y 288.
  3. a b Andersen, 1993, p. 272.
  4. de 2022, PorCeferino Reato18 de Febrero. «“Masacre en el comedor”: los estremecedores detalles del atentado más sangriento de Montoneros del que nadie habla». infobae. Consultado el 18 de febrero de 2022. 
  5. Emilio Mignone y Augusto Conte Mc Donelli, en: "Estrategia represiva de la dictadura militar"
  6. Nunca más, informe de la CONADEP, capítulo I "La acción represiva", sección D "Centros clandestinos de detención", subsección "Superintendencia de Seguridad Federal". Información complementaria de legajos y testimonios en http://www.desaparecidos.org/nuncamas/web/ccd/s/supintseg.htm
  7. Gillespie, 1987, pp. 284-288.
  8. Méndez,, pp. 159-160.
  9. Gasparini, 1988, p. 56.
  10. Baschetti, 2001, pp. 171-172.
  11. Información complementaria de legajos y testimonios ante la CONADEP en http://www.desaparecidos.org/nuncamas/web/ccd/s/supintseg.htm
  12. Wiernes, L. y Torres. P (2010). Policía y Montonero. Buenos Aires. Editorial Tutchei Tansec. ISBN 978-987-05-8758-3

Bibliografía editar

  • Baschetti, Roberto (2001). Documentos 1976-77: Golpe militar y resistencia popular I. La Plata: Editorial de la Campana. ISBN 9879125304. 
  • Gillespie, Richard (1987). Soldados de Perón. Buenos Aires: Grijalbo. ISBN 9502802365. 
  • Andersen, Martin (1993). Dossier Secreto: el mito de la Guerra Sucia. Buenos Aires: Planeta. ISBN 9500718634. 
  • Seoane, María; Muleiro, Vicente (2001). El dictador. Buenos Aires: Sudamericana. ISBN 950071955X. 
  • Comisión Nacional sobre la Desaparición de Personas (2001). Nunca más: Informe de la Comisión Nacional sobre la Desaparición de Personas (7ª edición). Buenos Aires: Eudeba. ISBN 9502315030. 
  • Méndez, Eugenio (1985). Confesiones de un Montonero. Buenos Aires: Sudamericana Planeta. ISBN 9503701694. 
  • Gasparini, Juan (1988). Montoneros. Final de cuentas. Buenos Aires: Punto Sur. ISBN 9509889199.