Biblioteca de Pérgamo

Segunda biblioteca de mayor importancia en la antigüedad

La Biblioteca de Pérgamo fue en la Antigüedad la segunda en importancia después de la de Alejandría. Ambas compitieron por un tiempo en calidad, número de volúmenes e importancia. Lo poco que se conoce sobre esta biblioteca es lo que aportó el escritor y viajero romano Plinio el Viejo en su obra Historia Natural.

Biblioteca de Pérgamo
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Ubicación
País Bandera de Turquía Turquía
Localidad Bergama
Coordenadas 39°07′57″N 27°11′03″E / 39.1325, 27.1842
Datos generales
Tipo biblioteca
Modelo la colina del castillo museo de Pérgamo en Berlín, enmarcado en negro el Athenaheiligtum.
La colina del castillo de la antigua Pérgamo en el que se encontraba la biblioteca en 1991.

Los reyes de Pérgamo fueron coleccionistas de arte y otros temas, y sobre todo bibliófilos. Tuvieron una gran preocupación por la cultura (como los ptolemaicos en Egipto). Estaban interesados en convertir su capital, Pérgamo, en una ciudad como Atenas en la época de Pericles.

El rey de Pérgamo Átalo I Sóter fue el fundador de la biblioteca, y su hijo Eumenes II fue el que la agrandó y fomentó: llegó a acumular hasta 200.000 volúmenes (otras fuentes hablan de 300.000). Allí se estableció una escuela de estudios gramaticales, como había sucedido en Alejandría, pero con una temática distinta. Mientras en Alejandría se especializaron en ediciones de textos literarios y crítica gramatical, en Pérgamo se inclinaron más a la filosofía, sobre todo a la filosofía estoica, a la búsqueda de la lógica en lugar de hacer análisis filológicos.

Los volúmenes de Pérgamo eran copiados en un material llamado pergamino, porque fue inventado y ensayado precisamente en esta ciudad. Aunque anteriormente se habían usado las pieles, diphtheraí, mejor o peor tratadas, como material para escribir, lo que parece cierto es que el nuevo nombre procede de la ciudad.[1]​ Al principio los libros eran de papiro, pero según una leyenda, Alejandría dejó de abastecer a Pérgamo de esta materia, por cuestiones políticas y de rivalidad, y Pérgamo tuvo que ingeniárselas de otra manera. Los historiadores aseguran que la elección de pergamino fue completamente voluntaria y por el hecho de ser este un material más acomodadizo y duradero.

La biblioteca de Pérgamo sirvió para ciertos avances filológicos. Se han de resaltar los realizados en gramática por Dionisio de Tracia, pero su gramática está basada, en parte, sobre fundamentos alejandrinos, en parte, sobre fundamentos estoicos. En ella presenta el uso normal lingüístico de los escritores.[2]​ Se lograron consagrar esfuerzos de siglos, haciendo avances en áreas gramaticales como son la flexión de género, tiempo e incluso sintáctica.

Parece ser que en esta biblioteca se guardaron como un gran tesoro y durante cien años los manuscritos de Aristóteles, sin hacer ediciones y sin publicarse. Solo cuando llegaron a Roma y bajo la insistencia y el empeño del político y escritor Cicerón se procedió a editarlos y darlos a conocer, no solo a los estudiosos de las bibliotecas, sino a todo el que quisiera leerlos.

En el año 47 a. C. ocurrió el incendio de Alejandría, y parte de su biblioteca, a raíz de los enfrentamientos por mar entre el ejército egipcio y Julio César. Según narra Plutarco en sus Vidas paralelas, más tarde, como recompensa por las pérdidas, Marco Antonio habría mandado al Serapeo de Alejandría los volúmenes de la biblioteca de Pérgamo, que ya había sido saqueada con anterioridad por causa de las luchas políticas que hubo en Asia Menor en aquellos años. Este fue el fin de la segunda gran biblioteca de la Antigüedad.

Referencias editar

  1. Escolar, Hipólito (2001). La Biblioteca de Alejandria. Editorial Gredos. ISBN 8424922948. 
  2. Quirós, Manuel Antonio (2001). «La filología - El filólogo». Revista de Filología y Lingüística de la Universidad de Costa Rica 27 (2): 231-253. ISSN 2215-2628. doi:10.15517/rfl.v27i2.21029. Consultado el 1 de julio de 2022. 

Bibliografía editar

  • El arte griego hasta la toma de Corinto por los romanos (146 a. C.). Historia general del arte, vol. IV, colección Summa Artis, Autor, José Pijoan. Editorial Espasa Calpe S.A. Bilbao 1932
  • Escolar.H. (2001). La biblioteca de Alejandría. Editorial Gredos. ISBN 8424922948
  • Historia Universal Oriente y Grecia de Ch. Seignobos. Editorial Daniel Jorro, Madrid 1930.
  • Pfeiffer.R. (1981). Historia de la filología clásica: de los comienzos hasta el final de la época helenistica. Editorial Gredos.

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