La ceguera cortical es debida a un daño cerebral en las áreas visuales primarias del lóbulo occipital estando conservados los órganos visuales (ojos, nervio óptico...) y se caracteriza por una vaga percepción de la luz o del movimiento, no pudiendo ir más allá de esto. Esto hace que los sujetos que la padecen rara vez choquen con los objetos y esto haga pensar que se trata de una simulación. En este sentido será necesario diferenciarlo del síndrome de Münchhausen o ceguera simulada.

Ceguera cortical
Especialidad neurología

Anosognosia y alucinaciones editar

Además la ceguera cortical muchas veces se acompaña de anosognosia; siendo la anosognosia la incapacidad para ser consciente de los déficits de uno mismo. Por tanto pueden ser pacientes que niegan su propia ceguera o no le dan la importancia que realmente tiene.

Junto a la anosognosia también pueden aparecer alucinaciones visuales simples o elaboradas que remplacen la falta de percepción del sujeto y protejan la negación de la ceguera

Cuando aparece junto con anosognosia y alucinaciones se llama Síndrome de Anton.

Comorbilidad y diagnóstico editar

La ceguera cortical rara vez está aislada, pudiendo estar acompañada de desorientación espacial, confusión mental, acalculia, amnesia... En este sentido es fundamental una completa evaluación por parte del médico y del neuropsicólogo de todas las funciones cognitivas.

Pronóstico editar

El pronóstico es pesimista cuando la pérdida de visión es total (sin percepción de luz) y especialmente cuando la lesión que la provoca es bilateral (afecta a ambos hemisferios cerebrales). La mejora de producirse comienza con la visión de luz, luego de movimiento y colores fuertes y/o claros y finalmente de formas y objetos .[1]

Véase también editar

Referencias editar

  1. Oliveros-Cid, A. «8». Agnosias visuales: conceptos y tipos. Cuba. p. 2. Consultado el 29 de mayo de 2018.