Anexo:Cronología de las guerras cántabras

Lo que sigue es una cronología de las guerras cántabras, conflicto armado en el s. I a. C. por el que el Imperio romano se adueñó de los territorios de cántabros y astures, los dos últimos pueblos libres de la península ibérica.

Cronología editar

Gayo Norbano Flaco, Lucio Marcio Filipo, ApioClaudio Pulcro y Gayo Calvisio Sabino se declaran vencedores de Hispania, contra astures, cántabros y quizás contra los vacceos del norte, probablemente aún no sometidos.
Masacre de una cohorte cuando estaba levantando su campamento en Andagoste[cita requerida], Álava, en territorio autrigón muy cercano a las fronteras sudorientales de los cántabros. En este campamento inacabado aparecieron multitud de proyectiles de plomo para honda y restos de pila.
La llegada de refuerzos cántabros le causaron una derrota que habría sido total de no ser porque los vacceos y cántabros detuvieron la persecución al producirse un eclipse que tomaron por una señal divina.
Importante batalla en las llanuras de la meseta septentrional de romanos contra vacceos y cántabros. Los romanos dominaban por fin el territorio vacceo, los cántabros y astures aprovechan para refugiarse en sus montañas. Tito Estatilio Tauro dirige a los romanos.
Cayo Calvisio Sabino obtuvo otro triunfo en Hispania, aunque no sabemos contra qué pueblo o pueblos combatió.
Sexto Apuleyo, otro legado, obtiene el mismo triunfo.
Octavio recibe el título de Augusto. Abre las puertas del templo de Jano y se dirige a la península.
Nueva división de Hispania por Augusto: Tarraconense, Bética y Lusitania.
En primavera el emperador Octavio Augusto se dirige en persona a Hispania y establece su base de operaciones en Segisama (actual Sasamón, Burgos), como paso previo a la invasión.[1]​ Las guerras cántabras empezaban a sonar ya en todo el Imperio y era preciso finalizarlas cuanto antes. La calidad del enemigo forzó a traer siete legiones (70.000 hombres) al conflicto procedentes de Aquitania: I Augusta, II Augusta, IV Macedonica, V Alaude, VI Victrix, IX Hispana, X Gemina y XX Valeria Victrix, aunque la V, VI y X operaron en Asturias. Tropas auxiliares: Ala II Gallorum, Cohors II Gallorum, Ala II Thracum Uictrix Ciuium Romanorum, Cohors IV Thracum Aequitata, Ala Parthorum y Ala Augusta en Portus Victoriae o Portus Victoriae Iulobrigensium (bahía de Santander o Santoña).
División de los ejércitos en tres columnas: la oriental avanzó por la calzada desde Pisoraca (Herrera de Pisuerga) hacia Portus Samanum (Castro Urdiales) y hacia el interior de Cantabria. La occidental avanzaría por Riaño hasta Liébana. La columna central tomó las grandes fortalezas del sur de Cantabria, comenzando por Peña Amaya y Monte Bernorio.
En verano las legiones de Publio Carisio V Alauda, VI Victrix y X Gemina conquistan Asturica, capital de los astures. Octavio le asigna el nombre de Asturica Augusta.
Quedan asentadas las tres legiones de Augusto: la V Alauda en emplazamiento desconocido, la VI Uictrix en Asturica (Astorga, León) y la X Gemina en Petavonium (Rosinos de Vidriales, Zamora).
Batalla del Monte Vindio.
Augusto se retira a Tarraco (Tarragona).
Batalla de Aracillum.[1]
Augusto trae cereal de Aquitania pues las cosechas de los vacceos, ya dominados, han sido saqueadas por los cántabros en múltiples incursiones.
Se presentaron en cuña, formación utilizada por celtíberos, galos y germanos, para lanzar un masivo ataque que no logró romper las líneas romanas, tras lo cual huyen a la ciudad de Bergida.
En verano hubo una formidable batalla al pie de las murallas de la ciudad cántabra de Bergida o Vellica (Attica según Orosio),[1]​ que se ha identificado con el castro hallado en la cima del monte Cildá (Olleros de Pisuerga, Palencia); con Valberga (Riaño, León); la llanada de Mave (Palencia) y con algún castro en El Bierzo, también en León.
Destrucción de Bergidum, segunda ciudad en importancia del pueblo astur.
Desembarco romano en la zona de Llanes (actual Asturias).
Durante el invierno las legiones romanas se retiran a descansar, posiblemente a la Tierra de Campos.
En invierno hubo una plaga de ratas en el campamento de Augusto, para cuya erradicación tuvo que establecer un concurso de caza, con premios a los mejores cazadores.
En primavera los astures se sublevaron y atacaron los campamentos del Astura (río Esla), pero los astures de Brigaecium avisaron a los romanos, quienes derrotaron a los rebeldes y les sitiaron en Lancia (Villasabariego). Bajan en tres columnas, pero dos son sorprendidas en el llano atacando un campamento y son derrotadas con muchas bajas.
Batalla de Lancia (actual León) entre astures y romanos. Las legiones destruyen Lancia, tercera ciudad importante de los astures, que se refugian en las montañas con los cántabros. Toma de la importante citania de Lancia, en el término leonés de Villasabariego. La ciudad no es destruida para ser ejemplo de la victoria romana.
Durante el otoño los cántabros se replegaron tras la derrota de Bergida hasta el Monte Vindio (al parecer en los Picos de Europa, Peñasanta[cita requerida]), muy elevado, donde pensaban que "habían de subir las olas del mar antes que las armas de Roma". Los romanos cercaron la sierra y casi todos los allí refugiados murieron en otoño por el hambre del asedio romano y el frío (Vindius en celta significa blanco).
Corocotta visita el campamento de Augusto para recoger la recompensa que se ha puesto a su cabeza. Augusto le deja ir asombrado por su valor. La recompensa asciende a 200.000 sextercios.
La estancia de Augusto en Cantabria no debió ser afortunada. El cansancio, el desánimo de una guerra de guerrillas, la aspereza del terreno, la enfermedad e incluso un rayo que estuvo a punto de matarle, hicieron mella en el Emperador que se retiró de la contienda a Tarragona.
En Roma se llega a decir que el Emperador ha muerto por su mala salud[cita requerida]. Augusto enferma del hígado.
El hostigamiento a las líneas de aprovisionamiento romano llegó a dificultarlo de tal manera que los romanos tuvieron que traer el cereal desde Aquitania, con enormes dificultades y llegando casi a la hambruna.
A finales del año Antistio, legado de Augusto, al mando de las legiones [Legio I Augusta|[I Augusta]], II Augusta, IV Macedónica, IX Hispana y XX Valeria Victrix, logrará la conquista de Aracillum. La batalla final se libró en el castro de Aracillum (Espina del Gallego, entre Toranzo e Iguña), último baluarte cántabro que opuso una resistencia heroica. El castro es rodeado por tres campamentos romanos, dos de ellos con espacio para dos legiones y el tercero para una cohorte o ala de tropas auxiliares.
Simultáneamente al asedio de Aracillum una flota de Aquitania desembarcó tropas en la costa cántabra, sorprendiéndoles por la espalda. La arqueología nos demuestra que hubo numerosas batallas como el asedio romano al castro de la Espina del Gallego, (Besaya - Pas) o el enorme campamento de legionarios de La Collada (San Felices de Buelna). Desembarcan la Legio IX Hispana y la Legio XX Valeria Victrix en Portus Blendium.
Augusto entrega a los astures brigantinos el campamento de Asturica Augusta en premio por su ayuda. Además reparte tierras en los llanos a los aliados.
Tras la toma de Aracillum se licencia a los veteranos (Legio V Alaudae y Legio X Gemina) y funda Augusta Emerita (Mérida) y Caesar Augusta (Zaragoza); Augusto regresa a Roma, cerrando las puertas del Templo de Jano y dando por cerrada la campaña. Se considera finalizada la guerra y pacificadas las tribus.
El Emperador Augusto hizo erigir el trofeo de Lugdunum Convenarum para conmemorar su triple victoria en Aquitania, en la batalla naval de Actium contra Marco Antonio y en el Norte de Hispania, monumento de singular importancia en el que se representó a los enemigos vencidos, los despojos navales y se aludía simbólicamente a los estandartes romanos recuperados por sus ejércitos de manos de los bárbaros de Hispania y de la Galia.
Augusto regala a los romanos 400 sextercios y se cierran las puertas del templo de Jano, y rechazó el triunfo para no irritar a sus adversarios políticos[cita requerida].
Rebelión de cántabros y astures, quienes tienden una emboscada a las tropas romanas con la excusa de una oferta de trigo y cuando estos acudieron a recogerlo les mataron. Estos respondieron saqueando campos y ciudades.
Lucio Emilio, legado de la Tarraconense derrotó rápidamente a los cántabros, destruyó algunos poblados, ejecutó o cortó las manos a los guerreros destacados, esclavizó a los prisioneros, y obligó al resto de la población a abandonar los castros y vivir en el llano.
Por los montes y bosques vagaban bandas de guerreros huidos que hostigarían en la medida de lo posible al invasor[cita requerida].
Los astures, hartos de la crueldad de Carisio, se sublevan. Los cántabros, ante la presunta falta de experiencia del legado Cayo Furnio no tardan en seguirles.
Pero Furnio era un militar experimentado y no sólo derrotó a los cántabros, sino que acudió en ayuda de Carisio, que tenía grandes dificultades con los astures.
Asedio del Monte Medulio:[1]​ una vez más, si seguimos a Floro y Orosio, los romanos, en lugar de atacar directamente este enclave, lo rodearon con un foso de 23 kilómetros. Al ver sus habitantes que era imposible escapar y que su destino era morir de hambre, prefirieron suicidarse y morir por el fuego o el veneno que hicieron a partir de hojas de tejo tras un banquete, reproduciéndose de nuevo la tipología numantina. Apenas se capturan prisioneros.
Los astures, en cambio, habían sorprendido a Carisio, que estuvo a punto de ser derrotado. Furnio acudió en su ayuda, y encontró a los astures asediando algún campamento romano, de donde les expulsó y más tarde volvió a derrotarles en una nueva batalla campal, con lo cual se acabó definitivamente la guerra contra los astures.
Sometimiento de los astures.
Cambio de legado de Cayo Furnio a Publio Silio Nerva.
Los cántabros vendidos como esclavos asesinan a sus dueños y vuelven a Cantabria desde la Galia sublevando a la población.
Floro: "Los cántabros hechos prisioneros en la guerra y vendidos como esclavos, asesinaron a sus dueños y se fueron a casa."
Comienza una nueva rebelión de cántabros y astures.
Publio Silio Nerva sufrió una serie de derrotas, que supusieron la pérdida de enseñas militares, entre ellas probablemente el águila de la Legio I Augusta, que fue castigada por Agripa con la prohibición de usar el sobrenombre de Augusta. Esto supuso una gran desmoralización del ejército, con castigos como el consistente en quintar o diezmar a los legionarios.
Tras acabar con la desmoralización de las tropas romanas, Agripa aplasta la rebelión cántabra.
Tras ganar las batallas, Agripa mató o vendió a todos los hombres en edad de luchar, confiscó sus armas e hizo bajar a hombres y mujeres al llano.
Nueva represión romana, todos los cántabros en edad militar que conseguía apresar eran crucificados, y cuenta Estrabón que era tal su desprecio al dolor y al sufrimiento que muchos guerreros murieron en la cruz entonando sus himnos de victoria, pues una victoria era morir como guerreros y hombres libres. El resto de la población sufrió deportaciones, la quema de sus cosechas y la matanza del ganado, con la hambruna consiguiente.
Para vigilar a los nativos quedaron en Asturica Augusta las legiones VI Victrix y X Gemina, y la IV Macedonica en Cantabria (la primera fue sustituida años más tarde por la Legio VII Gemina, con base en la actual ciudad de León a la que, con el tiempo, daría origen), durante unos 60 años.
Última rebelión de los cántabros.

Referencias editar

  1. a b c d E. Martino, Roma Contra Cántabros y Astures. Nueva Lectura de las Fuentes, ed. Sal Terrae, Santander, 1982, ISBN 84-293-0630-7 (pp.142-150)

Bibliografía editar

  • E. Martino, Roma Contra Cántabros y Astures. Nueva Lectura de las Fuentes, ed. Sal Terrae, Santander, 1982, ISBN 84-293-0630-7.