El Silbón
El Silbón es un espectro del folclore de Venezuela,[1] cuya leyenda es originaria de la región de Guanarito, Estado Portuguesa;[2]
Silbón | ||
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Representación de El Silbón en el parque temático la Venezuela de Antier, estado Mérida. | ||
Datos | ||
Otros nombres | Silbador | |
Mitología | Mitología de Venezuela | |
Tipo | Fantasma | |
País | Venezuela | |
Región | Llanos | |
Primer reporte | Mediados del siglo XIX | |
Según la tradición oral, es el alma en pena de un joven que asesinó a su padre. Enojado, su abuelo lo mandó azotar, pero no tuvo el corazón de matarlo, así que lo maldijo a cargar los huesos de su padre. Maldito por tal acción, vaga por los Llanos cargando los huesos de su padre en un saco, lanzando tétricos silbidos al aire con todas las notas musicales, de ahí su nombre. La leyenda del Silbón se originó a mediados del siglo XIX.
La leyenda del Silbón
editarSegún la leyenda, en vida era un joven terco, caprichoso, maleducado y consentido al extremo, desde pequeño lo tenían acostumbrado a ser complacido con todo. Él se la pasaba de cantina en cantina desperdiciando su vida con el alcohol. Le apodaban el Silbón porque eso era lo que mejor sabía hacer: "Silbar", pero una noche, se enojo por lo que vio que le habían servido en la mesa, ya que le dijo a su madre que quería asaduras de ciervo para cenar. Luego él se levantó se fue de su casa furioso hacia la cantina para calmar su ira, por lo que la mujer le pidió a su esposo que fuera al bosque para cazar un ciervo para su hijo; acto seguido sin embargo, el pobre hombre no pudo lograr cazar nada con éxito.
Después de beber hasta quedar ebrio, el Silbón de regreso a casa se encontró con su frustrado padre quien trató de explicarle porque no había podido cazar el ciervo que él quería, sin oír razones y en medio de su borrachera golpeo brutalmente a su padre y cuando cayó al suelo con el rifle de cacería le disparó constantemente hasta matarlo ahí mismo y luego con el cuchillo de caza de su padre le sacó las tripas sin remordimiento alguno, y finalmente las empacó en la tela de la camisa y se las llevó a casa. Tras este hecho, le llevó las tripas a su madre, la cual al ver las últimas, sospechó un poco, así que le preguntó varias cosas y hasta que la madre se dio cuenta de que estaba cocinando las tripas de su marido entró en pánico y comenzó a gritar pidiendo auxilio y de castigo su abuelo lo mando a que lo ataran a un poste en el medio del campo, a destruirle la espalda a violentos latigazos, para que luego sus heridas fueran lavadas con agua ardiente y sábila, y al liberarlo lo pusieran junto a dos perros hambrientos y rabiosos. Después de haberlo torturado, su abuelo lo condeno a vagar siendo perseguido por los perros llamados "Perros Tareco" o "Perros del Diablo" y según la leyenda los perros lo perseguirán hasta el fin de los tiempos . Antes de liberarlo su abuelo lo maldijo y condenó a portar los huesos de su padre por toda la eternidad.[3][4] Diciendo:
Maldito eres y maldito serás para el resto de la eternidad hasta que Dios tenga piedad de tu alma
Después de ser condenado fue a donde estaba el cadáver de su padre, el cual los animales silvestres se habían encargado de limpiar. Para luego en un saco sucio comenzar a meter los huesos de su padre, después se echó el saco al hombro y terminó llevándoselos con él , seguido de cerca por los perros tarecos para convertirse en una leyenda.
Según los que supuestamente lo han visto pasearse por el llano venezolano o colombiano lo describen como un hombre adulto delgado que llega a medir 6 metros de altura, que viste ropa desgastada, lleva un sombrero enorme en su cabeza y lleva cargado un saco lleno de huesos, que se pasea por los llanos y entre las copas de los árboles mientras emite sus escalofriante silbido. Se pasea por el llano matando a personas mujeriegas y borrachas para beberse su sangre alcoholizada directo de sus ombligos. Se dice que su silbido suena como la melodía del "Do, re, mi, fa, sol, la, si, do" pero de una forma espeluznante que suena en un sombrío y fantasmal eco. Hay veces en las que se sienta frente a las casas para contar con detenimiento los huesos de su saco uno a uno, si las personas de esa casa lo escuchan no pasa nada si es que no hay borrachos o mujeriegos entre ellos, pero si no lo escuchan cuando pasa eso, al otro día habrá velorio en la casa. Se dice que cuando el silbido es grueso es porque va por un hombre pero cuando el silbido es suave es que va por una mujer.
La mejor forma de evitarlo es llevando un látigo, un ají picante o llevando un perro doméstico, estas tres cosas lo espanta, además de que no se debe ser mujeriego o ir borracho por los llanos venezolanos durante la noche.
Salió a la luz gracias a un obrero de La Portuguesa llamado Rafael. Se dice que "Cuando su silbido se escucha cerca es porque está lejos, así que no hay peligro, pero cuando se escucha lejos, ahí si es mejor tener cuidado por parte de los viajeros que caminen solos por los llanos en altas horas de la noche, porque significa que el Silbón esta cerca".[5][6]
Y así va el Silbón por los llanos junto a los perros tarecos, los cuales lo perseguirán desatando muerte y desgracia por donde vayan a sus desafortunadas víctimas hasta la consumación de los tiempos.
Referencias
editar- ↑ Franco, Mercedes (2001). Diccionario de fantasmas, misterios y leyendas de Venezuela. Colina. p. 251. ISBN 9789586383851.
- ↑ El Silbón, Leyendas de terror, Historias de terror reales, cuentos de miedo., consultado el 3 de noviembre de 2021.
- ↑ «El Silbón». Leyendas Urbanas. Consultado el 7 de abril de 2016.
- ↑ «Leyendas venezolanas que te dejarán con la piel de gallina | Correo del Orinoco». www.correodelorinoco.gob.ve. Consultado el 7 de abril de 2016.
- ↑ «Leyenda del silbón, sinfín o finfín - Llanera.com - un solo llano». www.llanera.com. Archivado desde el original el 18 de abril de 2016. Consultado el 7 de abril de 2016.
- ↑ «La leyenda del Silbón de Venezuela | Historias de nuestra Historia». Historias de nuestra Historia. Archivado desde el original el 13 de abril de 2016. Consultado el 7 de abril de 2016.