El signo de la muerte

película de 1939 dirigida por Chano Urueta

El signo de la muerte es una película mexicana de 1939 dirigida por Chano Urueta, el ingeniero de sonido fue José B. Carles y estuvo protagonizada por Cantinflas y Carlos Orellana. La película es parte de los primeros papeles protagónicos de Cantinflas, donde formó equipo con Manuel Medel.[1]

Argumento editar

La película comienza con el siguiente texto en la pantalla:

«Y vendrán del mar hombres blancos y barbados a asolar estos reinos y se derrumbarán los templos y dormirán los dioses inmortales hasta el día que el último descendiente de Quetzalcóatl logre ofrendar a los dioses el corazón de cuatro doncellas predestinadas. Ese día de gloria los corazones de los hombres blancos se secarán y el hijo de Quetzalcóatl reinará sobre todos sus súbditos.» (Códice Xilitla)

Tomando como punto de partida este antiguo texto que predice el regreso del reino de Aztecas, se inicia una historia de superstición, suspenso, misterio e intriga. Un notable científico, director del museo, el Dr. Gallardo (Carlos Orellana) conoce la existencia del fragmento perdido de este códice. Cantinflas hace el papel de su despistado asistente que solo tiene a su cargo las funciones de guía del museo. Medel es un torpe inspector de la biblioteca pública, que está detrás de Cantinflas para que devuelva un libro que hace tiempo sacó en préstamo. En ellos dos descansa la cuota de humor en la película.

Los roles principales de la historia descansan en la pareja de reporteros, Carlos Manzano (Tomás Perrín) y la bella Lola Ponce (Elena D’Orgaz). Según el Dr. Gallardo la parte del códice que indica como es el signo que señala quienes serán las doncellas predestinadas está perdido. Misteriosamente unos ladrones entran al museo pero solo roban un antiguo puñal ceremonial de obsidiana. Después de este extraño robo, y acorde con el ciclo de la luna llena, una joven blanca es secuestrada. En medio de una atmósfera de misterio es llevada ante el altar ceremonial donde un sacerdote azteca sigue las instrucciones del códice, supuestamente perdido en el tiempo. La doncella es sujetada por cuatro hombres y colocada en la piedra ceremonial, el sacerdote procede a sedarla con cloroformo. Una vez dormida, le coloca una máscara de oro ceremonial y es sacrificada a Quetzalcóatl.

Al día siguiente el cuerpo de la chica es encontrado y se determina que fue asesinada al extraerle el corazón. La policía no tiene ninguna pista. Este caso captura la atención de los reporteros Ponce y Manzano. En la ciudad, un brujo que se anuncia en la prensa como adivino, indica solo a los miembros «del bello sexo» su destino. Una señorita visita este brujo para que le adivine su futuro, pero este brujo es el sacerdote que tiene la capacidad de identificar el «Signo de la Muerte» en la palma de la mano izquierda de la consultante. Al salir de la consulta es secuestrada y de la misma forma que la primera es llevada ante el sacerdote, es dormida y sacrificada a Quetzalcóatl.

Luego de aparecer el cuerpo de una segunda víctima en las mismas condiciones que la anterior, la policía sigue aún más confundida, pero el reportero Carlos Manzano sospecha que hay relación entre los ritos aztecas y los escritos del Dr. Gallardo, iniciando toda una intriga para descubrir quien realmente está detrás de esos asesinatos. Lo que este joven reportero ignora es que su amada, Lola Ponce, es una de las doncellas predestinadas. ¿Podrá el joven Carlos Manzano descubrir quienes están detrás de estos asesinatos y por qué?

Reparto editar

Referencias editar

  1. Mraz, John (2009). Looking for Mexico: Modern Visual Culture and National Identity (en inglés). Duke University Press. p. 125. ISBN 978-0-822-39220-0. 

Enlaces externos editar