Deutsches Requiem

cuento de Jorge Luis Borges

Deutsches Requiem (en español: "Requiem alemán") es un cuento del escritor argentino Jorge Luis Borges. Fue publicado originariamente en la Revista Sur en el año 1946 y posteriormente incluido en el libro El Aleph. Es, junto con "El milagro secreto", una de las dos obras ficcionales de Borges sobre el nazismo.

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de Jorge Luis Borges
Género Cuento
Tema(s) Holocausto, nazismo, historia, filosofía
Edición original en español Ver y modificar los datos en Wikidata
Publicado en Revista Sur
País Argentina
Fecha de publicación Febrero de 1946 Ver y modificar los datos en Wikidata

Se narra la historia de Otto Dietrich zur Linde, ex subdirector de un campo de concentración, que ha sido condenado a muerte por sus delitos.

El cuento destaca por su único estilo narrativo y ser pionero en la literatura ficcional sobre el Holocausto.[1]

Argumento editar

Teniendo lugar inmediatamente después de la Segunda Guerra Mundial, la historia es relatada desde la perspectiva del protagonista llamado Otto Dietrich zur Linde, miembro de la aristocracia de Prusia. Luego de narrar el pasado bélico de su familia, el protagonista dice que habrá de ser ejecutado por asesino y torturador. Durante el juicio no se ha defendido, considera que el tribunal ha actuado rectamente y se ha declarado culpable. Esperando su fusilamiento el día siguiente, el protagonista relata su historia, pero no para exculparse sino para ser comprendido.

Dice que nació en Marienburgo en 1908. Sus pasiones son la música, la metafísica y la poesía. Pierde la fe en el cristianismo después de leer los escritos de Schopenhauer. Más tarde se interesa por la filosofía de Nietzsche y Spengler.

En 1929 Zur Linde se afilia en el Partido Nazi. A pesar de que sus compañeros del Partido le resultan odiosos, considera que el fin avizorado trasciende a los individuos. El fin de Zur Linde es la guerra.

El 1 de marzo de 1939 el protagonista dice ser herido en una pierna cuando se encontraba en Tilsit (Prusia Oriental). Tras la amputación del miembro, pasa la convalecencia en un hospital en Bohemia. Su forzada inactividad le lleva a diversas reflexiones sobre la filosofía de Schopenhauer. En tal situación Zur Linde busca el sentido de su mutilación y lo encuentra en la perseverancia, ya que morir en una guerra o por una religión es más fácil que vivirlas con plenitud. Ello explica su actividad posterior.

El 7 de febrero de 1941, Zur Linde es nombrado subdirector del campo de concentración de la localidad de Tarnowitz. Sus deberes no le resultan gratos, pero los cumple meticulosamente, mientras ve al nazismo como una mutación, un despojarse del hombre viejo para investir al nuevo. Un acto necesario en ese proceso es el abandono de toda piedad hacia los humanos. En la persona del poeta judío David Jerusalem, apresado en el campo, Zur Linde aprecia la última prueba a su postura férrea y carente de cualquier compasión. Zur Linde tortura a Jerusalem, éste enloquece y se suicida. La fecha de su muerte resulta la misma de cuando unos años antes el oficial nazi había sido herido en Tilsit; así, Zur Linde expresa haber sido implacable, porque vio en Jerusalem un símbolo de una detestada región de su propia alma.

El protagonista expresa que durante el otoño de 1942, su hermano Friedrich muere en acción en la Segunda batalla de El Alamein. Poco después, alude a que bombardeos aliados destruyen su casa y su laboratorio.

Encarando la derrota del Tercer Reich, comprueba que ella le satisface. Analizando ese sentimiento, Zur Linde especula sobre sus posibles causas, y las encuentra en una continuidad secreta, en una necesidad histórica de eliminar el judaísmo y el cristianismo. Para el protagonista, el deseado futuro es la violencia, lo cual implica la destrucción de muchas cosas, admitiendo que una de ellas sea Alemania; sobre ello Zur Linde pide "que rija la violencia, no las serviles timideces cristianas" y antes de concluir resume su credo en la frase "que el cielo exista, aunque nuestro lugar sea el infierno".

Interpretación editar

Título editar

El nombre del cuento refiere a Ein deutsches Requiem, un oratorio de Johannes Brahms. Si bien en la liturgia romana el réquiem es la misa de difuntos, Brahms no concibió su obra como ceremonia funeraria, sino que, siguiendo la tradición luterana, empleó textos del Antiguo y Nuevo Testamento que resaltan la función consoladora de la música.[2]​ Zur Linde nombrará luego a Brahms como uno de sus bienhechores, habla de "la infinita variedad de su mundo" y "se detiene maravillado, trémulo de ternura y de gratitud" ante su obra. Como contrapartida de los "felices" Shakespeare y Brahms se caracterizará como "abominable". Como en el caso del epígrafe, Borges nos mantiene en duda sobre la autoría del título, lo cual dificulta la interpretación. Sea como fuere, y tal vez sea ello una contradicción en la actitud de zur LInde, no se interesa ni por Wagner, con su marcado antisemitismo, ni por Liszt, de cuya obra abusaron los nazis.

Epígrafe editar

Adam Elbanowski señala que Borges reduce frecuentemente el epígrafe a unas pocas palabras.[3]​ Tal es el caso en "Deutsches Requiem", donde se nos remite a Job 13:15: "Aunque Él me quitare la vida, en Él confiaré" sin completar el versículo "...pero defenderé mis caminos delante de Él" [4]​ Suponiendo que zur Linde sea el autor del epígrafe, cabe inferir que establece una relación entre su destino y el de Job, entre su sacrificio y el bíblico.[5]​ Ambos pierden su salud, su familia y sus bienes; pero defienden su conducta más allá de los acontecimientos adversos. Su objetivo es similar: encontrar sentido al sufrimiento. Zur Linde busca, a partir de su reflexión autobiográfica, "darle a la muerte un significado trascendental".[6]​ En ambos casos nos vemos confrontados con una creencia indestructible que lleva a sus figuras a escribir una apología que esclarezca sus actos.[7]

Trama editar

Borges declaró en 1968, en conversaciones con Richard Burgin, que su propósito había sido retratar un "nazi ideal" o la "idea platónica de un nazi" [8]

Zur Linde es un lector, su entrada al partido es producto de una evolución intelectual que lo ha llevado a renunciar a los ideales cristianos e interesarse por la filosofía de Schopenhauer, Nietzsche y Spengler. De Schopenhauer adopta la crítica al cristianismo y el fatalismo, de Nietzsche el concepto del "superhombre" y el desprecio por la compasión; de Spengler, finalmente, la idea de los judíos como un elemento extraño, que descompone y destruye la sociedad.[9]​ Así como Schopenhauer negó que hubiera una ciencia general de la historia y la definió como "el relato insignificante del interminable, pesado y deshilvanado sueño de la humanidad", Spengler, por su parte, "propendió al edificio dialéctico, siempre infundado, pero grandioso".[10]​ Si bien criticable, Spengler es el punto de inflexión para zur Linde, del cual adopta el punto de vista radicalmente alemán y militarista.

Su etapa de "aprendizaje" en el partido y sus actividades posteriores, que podrían haber colmado sus expectativas de proseguir con la tradición guerrera de su familia y demostrar su valentía en el combate, se van troncadas por el episodio en Tilsit, donde es herido de gravedad. Zur Linde procesa la contingencia de su laceración y la consecuente invalidez, así como la incertidumbre sobre el futuro, transponiéndolas al marco de la necesidad y lo inevitable. Lo fortuito e indeterminado de su vida lo transforma en un destino, por ello su frase "No hay consuelo más hábil que el pensamiento de que hemos elegido nuestras desdichas".[11]​ Renunciando a una individualidad que rechaza y a una corporeidad que le repugna -tal vez simbolizada en el gato enorme y fofo- se despersonaliza y sublima en el automatismo del deber y la disciplina.[12]​ Su actvidad en el campo de concentración es el producto de una nueva orientación: no pudiendo alcanzar la gloria en el campo de batalla, esa actvidad efímera, alcanzará su objetivo en la dedicación cotidiana: matando y torturando prisioneros. No pudiendo ser mártir, elige ser Raskolnikov.

Sus convicciones se ven puestas a prueba cuando llega el poeta judío David Jerusalem. Zur Linde lo caracteriza como "perseguido, negado, vituperado, había consagrado su genio a cantar la felicidad. El narrador conoce y admira su obra, si bien nos informa que Jerusalem pertenecía "a los depravados y aborrecidos Ashkenazim".[13]​ Esa caracterización da la pauta de la evolución ideológica del narrador: los individuos sólo cuentan en la medida en que pertenecen, o no, a un grupo. A pesar, o justamente por ello, lo destruye, ya que "la piedad por el hombre superior es el último pecado de Zarathustra"[14]​ La frase de Zur Linde "Yo agonicé con él, yo morí con el, yo de algún modo me he perdido con él"[15]​ da cuenta de un proceso autodestructivo a nivel individual que tiene su equivalente en la destrucción de Alemania. En aras de edificar el futuro se debe destruir el antiguo orden. De forma consecuente habla el narrador de la "guerra feliz, de "forjar un pueblo que destruyera para siempre la Biblia", de la violencia y la "fe de la espada", de un "don... orbicular y perfecto. Borges dijo con respecto al nazismo: "Para los europeos y americanos, hay un orden –un solo orden– posible: el que antes llevó el nombre de Roma y que ahora es la cultura del Occidente. Ser nazi (jugar a la barbarie enérgica...) es, a la larga, una imposibilidad mental y moral. El nazismo adolece de irrealidad, como los infiernos de Erígena. Es inhabitable; los hombres sólo pueden morir por él, mentir por él, matar y ensangrentar por él. Nadie, en la soledad central de su yo, puede anhelar que triunfe."[16]

Notas a pie de página editar

Los comentarios a pie de página -creados por el mismo Borges- dan la pauta de haber sido escritos luego de la autobiografía de Zur Linde y ser una suerte de corrección crítica de las aseveraciones del protagonista. Ello crea una cierta tensión entre ambos textos, ya que los comentarios ponen en tela de juicio la veracidad de la narración.[17][18]​ La primera acotación relativiza la ascendencia puramente bélica del narrador, introduciendo un antepasado teólogo y hebraísta, lo cual no deja de ser irónico, considerando su rechazo de la religión en general y de las creencias judías y cristianas en particular. La acotación siguiente se refiere a Spengler y su visión de lo fáustico, así como su interpretación por parte de zur Linde. El texto es relevante en la medida en que rechaza la filosofía de la historia propuesta por Spengler y defiende el universalismo de Goethe.[19]​ La tercera nota del editor comenta que "Se murmura que las consecuencias de esa herida fueron muy graves". El hecho de que se "murmure" le da a lo acontecido un carácter insidioso y ello, junto con su gravedad, puede llevar a especular que en Tilsit no sólo fue destruida la pierna de zur Linde, sino también su sexualidad. El cuarto comentario es la sucinta información de que se ha omitido una parte del texto, exactamente en el momento que zur Linde iba a describir sus métodos de tortura. La quinta acotación refuta los datos aportados por zur Linde sobre David Jerusalem, lo cual lleva a la pregunta de si la figura no sería, tal vez, "un símbolo de varios individuos".[20]

Epílogo [El Aleph] editar

Borges aclaró en el epílogo, cuál había sido su intención al escribir el cuento: "En la última guerra nadie pudo anhelar más que yo que fuera derrotada Alemania; nadie pudo sentir más que yo lo trágico del destino alemán; Deutsches Requiem quiere entender ese destino, que no supieron llorar, ni siquiera sospechar, nuestros "germanófilos", que nada saben de Alemania."[21]​ Ya en 1939 se había pronunciado al respecto: "Yo abomino, precisamente, de Hitler porque no comparte mi fe en el pueblo alemán; porque juzga que para desquitarse de 1918, no hay otra pedagogía que la barbarie, ni mejor estímulo que los campos de concentración...Si yo tuviera el trágico honor de ser alemán, no me resignaría a sacrificar a la mera eficacia militar la inteligencia y la probidad de mi patria...Es posible que una derrota alemana sea la ruina de Alemania; es indiscutible que su victoria sería la ruina y el envilecimiento del orbe." [22]

Recepción editar

El crítico literario Ricardo Piglia manifestó una cierta perplejidad frente a la obra. Afirmó que "no puede ser que en el infinito sea la misma persona el judío torturado y el nazi...Borges solo ve la unidad...como si no viera la diferencia"[23]

De forma semejante comenta Horacio González: „¿Qué era entenderlo [al nazi] para Borges?...era... un paso mucho más arriesgado, que era mover la maquinaria de la “conciencia del otro” recreando su voz íntima, personal, asumiendo su yo partido, y dejando en la confusión al lector que pedía una condena bien fundada desde la autonomía del arte.„ [24]

Tal vez haya dado Borges, de antemano, una respuesta a sus críticos. Analizando la figura de Raskolnikov, con quien zur Linde se compara, dice: „En la realidad no hay, estrictamente, asesinos; hay individuos a quienes la torpeza de los lenguajes incluye en ese indeterminado conjunto...En otras palabras: quien ha leído la novela de Dostoievsky ha sido, en cierto modo, Raskólnikov y sabe que su “crimen” no es libre, pues una red inevitable de circunstancias lo prefijó y lo impuso...por ende, no hay castigo sin injusticia...Madame de Staël ha compendiado estos razonamientos en una sentencia famosa: Tout comprendre c'est tout pardonner [Comprender todo es perdonar todo].“ [25]

Alejandro Martínez dice al respecto: "más bien la intención del relato indica que para realmente combatir el mal, no basta solo con atribuirlo al otro, sino también reconocer su presencia, al menos potencialmente, en uno mismo." [26]

Referencias editar

  1. Sperling, Christian, La representación de la Shoah en “Deutsches Requiem” de Jorge Luis Borges, Iztapalapa, Revista de Ciencias Sociales y Humanidades, Número 88, 2020
  2. Buch, Esteban, Ein deutsches Requiem: Between Borges and Furtwängler, Journal of Latin American Cultural Studies, 11:1, 2002, p.29-38
  3. Elbanowski, Adam, El epígrafe en la obra de Borges, Universidad Veracruzana, 1995
  4. «Job 13:14-16». La Biblia de las Américas. Consultado el 04.03.2022. 
  5. Bautista, Luis. «"Deutsches Requiem", de Borges. El ascetismo del sujeto fascista.». Catedral Tomada - Revista de crítica literaria Latinoamericana, Vol. 8 N° 14. 
  6. Salas, Daniel (03.05.2005). Dos versiones del Tercer Reich: El milagro secreto y Deutsches Requiem.
  7. Ramsey Lawrence. «Religious Subtext and Narrative Structure in Borges "Deutsches Requiem». 
  8. Richard Burgin, Conversations With Jorge Luis Borges, Holt, Rinehart and Winston, 1969. p. 46
  9. Ulrich Wyrwa: Spengler, Oswald. In: Wolfgang Benz (Hrsg.): Handbuch des Antisemitismus. Bd. 2: Personen. De Gruyter Saur, Berlin 2009, ISBN 978-3-598-44159-2, S. 785 (abgerufen über De Gruyter Online).
  10. Borges, Jorge Luis (25 de diciembre de 1936). «OSWALD SPENGLER por JORGE LUIS BORGES». Revista El Hogar. Consultado el 05.03.2022. 
  11. Borges, Jorge Luis, El Aleph, Emecé, 1962, p. 97
  12. Sánchez, Sergio, Acotaciones sobre “Deutsches Requiem”» en Revista LA BIBLIOTECA N° 13, Biblioteca Nacional de la República Argentina, 2013, pp. 234-245
  13. Borges, Jorge Luis, El Aleph, Emecé, 1962, p. 99
  14. Friedrich Nietzsche. «Así habló Zaratustra». p. 205. Consultado el 05.03.2022. 
  15. Borges, Jorge Luis, El Aleph, Emecé, 1962. p. 100
  16. Borges, Otras Inquisiciones, Alianza Emecé, 1976, p. 131-132
  17. Gómez, Antonio. «En los márgenes de Borges: Las notas a pie de página en Deutsches Requiem y Pierre Menard». Consultado el 04.03.2022. 
  18. Sperling, Christian, La representación de la Shoah en “Deutsches Requiem” de Jorge Luis Borges, Iztapalapa, Revista de Ciencias Sociales y Humanidades, Número 88, 2020, p. 114
  19. Borges, Jorge Luis, El Aleph, Emecé, 1962, p. 95
  20. Borges, Jorge Luis, El Aleph, Emecé, 1962, p. 100
  21. Borges, Jorge Luis, El Aleph, Emecé, 1962
  22. Borges, Jorge Luis (octubre de 1939). «La guerra, ensayo de imparcialidad». Sur, Año IX, N 61. Consultado el 04.03.2022. 
  23. Piglia, Ricardo. «Borges por Piglia». Consultado el 05.03.2022. 
  24. Horacio González (04.08.2016). «A propósito de Deutsches Requiem - La conciencia de Borges». Revista Haroldo. Consultado el 06.03.2022. 
  25. Borges, Jorge Luis, El verdugo piadoso, Revista "Sur" Año XVI Nº 163, 1948
  26. Martínez, Alejandro, Irrepresentabilidad y subversión en la narrativa de Borges, Editorial Verbum, 2019, p. 71

Bibliografía editar

Borges, Jorge Luis, El Aleph, Emecé, 1962

Borges, Jorge Luis, Otras Inquisiciones, Alianza Emecé, 1976, ISBN: 84-206-104-4

Martínez, Alejandro, Irrepresentabilidad y subversión en la narrativa de Borges, Editorial Verbum, 2019, ISBN-13: 978-8490748992

Enlaces externos editar

Borges por Roberto Piglia - Historia y política https://www.youtube.com/results?search_query=piglia+borges+clase+4

Véase también editar

Enlaces externos editar