La semana (revista chilena)

Revista chilena publicada entre 1859 y 1860

La semana: Periódico noticioso, literario y científico fue una revista chilena de publicación semanal, dirigida por los hermanos Justo y Domingo Arteaga Alemparte entre 1859 y 1860. La revista promovió la imparcialidad de los medios de prensa y prestó especial importancia a la reflexión sobre la propia labor periodística.

La semana

Edición 26 del 12 de noviembre de 1859.
País Chile Ver y modificar los datos en Wikidata
Idioma español Ver y modificar los datos en Wikidata
Categoría Literatura
Interés general
Fundación 1859
Fundador Justo Arteaga Alemparte Ver y modificar los datos en Wikidata
Primera edición 21 de mayo de 1859
Última edición 9 de junio de 1860
Desarrollo
Editor Justo Arteaga Alemparte
Domingo Arteaga Alemparte
Colaboradores Ver sección
Circulación
Frecuencia Semanal

Historia editar

La primera mitad del siglo XIX estuvo marcada por un intenso enfrentamiento entre liberales y conservadores. En este contexto de disputas intelectuales y políticas, la prensa jugó un papel de gran importancia. Diarios y revistas servían como espacio de discusión y asentamiento de las bases ideológicas de cada sector, a la vez que funcionaban como instrumento de difusión para estas ideas. Lejos de marginarse de estas discusiones, la prensa literaria participaba de ellas, entendiendo el quehacer literario y cultural como parte fundamental de los procesos sociales vividos en el país. Conviviendo con aquella prensa de trincheras, abocada a discutir la contingencia social inmediata y vinculada siempre a partidos específicos, surgieron publicaciones como el Semanario de Santiago y la Revista de Valparaíso, ambas asociadas al movimiento literario de 1842.

Hacia fines de la década de 1850, comenzaron a aparecer publicaciones periódicas que, si bien conservaban una filiación con la prensa cultural anterior, logran distinguirse de ella al plantearse como una prensa independiente y autoconsciente. Dirigida por los hermanos Justo y Domingo Arteaga Alemparte, la revista La semana se desarrolló bajo este modelo, buscando continuar la labor de publicaciones culturales anteriores, pero dando mayor importancia a la reflexión sobre la propia labor periodística y criticando a la prensa de trincheras, por parecerles excesivamente parcial. La semana, defendiendo una perspectiva más inclusiva y razonada, intentó ser un reflejo imparcial de la sociedad y sus tensiones y posicionarse como un medio de expresión y análisis intelectual. De aquí se desprende el carácter diverso de sus colaboradores.

Deseamos que nuestro periódico sea una liza abierta a todos los talentos, así a; los que empiezan a manifestarse como a los que la edad i el estudio han madurado, donde todas las opiniones tengan cabida, todas las ideas encuentren la espresión de la publicidad, sin sujeción ni reticencias, con independencia i buena fé.
Editorial del número 1 de La semana, 21 de mayo de 1859.[1]

Colaboradores editar

La revista reunió a un amplio espectro de intelectuales, todos vinculados a la élite liberal de la época. De esta manera, convivían en la revista estudios de economía política con poemas y cuentos; ensayos de crítica social y de reflexión junto a agudos artículos sobre modas y costumbres, estos últimos firmados por "Nadie".

Con la participación de personajes de gran notoriedad como los hermanos Alberto y Joaquín Blest Gana, Marcial González, Hermógenes de Irisarri, Vicente Reyes, Rafael Santos, José Victorino Lastarria, Ignacio Zenteno, Miguel Luis Amunátegui y Eduardo de la Barra, además de los propios hermanos Arteaga Alemparte, a lo largo de sus cuarenta y nueve números La semana logró su principal cometido: plasmar el reflejo de una sociedad, entendiendo por esta la intelectualidad a la que la revista se dirigía.

Contenidos editar

Son principalmente cuatro los tipos de contenidos que se publicaron en La semana: creación literaria, crítica literaria, análisis sociopolítico y, por último, crónicas de actualidad e interés general. Esta amplia variedad de textos y autores publicados contribuyó a que la revista tuviese un público lector igualmente amplio y a que se convirtiera en un referente fundamental dentro de la prensa de la época. Su alcance temático, así como la profundidad con la que problematizó el oficio, convirtieron a La semana en un medio pionero en el desarrollo del lenguaje periodístico de la época contemporánea.

La sección titulada «Ecos de la semana», es la única que se mantuvo estable en todos los números de La semana. A cargo de Domingo Arteaga Alemparte, cubría variados temas de acuerdo a los eventos de contingencia, guardando siempre un espacio para anunciar noticias y actividades organizadas por el "Círculo de Amigos de las Letras". Pese a presentarse como la sección más "liviana" en la revista, y acaso por ese mismo motivo, es una de las que dio pie a más controversias.

Consciente del tono y de los temas que el público esperaba encontrar en este tipo de secciones, el autor se empecinó en desafiar el formato convencional, optando en cambio por un estilo que oscilaba entre la seriedad, la banalidad y la ironía. La edición de "Ecos de la semana" donde esto se hace más evidente es la del 26 de noviembre de 1859, en el número 28 de la revista. Aquí él responde a tres preguntas hechas por lectores de la revista: «¿Por qué no hablais de modas?», hecha por "una lectora"; «¿Por qué no hablais de política?», hecha por "un lector"; y «¿Por qué no hablais de cosas serias?» hecha por "un suscritor".[2]

Referencias editar

  1. «A nuestros futuros lectores». La semana (1). 21 de mayo de 1859. Consultado el 24 de octubre de 2015. 
  2. «Ecos de la semana». La semana (28). 26 de noviembre de 1859. Consultado el 24 de octubre de 2015. 

Enlaces externos editar