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Perspicuo (discusión · contribs.)
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:Que va hombre, no te lo tengas tan creído. Aquí [https://es.wikipedia.org/w/index.php?title=Discusi%C3%B3n%3ARam%C3%B3n_Serrano_Su%C3%B1er&type=revision&diff=97521418&oldid=97521140 no fui yo el único] que te dio un buen repaso didáctico sobre usar fuentes discutibles (y era un caso parecido a este). Lo dicho, el trabajo de los historiadores déjaselo a los historiadores, pero no lo hagas tú, que luego te encuentras con los mismos problemas. [[Usuario:Manuchansu|Manuchansu]] ([[Usuario Discusión:Manuchansu|discusión]]) 09:39 24 jul 2017 (UTC)
 
Mi aportación al artículo sobre [[Joaquín García Labella|García Labella]], aportandoutilizando como fuentes la investigación de Molina Fajardo y la que hizo en 1955-1956 Agustín Penón (dada a conocer muchos años después, con aportaciones propias, pòr Marta Osorio) consistía en lo siguiente:
 
::«Tras el [[Golpe de Estado de julio de 1936 en Granada|triunfo en Granada del golpe de Estado de julio de 1936]], que daría origen a la Guerra Civil, fue detenido por orden escrita el 3 de agosto acusado de esconder armas en el ayuntamiento. Consciente de los [[fusilamientos en el cementerio de Granada]] que se sucedían sin interrupción y temiendo por su vida, el 13 de agosto, desde la Prisión Provincial de Granada, le escribió una carta de súplica al capitán sublevado [[José María Nestares Cuéllar]], de filiación falangista, en la que se ofrecía para combatir en el bando sublevado, abjuraba de sus ideas y amistades y abrazaba la religión católica.<ref>[[Eduardo Molina Fajardo]], ''Los últimos días de García Lorca'', Barcelona, Plaza & Janés, 1983, págs. 331-334. El autor reproduce la carta autógrafa.</ref> Nestares consiguió sacarlo de la prisión y llevárselo bajo su «protección» a «La Colonia», en [[Viznar]], siniestro lugar donde eran trasladados los condenados a muerte para su inmediato fusilamiento. En «La Colonia» García Labella formó parte de un grupo de presos (entre los que contaban el catedrático de Química [[Jesús Yoldi Bereau|Jesús Yoldi]], los concejales del Ayuntamiento Manuel Salinas Pérez, de Izquierda Republicana, y José Valenzuela Marín, socialista, y el exgobernador civil de Jaén Francisco Rubio Callejón) encargados del enterramiento de los fusilados.<ref>Molina Fajardo, ''op. cit.'', pág. 57.</ref> En esa tarea serían relevados por un grupo de prisioneros masones que sufrieron, además, en ocasiones, la humillación de ponerse el mandil que los identificaba como tales.<ref>Marta Osorio (ed.), ''Miedo, olvido y fantasía. Crónica de la investigación de Agustín Penón sobre Federico García Lorca. Granada-Madrid (1955-1956)'', Granada, Comares, 2009 (2ª ed.), págs. 722-725. En las págs. 720 y 721, se reproducen dos fotos del grupo de masones, en una de ellas con sus mandiles y las cabezas rapadas.</ref> Después, Nestares lo incorporó a su unidad. «El día 15 de agosto, fiesta grande —escribe [[Eduardo Molina Fajardo|Molina Fajardo]]—, se había escogido para ondear la bandera roja y gualda en los centros oficiales. Después de una misa de campaña y desde el balcón del Ayuntamiento de Víznar, Joaquín García Labella lanzó una alocución, una vez tremolada la bandera». El 23 de agosto, el gobernador civil, comandante Valdés Guzmán, visitó el sector. Un teniente coronel retirado de la guardia civil, Isidoro Torres Soto, cuyo hijo había sido fusilado por los sublevados por «tendencias izquierdistas», se quejó de que en «La Colonia» se «dejase actuar con libertad a ciertos presos, profesores de Universidad, que le habían imbuido las ideas» que le habían costado la vida a su hijo. Un día después, por orden de la Comandancia Militar, un alférez fue a recoger a Víznar a García Labella, Rubio Callejón y otros detenidos para llevarlos a Granada.<ref>Molina Fajardo, ''op. cit.'', pág. 58.</ref> A García Labella se le comunicó el traslado a Granada mediante engaño al decirle que iba a pasar unos días visitando a su mujer y su hija, pero no fue así, siendo juzgado de manera sumaria y [[fusilamientos en el cementerio de Granada|fusilado en el cementerio de San José]] junto a otros 37 presos,<ref>{{cita libro | título=Detrás del Silencio. El Trágico Destino de los Gobernadores Civiles de Cádiz en la II República | nombre=José Aquiles | apellidos=Pettenghi Lachambre | url=http://books.google.com/books?id=w_cOJfjAtoMC&lpg=PA78&hl=es&pg=PA79#v=onepage&q&f=false | año=2009 | editorial=Artepick TM | páginas=79-87 | isbn=9788493679903}}</ref> entre ellos Rubio Callejón, el 25 de agosto.»