Diferencia entre revisiones de «Batalla de Adrianópolis»

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Al siguiente año, los godos se encontraron a sus espaldas con un enemigo con el que no contaban: los [[huno]]s. Este pueblo de jinetes [[Asia|asiáticos]] derrotó estrepitosamente a los [[alano]]s del [[Volga]] y se extendió rápidamente por las [[estepa]]s de la moderna [[Rusia]],<ref>MacDowall, 2011: 9</ref> enfrentándose a los greutungos (ostrogodos) en [[370]], que fueron también vencidos y forzados a servir en su ejército junto con otros pueblos germánicos. Las noticias relatadas por los refugiados greutungos (ostrogodos) pusieron a sus hermanos del oeste en pie de guerra, pero cuando en [[376]] los hunos atravesaron el [[Dniéster]] para enfrentarse a ellos, los godos occidentales fueron derrotados igualmente.<ref>MacDowall, 2011: 12</ref> Al contrario que sus hermanos orientales, los visigodos tuvieron ocasión de huir y la aprovecharon, solicitando a los romanos cruzar el [[Danubio]] e instalarse esta vez en la provincia de ''[[Mesia|Moesia]]'', en las actuales [[Bulgaria]] y [[Serbia]]. Los romanos no rechazaron la propuesta, pues les convenía para defender los [[Balcanes]] de la previsible futura invasión de los hunos.<ref name="MacDowall_2">MacDowall, 2011: 13</ref> Las diversas confederaciones tribales germánicas sumaban entre 25&nbsp;000 y 100&nbsp;000, pero su constante crecimiento las hacía competir cada vez por los limitados recursos de Germania y Escandinavia haciendo inevitable que trataran de inmigrar al rico territorio romano, ya fuera pacífica o violentamente.<ref>Jones, 1998: 8, 266</ref>
 
Historiadores romanos cifraron la masa de refugiados en un millón de personas<ref>Engels, 2012: 82-83</ref> de las que hasta un quinto eran guerreros,<ref>Gabriel, 2007: 27; MacDowall, 2011: 69</ref> sin embargo, la cifra es considerada por muchos historiadores modernos una exageración.<ref name= "Gabriel27" /> La mayoría de los eruditos consideran que las diversas hordas bárbaras que invadieron el Imperio tenían entre veinticinco y noventa mil miembros, de los que una quinta parte podían empuñar un arma.<ref name= "Maier126" >Maier, 1994: 126</ref> En resumidas cuentas, los tervingios podían movilizar más de diez mil guerreros por su cuenta, quizás hasta veinte mil.<ref>Heather, 2012: 59</ref> Estas huestes estaban violentamente enemistadas entre sí, por esto sus incursiones «fueron, pues, ataques locales con fuerzas limitadas», aunque desde una perspectiva histórica a largo plazo parezcan un único proceso migratorio.<ref name= "Maier126" /> Además, estas masas humanas son difíciles de calcular numéricamente porque usualmente se conformaban de diversas tribus unidas y separadas durante la migración. A los tervingios se les sumaron contingentes de greutungos, alanos, hunos y hasta romanos (esclavos fugitivos, desertores y buscadores de oro). Precisamente, el tamaño de estas tribus significo que los grandes enfrentamientos entre germanos y romanos rara vez involucraron más de 20&nbsp;000 combatientes.<ref name= "Maier126" />
 
Se presentaban voluntarios para cultivar y defender una zona fronteriza escasamente poblada, donde las pocas legiones y los [[mercenario]]s [[pueblo franco|francos]] se habían mostrado insuficientes frente a las invasiones anteriores de los propios godos y otros pueblos bárbaros. Los godos se asentaron en ''Moesia'' de forma prácticamente independiente, sólo condicionados a pagar determinados impuestos y servir en el ejército cuando fuera necesario, por lo que comenzaron a recibir nuevas armas y adiestramiento en las técnicas de guerra romanas.<ref name="MacDowall_2">MacDowall, 2011: 13</ref> También gozaron a partir de ese momento de la ciudadanía romana.<ref>Sanz, 2001: 82-84. Como consecuencia del reclutamiento masivo de mercenarios bárbaros en los ejércitos de Constantino I el Grande y las constantes guerras civiles llevaron al desguarnecimiento y despoblación de los ''limes'', ya a mediados del s. IV era común que los emperadores permitieran la colonización de territorios fronterizos por germanos para asegurar su defensa: francos, alamanes, sajones y camabos en el Rin y cuados, godos y sármatas en el Danubio.</ref>