Diferencia entre revisiones de «El imperio del sol»

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Un día acude con sus padres a una fiesta de disfraces para occidentales ricos. En el camino, el chófer chino de la familia se ve obligado a internarse en un suburbio de Shangai, en donde Jamie, que vive en una especie de mundo británico aparte, observa la cruda realidad por primera vez en la película: marineros estadounidenses escogiendo prostitutas chinas, una agradable monja que le saluda, vendedores ambulantes... Además ve a un muchacho chino, quizá con deficiencias mentales, que le asusta gritándole "¡no papá, no mamá, no whisky soda!" (ignoramos el porqué de esta frase), justo antes de ser apaleado por un policía británico de los que guardan los coches. Más adelante los coches entran en una masa de civiles chinos desesperados, que gritan y suplican entrar a la Concesión Internacional para salvar sus vidas de los soldados japoneses, ante el horror de los occidentales. Al fin llegan a la fiesta y, vagabundeando con su avión de juguete, Jamie encuentra un avión japonés derribado y cerca de él, un campo lleno de soldados japoneses atrincherados. Jamie queda totalmente sorprendido igual que los soldados japoneses al verle, no siendo consciente del peligro inminente. Su padre y otro hombre británico le encuentran y le insisten en que salga de esa zona. Es el primer contacto real con lo que se está gestando.
 
Tras el ataque japonés a Pearl Harbor en 1941, los japoneses empiezan la ocupación del asentamiento internacional de Shanghái y en el consiguiente caos para escapar de la ciudad y tomar el ferry de salida, Jamie pierde a sus padres entre las multitudes de gente asustada, durante la cual se desata un tiroteo entre los miembros de la [[Kuomintang|Resistencia China]] (apostandosapostados en los tejados) y las fuerzas del [[Ejército Imperial Japonés]], del cual Jamie logra escapar de milagro. Jamie, solo, vuelve a su casa y allí está una temporada esperando que vuelvan sus padres y comiéndose las reservas de comida que quedan. Cansado de la soledad y de la falta de recursos, decide salir a rendirse al Ejército Imperial Japonés que ocupa Shangai.
 
Se podría decir que el mundo de Jamie cambia radicalmente a partir de la primera bomba. La comodidad de un hogar rico, los bizcochos, los agradables criados chinos, la opulencia... todo se viene abajo de repente. De hecho, podemos observar una magnífica escena en la que los ricos occidentales, que huyen despavoridos del hotel en el que estaban instalados, casi son aplastados por una enorme cantidad de maletas que alguien demasiado rico no quiso dejar atrás... En un cierto sentido parece como si a partir de ese momento, las riquezas no servirían de nada, sino la inteligencia.