Diferencia entre revisiones de «La pícara Justina»

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== Valor y trascendencia ==
El ''Libro de entretenimiento de la pícara Justina'' (1605) ha sido objeto de numerosos estudios en los que se atiende fundamentalmente a distintos aspectos literarios de la obra, como su pertenencia o no al género picaresco, la importancia del personaje femenino, el autor, la estructura, el sentido, etc. Aunque es cierto que en la mayoría de las ediciones que ha tenido esta novela se encuentran alusiones a su lenguaje puramente barroco o, concretamente, a distintos grupos léxicos que en ella ocurren (leonesismos, lusismos, arcaísmos, vocabulario de germanía, etc.), no se ha prestado el interés suficiente a uno de los rasgos más característicos de esta obra: la desbordante creatividad léxica del autor. Esta característica de la novela no pasó inadvertida a los primeros académicos que compusieron el ''[[Diccionario de autoridades]]'', quienes cosecharon un buen puñado de voces «inventadas» procedentes de ''La pícara Justina'', además de muchos otros términos. Según el estudio de Prieto García-Seco ([[2015]]), "''La pícara Justina'' en el ''[[Diccionario de autoridades]]''", el primer diccionario de la Academia llegó a registrar 856 textos, lo que supone que la ''Pícara'' se encuentra entre las más citadas, concretamente ocupa la decimoséptima posición en la lista de obras y autores más citados en ''Autoridades''. El otro gran diccionario del siglo XVIII, el ''Diccionario castellano'' del P. Esteban de Terreros, también otorgó una importancia capital a la novela picaresca, citada en más de cien artículos en el repertorio lexicográfico del jesuita (Prieto García-Seco, 2017). Tanto a los primeros académicos como a Terreros les llamó poderosamente la atención la desbordante creatividad léxica del autor de esta obra.
 
''La pícara Justina'' no solo tuvo una acogida extraordinaria en diccionarios del siglo XVIII, sino que el interés por su vocabulario se mantuvo en los siguientes. Prieto García-Seco (2016) dedica otro estudio a la recepción de la novela en los diccionarios más representativos del siglo XIX, como son el ''Nuevo diccionario de la lengua castellana'' (1846) de Vicente Salvá, el ''Gran diccionario de la lengua española'' (1852) de Adolfo de Castro y el ''Diccionario enciclopédico hispano-americano'' (1887-1910) de Montaner y Simón. Con este estudio se constata que los lexicógrafos de esta última centuria heredaron de sus antecesores el gusto por la abundante creatividad léxica de ''La pícara Justina'', y en sus diccionarios, además de otras voces procedentes de dicha novela, recogieron una gran cantidad de ocasionalismos léxicos.