Diferencia entre revisiones de «Historia»

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Dentro de la popular división entre ''ciencias'' y ''letras'' o ''[[humanidades]]'', se tiende a clasificar a la historia entre las disciplinas humanísticas junto con otras [[ciencias sociales]] (también denominadas [[ciencias humanas]]); o incluso se la llega a considerar como un puente entre ambos campos, al incorporar la metodología de estas a aquellas.<ref>Scott Gordon and James Gordon Irving, ''The History and Philosophy of Social Science''. Routledge 1991, p. 1. ISBN 0-415-05682-9. Ritter, H. (1986). ''Dictionary of concepts in history. Reference sources for the social sciences and humanities'', no. 3. Westport, Conn: Greenwood Press, p. 416.</ref> La ambigüedadamtigüedad de esa división del [[conocimiento]] humano, y el cuestionamiento de su conveniencia, ha llevado al llamado ''debate de [[las dos culturas]]''.
 
No todos los historiadores aceptan la identificación de la historia con una ciencia social, al considerarla una reducción en sus métodos y objetivos, comparables con los del [[arte]] si se basan en la [[imaginación]] (postura adoptada en mayor o menor medida por [[Hugh Trevor-Roper]], [[John Lukacs]], [[Donald Creighton]], [[Gertrude Himmelfarb]] o [[Gerhard Ritter]]). Los partidarios de su condición científica son la mayor parte de los historiadores de la segunda mitad del [[siglo XX]] y del [[siglo XXI]] (incluyendo, de entre los muchos que han explicitado sus preocupaciones metodológicas, a [[Fernand Braudel]], [[E. H. Carr]], [[Fritz Fischer]], [[Emmanuel Le Roy Ladurie]], [[Hans-Ulrich Wehler]], [[Bruce Trigger]], [[Marc Bloch]], [[Karl Dietrich Bracher]], [[Peter Gay]], [[Robert Fogel]], [[Lucien Febvre]], [[Lawrence Stone]], [[E. P. Thompson]], [[Eric Hobsbawm]], [[Carlo Cipolla]], [[Jaume Vicens Vives]], [[Manuel Tuñón de Lara]] o [[Julio Caro Baroja]]). Buena parte de ellos, desde una perspectiva [[multidisciplinar]] (Braudel combinaba historia con [[geografía]], Bracher con [[ciencia política]], Fogel con [[economía]], Gay con [[psicología]], Trigger con [[arqueología]]), mientras los demás citados lo hacían a su vez con las anteriores y con otras, como la [[sociología]] y la [[antropología]]. Esto no quiere decir que entre ellos hayan alcanzado una posición común sobre las consecuencias metodológicas de la aspiración de la historia al rigor científico, ni mucho menos que propongan un [[determinismo]] que (al menos desde la [[revolución einsteniana]] de comienzos del siglo XX) no proponen ni las llamadas ''[[ciencias duras]]''.<ref>De hecho son habituales las polémicas entre los propios historiadores sobre este punto, siendo muy llamativo el reproche que Cipolla (en su ensayo paródico ''El papel de las especias...'' -1973- y ''Las leyes fundamentales de la estupidez humana'' -1976-, recogidos en ''Allegro ma non tropo'' Barcelona: Crítica-Drakontos, 1991 ISBN 84-7423-509-X) realizaba a los métodos ''[[Cliometría|cliométricos]]'' de Fogel y [[Stanley Engerman]], o los debates de las distintas tendencias dentro de los historiadores marxistas británicos. Véase el artículo de Javier Ortiz Cassiani [http://historiacritica.uniandes.edu.co/view.php/315/1.php ''Historia y modas intelectuales''] Historia Crítica nº 28, 2004.