Diferencia entre revisiones de «Juan Belmonte»

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[[Archivo:TimeCover19250105.jpg|thumb|Juan Belmonte en la portada de la revista ''[[Time]]'' del 5 de enero de 1925.]]
 
Belmonte fue trascendental para la historia del toreo porque impuso una revolución en la [[tauromaquia]]. Hasta la aparición de Belmonte, torear consistía básicamente en sortear las acometidas de los toros sobre las piernas con más o menos valor y gracia. Puso en práctica los tres tiempos de la lidia: parar, templar y mandar, a lo que más tarde agregó cargar la suerte. Rompió con el paradigma [[Lagartijo|lagartijero]], considerado hasta entonces ley natural{{cr}}. La idea de torear quieto se convirtió en el deseo de todo torero, aunque con el toro de entonces no era siempre posible, y logró culminar [[Manolete]], que alcanzó la quietud total.{{cr}}
 
Su heterodoxia lo ilustra la sentencia de [[Rafael Guerra]] (un matador de toros muy reconocido cuando comenzaba Belmonte su carrera), que le acompañó durante toda su carrera: «Darse prisa a verlo torear porque el que no lo vea pronto, no lo ve».<ref>{{cita web|autor=JAntonio Bermejo|título=Duelo de siete magníficos con tres grandes caballeros|url=http://www.elmundo.es/elmundo/2011/06/17/leon/1308335083.html|fechaacceso=9 de octubre de 2017|}}</ref> Su épica rivalidad con Joselito dividió a la afición en ''gallistas'' y ''belmontistas'', algo que no impidió que ambos fuesen grandes amigos y se profesasen respeto y admiración mutua.{{cr}} El público quería verlos juntos y coincidieron en decenas de corridas durante varios años, lo que hizo que ambos se influyesen y evolucionasen mutuamente, configurando también de forma definitiva el futuro del toreo moderno.{{cr}}