Diferencia entre revisiones de «Sophie Blanchard»

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{{cita|"El efecto de un accidente tan impactante en la mente de varios miles de personas que se habían reunido para divertirse y que lo estaban pasando bien, es fácilmente imaginable..."<ref name="Duff">Duff 1819.</ref>}}
 
Al enterarse de que había muerto, los propietarios de los jardines Tivoli, anunciaron inmediatamente que el montante recaudado por las ventas de las entradas sería donado para ayudar a sus hijos y algunos espectadores organizaron un llamamiento a los ciudadanos de París para recabar fondos.<ref name="Duff" /> La recaudación alcanzó 2.400 francos, pero tras la colecta, se descubrió que no tenía hijos supervivientes, por lo que se optó por erigir un monumento con una representación de su globo en llamas, en la parte superior de su tumba, en el cementerio de Père Lachaise. En su lápida fue grabada con el epitafio: "''Víctime de son art et de son intrépidite''" ("Víctima de su arte y de su intrepidez".<ref name="Marck" /> El resto del dinero, alrededor de 1.000 francos, fue donado a la iglesia luterana ''Église des Billettes''", a la que Blanchard había asistido.<ref name="Michaud" /> Aunque no era adinerada, en el momento de su muerte se había liberado de las deudas que le había dejado su marido y gozaba de una seguridad económica. Cada una de sus ascensiones le había costa alrededor de 1.000 francos, sin contar los gastos de mantenimiento de su globo. En su testamento dejó propiedades por un valor entre 1.000<ref name="Michaud" /> y 50.000<ref>Lesur 1820, p.651.</ref> francos a la hija de unos conocidos. En total había alcanzado 67 ascensiones en globo. La historia de su muerte fue narrada por toda Europa. Julio Verne la menciona en "Cinco semanas en globo", y en "El jugador", Fyodor Dostoevsky comparó la emoción de involucrarse en el juego con la sensación que Blanchard debió haber sentido al caer. Para otros, su muerte resultó ser un cuento con moraleja, ya sea como ejemplo de mujer que había excedido su condición (como Grenville Mellen, quien dijo que "una mujer en un globo o bien estaba fuera de su elemento o demasiado alta en él)<ref>Mellen 1825, p.154.</ref>) o como el precio de la vanidad por intentar tales espectáculos. Charles Dickens comentó: "''The jug goes often to the well, but is pretty sure to get cracket at last''" ("Tanto va el cántaro a la fuente, que al final acaba rompiéndose".<ref>Dickens 1853, p.488.</ref> Con la llegada del primer vuelo propulsado, la historia de Blanchard y del globo fueron relegadas al margen de la historia de la aviación. En 2006, se publicó la novela "''The little balloonist''" escrita por Linda Donn e inspirada en la historia de Blanchard.
 
== Notas ==