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'''Ochpaniztli''' es el undécimo mes del [[Calendarios mexicas|calendario azteca.]] Es también una festividad en la [[Religión mexica|religión azteca]] dedicada a [[Toci]] y [[Tlazoltéotl|Tlazolteotl]] a la que se conoció como el tiempo de limpiar o barrer el camino.<ref>{{cite web|url=http://www.wdl.org/en/item/6712/|title=Ochpaniztli, the 11th Month of the Aztec Solar Calendar|publisher=World Digital Library|accessdate=21 July 2013}}</ref><ref name="Harris2000">{{cite book|author=Max Harris|title=Aztecs, Moors, and Christians: Festivals of Reconquest in Mexico and Spain|url=https://books.google.com/books?id=2guvVKVlF1AC&pg=PA74|accessdate=21 July 2013|year=2000|publisher=University of Texas Press|isbn=978-0-292-77929-7|pages=74–}}</ref><ref>{{cite web|url=http://www.amoxtli.org/cuezali/festivals.html|title=The Aztec Festivals|publisher=www.amoxtli.org|accessdate=24 July 2013|deadurl=yes|archiveurl=https://web.archive.org/web/20150916191933/http://www.amoxtli.org/cuezali/festivals.html|archivedate=16 September 2015|df=}}</ref>
 
Ochpaniztli estaba muy relacionado con barrer, asociado con la fuerza de los vientos en el valle de México antes de las lluvias de invierno, el fin de la estación de crecimiento y el inicio de la estación de cosecha, la temporada de guerra cuándo los [[mexicas]] salían a hacer la guerra y tomar cautivos para [[Sacrificios humanos en la América prehispánica#Sacrificios Aztecas (mexicas)|sacrificar]] a los dioses, quienes nunca tenían suficiente carne humana para comer.<ref>Clendinnen, Inga ''Aztecs: An Interpretation'', Cambridge: Cambridge University Press 1995 page 200.</ref> En los primeros cinco días de Ochpaniztli, se enfatizaba el silencio en Tenochtitlan.<ref>Clendinnen, Inga ''Aztecs: An Interpretation'', Cambridge: Cambridge University Press 1995 page 201.</ref> Desde el sexto día y durante ocho días más, los guerreros marchaban a través de las calles de Tenochtitlan cargando ramos de flores hasta el crepúsculo.<ref>Clendinnen, Inga ''Aztecs: An Interpretation'', Cambridge: Cambridge University Press 1995 page 201.</ref> Los guerreros mantenían una férrea disciplina mientras circulaban en complejas maniobras cargando [[cempasúchil]], y un silencio total excepto por el batir de los tambores.<ref>Harris, Max ''Aztecs, Moors, and Christians: Festivals of Reconquest in Mexico and Spain'', Austin: University of Texas, 2000 page 76.</ref> Después de ocho días, las curanderas y parteras, llevando una bolsa de tabaco que indicaba su oficio, salían a tomar parte en batallas simuladas en las calles de Tenochtitlan.<ref>Clendinnen, Inga ''Aztecs: An Interpretation'', Cambridge: Cambridge University Press 1995 page 201.</ref> Las mujeres se atacaban en combate simulado con las ramas y las flores dejadas por los guerreros hechas bola, antes de barrer las calles para que la mujer vestida de Toci, "Nuestra Abuela" desfilara por las calles.<ref>Clendinnen, Inga ''Aztecs: An Interpretation'', Cambridge: Cambridge University Press 1995 page 201.</ref> A Toci, la "Mujer de la Discordia", en la religión mexica, le encantaba la violencia encarnizada y sangrienta de la guerra, por lo que para honrarla, Ochpanitztli marcaba el principio de la guerra.<ref>Harris, Max ''Aztecs, Moors, and Christians: Festivals of Reconquest in Mexico and Spain'', Austin: University of Texas, 2000 page 76.</ref> Para honrar a Toci, una esclava de entre 40 y 45 años era escogida para ser la ''[[ixiptla]]'' (imagen o delegada) de Toci, encerrada en una jaula y aseada con esmero a diario como preparación para ser sacrificada a Toci.<ref>Harris, Max ''Aztecs, Moors, and Christians: Festivals of Reconquest in Mexico and Spain'', Austin: University of Texas, 2000 page 76.</ref> Era muy importante que la mujer escogida fuera ritualmente pura al ser sacrificada, por lo que era custodiada por otras mujeres, quienes la mantenían en la jaula, tanto para impedir su escapada como para asegurar que no tuviera sexo durante los veinte días anteriores a su muerte, haciéndola una víctima pura.<ref>Harris, Max ''Aztecs, Moors, and Christians: Festivals of Reconquest in Mexico and Spain'', Austin: University of Texas, 2000 page 76.</ref> Las batallas simuladas entre las mujeres donde se golpeaban con pelotas de hojas de cactos, musgo, cempasúchil y carrizos era para hacer reír a la ''ixiptla'', pues la mujer que iba a morir no tenía permitido llorar.<ref>Harris, Max ''Aztecs, Moors, and Christians: Festivals of Reconquest in Mexico and Spain'', Austin: University of Texas, 2000 page 77.</ref>
 
El clímax del festival de Ochpaniztli era el sacrificio de una mujer de uno de los pueblos sometidos al poder de los mexicas, quien por cuatro días era adornada con flores y perfumes y era atormentada por la mujer que la cuidaba sobre su muerte inminente .<ref>Clendinnen, Inga ''Aztecs: An Interpretation'', Cambridge: Cambridge University Press 1995 page 201.</ref> La mujer era vestida como Toci y se le aplicaba maquillaje negro alrededor de su boca mientras el resto de su cara era cubierta con maquillaje blanco, para hacerla parecerse a Toci cuya cara era una sombra mortal de blanco excepto por el área alrededor de su boca donde la piel era negra.<ref>Harris, Max ''Aztecs, Moors, and Christians: Festivals of Reconquest in Mexico and Spain'', Austin: University of Texas, 2000 page 76.</ref> Una de las comidas favoritas de Toci además de la carne humana era el excremento humano, y esta dieta había tornado la piel alrededor de su boca permanentemente negra. La mujer escogida como víctima de sacrificio era forzada a sonreír en todo momento y era severamente golpeada por las mujeres que la vigilaban si lloraba porque se creía que sus lágrimas estropearían la ceremonia y que cada lágrima causaría el nacimiento de un niño muerto o la muerte de un guerrero en batalla el siguiente año.<ref>Clendinnen, Inga ''Aztecs: An Interpretation'', Cambridge: Cambridge University Press 1995 page 201.</ref> En contraste, el dios de la lluvia, [[Tláloc|Tláloc,]] requería el sacrificio de niños para honrarle, y se creía que las lágrimas de los niños condenados asegurarían las lluvias el año venidero, así que los mexicas hacían lo que fuera para que los niños destinados a morir en honor a [[Tláloc|Tlaloc]] lloraran tanto como fuera posible antes de extraer sus corazones.<ref>Windshuttle, Keith ''The Killing of History'', San Francisco: Enounter Books, 1997 page 67.</ref>
 
La historiadora australiana [[Inga Clendinnen]] escribió que la joven escogida como víctima del sacrificio debía estar cercana a la histeria sabiendo que al llegar la noche del quinto día moriría, mientras era forzada a sonreír durante todo el tiempo de espera.<ref>Clendinnen, Inga ''Aztecs: An Interpretation'', Cambridge: Cambridge University Press 1995 page 201.</ref> En el quinto día de la fiesta de Toci, la joven marchaba a través de las calles de Tenochtitlan rodeada por otras mujeres que regaban maíz y flores antes de llevarla al anochecer al templo del Señor del Maíz.<ref>Clendinnen, Inga ''Aztecs: An Interpretation'', Cambridge: Cambridge University Press 1995 page 201.</ref> A la mujer escogida para morir la acompañaban en su último día hombres vestidos a la usanza de los [[huastecos]] que vivían en la costa de Golfo, a quienes los mexicas despreciaban por considerarlos guerreros cobardes, pero que eran muy admirados por ser considerados los hombres mejor dotados de México y con la fama de grandes amantes.<ref>Harris, Max ''Aztecs, Moors, and Christians: Festivals of Reconquest in Mexico and Spain'', Austin: University of Texas, 2000 page 77.</ref> La joven llevaba un vestido de fibra de maguey, el cual había tejido ella misma y el cual vendía en el mercado el último día de su vida.<ref>Harris, Max ''Aztecs, Moors, and Christians: Festivals of Reconquest in Mexico and Spain'', Austin: University of Texas, 2000 page 77.</ref> Para calmarla, las demás mujeres le decían que no sería sacrificada, sino que sería poseída por el [[Tlatoani]] en público en lo alto de la pirámide.<ref>Harris, Max ''Aztecs, Moors, and Christians: Festivals of Reconquest in Mexico and Spain'', Austin: University of Texas, 2000 page 77.</ref> En la pirámide, era colocada en una losa boca arriba, y su boca era atada para que no pudiera gritar y era sacrificada serrando lentamente su cabeza con un cuchillo de obsidiana mientras yacía atada, mirando las estrellas, para que los cultivos crecieran en la próxima estación.<ref>Clendinnen, Inga ''Aztecs: An Interpretation'', Cambridge: Cambridge University Press 1995 page 201.</ref> El sacrificio de la mujer conmemoraba la historia sobre lo acontecido cuando Actitometl, el líder de los [[Colhuas]] le dio a su hija en matrimonio al líder mexica, quien la sacrificó a [[Huitzilopochtli]], el dios de la guerra, volviéndose Toci en el momento de su muerte.<ref>Harris, Max ''Aztecs, Moors, and Christians: Festivals of Reconquest in Mexico and Spain'', Austin: University of Texas, 2000 page 77.</ref> Clendinnen describe lo que sucedió luego: <blockquote>"Entonces, en medio de la oscuridad, en silencio y de prisa, su cuerpo fue desollado, y un sacerdote desnudo, 'un hombre muy fuerte, muy poderoso, muy alto', se metió dentro de la piel húmeda, con su pechos flácidos y genitales abolsados: una desnudez doble de encubierta, ambigua sexualidad. La piel de un muslo fue reservada para confeccionar una máscara facial para el hombre que representaría a [[Cintéotl]], el Joven Señor de las Mazorcas, el hijo de Toci".<ref>Clendinnen, Inga ''Aztecs: An Interpretation'', Cambridge: Cambridge University Press 1995 page 201.</ref></blockquote> En aquel punto, el sacerdote se vestía la piel ensangrentada de la víctima convertida en Toci, y era tratado como "mujer" refiriéndose a él como "ella".<ref>Clendinnen, Inga ''Aztecs: An Interpretation'', Cambridge: Cambridge University Press 1995 page 201.</ref> El hombre que representaba a Toci era seguido por cuatro jóvenes apenas vestidos, bien dotados, que llevaban apretados taparrabos de modo que sus penes erectos eran muy visible mientras llevaban flores de algodón y husos, símbolos de feminidad en la cultura mexica, que buscaba enfatizar la sexualidad ambigua de los dioses que podría ser hombre, mujer, o cambiar de sexo según las circunstancias lo requirieran.<ref>Clendinnen, Inga ''Aztecs: An Interpretation'', Cambridge: Cambridge University Press 1995 pages 202 & 204.</ref> [[Chicomecóatl|Xilonen]], la diosa del maíz cambiaba de sexo en el curso de la estación de crecimiento, volviéndose [[Cintéotl]], el Señor del Maíz.<ref>Clendinnen, Inga ''Aztecs: An Interpretation'', Cambridge: Cambridge University Press 1995 pages 202 & 204.</ref> El maíz en sus etapas iniciales es esbelto con cabello largo y tiene granos lechosos que evocaban pechos a los mexicas, todo esto relacionado con el cuerpo femenino, mientras en sus etapas más tardías se vuelve duro, erecto, con forma fálica, lo que los mexicas explicaban como Xilonen, la Señora del Maíz convirtiéndose en Cintéotl, el Señor del Maíz.<ref>Clendinnen, Inga ''Aztecs: An Interpretation'', Cambridge: Cambridge University Press 1995 page 204.</ref> Cuando el maíz era cosechado, Cintéotl era "castrado" al cortar el maíz de forma fálica, convirtiéndolo nuevamente en la virginal Xilonen.<ref>Clendinnen, Inga ''Aztecs: An Interpretation'', Cambridge: Cambridge University Press 1995 page 204.</ref> Clendinnen describió imágenes de los cuatro jóvenes usando sombreros huastecos (los huastecos eran legendarios en México por sus artes eróticas) y con "erecciones gloriosas", evocando un imaginario muy masculino y sexualizado a pesar de estar vestidos en un estilo muy femenino.<ref>Clendinnen, Inga ''Aztecs: An Interpretation'', Cambridge: Cambridge University Press 1995 page 202 .</ref> A pesar del hecho que los hombres portaban el sombrero cónico huasteco, los mexicas detestaban a los huastecos. En 1487, los huastecos se rebelaron contra sus señores, llevando a los mexicas a lanzarse en una guerra genocida contra los huastecos, y cada huasteco capturado fue llevado a Tenochtitlan.<ref>Windshuttle, Keith ''The Killing of History'', San Francisco: Enounter Books, 1997 pages 67-68.</ref> Los cálculos mexicas presumen que por cuatro días, 80,000 hombres, mujeres y niños huastecos fueron asesinados para celebrar la inauguración de la pirámide del [[Templo Mayor]] de Tenochtitlan y los huastecos fueron exterminados, aunque Clendinnen considera que 20,000 asesinados es un número más realista.<ref>Windshuttle, Keith ''The Killing of History'', San Francisco: Enounter Books, 1997 page 68.</ref>
 
Al pie de la pirámide, el sumo sacerdote y los guerreros saludaban a "Toci" y sus cuatro jóvenes, y huían falsamente aterrados mientras "Toci" y sus acompañantes barrían las calles en su camino al Templo Mayor.<ref>Clendinnen, Inga ''Aztecs: An Interpretation'', Cambridge: Cambridge University Press 1995 page 202.</ref> El terror simulado de los guerreros era de lo más notable, ya que como se jactaba un popular poema mexica: "Aquí nadie teme morir en la guerra", pues los agresivamente militaristas mexicas aborrecían la cobardía y morir en batalla era el más alto honor al que un hombre podía aspirar, lo que explicaba el miedo que los mexicas le tenían a "Nuestra Abuela".<ref>Harris, Max ''Aztecs, Moors, and Christians: Festivals of Reconquest in Mexico and Spain'', Austin: University of Texas, 2000 page 79.</ref> En el Templo Mayor, "Toci" junto con el hombre que lleva la máscara de piel humana representando al Señor del Maíz eran llevados a la cima de la pirámide para sentarla en su trono con su hijo sentado junto a ella, donde por la mañana habían saludado a los sacerdotes al llegar al Templo Mayor.<ref>Clendinnen, Inga ''Aztecs: An Interpretation'', Cambridge: Cambridge University Press 1995 page 201.</ref> En honor a su llegada, un grupo de prisioneros de guerra era crucificado al pie del templo y asesinados por guerreros que les disparaban flechas.<ref>Harris, Max ''Aztecs, Moors, and Christians: Festivals of Reconquest in Mexico and Spain'', Austin: University of Texas, 2000 page 78.</ref> La sangre de las víctimas era recogida en un cuenco para ser entregada a "Toci", quién bebía un poco y empezaba a gruñir terriblemente, manifestando su desagrado con el sacrificio, pues ninguna crueldad podía saciar su sed de sangre.<ref>Harris, Max ''Aztecs, Moors, and Christians: Festivals of Reconquest in Mexico and Spain'', Austin: University of Texas, 2000 page 78.</ref> Toci era recibida por un hombre vestido como Huitzilopochtli, su marido, y ambos se enredaban en posturas sexuales, para simbolizar la "unión sexual divina" que tuvo lugar después que Toci había sido sacrificada, convirtiéndose en la diosa consorte de Huitzilopochtli.<ref>Harris, Max ''Aztecs, Moors, and Christians: Festivals of Reconquest in Mexico and Spain'', Austin: University of Texas, 2000 page 78.</ref> Luego de sentarla en la parte superior del templo, los sacerdotes coronaban a Toci con una corona hecha de papel.<ref>Harris, Max ''Aztecs, Moors, and Christians: Festivals of Reconquest in Mexico and Spain'', Austin: University of Texas, 2000 page 78.</ref> Los sacerdotes adornaban a Toci con maquillaje, plumas y un vestido, y una vez vestida apropiadamente, Toci sacrificaría cuatro prisioneros varones postrados ante ella sacando sus corazones con un cuchillo de obsidiana.<ref>Clendinnen, Inga ''Aztecs: An Interpretation'', Cambridge: Cambridge University Press 1995 page 202.</ref> Luego Toci se retiraría mientras el hombre que representaba a  Cintéotl, Señor del Maíz, aparecería al frente de la pirámide para pasar revista a un desfile de guerreros marchando delante de él,<ref>Clendinnen, Inga ''Aztecs: An Interpretation'', Cambridge: Cambridge University Press 1995 pages 201-202.</ref> y despojándose de la máscara de piel humana como reto para otras personas, pues Ochpaniztli era siempre el principio de la temporada de guerra.<ref>Clendinnen, Inga ''Aztecs: An Interpretation'', Cambridge: Cambridge University Press 1995 page 203.</ref> Después de recibir armas del gobernante, los guerreros cantarían y bailarían alrededor del Templo Mayor mientras las mujeres de Tenochtitlan se unirían a lamentar la muerte de sus hijos en las guerras venideras.<ref>Clendinnen, Inga ''Aztecs: An Interpretation'', Cambridge: Cambridge University Press 1995 page 203.</ref> Al final de la danza y el canto, los sacerdotes salían del Templo Mayor usando la piel de otras víctimas para lanzar semillas de maíz a la gente.<ref>Clendinnen, Inga ''Aztecs: An Interpretation'', Cambridge: Cambridge University Press 1995 page 203.</ref> El Sacerdote de Fuego de Huitzilopochtli llevaba entonces un intestino lleno de tiza y plumas (símbolos de muerte) a la cima del Templo Mayor mientras los guerreros corrían por los alrededores embarrando la tiza y las plumas sobre ellos, mostrando su disposición a morir en batalla.<ref>Clendinnen, Inga ''Aztecs: An Interpretation'', Cambridge: Cambridge University Press 1995 pages 203-204.</ref> "Toci" o "nuestra abuela" como también le llamaban los mexicas,  resurge de la pirámide y nuevamente los guerreros huían de ella con terror simulado.<ref>Clendinnen, Inga ''Aztecs: An Interpretation'', Cambridge: Cambridge University Press 1995 page 204.</ref> Para los mexicas, el sexo y la guerra estaban estrechamente enlazados; mediante el sexo se procrean niños, los chicos crecen para convertirse en los guerreros que lucharían en las guerras de la siguiente generación, y el parto era la batalla que cada mujer tenía que luchar.<ref>Harris, Max ''Aztecs, Moors, and Christians: Festivals of Reconquest in Mexico and Spain'', Austin: University of Texas, 2000 page 79.</ref> El propósito de la [[Triple Alianza (México)|Triple Alianza Mexica]] de los estados a la orilla de [[Lago de Texcoco]] fue hacer la guerra para tomar prisioneros que serían sacrificados, pues los mexicas creían que los dioses no permitirían que el sol saliera cada día a no ser que se les ofreciera carne humana para comer la víspera, por lo que requerían realizar sacrificios diarios en la pirámide del Templo Mayor de Tenochtitlan e innumerables guerras para capturar las víctimas que morirían en el Templo Mayor. A veces, los guerreros corrían con terror simulado a las afueras de Tenochtitlan, donde entraban en batallas simuladas con otros guerreros o podían incluso atacar territorios aledaños, enzarzándose en batallas reales.<ref>Harris, Max ''Aztecs, Moors, and Christians: Festivals of Reconquest in Mexico and Spain'', Austin: University of Texas, 2000 page 79.</ref>