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En el caso [[Unión Soviética|soviético]] se puede atribuir{{quien}} este desinterés al hecho evidente de que la conspiración no era dirigida por miembros del antiguo [[Partido Comunista de Alemania]] (KPD) en coordinación con sus colegas soviéticos,{{demostrar}} a lo que se agrega que la conspiración no tuviese entre sus líderes a comunistas o a simpatizantes de la [[Unión Soviética]], sino por el contrario a derechistas (Goerdeler y Popitz), socialistas moderados (Julius Leber), o militares profesionales (Ludwig Beck, Treshckow); era visible que estos conspiradores no tenían en sus planes instalar un gobierno aliado con la [[URSS]] y, por tanto, todos eran rechazables por el régimen de [[Iósif Stalin|Stalin]]. A pesar que conspiradores como [[Goerdeler]], [[Ulrich von Hasell]] y [[Adam von Trott zu Solz]] tenían posibilidad de comunicarse con el extranjero, mediante embajadas alemanas en países que mantenían [[neutralidad]] (como en [[Suiza]], [[Suecia]], o [[Portugal]]), tanto los [[Estados Unidos]] como el [[Reino Unido]] rechazaron acercamientos con conspiradores antinazis. En primer lugar, los [[Aliados Occidentales]] dudaban de las reales intenciones de los conspiradores y no confiaban en ellos, considerando a estos como representantes de la vieja [[aristocracia]] nacionalista y militarista de [[Prusia]] que habían apoyado a [[Adolf Hitler|Hitler]] fervientemente en sus inicios, pero que ahora solo estarían deseosos de salir bien librados de una segura derrota alemana, sin estar motivados por un sentimiento realmente antinazi o prooccidental.
 
En segundo lugar, tanto [[Franklin Delano Roosevelt]] como [[Winston Churchill]] deseaban mantener como aliada a la [[Unión Soviética]] y un acercamiento de los Aliados Occidentales a los conspiradores contra Hitler causaría las peores sospechas de Stalin, que temía acuerdos secretos entre alemanes y angloestadounidenses, precisamente en las últimas fases de la guerra. Finalmente, ninguno de los tres aliados deseaba que el fin de la guerra tuviera como origen un [[golpe de Estado]] dentro de Alemania. Todos preferían la derrota militar completa del [[Tercer Reich]] para evitar que los nazis más fanáticos resurgieran años después alegando otra «leyenda de la puñalada por la espalda» o ''[[Dolchstosslegende]]'', invocando que Hitler solo habría sido vencido por la [[traición]] de algunos militares. Ante ello, los tres aliados preferían que la [[Alemania nazi]] desapareciera como resultado de una derrota bélica aplastante, que evidenciara ante las masas alemanas el fracaso de Hitler.
 
Como un efímero corolario positivo, la familia de Stauffenberg con sus cinco niños y su esposa, la baronesa [[Nina Freiin von Lerchenfeld]], se salvaron de ser ejecutados porque las SS que les custodiaban al norte de Italia se entregaron a los británicos. En un principio, Stauffenberg fue considerado como un traidor junto a los demás implicados; pero tras la caída del [[nazismo]] y conocido luego el exterminio de judíos en el [[Holocausto]] y las oscuras maquinaciones del régimen de Hitler en el [[Proceso de Núremberg]], los conspiradores fueron ubicados en otro contexto histórico, siendo considerados como héroes en la [[República Federal de Alemania]].