Diferencia entre revisiones de «Orson Welles»

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→‎Orson Welles y Shakespeare: palabra mal escrita
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«En su instituto realiza varias puestas en escena de Shakespeare, el autor al que nunca abandonará en su carrera, tanto por los textos representados como por el espíritu que anima sus creaciones propias».<ref>{{Cita libro|apellidos=Sánchez Noriega|nombre=José Luis|enlaceautor=|título=De la literatura al cine: teoría y análisis de la adaptación|url=https://books.google.com.pe/books/about/De_la_literatura_al_cine.html?id=G5d1HUX7UToC&redir_esc=y|fechaacceso=|año=2000|editorial=Grupo Planeta (GBS)|isbn=|editor=|ubicación=|página=|idioma=|capítulo=}}</ref>
 
El mundo de Shakespeare está presente tanto en las adaptaciones [[Macbeth (1948)|Macbeth]] (1948) como en [[Otelo (película de 1951)|Otelo]] (1952), que rueda como inédita convicción de teatro cinematográfico, como en ''[[Campanadas a medianoche|Campanadas a media noche]]' (1966), donde se apropia de los personajes del dramaturgo brparapara desarrollar los temas del poder, la ambición y la impostura, también presentes en dos oas que formalmente pertenecen al cine negro o policial: [[La dama de Shanghái|La dama de Shangái]] (1948)  y [[Touch of Evil]] (1958). Al utilizar las fuentes isabelinas en sus películas, Welles permite descubrir los antecedentes de gran parte de su obra contemporánea. En muchos aspectos gusta de los mismos temas que prefería Shakespeare como: la caída de una figura grandiosa, la pasión regida por una mala estrella, las numerosas facetas de camaradería. Sin embargo, ni en Macbeth ni en Otelo ha mostrado estricta fidelidad por la letra de las obras. Para los aficionados a los versos de Shakespeare, estas dos películas carecen de atractivo. No obstante, cinematográficamente, tiene una enorme fuerza bárbara. Si parecen melodramáticas, se debe a la firme creencia de Welles de que “Shakespeare nunca escribió una tragedia pura: no podía hacerlo.  Escribió melodramas que tenían estatura trágica pero que a pesar de todo eran todas historias melodramáticas”.
 
Sobre la filmación de las obras de Shakespeare, Welles comenta: «Un método para alejarse de la trivialidad es volver a nuestros clásicos y por esta razón que vemos a los cineastas experimentar con Shakespeare, algunos desastrosamente y otros de otra manera». Como el teatro isabelino al que tanto ama, su propio universo, cine, está lleno, hasta la abundancia, de una rica selección de personajes, de bufones mezclados con reyes y de villanos mezclados con hombres inocentes.