Diferencia entre revisiones de «Mercenarios de la Antigua Grecia»

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Junto a la paga, y en los momentos en que la fidelidad de los mercenarios empezaba a flaquear, se recurría al sistema de dejarles rapiñar en las zonas próximas a los campamentos, como explica Jenofonte:
{{cita|Mientras tanto salían todos los días con acémilas y esclavos y se traían al campamento, sin ser inquietados, cebada, trigo, vino, legumbres, mijo e higos; este país producía de todo, excepto aceite de oliva. Cuando el ejército estaba en el campamento se permitía a los soldados salir en busca de botín, y en estas salidas cada uno se apoderaba de lo que podía. Pero cuando salía el ejército entero, parte de lo que cada uno cogía se consideraba como propiedad común''.|Jenofonte, ''[[Anábasis de Jenofonte|Anábasis]]'', VI, 6.}}
 
Pese a las remuneraciones, la fidelidad de los mercenarios dependía en muchos casos de las posibilidades de victoria, produciéndose frecuentes cambios de bando durante las campañas y deserciones. Existen múltiples ejemplos de deserciones. En la aproximación de Timoleón a [[Batalla delbatalla Crimisusde Crimisos|Crimisos]] ([[años 340 a. C.|341&nbsp;a.&nbsp;C.]]), 1.0001000 de sus 4.0004000 mercenarios «se asustaron durante la marcha y se retiraron, persuadidos de que [[Timoleón]] había perdido el juicio y se había vuelto loco, al intentar atacar con 5000&nbsp;infantes y 1000&nbsp;jinetes a un ejército de 70.000 hombres y de llevar a su ejército a ocho días de marcha de Siracusa, puesto que a esa distancia no existía salvación en caso de derrota».<ref>Plutarco, ''Vidas paralelas, Timoléon'', 25, 5.</ref>
 
El mejor sistema para impedir las deserciones era mantener a las tropas pagadas y abastecidas siguiendo la norma impuesta por [[Ifícrates]], general ateniense del siglo IV&nbsp;a.&nbsp;C., al que se atribuye la remodelación de las tropas de fortuna introduciendo en gran número las tropas de infantería ligera (peltastas) y una infantería de línea basada en los hoplitas pero con armamento menos pesado.
{{cita|Ifícrates mandó un ejército de tierra y mar numerosísimo, y le retenía la cuarta parte del sueldo de cada mes, que se guardaba como garantía para que nadie abandonase al ejército. Así siempre tenía en su ejército numerosos soldados y sin apuros económicos.|Polieno, ''Estratagemas'' III, 9, 51}}
Aunque en muchas ocasiones los castigos por el abandono no eran expeditivos, dado que el soldado entrenado, si la paga era buena y la causa tenía posibilidades de triunfar podía volver a emplearse pasado un tiempo. El propio Timoleón castigaba sólo con la expulsión a los que hicieron defección de su ejército antes de la [[batalla del CrimisusCrimisos]] contra los cartagineses, aun sabiendo que el concurso de las tropas que se negaron a seguirleseguirlo hubiera podido ser decisivo en el combate.<ref>Plutarco, ''Timoléon'', 30, 2-3.</ref>
Y [[Ciro II|Ciro]] no tomó represalias sobre las familias de los mercenarios mandados por [[Jenias de Arcadia]] y [[Pasión de Megara]] que le abandonan en [[Miriando]] durante su marcha sobre [[Babilonia]].<br />
Era preferible, en todo caso, que los mercenarios y los aliados fueran de confianza.