En Éxodo en el capítulo 30, después de la salida de Israel de Egipto, Dios señala a Moisés que el incienso a utilizar en el tabernáculo debe estar constituido por mirra y canela.
En el Nuevo Testamento, [[Herodes I el Grande|Herodes]] solicitó a los tres reyesmagos procedentes de Oriente que averiguaran el sitio preciso del nacimiento del [[Mesías del judaísmo|Mesías de los judíos]] y después le informasen con el fin de acudir él también a adorarlo. Una posterior medida de control de natalidad aplicada en la población masculina mosaica llevada a cabo en Belén dio origen a la suposición sobre las verdaderas intenciones que lo habrían motivado para corregir el cumplimiento de una profecía que situaba el nacimiento del Rey de los Judíos. Los Reyes, que no sospecharon en absoluto, encontraron al Niño, lo adoraron y obsequiaron con [[oro]], [[olíbano]] y mirra, y avisados en sueños, no volvieron con Herodes a cumplir lo acordado.<ref>{{Biblia|Mateo|2:11|Mateo}}</ref>
