Diferencia entre revisiones de «Golpe de Estado de Casado»

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{{Guerra civil española}}
El '''golpe de Casado''' constituyó uno de los últimos actos de la [[guerra civil española]]. El [[golpe de Estado]] que se inició el [[5 de marzo]] de [[1939]] estuvo encabezado por el coronel [[Segismundo Casado]], jefe del Ejército del Centro, en colaboración con las redes de espionaje franquista y la [[Quinta Columna]] de Madrid y con apoyo de [[JulianJulián Besteiro]], [[Wenceslao Carrillo]] (líder de la UGT), [[Cipriano Mera|Cipriano de Mera]] y el general [[José Miaja]]<ref>https://www.elespanol.com/reportajes/20190302/golpe-traidor-casado-acabo-republica-madrid-hambriento/379963043_0.html</ref>.
 
El golpe "casadista" derribó al gobierno republicano del socialista [[Juan Negrín]] que defendía continuar resistiendo a pesar de que, tras la [[ofensiva de Cataluña|caída de Cataluña]] a principios de febrero de 1939, la situación de la República era desesperada. El golpe triunfó tras desencadenarse en Madrid una guerra civil dentro de la guerra civil entre las fuerzas "casadistas" apoyadas por los quintacolumnistas franquistas y los [[Partido Comunista de España|comunistas]] que eran los únicos que apoyaban ya (junto con un pequeño sector del PSOE) la política de resistencia de Negrín. Se formó entonces un [[Consejo Nacional de Defensa]] que inició las conversaciones con el [[bando sublevado]] pero el General Franco, como ya había reiterado en numerosas ocasiones, solo aceptó la rendición incondicional del [[Ejército Popular Republicano]]. Así las tropas franquistas ocuparon Madrid, Valencia y toda la zona Centro-Sur, el último territorio español bajo la autoridad de la [[Segunda República Española|Segunda República]], sin encontrar apenas resistencia. Fue el final de casi tres años de guerra.
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El "partido de la paz" o "antinegrinista" estaba encabezado por el propio presidente de la República [[Manuel Azaña]], apoyado por los republicanos de [[Izquierda Republicana]] y [[Unión Republicana (1934)|Unión Republicana]] más los nacionalistas catalanes y vascos, e [[Indalecio Prieto]] al frente de un sector del [[PSOE]] (en el que también estaba [[Julián Besteiro]]), que consideraron que los desastres militares de la [[batalla de Teruel]] y la [[ofensiva de Aragón]] demostraban que el ejército republicano nunca podría ganar la guerra y que había que negociar una rendición con apoyo franco-británico. Frente a ellos, Negrín y el sector del PSOE que lo apoyaba junto con los [[PCE|comunistas]] eran firmes partidarios de continuar resistiendo bajo la consigna "''resistir es vencer''".{{Sfn|Casanova|2007|pp=333-334}} Para Negrín la alternativa de negociar el final de la guerra con el enemigo significaba casi seguro la aniquilación de la República, por lo que la única salida posible era resistir para prolongar la guerra a la espera que se desencadenase en Europa una guerra a escala continental, lo que obligaría a Francia y a Gran Bretaña a acudir en ayuda de la República.{{Sfn|Bahamonde Magro|Cervera Gil|1999|p=27}}
 
La crisis se abrió al intentar Negrín que Prieto cambiara de ministerio (habiendo declarado su convicción de que la guerra estaba perdida, Prieto era el peor de los ministros de Defensa posible), pero Azaña respaldó a Prieto, así como el resto de los republicanos de izquierda y los nacionalistas de Esquerra y del PNV. Sin embargo, éstosestos no consiguieron articular ninguna alternativa a Negrín, y este acabó saliendo reforzado de la crisis, con la consiguiente salida de Prieto del gobierno.{{Sfn|Casanova|2007|pp=333-334}} A partir de entonces "la España republicana queda dividida en dos tendencias separadas por las profundas simas de la desconfianza, el recelo y la descalificación mutua".{{Sfn|Bahamonde Magro|Cervera Gil|1999|p=37|ps=«Se ha hablado de que le faltó decisión [al presidente Azaña para retirarle la confianza a Negrín, lo que le hubiera obligado a presentar la dimisión]. Pero ¿qué personalidad republicana del ''partido de la paz'' estaba dispuesta a aceptar un nombramiento y una responsabilidad para una acción de gobierno en cuyo horizonte las posibilidades de mediación pactada eran remotas, y más que nada resultaba visible la rendición incondicional, la liquidación de la guerra?»}}
 
[[Archivo: Map of the Spanish Civil War in July 1938.png|thumb|250px| Mapa de la guerra civil española en julio de 1938]]
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El Madrid de la "defensa heroica frente al fascismo" (la "ciudad resistente" de noviembre de 1936 a marzo de 1937) estaba perdiendo protagonismo frente a la "ciudad clandestina" (la "[[quinta columna]]" organizada en la primavera de 1937 por los partidarios de los sublevados tras el final de la [[batalla de Madrid]]){{sfn|Cervera Gil|1998}} gracias a su radical cambio de táctica. "A la acción directa ejemplificada en el ''paqueo'' (francotiradores que disparaban desde azoteas y tejados contra los milicianos republicanos), para amedrentar a la retaguardia republicana con el objetivo de minar el espíritu de resistencia, cargada de espontaneísmo y acción individual, sucede a lo largo de 1937 y 1938 la táctica de la infiltración en los aparatos de poder republicanos. Es decir, la infiltración en el ejército, en las fuerzas de orden público y en el tejido organizativo de la ayuda social como el [[Socorro Rojo]]. Se incrementa el protagonismo de la ''Falange clandestina'' (dirigida por [[Manuel Valdés Larrañaga]]), la creación del llamado [[Socorro Blanco]] o la infiltración de agentes del [[Servicio de Información y Policía Militar]] (SIPM) dirgido por [[José Ungría Jiménez]]. Como segundo objetivo está la captación de la ''ciudad pasiva'' [la integrada por los madrileños que no forman parte de las organizaciones del Frente Popular ni de la ''quinta columna'' franquista], hecho facilitado por las innumerables tensiones en el seno de la ciudad antifascista y por la desorganización administrativa que acentúa las negativas condiciones de la vida material, sobre todo en el tema de los abastecimientos".{{Sfn|Bahamonde Magro|Cervera Gil|1999|pp=238-239}}
 
El hambre y la [[crisis de subsistencias]] que asolaba la [[zona republicana]] estaban minando la capacidad de resistencia de la población,{{Sfn|Casanova|2007|p=336}} especialmente en la ciudad de Madrid que durante la guerra "era un inmenso estómago próximo al millón de habitantes, incapaz de abastacerse de su ''hinterland''" porque la mayor parte de él había caído en manos de los sublevados en los primeros meses de la guerra, a lo que hay que añadir "la alteración del sistema de transportes, ahora subordinado a la lógica de la guerra, y las transformaciones revolucionarias en la estructura de la propiedad y en la gestión empresarial que dificultaban la búsqueda de alternativas de aprovisionamiento en la España republicana".{{Sfn|Bahamonde Magro|Cervera Gil|1999|pp=239-240|ps=«Entre julio y octubre de 1936 Madrid se vio privado del trigo de Castilla la Vieja, del pescado del Atlántico, del carbón asturiano y de los productos cárnicos castellanos y de Extremadura».}} Así en Madrid pronto se tuvo que recurrir a las cartillas de [[racionamiento]], pero las cantidades de alimentos asignadas fueron progresivamente disminuyendo (los 300 gramos de pan por persona y día de marzo de 1937 se habían reducido a 100 gramos sólosolo un año después) y determinados productos como la carne, el pescado, los huevos y la leche prácticamente desaparecieron (las lentejas, las "píldoras del doctor Negrín", se convirtieron en la base de la dieta) y floreció el [[mercado negro]] (la docena de huevos cuyo precio oficial en el otoño de 1938 era de 15 pesetas en el mercado negro valía 100 pesetas). Sin embargo las organizaciones del Frente Popular tenían sus propios sistemas de abastecimiento para sus milicianos y afiliados, por lo que éstosestos no padecieron tanto las penurias que afectaban al resto de la población (la "ciudad pasiva"), un "privilegio" que fue hábilmente explotado por la propaganda de la "quinta columna" franquista para desmoralizar a la retaguardia republicana.{{Sfn|Bahamonde Magro|Cervera Gil|1999|p=242}} A finales de 1938 hubo manifestaciones de mujeres en Madrid que reclamaban leche para sus hijos y aparecieron pasquines en lo que se leía: "''Si no nos dais de comer, rendirse''".{{Sfn|Bahamonde Magro|Cervera Gil|1999|p=254}} [[Manuel Azcárate]], dirigente comunista de las [[Juventudes Socialistas Unificadas]], describía así la situación en Madrid a principios de 1939:{{Sfn|Bahamonde Magro|Cervera Gil|1999|p=255}}
 
{{cita|Pero éste ya no era el Madrid de 1936 o 1937. Faltaba comida. El cansancio de la guerra se apreciaba en las caras demacradas de la gente. El ambiente se había vuelto hosco, triste, trágico. Por todas partes se respira un sentimiento anticomunista porque muchas personas creen que son los comunistas los responsables de que la guerra se prolongue}}
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Así el 29 de julio de 1938, solo tres días después del inicio de la [[batalla del Ebro|ofensiva republicana del Ebro]], el presidente de la República Azaña se entrevista en secreto con el representante británico en Barcelona [[John Leche]] para que propusiera a su gobierno un plan de paz que consistía en la retirada de los combatientes extranjeros de ambos bandos, el cese de las hostilidades y la formación de un gobierno de amplio consenso del que serían excluidos los comunistas. Para ello sería necesario que Gran Bretaña junto con Francia, Alemania e Italia presionaran conjuntamente al general Franco para que lo aceptara. Así pues, lo que pedía Azaña era que el gobierno británico apoyara la conjura política antinegrinista y consiguiera además que lo hicieran las otras tres potencias. Tanto Negrín como el general Franco tuvieron conocimiento casi inmediato de esta entrevista "secreta" que tuvo lugar en [[Vich]].{{Sfn|Bahamonde Magro|Cervera Gil|1999|pp=277-278}}
 
Poco después se produjo la "crisis de agosto" del gobierno Negrín con la salida del mismo de los dos ministros vasco y catalán, pero Azaña no pudo retirarle la confianza a Negrín, nombrando en su lugar a [[Julián Besteiro]], porque Negrín conocedor de la maniobra montó "una campaña que se tradujo en la profusión de telegramas de adhesión a su persona que partieron de las unidades del [[Ejército del Ebro]] [que se encontraba en plena batalla] y del Este y llegaron al gobierno el 16 de agosto como presión contra el Presidente de la República".{{Sfn|Bahamonde Magro|Cervera Gil|1999}} Así Negrín se impuso a Azaña. Además un mes después el gobierno británico le comunicó a su representante en Barcelona John Leche que no veía posibilidades de realizar el plan de Azaña y le ordenaba que no continuara los contactos con ésteeste.{{Sfn|Bahamonde Magro|Cervera Gil|1999|p=280}}
 
El 15 de noviembre de 1938, el mismo día en que las últimas tropas republicanas volvían a cruzar el Ebro dando por fracasada la ofensiva republicana iniciada en julio en la que Negrín había puesto todas sus esperanzas para dar un giro a la guerra, se reunió la Comisión Ejecutiva del PSOE en la que [[Julián Besteiro]] dijo abiertamente que "''la guerra ha estado inspirada, dirigida y fomentada por los comunistas''" (a Negrín le dijo que era un "''agente de los comunistas''") y que "''si la guerra se ganara, España sería comunista''" (en aquel momento Besteiro ya llevaba algunos meses, posiblemente desde abril de 1938, en contacto con la [[quinta columna]] de Madrid y a través de ella con el gobierno del "Generalísimo" Franco en [[Burgos]]).{{Sfn|Bahamonde Magro|Cervera Gil|1999|pp=283-284}} La solución que propuso Besteiro fue poner fin al Frente Popular (y por tanto romper la alianza con el [[PCE]] y la [[URSS]]) para ganar el apoyo de Gran Bretaña a la causa republicana porque Besteiro estaba convencido de que la política de las democracias occidentales ante la guerra civil estaba determinada por el factor anticomunista, lo que no era así, sino por la política de [[apaciguamiento]] que habían adoptado respecto de Hitler y el deseo de separar a Mussolini de Hitler. Besteiro afirmó:{{Sfn|Viñas|Hernández Sánchez|2009|pp=93-94|ps=«La conclusión lógica partiendo de estas premisas fue, naturalmente, que Besteiro extremó su diagnóstico hasta llegar a preferir el triunfo de Franco».}}
Línea 93:
{{cita|España ha tenido la desgracia de encontrarse en una situación de guerra civil, transformada rápidamente en guerra internacional, de invasión de nuestro territorio, en circunstancias en que... los dos países que podían ser nuestra contrapartida en el juego internacional han demostrado que carecen de la vitalidad necesaria no sólo en lo que respecta al problema español sino a sus propios intereses... <br/>
Yo creo que la ayuda de la Unión Soviética ha sido importante. Pero si Francia e Inglaterra hubiesen mostrado más señales de capacidad de reacción hacia sus propios intereses, conjugados con los intereses españoles, se podría haber planteado el Gobierno español la posibilidad y el deber de estudiar si nos convenía un viraje absoluto de la política exterior. El peligro estaba en dar un salto en el vacío}}
Cuatro días después, 19 de noviembre de 1938, Besteiro viajó a Barcelona para entrevistarse con Azaña, pero aquélaquel volvió a Madrid muy decepcionado porque la única propuesta que le hizo el presidente de la República era que fuera a Londres para solicitar por segunda vez la intervención británica a lo que al parecer Besteiro le contestó que a lo único que estaba dispuesto era a poner fin a la guerra y gestionar la paz en las mejores condiciones.{{Sfn|Bahamonde Magro|Cervera Gil|1999|pp=283-284}}
 
Tras su salida del gobierno de Negrín en agosto, los que sí estaban en contacto con el gobierno británico eran los nacionalistas vascos y catalanes que presentaron sendos memorándums el 12 de octubre de 1938 firmados por el "''Presidente de Euskadi''" [[José Antonio Aguirre]] y por el "''Presidente de Cataluña''" [[Lluís Companys]] en el que pretendían que Gran Bretaña les apoyara para formar dos estados casi independientes en sus respectivos territorios. Un mes después [[Luis Arana Goiri]], hermano del "padre" del nacionalismo vasco y fundador del PNV [[Sabino Arana Goiri]], envió otro memorándum al [[Foreign Office]] donde abiertamente pedía el apoyo británico a la independencia de [[Euskadi]] y de [[Cataluña]], bajo protección británica la primera y bajo protección francesa la segunda. En el escrito se refería al conflicto que vivía la Península como "''esta cruel guerra española destructora de mi amada Patria Euskadi''". Pero los británicos no aceptaron ninguna de estas propuestas, entre otras razones, porque "no estaban dispuestos a introducir otro elemento de desestabilización más en España".{{Sfn|Bahamonde Magro|Cervera Gil|1999|pp=286-293}}
Línea 99:
Azaña aún realizó un último intento de poner fin a la política de resistencia de Negrín a principios de febrero de 1939 poco antes de abandonar definitivamente España. Mantuvo una entrevista con los representantes de Francia y de Gran Bretaña para expresarles su opinión contraria a Negrín y para pedirles que sus gobiernos intercedieran ante el general Franco para que diera garantías de permitir salir de España a las personas comprometidas, una única condición para el fin de las hostilidades que ignoraba las tres aprobadas por las [[Cortes republicanas]] en la reunión de Figueras del día 1 de febrero. Cuando Negrín se enteró de esta iniciativa de Azaña, que sobrepasaba de nuevo sus competencias constitucionales, la desautorizó completamente.{{Sfn|Bahamonde Magro|Cervera Gil|1999|pp=220-221}}
 
Por su parte Julián Besteiro, tras su entrevista de noviembre de 1938 con Azaña en la que ésteeste no se había mostrado capaz de destituir a Negrín, entró en contacto con el sector no comunista del [[Ejército Popular Republicano]] de la zona Centro-Sur para que ésteeste tomara el relevo en su propósito de poner fin a la guerra. Ese sector estaba encabezado por el coronel [[Segismundo Casado]], desde mayo de 1938 jefe del [[Ejército del Centro (Segunda República Española)|Ejército del Centro]], la unidad militar más importante y menos influenciada por los comunistas de la región Centro-Sur.{{Sfn|Bahamonde Magro|Cervera Gil|1999|pp=93-294}} Besteiro y Casado se entrevistarán en el domicilio del primero el 3 de febrero de 1938 y durante la misma Casado le ofrecerá a Besteiro la presidencia del futuro gobierno que habría de sustituir al de Negrín tras el triunfo de la conspiración que estaba organizando. Besteiro le contestó que en su opinión la presidencia debía asumirla un militar. En ese momento confluyeron la parte civil y militar de la conjura antinegrinista.{{Sfn|Bahamonde Magro|Cervera Gil|1999|p=302}}
 
=== La conjura militar ===
Línea 106:
Fue precisamente tras los [[acuerdos de Múnich]] de finales de septiembre de 1938 cuando la [[quinta columna]] de Madrid inició una aproximación al coronel Casado al conocer su radical anticomunismo y su desacuerdo cada vez mayor con Negrín.{{Sfn|Bahamonde Magro|Cervera Gil|1999|p=295}} Además en el entorno de Casado actuaban varios agentes franquistas, como su ayudante el teniente coronel [[José Centaño de la Paz]] o el Comandante médico [[Diego Medina]] (médico personal del propio coronel Casado), que tuvieron perfectamente informado al gobierno de Burgos de todos sus actos.{{Sfn|Bahamonde Magro|Cervera Gil|1999|p=257}}
 
El primer movimiento importante del coronel Casado, del que enseguida tuvo información el Cuartel General del Generalísimo, tuvo lugar a principios de noviembre de 1938, en un momento en que ya era evidente el fracaso de la ofensiva republicana del Ebro, cuando se reunió en Madrid con el presidente Juan Negrín y con el general [[José Miaja]], jefe de los Ejércitos de la región Centro-Sur, para intentar conseguir que aquélaquel retirara a los comunistas del gobierno como primer paso para cambiar la política de resistencia a ultranza por la búsqueda de una mediación que pusiera fin a la guerra sin represalias por parte de los vencedores, a lo que Negrín se opuso rotundamente. A partir de ese momento Casado fue cada vez más consciente de que si quería alcanzar sus propósitos también tendría que derribar a Negrín.{{Sfn|Bahamonde Magro|Cervera Gil|1999|pp=295-299}}
 
A finales de enero y principios de febrero de 1939 el coronel Casado inicia los contactos de forma directa y personal con los representantes franquistas en Madrid a través de la [[quinta columna]] a los que pone al corriente de sus intenciones de derribar al gobierno de Negrín, aunque ellos ya las conocían a través de Centaño y Medina. En esas mismas fechas Casado también habla con militares y partidos políticos del [[bando republicano]] para que colaboren con sus planes.{{Sfn|Bahamonde Magro|Cervera Gil|1999|p=300}}
Línea 114:
Los que rinda las armas evitando sacrificios estériles y no sean reos de asesinatos y otros crímenes graves podrán obtener un salvoconducto que les pongan fuera de nuestro territorio, gozando entre tanto de plena seguridad personal...<br/>
Ni el mero servicio en el campo rojo, ni el haber militado simplemente como afiliado en campos políticos extraños al [[Movimiento Nacional]] serán motivos de responsabilidad criminal}}
El 5 de febrero el ayudante de Casado el teniente coronel Centaño le descubre su condición de agente franquista y le entrega a continuación una copia oficial de las "Concesiones del Generalísimo". Estas ''Segundas'' "Concesiones del Generalísimo" presentaban un tono y algún matiz diferente de las que ya había recibido el coronel Casado una semana antes. Comenzaban con una afirmación de gran dureza: "''Tenéis la guerra totalmente perdida. Es criminal toda prolongación de la resistencia. La ESPAÑA NACIONAL exige la rendición''". En su texto quedaba más claro aún lo que Franco entendía por "negociación": la rendición incondicional del "Ejército rojo", y sólosolo ofrecía benevolencia en las represalias tras la victoria. La respuesta del coronel Casado fue pedir que fuera el general [[Fernando Barrón]], amigo suyo desde los tiempos de la Academia de Caballería, quien le escribiera una carta "''enviándole condiciones y plan de capitulación''", con lo que quedaba clara su postura liquidacionista de la guerra (la carta la recibiría el 15 de febrero a través del comandante médico y agente franquista [[Diego Medina]]).{{Sfn|Bahamonde Magro|Cervera Gil|1999|pp=314-316; 320}}
 
El 2 de febrero de 1939 Casado se reúne con los generales [[José Miaja Menant|Miaja]], [[Manuel Matallana Gómez|Matallana]] y [[Leopoldo Menéndez López|Menéndez]] a los que les expuso su decisión de sublevarse contra el gobierno de Negrín sustituyéndolo por un "''Consejo Nacional de Defensa''" integrado por militares y por todos los partidos políticos y sindicatos, con excepción del [[Partido Comunista de España]], y con la "''exclusiva misión de hacer la paz''" por lo que entraría "''en relación con el Gobierno Nacionalista'' [sic] ''lo antes posible''". Uno de los argumentos que utilizó para justificar la rebelión fue que el 23 de enero el gobierno había declarado el [[estado de guerra]] después de casi tres años de hostilidades por lo que la autoridad legal había pasado a los militares (y en la zona Centro-Sur le correspondía al general Miaja, presente en la reunión). Según el testimonio posterior del coronel Casado "''los tres generales, sin discusión, se consideraron comprometidos ante el hecho, con todas sus consecuencias''".{{Sfn|Bahamonde Magro|Cervera Gil|1999|p=300}} Al día siguiente tuvo lugar la entrevista con [[Julián Besteiro]] a quien ofreció la presidencia de su proyectado [[Consejo Nacional de Defensa]] que sustituiría al gobierno de Negrín, pero Besteiro rechazó la oferta de presidirlo aunque aceptó integrarse en él.{{Sfn|Bahamonde Magro|Cervera Gil|1999|p=302}}
Línea 132:
Poco después de volver a España el presidente del gobierno Negrín recibió un duro golpe personal y político cuando el 12 de febrero recibió un telegrama del general Vicente Rojo, el militar de máxima confianza de Negrín y el principal estratega del [[Ejército Popular Republicano|Ejército Popular]] durante toda la guerra, en el que renunciaba a su cargo como Jefe del Estado Mayor y le reprochaba a Negrín que continuara con su política de resistencia, además de acusarle de haber abandonado a los militares que se encontraban en Francia. La respuesta de Negrín fue ordenar al embajador español en París, [[Marcelino Pascua]], que comunicara al general Vicente Rojo y al general [[Enrique Jurado]] la orden de regresar a España, orden que ninguno de los dos estaba dispuesto a cumplir.{{Sfn|Bahamonde Magro|Cervera Gil|1999|p=311}} En una última carta enviada a Negrín el 28 de febrero, el general Vicente Rojo le volvió a pedir que asumiera la derrota y cesara en una resistencia inútil y se ofreció a volver a España para colaborar en las gestiones para concluir la guerra (un ofrecimiento que también había realizado a los militares conjurados para derribar a Negrín y que volvió a repetir cuando se constituyó el [[Consejo Nacional de Defensa]] tras el triunfo del golpe de Casado porque no quería seguir "''la suerte de los fugitivos políticos, sino, buena o mala, la que sea la de los militares que, como yo, han hecho la guerra honradamente''").{{Sfn|Bahamonde Magro|Cervera Gil|1999|p=307; 312}}
 
Otro duro golpe para Negrín, esta vez solamente político dadas las malas relaciones que mantenía con el Presidente de la República [[Manuel Azaña]], fue que ésteeste se negara en redondo a regresar a España a pesar de las reiteradas peticiones que le formuló a lo largo del mes de febrero. Cuando Azaña cruzó la frontera francesa el 5 de febrero Negrín al menos consiguió que Azaña se alojara en la embajada española en París, que en términos de derecho internacional era territorio español, por lo que técnicamente Azaña no se había exiliado ni vivía fuera de España. Pero Negrín estaba convencido de que el regreso de Azaña a la zona Centro-Sur levantaría la moral de las tropas y además les quitaría un argumento de peso a Francia y a Gran Bretaña para reconocer al "Generalísimo" Franco como jefe del único gobierno legítimo de España.{{Sfn|Viñas|Hernández Sánchez|2009|pp=105-118}} El 18 de febrero Negrín envió a Azaña una extensa carta a través del embajador español en París [[Marcelino Pascua]] conminándole para que regresara a España:{{Sfn|Viñas|Hernández Sánchez|2009|pp=126-127}}
{{cita|El gobierno, unánime, reitera la imprescindible necesidad de que el presidente [de la República] se traslade a esta zona [Centro-Sur] por los siguientes razones:<br/>
Primera. Mientras exista un Gobierno debe estar en territorio español el Jefe del Estado, máxime en circunstancias presentes, ya que no hay ningún motivo de orden material o de seguridad que lo impida.<br/>
Línea 155:
Casado estaba tan convencido de sus propósitos que abiertamente le habló de los mismos al día siguiente, 3 de marzo, al general [[Ignacio Hidalgo de Cisneros]], a pesar de que era conocida su militancia comunista. "''Sólo nosotros, los generales, podemos librar a España de la guerra''", le dijo Casado, y añadió a continuación: "''Le doy mi palabra de que puedo conseguir de Franco mejores condiciones de las que pueda conseguir Negrín. Incluso puedo asegurarle que respetarán nuestra graduación''" (como un nuevo [[abrazo de Vergara]]). Hidalgo de Cisneros comunicó inmediatamente lo que le había dicho Casado al presidente Negrín que se encontraba en la [[Posición Yuste]] cerca de [[Elda]].{{Sfn|Bahamonde Magro|Cervera Gil|1999|p=339}}
 
La reacción de Negrín fue enviar un avión a Madrid a las 10 de la mañana del sábado 4 de marzo para que recogiera al coronel Casado y ésteeste se presentara inmediatamente ante él. Como Casado no tomó ese avión a las 12 Negrín indignado le llamó por teléfono pero aquélaquel siguió negándose a acudir a la [[Posición Yuste]].{{Sfn|Bahamonde Magro|Cervera Gil|1999|pp=344-345}} Poco después Casado se reunió en su domicilio particular con el teniente coronel anarquista [[Cipriano Mera]] y con el Jefe del Estado Mayor del Ejército del Centro para ultimar la planificación logística de la sublevación. A las 13'30 horas el coronel Casado comunicaba a [[Julián Besteiro]], el líder de la trama política del golpe, y al resto de partidos y sindicatos que le apoyaban que estuvieran preparados para las 20 horas del día siguiente (también previno al comandante militar de Madrid, el general [[Toribio Martínez Cabrera]], al jefe del [[Servicio de Información Militar|SIM]] y al Director General de Seguridad).{{Sfn|Bahamonde Magro|Cervera Gil|1999|p=362}} A las 15'30 horas Casado se reunía en el gobierno civil con los ministros del gobierno de Negrín que se encontraban en Madrid para decirles que no iba coger el avión que de nuevo había enviado el presidente del gobierno y que iba a llevarles a la Posición Yuste. Así una hora después salía del aeródromo de Barajas el avión con los ministros pero sin Casado con destino al aeródromo de [[Monóvar]] que era el más cercano a Elda. Negrín volvió a llamar por teléfono a Casado pero volvió a encontrarse con la misma negativa.{{Sfn|Bahamonde Magro|Cervera Gil|1999|pp=344-345}}
 
En la mañana del domingo 5 de marzo Negrín ordenó a los generales Miaja y Matallana, que se encontraban en Valencia, que se presentaran ante él en la [[Posición Yuste]], pero solo acudió Matallana que fue inmediatamente detenido, aunque sería puesto en libertad más tarde.{{Sfn|Bahamonde Magro|Cervera Gil|1999|pp=345-346}}
 
A las siete de la tarde de ese domingo [[5 de marzo]] de 1939, comenzaba el golpe de Casado en Madrid.{{Sfn|Bahamonde Magro|Cervera Gil|1999|p=349}} En sus memorias el coronel Casado justificó el golpe como la respuesta a un supuesto complot comunista para hacerse con el poder una de cuyas "pruebas" serían los nombramientos que habría hecho el presidente Negrín de militares comunistas para que ocuparan la cúpula del [[Ejército Popular Republicano|Ejército Popular]] de la República. Sin embargo, cuando posteriormente un investigador encontró los ejemplares de los diarios oficiales del Ministerio de Defensa del 3 y 4 de marzo de 1939 en el Archivo del Ministerio de Asuntos Exteriores de España se demostró que las afirmaciones de Casado eran completamente falsas. Lo que aparecía en ellos era el ascenso al grado de general de los coroneles de filiación comunista [[Juan Modesto Guilloto]] y [[Enrique Líster]] pero a ninguno de los dos se les concedía ningún mando; el nombramiento del también comunista [[Antonio Cordón García]] como Secretario General del Ministerio de Defensa; el cese de [[José Miaja]] como Jefe Supremo del Ejército, cuyo mando directo lo asumía personalmente el ministro de Defensa, es decir, el propio Negrín (Miaja pasaba a ser sólosolo Inspector General de los Ejércitos de Mar, Tierra y Aire), y el del general Matallana cuyas funciones también asumía personalmente Negrín (Matallana era nombrado Jefe interino del Estado Mayor). El único nombramiento de un militar comunista con mando sobre tropas fue el del teniente coronel [[Francisco Galán Rodríguez]], nuevo jefe de la [[base naval de Cartagena]] en sustitución del general Carlos Bernal. Los jefes de los cuatro Ejércitos operativos de las tropas republicanas (Levante, Extremadura, Andalucía y Centro), incluido el propio Casado, permanecieron en sus puestos.{{Sfn|Bahamonde Magro|Cervera Gil|1999|pp=340-342|ps=«En suma, no es verdad, como pensaba Casado, que Negrín diera una especie de "golpe legal" otorgando el control de los 4 ejércitos principales a mandos comunistas. ¿Realmente Negrín o los militares comunistas tenían ahora más control y poder sobre el ejército que el día 2? Pensamos que no. Eso sólo era una justificación de lo que se iniciaría el 5 de marzo, justificación que puso por escrito Casado muchos años después en su libro de memorias. Casado iba a actuar para desplazar del poder a Negrín pero no como respuesta a unos nombramientos. Ya hemos ido conociendo cómo estaba preparando su golpe de mano desde hacía tiempo».}}
 
== El golpe ==
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[[Archivo: Miguel de Cervantes Cruiser.jpg|thumb|250px|[[Crucero Miguel de Cervantes]], buque insignia de la flota republicana]]
 
Las fuerzas franquistas que se habían apoderado de la base naval de Cartagena lanzaron un ultimátum a la flota republicana allí amarrada: si no zarpaba antes de las 12.30 horas sería cañoneada por las baterías de costa. Los oficiales de los barcos muy excitados se reunieron en el buque insignia el [[crucero Miguel de Cervantes|crucero ''Miguel de Cervantes'']] con el almirante Buiza y con el comisario general de la escuadra, el socialista [[Bruno Alonso]], (reunión a la que también asistieron el coronel Galán y el enviado de Negrín Antonio Ruiz que insistieron en los deseos del presidente del gobierno de que no hubiera derramamiento de sangre){{Sfn|Viñas|Hernández Sánchez|2009|pp=276-277}} y decidieron abandonar Cartagena de cuyo puerto zarparon poco antes de que se cumpliera el plazo (a bordo sólosolo iban unos setecientos refugiados civiles y militares).{{Sfn|Viñas|Hernández Sánchez|2009|pp=276; 277}} Así Cartagena a mediodía del domingo 5 de marzo había quedado en poder de los partidarios de Franco y la flota ya no se encontraba allí, lo que se comunicó a las 14,20 horas en un radiograma al gobierno de Burgos:{{Sfn|Bahamonde Magro|Cervera Gil|1999|p=432}}
 
{{cita|S.B.D. de Cartagena a Burgos. Viva España. Arriba España. El general Barrionuevo al Generalísimo Ejército Español. Me hago cargo en nombre V.E. y ejército mando plaza de Cartagena. Tropas guarnición, ejército y marina están sumadas ejército salvador patria. Escuadra abandonó puerto rumbo desconocido}}
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Negrín había pasado toda la noche del sábado 4 al domingo 5 prácticamente sin dormir dando órdenes para intentar acabar con la [[sublevación de Cartagena (1939)|sublevación de Cartagena]].{{Sfn|Moradiellos|2006|p=450}} En la madrugada siguiente del domingo 5 al lunes 6 tuvo que enfrentarse a nueva sublevación cuando se confirmó el golpe del coronel Casado contra el gobierno y se produjo el anuncio de la formación del [[Consejo Nacional de Defensa]] (CND). La noticia la recibió Negrín cuando estaba cenando en la [[Posición Yuste]] con los ministros y con los generales [[Antonio Cordón|Cordón]] y [[general Matallana|Matallana]], después de haber celebrado una reunión del gabinete en la que se había preparado el discurso radiofónico que iba a pronunciar al día siguiente Negrín anunciando una resistencia escalonada hacia los puertos de Levante para conseguir la evacuación de la mayor cantidad de población comprometida posible. La noticia se la dio el general Matallana que recibió la llamada del coronel Casado desde Madrid y Negrín cogió el teléfono a continuación para decirle a Casado: "''Queda usted destituido''". Casado le respondió: "''Mire usted, Negrín, eso ya no importa. Ustedes ya no son Gobierno, ni tienen fuerza ni prestigio para sostenerse y menos para detenernos... La suerte está echada y ya no retrocedo''".{{Sfn|Moradiellos|2006|pp=451-452}}
 
El general Cordón, por orden de Negrín, contactó inmediatamente con los jefes de los Ejércitos de la República pero sólosolo se mostraron plenamente leales el coronel Escobar, del de Extremadura, y el coronel Moriones, del de Andalucía. Los demás se habían puesto a las órdenes del coronel Casado y del CND, incluido el general Menéndez, Jefe del Ejército de Levante, que era quien tenía la jurisdicción militar sobre Alicante, lo que hacía muy difícil que el gobierno pudiera resistir ya que sólosolo contaba con unos ochenta soldados para defender la [[Posición Yuste]].{{Sfn|Moradiellos|2006|p=452}} Además Negrín se mostró en todo momento contrario a iniciar una lucha abierta y, como le dijo al general [[Hidalgo de Cisneros]]: "Nuestra tarea ahora es intentar ganar tiempo. Evitar la lucha con Casado por todos los medios".{{Sfn|Moradiellos|2006|p=453}} Así fue como varios ministros contactaron con Casado (y con Besteiro) ofreciéndole en nombre de Negrín una transmisión ordenada de poderes que evitase enfrentamientos posteriores, pero Casado también rehusó porque consideraba al gobierno de Negrín "ilegal". "El golpe militar se había consumado".{{Sfn|Bahamonde Magro|Cervera Gil|1999|p=363}}
 
"Negrín, al igual que sus ministros, acabaron por reconocer lo inevitable: sin fuerzas para oponerse al golpe y sin voluntad de lucha para iniciar una guerra intestina, nada había que hacer excepto salir de España. Según el testimonio del doctor Vega Díaz, allí presente, Negrín comunicó su decisión ''con un gesto de tristeza'' y ''con voz algo afónica y entrecortada'': ''Todos estamos preparados, ¿no? Pues ni una duda más. Vámonos''".{{Sfn|Moradiellos|2006|p=453|ps=«Era entonces un hombre "pálido, ojeroso, con los párpados medio hinchados, bañado en sudor y sin afeitar", como un enfermo desilusionado", pero que "no perdía el control"».}}
 
Mientras los ministros se dirigían al aérodromoaeródromo de [[Monóvar]], Negrín, acompañado de los generales Hidalgo de Cisneros y Cordón, se dirigió a la cercana [[Posición Dakar]], sede de la dirección del PCE, para desde allí radiar un último intento para proceder a un traspaso de poderes que evitara la quiebra constitucional. El texto que envió al coronel Casado fue el siguiente:{{Sfn|Moradiellos|2006|p=454}}
{{cita|En aras de los intereses sagrados de España debemos todos deponder las armas y si queremos estrechar las manos de nuestros adversarios, estamos obligados a evitar toda sangrienta contienda entre quienes hemos sido hermanos de armas. En su virtud, el Gobierno se dirige a la Junta constituida en Madrid [el CND] y le propone designe una o más personas que puedan amistosa y patrióticamente zanjar las diferencias. Le interesa al Gobierno, porque le interesa a España, que en cualquier caso toda eventual transferencia de poderes se haga de una manera normal y constitucional. Solamente de esta manera se podrá mantener enaltecida y prestigiada la causa por que hemos luchado. Y sólo así podremos en el orden internacional conservar las ventajas que nuestras escasas relaciones aún nos preservan. Seguros de que al invocar el sentimiento de españoles de esa Junta prestará oído y atención a nuestra demanda, le saluda. Negrín}}
 
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Pero a partir de la madrugada del jueves 9 de marzo la situación cambió a favor de los "casadistas" porque las brigadas del IV Cuerpo de Ejército al mando del anarquista [[Cipriano Mera]], que era la unidad militar más importante con que contaban los casadistas, se empezaron a movilizar desde el frente de [[Guadalajara (España)|Guadalajara]] hacia Madrid y, sobre todo, porque la desmoralización comenzó a cundir entre las filas comunistas cuando supieron que el golpe de Casado había triunfado en toda España y Madrid era el único lugar donde se combatía, y que el gobierno de Negrín y la dirección comunista hacía tres días que había marchado al exilio, con lo que desaparecía la razón principal del contragolpe: el restablecimiento de la legalidad de un gobierno que ya no existía. La confusión y desmoralización de los comunistas madrileños aumentó aún más cuando llegaron a Villa Eloísa dos emisarios de [[Pedro Checa]] que, hablando en nombre del Buró Político del partido, les señalaron la conveniencia de cesar la lucha en Madrid y de preparar al partido para la evacuación y su paso a la clandestinidad, lo que podía ser interpretado como una desautorización de la dirección madrileña del partido (encabezada por [[Isidoro Diéguez]] que quedó impresionado). Además casi al mismo se presentó también en Villa Eloísa el [[Antonio Ortega Gutiérrez|coronel Ortega]] con una oferta de Casado para un cese el fuego y la apertura de negociaciones que entraría en vigor a las 8 de la mañana del día siguiente.{{Sfn|Bahamonde Magro|Cervera Gil|1999|pp=391-392}}
 
En la mañana del jueves 9 de marzo un representante comunista acompañado por el coronel Ortega se entrevistó con Casado en el Ministerio de Hacienda, donde nada más llegar se enteró de la huida de la flota republicana en dirección a [[Bizerta]] (en el [[Protectorado francés de Túnez]]), pero no consiguieron llegar a ningún acuerdo por lo que los enfrentamientos continuaron, aunque ahora la iniciativa y la moral de victoria había pasado al campo "casadista" que contó con la inesperada colaboración del ejército franquista que, primero, no atacó a las unidades del Ejército de Levante y del XVII Cuerpo de Reserva cuando cruzaron el [[puente de Arganda]], enfilado por la artillería franquista, en su marcha hacia Madrid desde el este para acabar con el contragolpe comunista, y después, lanzó una ofensiva limitada por la [[Casa de Campo]], lo que obligó a las Brigadas 42.ª y [[44.ª Brigada Mixta del Ejército Popular Español|44.ª]] comunistas a recuperar sus posiciones y levantar el sitio del Ministerio de Hacienda donde se encontraba Casado, lo que permitió a ésteeste organizar el contraataque de las fuerzas del IV Cuerpo de Ejército del anarquista [[Cipriano Mera]].{{Sfn|Bahamonde Magro|Cervera Gil|1999|pp=394-398|ps=«La cuestión no es que el coronel Casado, sitiado en los sótanos de Hacienda, solicitara expresamente la intervención de los nacionales para aliviar la situación. No existen pruebas de que Casado tomara esta iniciativa. Ésta partió de Franco, bien informado por sus agentes [[quinta columna|quintacolumnistas]] de la capital. (...) El ataque se realizó coincidiendo con los peores momentos para Casado y por un sector del frente guarnecido por las brigadas 42 y la 44.ª, que estaban inmersas en el enfrentamiento contra el Consejo. (...) El general Franco sabía que la acción de Casado era la vía más cómoda y menos costosa en recursos para entrar en Madrid y liquidar la guerra. No habría más que esperar y recoger los frutos maduros».}}
 
El 11 de marzo varias brigadas del IV Cuerpo de Ejército comandadas por el anarquista [[Liberino González]] lanzaron una ofensiva en la capital que tras duros combates obligó a los comunistas a replegar sus unidades a sus puntos de origen en la sierra, El Pardo y la Casa de Campo, para lo que tuvieron que reconquistar [[Fuencarral]] que había sido ocupada por las fuerzas del IV Ejército. Los pequeños grupos de combatientes que quedaron aislados dentro de la ciudad se concentraron en los [[Nuevos Ministerios]], que se convirtió en el último reducto de la resistencia comunista en Madrid.{{Sfn|Bahamonde Magro|Cervera Gil|1999|p=401}} A las 19'45 horas de ese día los agentes franquistas comunicaban a Burgos: "''Casado y Matallana... aseguran tener dominada situación y que después harán lo que Franco quiera emocionados caballerosidad nacional no aceptar rendición brigada y no ocupar trincheras abandonadas''".{{Sfn|Bahamonde Magro|Cervera Gil|1999|pp=400-401}} En la noche del día siguiente, 12 de marzo, a través de la mediación del coronel [[Antonio Ortega Gutiérrez|Ortega Gutiérrez]] (jefe del [[III Cuerpo de Ejército (Bando republicano)|III Cuerpo de Ejército]]), se alcanzó un acuerdo para poner fin a los combates: que no hubiera represalias, que hubiera canje de prisioneros y que los mandos continuaran en sus puestos.{{Sfn|Bahamonde Magro|Cervera Gil|1999|pp=401-402}}
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Sin embargo el coronel Casado no respetó el acuerdo, a diferencia de lo ocurrido en otras ciudades republicanas en las que los pactos permitieron la reincorporación de los comunistas a la vida política, alegando que los comunistas habían asesinado en los [[Monte de El Pardo|montes de El Pardo]] a tres coroneles de su Estado Mayor ([[Joaquín Otero Ferrer]], [[José Pérez Gazzolo]] y [[Arnoldo Fernández]]) a los que "se les había dado el paseo", aunque al parecer "su muerte se debió a una acción aislada, no ejecutada bajo órdenes precisas y desarrollada en un ambiente de desesperación en los últimos momentos de los enfrentamientos por los rumores que llegaban a [[El Pardo (Madrid)|El Pardo]] de ajustes de cuentas en las calles de Madrid".{{Sfn|Bahamonde Magro|Cervera Gil|1999|p=402}} La primera víctima de Casado fue el coronel [[Luis Barceló Jover]], jefe del [[I Cuerpo de Ejército (Bando republicano)|I Cuerpo de Ejército]] que fue juzgado por "rebelión militar" y fusilado, aunque al principio se negó a encabezar el contragolpe "y sólo bajo fuertes presiones acabó por adherirse, aunque de una forma más nominal que efectiva". El resto de dirigentes comunistas, excepto [[Isidoro Diéguez]] y [[Jacinto Barrios]], que se escondieron, y de jefes militares que habían apoyado la resistencia al golpe de Casado fueron también detenidos, "pero no se les juzgó por falta material de tiempo".{{Sfn|Bahamonde Magro|Cervera Gil|1999|pp=402-403}}
 
Esta actitud de Casado contrasta con la que mantuvo el general [[Leopoldo Menéndez López]], jefe del [[Ejército de Levante (Segunda República Española)|Ejército de Levante]], en Valencia, la segunda ciudad en importancia de lo que quedaba de [[zona republicana]] y donde se vivía una situación parecida a la de Madrid: una ciudad sitiada al tener el frente a menos de treinta kilómetros de distancia y una ciudad donde la [[quinta columna]] franquista estaba muy bien organizada. Pero el general Menéndez no compartía el visceral anticomunismo de Casado y a diferencia de ésteeste pensaba que tras la consolidación del golpe había que reincorporar a los comunistas al Frente Popular, porque estaba convencido de que la unidad del Ejército y del Frente Popular eran condiciones imprescindibles para lograr una "paz honrosa" con el enemigo. Por eso el general Menéndez primero actuó rápidamente para que el [[XXII Cuerpo de Ejército (Bando republicano)|XXII Cuerpo de Ejército]], que era la unidad del Ejército de Levante más fiel a los comunistas, mantuviera una actitud pasiva ante el golpe. Y luego adoptó una actitud prudente y conciliadora respecto de los comunistas, que cuando llegaron las noticias en la tarde del 6 de marzo y en la mañana del 7 de que el gobierno Negrín y la dirección del PCE había abandonado España, desistieron de emprender ninguna acción en contra del [[Consejo Nacional de Defensa]] de Casado. En un manifiesto que no llegó a publicarse (porque la policía había ocupado la imprenta del partido, y el periódico comunista "Verdad" no pudo salir a la calle) se decía: "''No estamos contra la Junta, sino contra la política de la Junta''". Esto facilitó la labor de conciliación del general Menéndez que, a cambio de la aceptación del nuevo poder por los comunistas, puso en libertad a los dirigentes y militantes detenidos, repuso en sus puestos a los mandos militares de filiación comunista, permitió a los comunistas reabrir sus sedes, incluida la del Comité Provincial que se encontraba en la Plaza Roja -actual [[Plaza de Tetuán]]- y volver a editar el diario "Verdad", y todo ello a pesar de la oposición a estas medidas de la [[Confederación Nacional del Trabajo|CNT]] y del sector ''[[Largo Caballero|caballerista]]'' del PSOE y la UGT. Para esta tarea de restauración de la unidad del Frente Popular el general Menéndez pudo contar con el exministro [[Julio Just]] y con el doctor [[Juan Peset|Juan Peset Aleixandre]], rector de la [[Universidad de Valencia]] y diputado a Cortes, que consiguieron que los partidos republicanos aceptaran la vuelta de los comunistas al Frente Popular, y con [[José Rodríguez Vega]], secretario general de UGT, que consiguió que reingresaran en el sindicato, del que habían sido expulsados por el sector socialista "caballerista". Para el restablecimiento de la unidad del [[Ejército de Levante (Segunda República Española)|Ejército de Levante]] Menéndez contó con la inestimable colaboración de los coroneles [[Juan Ibarrola]] y [[Federico de La Iglesia]].{{Sfn|Bahamonde Magro|Cervera Gil|1999|pp=408-415}}
 
No hay acuerdo entre los historiadores sobre el número de víctimas mortales de la "pequeña guerra civil" de Madrid pues mientras [[Julián Casanova]] asegura que fueron casi 2000 combatientes de ambos bandos los que murieron,{{Sfn|Casanova|2007|pp=337; 405}} [[Ángel Bahamonde]] y [[Javier Cervera Gil]] afirman que "el saldo aproximado fue de 20&nbsp;000 muertos".{{Sfn|Bahamonde Magro|Cervera Gil|1999|p=402}} En 2012, el libro de Manuel Aguilera "Compañeros y Camaradas" reveló la cifra de muertos en la batalla según el registro civil de Madrid: 243.{{Sfn|Aguilera Povedano|2012|p=333}}
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{{cita|Mire usted, Cañas, los hombres que tenemos una responsabilidad, sobre todo en la organización sindical, no podemos abandonar ésta. Tengo la seguridad de que casi nada va a ocurrir. Esperemos los acontecimientos, y quizás podamos reconstruir una [[UGT]], de carácter más moderado; algo así como las ''Trade-Unions'' inglesas. Quédese usted en su puesto de gobernador, que todo se arreglará, yo se lo aseguro}}
 
Una vez sofocada completamente la resistencia comunista en Madrid, el Coronel Casado comunicó el 12 de marzo al gobierno de Burgos a través de la [[quinta columna]] que él mismo y el general Matallana querían acudir a la capital de la "España Nacional" para negociar los términos de la paz partiendo de las llamadas "Concesiones del Generalísimo" que los agentes franquistas le habían entregado a Casado un mes antes de que ésteeste diera el golpe de estado.{{Sfn|Bahamonde Magro|Cervera Gil|1999|pp=448-450}} Mientras se esperaba la respuesta, [[Julián Besteiro]] se dirigía por radio a los madrileños el 18 de marzo a las 11 de la noche para explicarles lo que había hecho hasta entonces el Consejo Nacional de Defensa y para leerles el comunicado que había enviado al "Gobierno Nacionalista", que es como denominaban ahora los "casadistas" al gobierno franquista de Burgos:{{Sfn|Bahamonde Magro|Cervera Gil|1999|pp=450-451}}
{{cita|La necesidad de sofocar el pasado levantamiento comunista y los cuidados conducentes a prevenir la repetición de semejantes contingencias no ha hecho olvidar un momento al Consejo Nacional de Defensa, lo que constituye su misión y la verdadera razón de su existencia. (...) Es además nuestro deseo tener a la opinión debidamente informada del proceso de nuestra actuación para el logro de esa anhelada finalidad. En prueba de ello queremos poner en vuestro conocimiento los términos exactos de la comunicación que el Consejo de Defensa dirige al Gobierno Nacionalista (...) ese comunicado dice así: "''Consejo Nacional de Defensa a Gobierno Nacionalista.- Ha llegado el momento de que este Consejo Nacional de Defensa se dedique por completo a su misión fundamental y, en consecuencia, se dirige a ese Gobierno para hacerle presente que estamos dispuestos a llevar a efecto negociaciones que nos aseguren una paz honrosa y que al mismo tiempo puedan evitar estériles efusiones de sangre. Esperamos su decisión''"}}
 
Pero al día siguiente, 19 de marzo, llegó la respuesta del "Generalísimo" Franco en la que decía que no estaba dispuesto a que acudieran a Burgos los mandos superiores enemigos (nada, pues, de un trato de igual a igual) y además le recordaba a Casado que sólosolo aceptaba la rendición sin condiciones (nada, pues, de una "paz honrosa").{{Sfn|Bahamonde Magro|Cervera Gil|1999|p=450|ps=«Franco quería tener todo bajo control y mostrar que era él quien tomaba las decisiones y marcaba a Casado el camino que debía seguir».}} Casado responde rebajando sus pretensiones y asegurando que sólosolo desea que el gobierno de Burgos le aclare algunos puntos de las "Concesiones del Generalísimo" y acepta no ser él mismo, ni el general Matallana, sino dos subordinados suyos, el teniente coronel [[Antonio Garijo Hernández]] y el comandante [[Leopoldo Ortega Nieto]], los que acudan a Burgos no para negociar sino para "''tratar la entrega de la zona a cargo del Consejo''". Y para mostrar su buena voluntad Casado toma medidas como suprimir la estrella de cinco puntas del uniforme del [[Ejército Popular Republicano]] o como disolver el servicio secreto militar, el [[Servicio de Información Militar|SIM]].{{Sfn|Bahamonde Magro|Cervera Gil|1999|pp=451-452}} El día 21 el cónsul británico en Valencia, Goodden, informaba a Londres que el coronel Casado se mostraba muy pesimista sobre las "negociaciones de paz" por lo que Goodden instaba a su gobierno a que presionara a Franco, pero la contestación que recibió fue que no tenía intención de intervenir en ningún caso.{{Sfn|Bahamonde Magro|Cervera Gil|1999|p=453}}
 
Mientras tanto en las filas anarquistas, que con tanto entusiasmo habían apoyado a Casado y cuyas unidades militares habían sido decisivas para el triunfo del golpe, se empezaba a cuestionar la política de Casado porque para ellos "paz honrosa" no significaba otra cosa que una rendición incondicional y el 22 de marzo el [[Comité Nacional Libertario|Comité Ejecutivo del Movimiento Libertario]] (un organismo que agrupaba a los Comités Nacionales de la [[Confederación Nacional del Trabajo|CNT]], la [[Federación Anarquista Ibérica|FAI]] y las [[Juventudes Libertarias]]) lanzó un manfiesto advirtiendo que había que "continuar la guerra hasta ganar la paz" (aceptando así implícitamente la política de Negrín). Al mismo tiempo el Comité, que se había formado inicialmente para apoyar a Casado con vistas a "''organizar la resistencia para conseguir la libertad y la independencia de nuestra patria''", fue convirtiéndose "en un servicio de preparación para la evacuación y el paso a la clandestinidad".{{Sfn|Viñas|Hernández Sánchez|2009|pp=294-297}}
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{{AP|Ofensiva final}}
 
SóloSolo unas horas después de que se dieran por finalizadas las "negociaciones" con los dos representantes del [[Consejo Nacional de Defensa]] en el aeródromo de [[Gamonal (Burgos)|Gamonal]], el "Generalísimo" Franco dio la orden de que se iniciara la ofensiva "nacional" en todos los frentes. La ofensiva la inició el mismo 26 de marzo el Ejército del Sur (integrado por el [[Cuerpo de Ejército Marroquí]], al mando del [[general Yagüe]] y el [[Cuerpo de Ejército de Andalucía]], al mando del [[general Muñoz Castellanos]]) en los frentes de [[Pozoblanco]]-[[Peñarroya-Pueblonuevo|Peñarroya]] ([[Córdoba (España)|Córdoba]]) y [[Ocaña (Toledo)|Ocaña]] ([[Toledo]]) encontrando muy poca resistencia ya que muchas de las posiciones republicanas ya habían sido abandonadas y en seguida los Ejércitos republicanos de Extremadura y de Andalucía depusieron las armas y los pueblos se llenaron de banderas blancas ante la inminente llegada de las tropas franquistas. El día 29 el Cuerpo Marroquí de Yagüe ya había alcanzado [[Ciudad Real]] y [[Puertollano]]; el Cuerpo de Ejército de Andalucía tomaba [[Bailén]] y [[Linares (Jaén)|Linares]], mientras el [[Cuerpo de Ejército de Córdoba]], mandado por el [[Francisco Borbón y de la Torre|general Borbón]], entraba en [[Jaén]], y el de [[Cuerpo de Ejército de Granada|Granada]] comenzaba el avance por el litoral en dirección a [[Almería]].{{Sfn|Bahamonde Magro|Cervera Gil|1999|pp=487-488}}
 
También el día 26 inició la ofensiva el [[Ejército del Centro (Bando Sublevado)|Ejército del Centro]] que tampoco encontró resistencia porque en los frentes de Madrid los republicanos habían empezado a abandonar las trincheras, especialmente después de que fueran transmitidas por radio las famosas "Concesiones del Generalísimo" que prometían "benevolencia" para los militares que favorecieran la terminación de la lucha. "Los soldados iban llegando al interior de la ciudad, cogían el metro en Cuatro Caminos y se iban a sus casas o se trasladaban al otro lado de Madrid, a [[Vallecas]], para emprender camino hacia el Mediterráneo".{{Sfn|Bahamonde Magro|Cervera Gil|1999|p=490}} Y en algunos lugares del frente se produjeron confraternizaciones entre soldados de los dos bandos festejando que, según ellos, la guerra había acabado, y en otros sitios los soldados republicanos se pasaban al ''[[bando nacional]]''.{{Sfn|Bahamonde Magro|Cervera Gil|1999|pp=491-494}}