Diferencia entre revisiones de «Jacques Lacan»

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Y el psicólogo comunitario argentino Alfredo Moffatt dice:
{{cita|Si ahora analizamos qué proceso histórico tuvo la psicoterapia en la Argentina, vemos que el psicoanálisis, es sinónimo de psicoterapia. Ser psicólogo es ser psicoanalista. La tarea de la cura debe ser individual, negando el cuerpo y analizando el pasado infantil. También se exige un paciente con capacidad simbolizante. Vemos que es un instrumento solo para las clases sociales media y alta. Ni aún durante las luchas populares de los sesenta y setenta, la psicoterapia se abrió a una concepción comunitaria, con técnicas grupales donde se pudiera incorporar el cuerpo y la emoción, para generar proyectos de acción (…) Luego sucede algo sorprendente, cuando la crisis social genera la discontinuidad de las historias de vida y aparece el síndrome de [[despersonalización]] como [[esquizofrenización de la cultura]], los profesionales de la salud mental, en vez de abrir los consultorios a la problemática de la violencia, la [[droga]], las [[crisis]], hacen el camino inverso y se terminan de encerrar en los consultorios, con terapias cada vez más ortodoxas. Acá es donde importamos a Jacques Lacan y su teoría, donde la complejidad del lenguaje llega a ser totalmente hermética, donde se analiza solo el discurso del paciente y se les termina por traspapelar la persona en su humanidad sufriente. Pensamos que esta evitación de la realidad, de la escuela lacaniana, que domina actualmente el campo de la psicoterapia, fue funcional en nuestro país por su capacidad de negar lo que sucedía. Durante la dictadura militar, contaminarse con lo real era muy peligroso, un paciente militante “quemaba”.|Moffatt, A. (2007) Terapia de crisis. Buenos Aires: A. Moffatt.}}
 
Se ha criticado también a Lacan por sus propias afirmaciones sobre el psicoanálisis, ya que el 26 de febrero de 1977, en una conferencia que dictó en Bruselas y fue publicada por Le Nouvel Observateur, Lacan dijo: “Nuestra práctica es una estafa, fanfarronear, hacer pestañear a la gente, deslumbrarla con palabras rebuscadas, es lo que habitualmente llamamos “rebuscado”. (…) Desde el punto de vista ético, es insostenible nuestra profesión; es por eso que me enferma, porque tengo un superyó como todo el mundo.”<ref>Meyer, C. (2007). El libro negro del psicoanálisis. Vivir, pensar y estar mejor sin. Freud. (2ª ed.). Buenos Aires: Sudamericana.</ref>