Diferencia entre revisiones de «Operación Barbarroja»

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====Características de la guerra con blindados====
[[Archivo:Soviet T-34 with desant rushing into village.jpg|thumb|right|Asalto de tropas soviéticas y un T-34 a una aldea ocupada. Frente occidental (diciembre)]]
Aunque existe la idea muy extendida de que las dotaciones de carros soviéticas carecían de experiencia antes de entrar en combate, esto solo fue cierto durante un breve periodo de tiempo en 1942{{sfn|Sanz Salanova|2017|p=73}}. Justo antes del inicio de la invasión, los carros soviéticos podían tener deficiencias o estar anticuados, pero sus tripulaciones eran bastante competentes{{sfn|Sanz Salanova|2017|p=58}}. La vida en el interior de los carros de combate era, en general, muy incómoda además de peligrosa: padecían frío o calor en función de la estación del año, suciedad, oscuridad o mala ventilación. Para matar los piojos, solían hervir la ropa o lavarla con con gasóleo. Para proteger la cabeza de los golpes por vibraciones o por los proyectiles del enemigo que impactaban contra el acero del blindaje, disponían de un gorro de cuero acolchado llamado ''tankoshlem''{{sfn|Sanz Salanova|2017|p=82}}. No todo era peor en la condición de conductor de carros; los tanquistas de la URSS recibían el doble de paga que un soldado de infantería y eran premiados por cada carro alemán que destruían{{sfn|Sanz Salanova|2017|p=79}}. A veces, para descansar por las noches, las tripulaciones abrían una zanja excavando debajo del carro o bien lo situaban sobre un cráter abierto mediante explosivos{{sfn|Kershaw|2012|}}, donde se introducían y tapaban los orificios con una lona alquitranada con el fin de evitar corrientes de aire; de este modo disponían de más espacio para poder dormir y quedaban resguardados de las inclemencias meteorológicas o de la metralla o explosiones de los bombardeos enemigos. Podían volver al carro a través una escotilla situada en su suelo. Mediante una estufa de carbón se calentaban y a la vez impedían que la temperatura del aceite del motor disminuyera por debajo de los -25.º{{sfn|Sanz Salanova|2017|p=80}}. Entre las líneas de vanguardia soviética había muchas unidades de élite y rara vez se dio en ellas casos de crueldad contra el enemigo rendido o los civiles. Estos actos eran mal vistos por los oficiales y con frecuencia estaban penados. La mayoría de los desmanes o actos de crueldad que se dieron en el Ejército Rojo durante la guerra fueron provocados en su mayor parte por soldados de "segunda línea", mucho menos disciplinados. La alimentación de los tanquistas era, como norma general, mejor que la de la infantería. Aunque el consumo de vodka era relativamente frecuente antes de los ataques en las unidades de infantería, los soldados de los carros lo tenían terminantemente prohibido, y solo podían beber al finalizar la operación{{sfn|Sanz Salanova|2017|p=81}}. Cuando divisaban a un enemigo tenían que destruirlo con el cañón. El jefe del carro indicaba al artillero el tipo de munición necesaria. En el caso de los T-34, su munición completa constaba de 100 proyectiles: 75 eran rompedores y 25 perforantes. De los perforantes, 4 tenían núcleo de [[wolframio]] y estaban destinados contra carros pesados. Para poder disparar con precisión, el carro debía detenerse por completo. Esta maniobra no podía durar mucho tiempo pues el propio carro propio totalmente inmóvil se convertía en un objetivo más fácil de destruir{{sfn|Sanz Salanova|2017|p=90}}.
 
{{cita|El torbellino de experiencias del frente ruso resultó en cambios que dieron nueva forma a la estructura de las fuerzas acorazadas y a los hombres que las formaban. La guerra acorazada estaba evolucionando hacia una ardua pugna entre carro y cañón; también estaba inevitablemente abocado al dilema de tener que reconciliar calidad con producción en masa. Como resultado de tales lecciones el carro de combate cambió de forma. Era necesario un cañón mayor, además de una torreta mayor para albergarlo y blindaje más grueso para protegerlo de cañones más efectivos. Todas esas mejoras tenían que ser encajadas en chasis más grandes con motores más potentes que los propulsaran y con cadenas más anchas para darles la movilidad que tan pesados vehículos necesitaban para poder atravesar terreno blando y sinuoso. Tanto la experiencia alemana en el Este como la británica en el desierto convencieron a unos y a otros de la necesidad de que debía haber en la torreta suficiente espacio como para que pudieran operar allí el trío formado por comandante, artillero y cargador, apoyados desde abajo, en el chasis, por conductor y operador de radio. Una vez que los alemanes se dieron cuenta de que los modelos rusos, considerados despectivamente como primitivos, eran en realidad mejores que los suyos, se dio inicio a una carrera técnica de armamentos.|Robert Kershaw, ''Tank men: la historia humana de los tanques en la guerra'' (2011)}}