Diferencia entre revisiones de «Batalla de las Navas de Tolosa»

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* Las tropas castellanas al mando del rey [[Alfonso VIII de Castilla]], junto con varias '''milicias urbanas de concejos castellanos''' o milicias concejiles, entre ellas las de [[Medina del Campo]], [[Valladolid]], [[Segovia]], [[Soria]], [[Ávila]], [[Almazán]], [[Medinaceli]], [[Béjar]] y [[San Esteban de Gormaz]]. Constituían, junto con las '''mesnadas de los señores''' (entre 20 y 100 caballeros cada una, dependiendo del poder de cada señor (un gran ricohombre —como el [[alférez real|álferez de Castilla]] [[Álvaro Núñez de Lara (m. 1218)|Álvaro Núñez de Lara]]— podía llegar a contar con más de 200), el grueso de las tropas cristianas. Entre ellas destacaba la '''mesnada real''', que constituía la guardia personal del rey y los caballeros que formaban parte de su séquito habitual.
 
* Las tropas de los reyes [[Sancho VII de Navarra]] y [[Pedro II de Aragón]]. Entre las tropas del Pedro II de Aragón se encontraban los obispos de [[Diócesis de Barcelona|Barcelona]], [[Berenguer de Palou]] y [[Diócesis de Tarazona|Tarazona]], [[García Frontín I]] así como [[Sancho I de Cerdaña]]. Las tropas del rey de Aragón al año siguiente lucharían en la [[batalla de Muret]] donde moriría entre otros el [[Alférez del reino de Aragón|alférez real]] [[Miguel de Luesia]]. Aproximadamente se congregaron mil '''caballeros del rey de Aragón''' y unos doscientos '''navarros'''. El ejército aragonés no solo contaba con caballeros aragoneses, sino que también acudieron de sus dominios occitanos, entre ellos el conde [[Bernardo IV de Cominges]]. Algunos caballeros '''portugueses y leoneses combatieron voluntariamente''', pero sus reyes [[Alfonso IX de León]] y [[Alfonso II de Portugal]] rechazaron el llamamiento de Alfonso VIII y el papa por conflictos entre ellos y con Castilla. Por ello, Alfonso VIII pidió la mediación pontificia para evitar ser atacado por otros reinos peninsulares. Inocencio III accedió y amenazó con la excomunión a todo aquel que se atreviera a violar la paz mientras los castellanos lucharan contra los musulmanes. Este hecho contrasta con lo sucedido años atrás, cuando el mismo papa había obligado al monarca castellano, sin éxito, a devolver esos castillos a Alfonso IX, que eran los que causaban el litigio entre los reyes castellano y leonés.
[[Archivo:AlfonsoVIII.jpg|miniatura|400px|[[Alfonso VIII de Castilla]] y [[Leonor de Plantagenet]] entregan en [[1174]] el [[castillo de Uclés]] al Maestre de la [[Orden de Santiago]] [[Pedro Fernández de Castro Potestad|Pedro Fernández de Fuentecalada]] (Magister P. Ferrandi[z]). ''[[Tumbo menor de Castilla]]''. Leyendas: {{Cita|ALIENOR : REGINA <nowiki>| ALFONSUS REX : | MAGISTER : P : FERRANDI[Z] | CASTELLUM DE : UCLES |</nowiki> QUIDAM FRATER.}}Leonor, reina; Alfonso, rey; maestre P. Fernández; castillo de Uclés y un fraile (literalmente 'un hermano'), respectivamente.]]
* Las tropas ''(freires)'' de las '''[[Orden militar|órdenes militares]]''' de [[Orden de Santiago|Santiago]], [[Orden de Calatrava|Calatrava]], [[Orden del Temple|Temple]] y [[Orden del Hospital|Hospital de San Juan]]. Eran caballeros fuertemente pertrechados y especializados en la guerra, que formaban parte de las fuerzas permanentes al servicio del ejército cristiano. No sería un gran número de caballeros, pero cada ''freire'' contaba con un escudero a caballo y uno o dos peones. Un contingente de cien ''freires'' podían suponer un cuerpo de medio millar de efectivos en el combate. Además, su disciplina y jerarquización los convertía en una fuerza de élite, que habitualmente se integraba en las grandes batallas en la mesnada real o ''militia regis'', que tenía como obligación constituir la guardia personal del rey y estaba formada por los nobles del séquito regio. Junto con los caballeros de las órdenes militares habría que incluir las '''guarniciones de los castillos''', que en gran parte estaban defendidos por ''freires'' de estas órdenes militares, pero no solo por ellos. Los castillos más importantes y expuestos al ataque enemigo (como los de Calatrava, Consuegra o Uclés) podían llegar a contar con una guarnición de cincuenta caballeros, a los que habría que añadir los peones, con un número total de entre 100 y 200 hombres. Pero había fortalezas guarnecidas por dos o tres caballeros y muchas estaban defendidas por una decena o dos de caballeros y medio centenar de hombres en total.<ref>García Fitz (2012:184-201).</ref>