Diferencia entre revisiones de «Operación Barbarroja»

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=== Actividad diplomática ===
[[Joseph Goebbels]], ministro de Propaganda del III Reich, se reunió con Hitler durante la tarde del 21 de junio para ultimar detalles. Se emitiría un mensaje de radio a las 5:30 horas{{sfn|Lozano|2006|p=212}}. Esa misma noche, la embajada alemana en [[Moscú]] recibió noticias sobre la llegada de un importante mensaje enviado por el Ministerio de Relaciones Exteriores del Reich. Ese día se hallaban solos en la sede diplomática solamente el embajador [[Friedrich-Werner Graf von der Schulenburg]] y su adjunto Gustav Hilger, pues el gobierno nazi había ordenado días antes que salieran de territorio soviético todos los ciudadanos alemanes y sus familias{{sfn|Lozano|2006|p=208}}. Es posible que el embajador Schulenburg ya tuviera indicios de que se preparaba una masiva invasión alemana contra la [[URSS]] desde hacía varias semanas, por lo cual pudo no sorprenderse del contenido del mensaje que llegaría desde [[Berlín]] esa noche{{sfn|Lozano|2006|p=208}}. Ese mismo día por la tarde, Hitler envió una carta a Mussolini informándole de la decisión de invadir la URSS{{sfn|Lozano|2006|p=209}}. A las 03:00 de la mañana, el embajador alemán en Italia, von Bismarck, contactó con [[Galeazzo Ciano|Ciano]], ministro de Asuntos Exteriores de Italia, para hacerle entrega de la carta de Hitler donde detallaba los motivos que justificaban la agresión a la URSS. El ministro telefoneó de madrugada a Mussolini quien se mostró enojado porque le despertasen en mitad de la noche{{sfn|Sanz|2000|p=56}}. La carta decía: «suceda lo que suceda ahora, Duce, nuestra situación no puede empeorar como consecuencia de este paso; solo puede mejorar». Mussolini dio órdenes inmediatas de que se declarase la guerra a la URSS{{sfn|Lozano|2006|p=233}}.
 
Mientras tanto en [[Berlín]] el embajador soviético Vladímir Dekanózov, quien se había quejado de manera insistente a lo largo de la tarde por las constantes violaciones del espacio aéreo soviético por parte de aviones alemanes{{sfn|Lozano|2006|p=211}}, recibía una llamada telefónica a su residencia en la madrugada del domingo 22 de junio de 1941 para ser convocado al despacho del ministro nazi [[Joachim Ribbentrop]]. Momentos antes del encuentro, P. Schmidt recuerda: «Jamás había visto a Ribbentrop tan excitado como durante los cinco minutos que precedieron a la llegada de Dekanosov. A grandes pasos como un animal enjaulado, medía de un lado a otro su despacho. "El Führer tiene toda la razón al atacar ahora a Rusia", se decía más bien a sí mismo que a mí, como si con tales palabras quisiera tranquilizarse de algún modo»{{sfn|Lozano|2006|p=227}}. Cuando llegó Dekanózov, en una ceremonia oficial rodeado de otros diplomáticos y funcionarios alemanes le hacía entrega de una declaración de guerra formal en la cual el [[Tercer Reich]] alegaba una «traición soviética» que obligaba al régimen hitleriano a «tomar medidas militares para su defensa». El embajador soviético contestó: «¡Ustedes lamentarán este ataque insultante, provocador y absolutamente rapaz contra la Unión Soviética. Lo pagarán muy caro!»{{sfn|Lozano|2006|p=228}} Mientras Dekanózov abandonaba el despacho sin estrechar la mano de Ribbentrop, este le abordó una última vez y le dijo: «Digan en Moscú que yo estaba en contra del ataque»<ref>{{cita libro|apellidos1=Bethell|nombre1=Nicholas|título=Russia Besieged|fecha=1979|editorial=Time Life+ Books Inc|isbn=978-8094247037|página=31}}</ref>. Tras la reunión, Dekanózov fue internado junto con el resto del personal diplomático y luego enviado a la URSS.