Diferencia entre revisiones de «Copista»

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La labor del copista tuvo gran importancia social en el [[Antiguo Egipto]], donde los [[Escriba en el Antiguo Egipto|escribas]] o copistas eran muy valorados en una sociedad cuya escritura [[jeroglífica]] era un saber al que accedían solo unos pocos, y por su necesidad para las clases dirigentes, ocupaban un alto lugar entre la jerarquía administrativa. El escriba, siempre de familia principal, aprendía de un escriba experimentado las enseñanzas de su oficio desde niño. Sentado en el suelo con las piernas cruzadas, el escriba egipcio utilizaba como soporte el [[papiro]], elaborado tras un complicado proceso a partir la planta homónima, y usaba para escribir una pluma de caña o un tallo de la misma planta del papiro. La escritura adoptaba el sentido de derecha a izquierda en columnas verticales.
 
En lo que respecta a una de las características semánticas más importantes de la palabra copista, la de reproducción, difusión y conservación del libro mediante su copia, este oficio, que desempeñaban los [[siervo]]s, comienza en [[Grecia]], y más tarde en [[Roma]]. El ''[[dominus]]'' o señor hacía copiar a sus esclavos, con destino a su biblioteca particular, cualquier libro. Los libreros, que comercializaban estos manuscritos, también tenían un número variable de copistas a su cargo para atender sus necesidades de reproducción de libros.
[[Archivo:Guda Homiliar - Univ.bib Frankfurt Barth42 f110v (detail).jpeg|miniaturadeimagen|Autorretrato de Guda en un manuscrito del siglo XII]]
El panorama cambia cuando son los [[monasterio|centros monásticos]] los encargados de transmitir y salvaguardar el patrimonio de libros escritos. El amanuense medieval acostumbraba a escribir o aislado en su celda (el caso de los monjes [[cartujo]]s y de los [[cisterciense]]s) o en el ''[[scriptorium]]'' (escritorio), que era una dependencia común del monasterio acondicionada para tal fin, allí trabajaban muchos monjes y monjas a la vez. En esta sala los religiosos escribían habitualmente al dictado, o traducían los libros escritos en [[Idioma griego|griego]] o en [[latín]] con lo que se podían efectuar varias copias simultáneamente. Era un trabajo ingrato, que obligaba a forzar la vista, debido a la luz pobre que en general penetraba en los monasterios medievales. Cada día el copista trabajaba en un fragmento del ejemplar o modelo encomendado, o bien podían trabajar varios copistas al mismo tiempo en un [[códice]] repartiéndose los cuaterniones o [[cuadernillo]]s. Algunos de ellos se autoretrataron en los textos que escribían, como fue el caso de [[Guda]], iluminadora alemana del siglo XII, que dejó constancia de su trabajo retratándose dentro de la letra mayúscula del manuscrito que copiaba.
 
== Véase también ==