Diferencia entre revisiones de «Félix de Jesús Rougier»

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Inicialmente, Félix Rougier había pensado en ser médico. Sin embargo, su visión cambiaría radicalmente tras conocer al obispo, Monseñor Eloy, quien había asistido ante el joven Félix y más de 300 alumnos más, y les habló largamente de las misiones. Así, Félix sintió un deseo muy intenso de hacerse misionero, que con el tiempo fue madurando. Ese día, de entre más de 400 alumnos reunidos en el patio del colegio, solo él puso su mano en alto para anotarse a las misiones.
 
Su lema era "Amar al Espíritu Santo y Hacerlo AmarrarAmar..."
 
== Ordenación sacerdotal ==
Después de reflexionar en su vocación como misionero decide entrar a la [[Sociedad de María (Maristas)|Sociedad de María]] (Maristas) donde es admitido y reconocido por su obediencia y su entrega feliz a su ministerio. Cuando se encontraba cerca de su ordenación sacerdotal le vino una fuerte artritis en su brazo derecho, motivo por el cual no podía ser ordenado ya que en aquel tiempo el disponer un buen estado de salud era un requisito fundamental. Sin embargo, y tras dolorosas pruebas producto de su enfermedad, es curado milagrosamente por [[San Juan Bosco]] quien más tarde le diría: "Dios le hará ganar muchas almas". Don Bosco era conocido por su capacidad de obrar hechos extraordinarios en las personas y con el P. Félix lo hizo una vez más. Aunque no se le quitó del todo el problema del brazo, la mejoría fue extraordinaria y se consolidó con el tiempo, salvando su brazo derecho. Finalmente, pudo ser ordenado como [[sacerdote]] el 24 de septiembre de 1887.
 
== MineroMisionero ==
Su sueño era ser misionero en Oceanía, pero inicialmente su envío allí se vio suspendido por su enfermedad en el brazo. Sus superiores lo mandaron a [[Colombia]], donde desarrolló una amplia labor educativa e hizo frente a los retos de la "Guerra de los mil días". Realizó un apostolado a nivel nacional recaudando alimentos y entregándolos a la comunidad hambrienta. Asimismo, se dedicó a acompañar a los soldados en sus últimas horas y momentos de enfermedad. Arriesgando su vida, iba en plena guerra confesando y axuiliando a los heridos; incluso una vez defendió con su capa a un cadáver que iban a profanar los enemigos.