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* Ana Kuo
CAPÍTULO 5: Los regímenes de lo invisible
* Ángeles Ascasubi
 
* Camilo Estrada González
5. El Archivo
* Carlos Moneta
 
* Carola Ramón Berjano
Si bien en los capítulos tres y cuatro se trabajaron críticamente, en forma más o menos extensa, algunos enunciados que aparecen en el archivo se hace necesario detenerse más minuciosamente en ese episodio que se recorta en las notas periodísticas. En el capítulo 3 se intentó historizar la escritura como practica social y en el capítulo 4 se abordaron algunos elementos de la industria farmacológica y dos formas diferentes de concebir el diagnostico. Esto se hizo en función de la insistencia con que algunas concepciones se plasmaban en las notas del archivo. Ahora se procederá a poner de manifiesto de forma sistemática los enunciados que por reiteración, y a los efectos de inducir un convencimiento acerca de una verdad, se vuelcan en las notas.
* Ernesto Fernández Taboada
 
* Federico Von Baumbach
El archivo, como se mencionó oportunamente, se construyó en base a 42 notas aparecidas durante el tratamiento parlamentario hasta la sanción de la Ley DEA, 2014-2016. De todas ellas sólo dos son críticas a la Ley DEA, las otras 40 promueven la sanción de la ley y están originadas por agrupaciones de padres preocupados por las dificultades de aprendizaje de sus hijos: Disfam y Aprendamos. La cantidad de notas crece con los años y mantiene ese crecimiento hasta hoy, aunque solo se utilizaron para esta investigación las de 2014, 2015 y 2016. Se registraron en este sentido 7 notas en 2014, 11 notas en 2015 y 24 notas en 2016. Se comprueba un aumento significativo de la cantidad de notas aparecidas cada año hasta el punto que entre 2014 y 2016 hay un aumento de tres y media veces. Se debe recordar que un criterio de búsqueda para la conformación del archivo es que se mencionará la Ley DEA, así no cualquier artículo que hablara de dislexia integraría ese archivo sino que debía mencionar la Ley de dislexia.
* Feiyin Chen
 
* Fernando Capotondo
5.1. De cómo construir un trastorno.
* Florencia Sartori
 
* Guillermo Santa Cruz
5.1.1. Sobre el alcance de la epidemia
* Gustavo Girado
 
* Gustavo Girado
Un primerísimo elemento que se reitera sin otro argumento más que el peso de su enunciación es el referido a la cantidad de niños que padecen la supuesta dislexia. Se asegura que en base a estudios en todo el mundo –cuestión que a las claras es una falacia a menos que se crea que todo el mundo son solo los países angloparlantes y particularmente EEUU- la dislexia afecta entre un 10% a un 15%. Esta formulación es la que más se repite y se encuentra en un 80% de las 42 notas periodísticas. La forma en que las notas periodísticas traducen este porcentaje es que en cada aula 2 o 3 niños padecen dislexia.
* Horacio Paone (fotógrafo)
 
* Jorge Malena
En la nota publicada el 15-8-16 en Veradia.com y en la de 19-8-16 Delfuego noticias (archivo-anexo nota 19 y 20) se asegura que 4.500.000 de argentinos/as padecen dislexia; mientras en la nota del 28-9-16 FMsoldados.com (archivo-anexo nota 24) en una entrevista a Gustavo Abichacra, a la sazón presidente de Disfam argentina, este asegura que 6.000.000 de argentinos/as padecen de dislexia. Es impactante la cifra si se la ve desde un problema de salud pública y más impactante si se la ve desde una lógica de mercado (¡un nicho de oportunidades para las corporaciones médicas!).
* Laura Ortego (fotógrafa)
 
* Leandro Teysseire (fotógrafo)
Por su parte en la traducción escolar –dos o tres niño/as por aula- indica que la mirada del los/as docentes deben estar convenientemente adiestrados para detectar una posible dislexia. Frente a la evidencia supuestamente científica que asegura que hay dos o tres niños por aula a un/a maestro/a le quedan dos caminos: o encontrar a los dos o tres disléxicos o reconocer su incapacidad e incompetencia para hacerlo. La forma de dirigir la mirada hacia lo invisible es evidente.
* Lelia Gándara
 
* Leticia Martínez
5.1.2. La detección temprana y el diagnóstico
* Leticia Pogoriles
 
* Lucía Fernández
En siete de las notas de nuestro archivo se llama a la dislexia la enfermedad invisible; También “Dislexia: un trastorno invisible” es la consigna del Primer Congreso Argentino e Iberoamericano de Dislexia desarrollado los días 5 y 6 de octubre de 2014 (archivo anexo nota 6). Esta consigna tiene varios efectos ya que, por un lado, apunta a los peligros de lo que no se ve a simple vista por la gente común y por otro, instala un lugar de poder desde donde se pueden identificar los elementos invisibles. “…lo invisible para los ojos humanos sólo es accesible para los ojos de la ciencia…” (Rodríguez Zoya, 2013: 141). Lo invisible funciona presentificando una carencia de saber, un no poder saber, que enciende las alarmas de los/as docentes y de los padres.
* Marcela Fernández Vidal
 
* Mónica Cofre
Para poner un ejemplo -y en función de las modas de los trastornos mentales que de repente dejan de ser invisibles- en 1997 los grupos de presión de la industria farmacéutica lograron un triunfo, EEUU se convirtió en el primer país en autorizar la publicidad directa de los fármacos. “Al poco tiempo las ondas y las imprentas se llenaron de brillantes imágenes engañosas que afirmaban que los problemas cotidianos eran en realidad trastornos psiquiátricos no reconocidos” (Frances, 2014: 97)
* Pablo Zhong
 
* Patricio Giusto
En este mismo sentido se insiste en la necesidad de formación de los/as docentes para reconocer los posibles casos de dislexia (14 notas lo expresan explícitamente). "No se enseña sobre las DEA en la carrera de magisterio. No hay ni una sola materia dedicada a eso. Entonces, los futuros docentes aprenden a enseñar, pero no a reconocer por qué los alumnos podrían no aprender" (archivo-anexo nota 33). En las notas se recalca la mala formación de los docentes con respecto al tema. Por ejemplo en Infobae el 01-7-14 (archivo-anexo 4) “Uno de cada 10 niños tiene dificultades para aprender (…). Esto representa un gran desafío para las escuelas, que muchas veces no pueden o no colaboran en la tarea por falta de preparación académica o por desconocimiento”.
* Ronnie Keegan (fotógrafo)
 
* Susana Zhong
En su página web Ministerio de Educación, Cultura, Ciencia y Tecnología- Gobierno de la provincia del Chaco el 09-9-14 (archivo-anexo 6) dice: “la importante documentación recibida serán transmitidas en el seno del Consejo de Educación a los efectos de elaborar proyectos que permitan una capacitación adecuada de los docentes.”
* Valeria Volpe (diseño).
 
* Verónica Salamanco
De esta forma se teje un circuito que va desde los procesos de adquisición de las capacidades lecto-escritoras –que en alguna medida como proceso implica un trabajo no siempre sin dificultades- pasando por la sospecha, la consulta y el etiquetamiento temprano:
 
La psicopedagoga Eleonora Lasala de Lanús coincidió y remarcó a Télam que "la detección temprana es fundamental", por lo que "padres, pediatras, docentes y especialistas debemos estar muy atentos al desarrollo del lenguaje de los niños pequeños y en caso de dudas no esperar para realizar una consulta (anexo-archivo nota 16; Telam 12-10-15)
 
En Educ.ar el 6-12-16 (archivo-anexo 41) el presidente de Disfam asegura: “El docente no debe ni está en condiciones de diagnosticar ni de tratar una DEA. Pero sí tiene que tener los elementos necesarios como para sospecharla…” De esta forma queda abierta la puerta para la comprobación del saber experto que pueda identificar, con herramientas supuestamente científicas, la falla neurológica atribuida a la dislexia:
 
Por su parte, sin bien salpicados en todas notas, las características no muy específicas se detallan a:
 
Todo educador perspicaz, que sabe que se trata de un síndrome muy complejo, deberá estar atento a la aparición de algunas y no todas, de las dificultades enumeradas a continuación:
 
1- Dificultades para discriminar visual o auditivamente.
 
2- Dificultades para discriminar sonidos y/o símbolos.
 
3- Dificultades en la lectura, la ortografía y la escritura.
 
4- Dificultades en la discriminación e identificación de fonemas o sílabas.
 
5- Dificultad en la comprensión del texto que decodificó.
 
6- Dificultad para escribir, aún contando con un buen nivel de lectura.
 
7- Déficit de memoria a corto plazo (de trabajo), frente a materiales visuales y auditivos.
 
8- Problemas en la secuenciación auditiva y sensorial.
 
9- Problemas de organización y autoadministración, en especial lo relacionado con el lenguaje escrito, los párrafos y redacciones.
 
10- Problemas con los símbolos y las operaciones matemáticas
 
(Archivo-anexo Infobae del 23-8-16 nota 21)
 
5.1.3. Los costos de los diagnósticos y de los tratamientos.
 
Pero la mirada experta tiene su costo de mercado y este es el segundo elemento que se repite con mayor asiduidad. La sanción de la ley se justificaría a raíz de los costos que el diagnostico y tratamiento profesional requeriría. Más del 60% de las notas hacen mención a las dificultades para costear el tratamiento, la necesidad de incluirlo en el programa medico obligatorio (PMO), o que las obras sociales puedan reconocerlo en tanto dificultad especifica. En Centediario.com, Dislexia. Conocé este trastorno a través de la voz de una mamá, el 21-8-15 (archivo-anexo 10) dice María Arabetti de Abichacra, mamá de un adolescente disléxico, e integrante de la Asociación Dislexia y Familia (DisFam), “Lamentablemente todo lo que es psicopedagógico no está nomenclado, o sea que en general las obras sociales y prepagas no lo cubren; entonces solo si se tiene un buen pasar económico se accede a los tratamientos”.
 
Las dificultades económicas referidas en las notas son de dos índoles: aquellos costos ligados al diagnóstico profesional una vez que las conductas fueran filtradas por los/as docentes -ese contacto cotidiano y continuo que los dispositivos normalizadores requieren- y luego las que implicarían un tratamiento de las dificultades. En relación a las primeras se alude coloquialmente a la cantidad de pesos que un diagnostico demandaría. Por ejemplo “cuestan alrededor de 4 mil pesos” (archivo anexo nota 28) y en el diario Clarín del día posterior a la sanción, el 20-10-16 “También determina que las obras sociales y prepagas cubran los tratamientos: el diagnóstico requiere varias consultas con psicopedagogos y fonoaudiólogos, y cuesta un promedio de 4000 pesos” (archivo-anexo nota 31).
 
En la VOZ de Córdoba el 25-10-16, y a días de haber sido sancionada la Ley 27.306, se resumen tres puntos centrales de la Ley al tiempo que desde el grupo Dislexia Córdoba y DisFam se pide que la Provincia de Córdoba adhiera a la Ley Nacional. “Los tres puntos más relevantes de la ley son la formación docente, la necesidad de brindar herramientas para la realización de adecuaciones no curriculares (…) y la cobertura de los tratamientos para las obras sociales” (archivo-anexo nota 35).
 
5.2. Las asociaciones de padres.
 
5.2.1. La participación del ciudadano en sus formas de enfermar y morir.
 
A partir de la segunda mitad del siglo XX y en particular en la década del 60, (Cannellotto y Luchtenberg, 2010), se produce un movimiento de crítica al modelo medico hegemónico (bautizado así por Menendez) constituyéndose lo que se dio en llamar Medicina social o Salud colectiva. La salud/enfermedad dejó de ser pensada solo como un proceso biológico individual para transformarse fundamentalmente en un proceso social. En él intervienen dimensiones políticas, económica, ideológicas, históricas. La salud/enfermedad se define en términos de población y no en términos individuales. Como proceso social no atañe solo grupo de personas (los médicos) que detentarían un saber especializado, los que curan, sino que se involucrarían también a las personas en quienes recaen estas intervenciones, la que requieren ser curadas. En este sentido va cobrando cada vez mayor fuerza, desde la mitad del siglo XX, la idea de la salud como derecho y como parte de la construcción de Ciudadanía. Las personas, de forma individual o colectiva, participan cada vez más en lo que a su salud/enfermedad se refiere, se constituye un nuevo actor social. Para Mario Rovere los actores sociales se definen siempre por poseer un determinado poder en una situación dada, poder que les posibilita influir significativamente en dicha situación (ibídem).
 
Lo cierto es que llegado el tercer milenio muchos colectivos se organizan en función de compartir un determinado padecimiento y de esta forma exigen derechos especiales que ese hándicap biológico amerita. En este sentido proliferan agrupaciones cuya fuerza gregaria proviene de compartir un determinada sindrome. A esta situación Nikolas Rose la llama ciudadanía biológica (2012).
 
Los ejemplos paradigmáticos son los colectivos (como ser: grupos con VIH) que se han organizado para presionar en la gestación de políticas públicas que den coberturas a sus demandas de salud. A veces en ese derrotero se producen extrañas convergencias de intereses que producen avances –en el sentido de la consolidación de algunos derechos- y también retrocesos en la perdida de otros. Los certificados de discapacidad son un claro ejemplo de una situación aporética pues por un lado posibilitan el acceso a coberturas médicas que de otra manera serían imposibles pero al mismo tiempo acarrean el peso de la estigmatización subjetiva de la imposibilidad en el rótulo de la incapacidad.
 
En este sentido los usuarios de los sistemas de salud se han constituido en un actor social que, en el complejo entramado de intereses, muchas veces han inclinado la balanza de las decisiones en lo que a políticas públicas se refiere.
 
Claro está que los actores sociales incluidos en un campo de fuerzas nunca tienen tanto poder para torcer las decisiones por si solos y por otra parte la “construcción de la realidad” que soporta sus acciones está siempre determinada por factores históricos. Cada actor social se encuentra limitado por una forma de ver y decir diferente de los otros actores sociales.
 
5.2.2. DisFam y Aprendamos
 
En el archivo de notas se observa rápidamente las actividades de distintas asociaciones de padres cuyos hijos tienen o han tenido dificultades en relación al aprendizaje de la lecto-escritura. Dentro de las actividades se destacan la organización de diferentes jornadas y congresos. En este sentido El Primer Congreso Argentino e Iberoamericano: Dislexia, un trastorno invisible el 5 y 6 de septiembre de 2014, fue organizado por DisFam Argentina (archivo-anexo nota 3 y nota 6). Esta organización de padres, cuya casa matriz fue fundada en España en 2003, hizo su aparición en Argentina en el año 2013 y ha sido la principal impulsora de la Ley 27.306. Sus integrantes conforman una asociación sin fines de lucro que conjuga por una parte el hecho de ser padres y profesionales. “DISFAM Argentina (Dislexia y Familia) es una asociación sin fines de lucro formada por familias, pediatras, psicopedagogos, psiquiatras y fonoaudiólogos que se especializaron en la temática” (archivo-anexo nota 23).
 
En la nota de centediario.com aparecida el 21-8-15 se consigna que “El próximo 27 de agosto se va a presentar un proyecto de ley nacional que realizaron desde la asociación junto con la senadora María Laura Leguizamón” (archivo-anexo nota 10). Por otra parte las agrupaciones de padres realizaron un abrazo al Congreso para presionar la sanción de la ley (archivo-anexo nota 25). Además de conformar un grupo de presión (lobby) para la sanción de la ley contaron con el apoyo de las corporaciones médicas: “La ley también tuvo el apoyo de la Asociación Argentina de Logopedia, Foniatría y Audiología y la Sociedad Argentina de Pediatría” (archivo-anexo nota 39).
 
La oposición a la sanción de la Ley por patología provino desde los sectores profesionales ligados al psicoanálisis. Dos artículos entre los 42 del archivo muestran la postura crítica frente a la estigmatización diagnostica y la necesidad de situar a las dificultades del aprendizaje en el contexto general de la Ley de Educación. “La mayor resistencia al proyecto viene de algunos psicoanalistas que argumentan que la “dislexia” no existe o se utiliza como una etiqueta que estigmatiza a los chicos” (Archivo-anexo Clarin nota 27)
 
María Arabetti de Abichacra además remarcó que en base a su experiencia lo ideal es que las psicopedagogas que vayan a hacer el diagnóstico tengan una orientación neurocognitiva. “Porque la dislexia es un trastorno neurobiológico, es decir que el chico nace y muere siendo disléxico; pero hay una corriente psicologista que toma como origen de este trastorno lo psicológico” (archivo-anexo nota 10)
 
Otro grupo de padres que aparece con una importancia relativa es Aprendamos, esta asociación fue fundada en 2008 y es la más vieja del país, su accionar ligado a la Universidad del Litoral ha sido la difusión de lo que ellos consideran la causa y el remedio para la llamada dislexia. En las jornadas sobre dislexia organizadas por la Universidad del Litoral el lunes 12 de mayo de 2014, “tendrá lugar la presentación del trabajo que realiza la Asociación de padres de niños con dislexia “Aprendamos”, a cargo de su presidente Patricia Olivera” (archivo-anexo nota 2).
 
5.2.3. Las leyes por patología
 
Si bien se considera que la participación y organización de los usuarios es un aporte a la democratización de la salud y está en consonancia con la ley 26657, en el caso de la sanción de las leyes por patología -como ser la ley de protección integral de personas con TGD, TEA o la referida a la Dislexia- se produce un retroceso en los paradigmas médicos que incluían una multicausalidad o bien se vulneran derechos establecidos por ley.
 
La concepción que sustentan las propuestas van en la dirección opuesta a la (en vigencia) ley de salud mental, su fundamento se reduce a una explicación reduccionista, biologicista y que promueve la mas de las veces como única alternativa una propuesta farmacológica.
 
Los principios diagnósticos de referencia son los del DSM. Por un lado se tiene no solo aquello que respondería a un sin-saber inquietante (mas allá de las atribuciones a angustias narcisistas) sino que el diagnostico tiene efectos prácticos inmediatos en la vida de los usuarios. Esto incluye el acceso a determinada prestación del complejo sistema de salud. Y esto a costa de siglas que cosifican, que etiquetan, que encorsetan de una forma que los activistas ni relevan, ni dimensionan el alcance que a nivel de la subjetividad esto produce.
 
La posibilidad del acceso a la salud viene de la mano de un vaciamiento de la historia, siempre más o menos conflictiva, del sujeto. La salud queda reducida a un bien, sometida a la lógica del mercado. Esa reducción nos advierte acerca de los intereses económicos que están en juego. En este sentido empujan a los usuarios a la toma de decisiones que favorecen principalmente a los intereses de algunos sectores. Desde metodologías publicitarias, congresos, premios a los médicos, hasta la financiación y el apoyo a organizaciones de padres.
 
Los lugares de luces producen también las sombras, los profesionales muchas veces se encuentran en una encrucijada ante los reclamos de los padres y los lobby de las corporaciones profesionales.
 
5.3. Definiciones inespecíficas de las dificultades especificas del aprendizaje.
 
5.3.1. Un trastorno genético
 
Habrá un cielo nuevo y una tierra nueva; y todo el pasado se borrará de su memoria, y ningún recuerdo resurgirá en su corazón.
 
(Isaías, 26, 19) San Agustín, La ciudad de Dios, XII, 3
 
La base de las 40 notas que están a favor de la sanción de la Ley es que la dislexia es de origen genético y neurológico. Si bien no se ha ofrecido ninguna prueba más que los enunciados asertivos con respecto ello, la referencia a las neurociencias parecería bastar para su legitimación. “La dislexia es un trastorno del aprendizaje de la lectoescritura que se da en chicos que no presentan ningún problema físico, psíquico ni sociocultural. Su origen es una alteración del neurodesarrollo” (archivo-anexo nota 6). “Se trata de un trastorno neurobiológico de origen genético que deriva en distintas dificultades en el aprendizaje, más precisamente en la lectura y la escritura” (archivo-anexo nota 17). “La dislexia es un trastorno con raíces genéticas y neurobiológicas” (archivo-anexo nota 25). “La dislexia es un trastorno neurobiológico de origen genético, aceptada universalmente por la Comunidad Científica Internacional” (archivo anexo nota 26). Etc.
 
No obstante no ofrecer ninguna prueba, tal como aseguran las notas críticas (archivo-anexo nota 15 y 36) el dispositivo genético ha ganado terreno y legitimidad para explicar los fenómenos de la vida. La aparición de nuevos dispositivos de control de la vida -nuevos dispositivos biopolíticos que generan modificaciones en los cuerpos, en la vida, en la política desde mediados del siglo XX, como ser el dispositivo genético- han producido un radical vuelco en la forma de concebir la información a partir de los estudios de la cibernética. “La teoría de la información ingresa de lleno en la explicación y exploración de diversos fenómenos vitales como los de la herencia, dando lugar a la alianza entre genética y biología molecular” (Rodríguez, 2010: 81).
 
Es cierto que también se tejió una alianza entre los descubrimientos de mitad del siglo XX y la expectativa de avance científico con la literatura de ciencia ficción:
 
Dos géneros literarios que se conectarán con mucha soltura con la cibernética van a hacerse cargo de esta mezcla sutil entre los hechos y su extrapolación, a tal punto que es válido preguntarse si no existe un triangulo muy homogéneo. La literatura de divulgación científica, por un parte, y la literatura de ciencia ficción, por otra, servirán como propagadoras naturales de las grandes nociones de la cibernética (Breton, 2000: 23).
 
No obstante esto, las investigaciones de los años 70 consiguieron darle un empuje irrefrenable, a la fantasía de haber encontrado en los genes el enigma de la vida, a la multimillonaria inversión en el estudio del genoma humano y a la ambición de la industria médica. Como quiera que sea esto no hubiese sido posible si no se hubiese producido un cambio en la teoría de la información. La genética logra una reunión simbólica donde el sujeto cree que puede decir su verdad última. Si la religión siguió existiendo en sus formas tradicionales, más allá de su muerte anunciada muchas veces, también lo hizo mutando e invadiendo a la ciencia y en particular a la genética que se alza como una cosmovisión capaz de explicar todos los misterios de la singularidad humana.
 
5.3.2 Las manifestaciones de la dislexia
 
En las diferentes notas del archivo aparecen definiciones de dislexia que no tiene justamente especificidad “Dificultad desproporcionada para aprender a leer” en Dehaene (archivo-anexo nota 1). La causa sería un desacople de la visión y el lenguaje, y –como se detalló en el capítulo tres- la concepción del aprendizaje sería la transcripción de un código sonoro a un código gráfico. La explicación del desajuste de la conciencia fonológica se extiende a lo largo del archivo.
 
“La dislexia es un desorden del lenguaje que incide en el aprendizaje de la lectura y escritura a edades tempranas (a partir de los 4 años), que debe ser reconocida antes del ingreso a primer grado” (archivo-anexo nota 4). Acá aparece la idea que impregna la actitud medicalizadora – en el sentido de lo normal y lo patológico- del diagnostico temprano.
 
Los síntomas en los niños que padecen dislexia pueden ser “1) leve retraso en el lenguaje hablado; 2) confusión entre palabras que tienen estructura similar; 3) dificultades en la pronunciación; 4) dificultades para entender las rimas; 5) nociones espaciales y temporales alteradas” (archivo-anexo nota 5). La diversificación de los síntomas abre un abanico de situaciones donde el terreno de la patología se confunde lisa y llanamente con el proceso mismo de aprendizaje de la lecto-escritura.
 
En las definiciones de la dislexia reaparece constantemente la concepción de la escritura con codificación de sonidos “Falta de la capacidad para decodificar el sonido, afecta al 15% de los niños. Es un trastorno neurobiológico de origen genético. Hereditario” (Archivo-anexo nota 7).
 
“Los disléxicos manifiestan dificultades para recitar el alfabeto, denominar letras, realizar rimas simples y para analizar o clasificar los sonidos. Su lectura se caracteriza además por omisiones, sustituciones, distorsiones, lentitud, vacilaciones, problemas de seguimiento visual y déficit en la comprensión” (archivo-anexo nota 9). También aquí la concepción del aprendizaje de la lecto-escritura es un proceso mecánico que nada tendría que ver con la escritura como modo de expresión y relación con los otros.
 
Si bien en la mayoría de las notas dicen que la afectación neurológica no afecta ningún otro aspecto de la vida, emocional, motriz, intelectual, social (archivo-anexo nota 20) en otras notas se afirma “Además, suelen presentar problemas de comprensión, de memoria en el corto plazo, confusión entre la derecha y la izquierda, problemas motrices” (archivo-anexo nota 24).
 
El trastorno afecta al cerebro e impide que se automatice el proceso de codificación-decodificación. “Es un trastorno definido por las neurociencias como "neurobiológico" y hereditario, que impide que los chicos aprendan a leer y escribir de forma fluida y precisa” (archivo-anexo nota 31). Claro está que solo es posible sostener esta forma de pensar la escritura si se piensa en un cerebro que puede resolver problemas independientemente del medio social, independientemente de que la escritura esté dirigida a otro o no. Por otra parte las dificultades para el deletreo ¿no son una extrapolación de prácticas culturales que lejos están de nuestro modo de participar socialmente en los procesos de lectoescritura y si forma parte de los modos en que algunos países organizan competencias?
 
Ahora bien, las propuestas que surgen para el tratamiento de la dislexia -y ya que esta es un trastorno de por vida, incurable- no se diferencian del abordaje de las dificultades que cualquier niño/a pueden tener al intentar ingresar a un mundo de la escritura. La modalidad que implica la combinatoria infinita no solo de letras, sino fundamentalmente de infinitas experiencias, no es solo una copia deslucida de la palabra hablada sino que presenta modos de ser, de relación con los otros, de sopesar las decisiones, de intentar – como decía el epígrafe de Lispector- una pesca milagrosa.
 
 
CONCLUSIONES
 
Si los grandes hombres de la historia se ven frustrados de la felicidad a causa de una historia que se mofa de ellos, ¿qué decir de las víctimas anónimas?
 
Paul Ricoeur, Le mal
 
El recorrido por esta investigación y la forma de escritura que la hizo posible dejan la sensación de lo inacabado. Aquí o allá se alzan nuevas preguntas y se abren otros tantos senderos inexplorados; el mapa que dibuja resulta por lo menos fragmentario. El episodio que recorta el archivo queda en una suerte de expectante tensión; otros tantos episodios tironean sus líneas de fuerza atentando contra su precaria y artificiosa recursividad metodológica.
 
La producción teórica de esta tesis –no podría haber sido diferente- sólo siguió los cauces ya recorridos, quizá lo original fue justamente el haber tabicado un caudal de información con la propuesta del archivo y de ese modo intentar pescar allí lo que sucede con los distintos actores e intereses que se ponen en juego en la disputa por el sentido. Por eso mismo, porque se trata de procesos, la provisoria -y también necesaria- detención de los flujos en un archivo permitió desandar en gran medida los objetivos que se propusieron en un comienzo.
 
En relación a las verdades científicas se vio claramente que su utilización no es más que un intento de producir aceptabilidad y legitimidad en quienes de alguna u otra forma padecen y quieren encontrar soluciones a esos sufrimientos. De más estaría decir que la ciencia nunca es objetiva sino que siempre responde a intereses. No obstante lo llamativo aquí es que las argumentaciones son muy groseras y develan que los intereses son corporativos, de mercado, y de competencia en los nichos laborales.
 
La racionalidad hubiese aconsejado que, como bien dice Fabiana Neiman en uno de los dos artículos críticos a la sanción de la Ley DEA (archivo-anexo nota 36), se haga cumplir la ley de Educación Nacional N° 26.206 donde figuran resoluciones que se crearon para garantizar políticas de inclusión sin la necesidad de cobertura médica que pasé por la sanción de una ley por patología. No obstante las discusiones, la Ley fue votada por unanimidad lo que abre una pregunta acerca del cabildeo y los modos clientelares de la política legislativa.
 
Por otra parte las posiciones que finalmente se impusieron en el Congreso son solidarias con un modo de pensar que los conflictos en la niñez son de los niños y ahora nada más que nunca del cerebro. La comorbilidad con el TDA/H en un 40% según la expresión de Abichacra muestra a las claras que el dispositivo medicalizador responde fundamentalmente a los regímenes del mercado –Un porcentaje como el pronosticado por el presidente de DisFam de un total de 6.000.000 de disléxicos en Argentina nos daría unos 2.400.000 con TDA/H-.
 
Por su parte la agenda en las discusiones (que se mencionan lateralmente en las notas periodísticas) se trasunta la disputa entre dos formas de concebir la subjetividad: aquella que reduce la toma de decisión (ética) a las funciones cerebrales y la otra que concibe también a las funciones cerebrales como un producto histórico de la actividad humana.
 
Para poner un ejemplo –y también situar una pregunta que bien sería posible continuar en otra investigación- las recomendaciones por parte de las asociaciones de padres de utilizar tablets, notebock o calculadoras ¿responde a la lógica interna (digital) de estos objetos o bien a los usos históricos y cotidianos de estos sofisticados utensilios? Si el uso de la mano con su pulgar oponible modifico la estructura cerebral del homo sapiens ¿es posible que asistamos a una mutación de la biología humana? Al decir de Donna Haraway (1995) si la transformación de los modelos biológicos durante el siglo XX hizo que se pasara del modelo basado en el organismo a un modelo de máquina cibernética ¿no será que el límite entre naturaleza y cultura es algo borroso y móvil?
 
El curso de esta investigación permitió analizar una multiplicidad de elementos que se condensaban en las argumentaciones que fueron publicadas en las diferentes notas que conforman el archivo. Allí de manera manifiesta o tácita se trasuntaron concepciones de la subjetividad moduladas –empujadas a hacerse carne- por esos mismos decires. El hecho de reducir el acceso a la lecto-escritura a un proceso mecánico y secuencial tiene como correlato un modelo de subjetividad basado en una máquina informática donde el cerebro sería el procesador. En este sentido y hasta nuevo aviso, los procesadores son secuenciales, pueden variar la velocidad de procesamiento y la asignación de tareas –lo que nos da la engañosa impresión que se trabaja simultáneamente con varios flujos de información- pero tienen esa limitación que la singularidad humana aún trasciende.
 
Desde las corrientes constructivistas se analizó el proceso de adquisición como actividad compleja donde los niños involucran muchos más elementos que la mecánica del silabeo. Los procesos cognitivos, y ese es un aporte inestimable del psicoanálisis, no pueden ser desligados de los flujos deseantes, de las relaciones de amor, de las palabras que intentan atrapar la experiencia.
 
En el transcurso de este trabajo de tesis se ha visitado una gran cantidad de lecturas, algunas añejas que aguardaban su oportunidad y otras novedosas e inesperadas. Entre algunas de ellas las posturas que culpabilizan a los padres (entre otros), en una suerte de moralización laica, evidenció un prejuicio que hace muy difícil ofrecer un espacio que aloje la incertidumbre. En este sentido el presente como instante de experiencia está constantemente tironeado entre el pasado y el incierto porvenir. Esto se intensifica mucho más cuando los rostros de los hijos espejan ese porvenir plagado de dificultades.
 
El miedo ante el futuro es un pathos que alimenta monstruos. El miedo es una pasión que utiliza la política y la esperanza es donde se asienta el dominio de las religiones. “Ambas, miedo y esperanza, son resistentes a la voluntad o a los argumentos de la razón, por lo mismo suelen ser incontrolables para el hombre” (Galende, 2010).
 
 
Bibliografía
 
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