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Fedora ([[Hildegard Knef]]), una actriz retirada que había sido una de las mayores estrellas del mundo del cine clásico y que había mantenido su belleza legendaria a pesar de la edad, se suicida lanzándose al paso de un tren en París. Entre los asistentes a su funeral está Barry "Dutch" Detweiler ([[William Holden]]), un veterano productor de [[Hollywood]] con quien tuvo en su día una breve relación sentimental.
 
Detweiler rememora su último encuentro con Fedora dos semanas atrás, en su villa en una isla próxima a Corfú, en que intentó convencerla para volver al cine protagonizando una nueva versión de [[Anna Karenina]]. Fedora se muestra ilusionada, y le cuenta que se siente prisionera en su propio retiro, vigilada por la anciana Condesa Sobryanski ([[Marthe Keller]]), por su sirvienta y su chófer, y por el Dr. Vando ([[José Ferrer (actor)|José Ferrer]]), aparentemente responsable de su aspecto juvenil a pesar de su edad real. El entorno de Fedora se opone a su regreso a los rodajes, y cuando Dutch intenta ayudar a la actriz, es atacado por el chófer, y despierta una semana después con la noticia de que Fedora se ha suicidado.
 
En el funeral de Fedora, Dutch acusa a Vando y a la Condesa de llevar a la actriz a su muerte, y estos le revelan la verdad: la Condesa es en realidad la verdadera Fedora, y la mujer atropellada por el tren era su hija Antonia, que había tomado el nombre y la personalidad de la actriz apoyada en su parecido físico, después de que uno de los tratamientos del Dr. Vando acabara con Fedora irremediablemente desfigurada. La suplantación de Fedora por parte de su hija funcionó hasta que ésta se enamoró de un actor ([[Michael York]], que se interpreta a sí mismo) durante el rodaje de un film, y decidió contarle la verdad. Para evitar su confesión, Antonia había sido llevada a la isla y mantenida en silencio por el entorno de su madre a base de drogas hasta que la visita de Dutch le da la oportunidad de escapar y llevar a cabo su suicidio. Conmocionado por la información pero decidido a no revelar la verdad en recuerdo de su amor por la actriz, el productor se marcha del cementerio y nunca vuelve a ver a la verdadera Fedora, que muere seis semanas más tarde.