Diferencia entre revisiones de «Monarcómaco»
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Se ve especialmente con [[Teodoro de Beza]], quien publica en [[1574]] ''[[Du droit des magistrats sur leurs sujets]]''. Este autor considera que la verdadera tiranía tiene tres características principales: religiosa (persecución de los «verdaderos cristianos»), jurídica (no se respetan las leyes fundamentales del reino) y política (ausencia de la preservación del «bien común»). Para él, es el pueblo el que crea al soberano y es su responsabilidad derrocarlo si él no respeta los deberes de su carga<ref name=Cornette/> porque «los que tienen el poder de derrocar a un rey, son los que tienen el poder de crearlo». El derrocamiento del rey tiene que pasar por la mediación de los magistrados del reino.
Aunque las teorías monarcómacas se desarrollaron en el contexto de las guerras de religión en Francia, éstas la establecían tan
Desde el punto de vista monarcómaco, cuando el rey se convierte en un tirano, sus súbditos pueden rebelarse. Para los protestantes del [[siglo XVI]], el derecho de resistencia al príncipe legítimo toma forma dependiendo de los acontecimientos. [[Martín Lutero]] negó este derecho a los protestantes porque, para él, las autoridades civiles estaban instituidas por Dios. Es por esta razón por la que condenó las sublevaciones de los caballeros del Imperio en [[1523]] y de los agricultores en [[1525]]. Sin embargo, Lutero legitima el derecho a sublevarse contra el emperador en el contexto de la formación de la [[Liga de Esmalcalda]]. No obstante, el derecho a sublevarse
Los monarcómacos protestantes utilizaban como argumento la antigua práctica de la elección del rey de Francia y la idea de que éste tenía un contrato entre él y su pueblo. Los católicos reivindicaban, por el contrario, otra ley fundamental: la de la sucesión hereditaria y masculina de la monarquía francesa.
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Las cosas cambiaron al final del siglo XVI a raíz de dos sucesos importantes: en 1584 la muerte de [[Francisco de Anjou]], hermano del rey, convertía al líder del partido protestante, el futuro Enrique IV, en heredero; en diciembre de 1588, para restaurar su autoridad Enrique III hizo asesinar los [[Ducado de Guisa|Guisa]], líderes de la [[Liga Católica (Francia)|Liga Católica]]. Estos dos acontecimientos provocaron que, el 7 de enero de 1589, la facultad de teología de París desligó a los súbditos del rey de su juramento de fidelidad, lo que permitió a muchos católicos aceptar que el rey Enrique III era un tirano.<ref>Joël Cornette, ''op.cit.'', p. 28</ref>
Para los monarcómacos católicos el príncipe, considerado hereje, se convertía en una persona privada y ejercía el poder, por tanto, sin ninguna legitimidad. Se convertía en un tirano de usurpación, lo que pertitía a cualquier persona defenderse contra él. Siguiendo este razonanamiento, el [[Orden de Predicadores|dominicano]] [[Jacques Clément]] asesina al rey Enrique III el 2 de agosto de 1589. Él se consideraba libre de cometer un crimen como ese ya que el rey había sido [[Excomunión|excomulgado]] (realmente el Papa
En Francia, dos regicidios tuvieron lugar duran los enfrentamientos de las guerras de religión, ambos de católicos contra soberanos católicos: Enrique III el 2 de agosto de 1589 durante el asedio de París, y Enrique IV, absuelto por el Papa en 1595 y asesinado en 1610 por [[François Ravaillac]]. En los Estados Generales de 1614, en reacción a estas teorías, un diputado del [[Tercer Estado]] propone incluir en las leyes fundamentales del reino que el poder del rey proviene de Dios. A partir de entonces el poder absoluto del rey fue percibido como garante de la paz civil: la monarquía absoluta, innovación política de la edad moderna, desafiada por los monarcómacos, encontró sus orígenes en las guerras de religión del siglo XVI.
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