Diferencia entre revisiones de «Primera Batalla de Arquijas»

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|bajas1 = 1,000 heridos; 300 muertos<ref>Louis Xavier Auguet de Saint-Sylvain, The career of don Carlos, since the death of Ferdinand the Seventh (Original from Oxford University, 1835), 266.</ref>
|bajas2 = 1,300<ref>William Bollaert, ''The Wars of Succession of Portugal and Spain, from 1826 to 1840'' (E. Stanford, 1870), 125.</ref>
|campaña = Primera Guerra Carlista
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{{AP|Primera Guerra Carlista}}
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Desde lo alto de las crestas comienzan a recibir los isabelinos nutridas descargas que les obligan a desparramarse por el valle, deshaciendo el orden de marcha, al tratar de ponerse fuera del alcance de las balas carlistas. Y por un malentendido, el batallón emplazado en la peña La Gallina abandona su posición y baja al valle para unirse al grueso de la tropa, lo que tiene como consecuencia que los carlistas que han sobrevivido a la carga cuando les arrebataron la posición y se encontraban refugiados en el bosque, vuelven a ocupar la peña, iniciando de nuevo desde allí arriba un mortífero fuego sobre las tropas enemigas situadas en el valle. ''«Me hallaba con seis batallones sin municiones, metido en un hoyo, coronadas las alturas de enemigos, cuyos fuegos se cruzaban, y perdida la esperanza de un pronto socorro, a aquella hora a las seis de la noche...»''<ref>Memoria Histórica de la conducta militar y política del General Oráa'', Madrid, 1851. p. 53</ref> dice Oráa y piensa que quedarse en el valle, esperando la luz del día para saber donde se encuentra el enemigo y poder realizar una ofensiva sobre él, le parece que esto ''«...no era asequible por lo crudo de la estación, porque los enemigos se hallaban encima, y por ser humanos con los heridos»".''<ref>Memoria Histórica de la conducta militar y política del General Oráa'', op. cit. p. 53</ref> y decide salir a la desesperada de aquel infierno. Consigue que su desperdigada tropa se vuelva a formar y se lanza hacia el oeste, hacia las salidas del valle que ofrecen allí las dos brechas abiertas en la montaña. Pero el cónico cerro que se levanta entre las dos brechas está cuajado de carlistas. Tiene una altura de unos 15 metros y no más de 30 de diámetro, está formado por roca y maleza y se precisa usar manos y pies para trepar por él. Desde allí, los carlistas solo tienen que disparar hacia abajo, sin hacer puntería, puesto que sus balas siempre encuentran el blanco en alguno de los cuerpos de la masa de soldados isabelinos que se apretujan para salir del fatídico valle para ganar la llanura. A Oráa, cuando ve la muerte que desde el cerro siembran los carlistas entre su gente, se le materializa la ''"Eternidad"'' que le mencionaba Córdova en Acedo. Sus cazadores dejan sus fusiles en tierra y con la [[bayoneta]] entre los dientes trepan por el cerro, consiguiendo desalojar a los carlistas, dejando libre el camino. Los isabelinos pueden ahora recoger a sus heridos y salir a la llanura y muy poco después pasan, caminando hacia el sur, junto a la ermita de la Santa Cruz donde ha tenido Zumalacárregui su puesto de mando. Y llegan a Zúñiga, encontrándose con la cena preparada para los carlistas y abandonada por éstos ante las órdenes de su jefe de realizar inmediata retirada hacia el norte por el valle de Arana. Poco después se les une, viniendo desde Santa Cruz de Campezo, la columna de Gurrea.<ref group="nota">La noticia del combate de Oráa por el dominio de la peña La Gallina hizo que durante el resto de la guerra se emplease, cuando se hablaba de un combate muy duro, la expresión ''"engallinarse"''.</ref>
 
 
== La columna de Rivero ==