Diferencia entre revisiones de «Matanzas de Paracuellos»

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[[Archivo: Paracuellos Monolito.JPG|thumb|250px|Monolito levantado en el Cementerio de los mártires de Paracuellos de Jarama. Lleva la inscripción: «GLORIA Y HONOR a los que mueren por su FE y su PATRIA.]]
 
Pocos días después de la entrada de las tropas franquistas en Madrid el 28 de marzo de 1939 se celebró una misa por las «más de 7.000» víctimas de la masacre de Paracuellos, según informaba el diario ''[[Madrid (diario)|Madrid]]''. En los meses siguientes las nuevas autoridades franquistas de las localidades cercanas a Madrid informaron de la existencia de fosas comunes con víctimas de la [[represión en la zona republicana durante la guerra civil española|represión republicana]] que contenían no menos de 200 cuerpos cada una. En seguidaEnseguida comenzó la exhumación de los cadáveres, pero el proceso fue lento porque las autoridades insistieron en que no se llevara a cabo ningún desenterramiento individual por parte de los familiares de las víctimas. Por ejemplo, el 1 de octubre ''[[Día del Caudillo]]'' tuvo lugar en [[Cercedilla]] el entierro de 38 víctimas tras una procesión solemne por las calles de la localidad encabezada por los jefes falangistas locales y las familias. También se celebraban misas por los «caídos» presididas por los dignatarios franquistas en los aniversarios de cada una de las masacres republicanas como la [[Matanzamatanza de la cárcel Modelo de Madrid]] del 22 de agosto de 1936, a cuya misa asistió [[Ramón Serrano Suñer]], antiguo recluso de aquella prisión.{{Harvnp|Ruiz|2012|p=61-65|ps="Aunque tal medida [prohibir que las familias desenterraran a sus fallecidos] estaba justificada en lo referente a la necesidad de identificar todos los cadáveres, es evidente que a las autoridades tampoco les pasaban inadvertidas las ventajas propagandísticas de la continua publicidad sobre la exhumación de las víctimas"}}
 
Así, a los pocos meses de acabada la guerraGuerra civilCivil, las autoridades franquistas ordenaron la exhumación de los cadáveres sepultados en las fosas de Paracuellos y de Torrejón de Ardoz y su entierro en un cementerio católico que se levantó allí mismo ―recibiría el nombre de Cementerio de los mártires de Paracuellos de Jarama y estuvo presidido por un monolito con la inscripción: «GLORIA Y HONOR a los que mueren por su FE y su PATRIA»—. Los trabajos de exhumación y enterramiento cristiano fueron ampliamente difundidos por la prensa —con abundantes fotografías proporcionadas por la agencia oficial [[agencia EFE|EFE]]— y por los noticiarios cinematográficos. En uno de ellos el locutor decía que en Torrejón de Ardoz se estaba procediendo a la «exhumación de los cadáveres de las víctimas del [[Terror Rojo (España)|terror rojo]] y del [[ateísmo]] [[URSS|soviético]], inmoladas bárbaramente por pelotones de asesinos y asalariados de Moscú».{{Harvnp|Rodrigo|2008|p=200; 203}}
 
En recuerdo de las víctimas se creó la Asociación de Familiares de los Mártires de Paracuellos de Jarama y Torrejón de Ardoz presidida por el almirante [[Francisco Bastarreche]], que había comandado el bombardeo que provocó la [[masacre de la carretera Málaga-Almería]]. Uno de sus objetivos fue levantar un altar que sustituyera de forma «urgente» la mesa de madera que se utilizaba para celebrar cada domingo la misa en memoria de los asesinados y que tenía lugar en el «Camposanto de los Mártires de Paracuellos del Jarama» «inmolados por Dios y por su Patria». Para ello organizaron una cuestación que contó con el apoyo inmediato del mismísimo ''Generalísimo'' Franco que donó la importante cantidad de 100. 000 pesetas, y el Estado les concedió una subvención. Al mismo tiempo hicieron gestiones en la Dirección General de Propaganda, que era el organismo que se encargaba de supervisar los monumentos relacionados con el culto a los «Caídos», para que el arquitecto de la Sección de Plástica se hiciera cargo del proyecto del nuevo altar. En febrero de 1940 se hizo realidad el altar «de reducidas dimensiones, pero proyectado de forma que pueda ser permanente».{{Harvnp|Rodrigo|2008|p=200-202}}
 
Según el historiador [[Javier Rodrigo]], «de las políticas enfocadas hacia la articulación y la consecución de un consenso activo en torno al [[régimen franquista|Régimen]], a su [[Francisco Franco|Caudillo]] y a los valores que representaba, ninguna tuvo, posiblemente, tanta importancia cotidiana ―al margen de las políticas asistenciales― como el culto a la memoria de los caídos».{{Harvnp|Rodrigo|2008|p=200}}