Diferencia entre revisiones de «Bachillerato en España»

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=== Ley de 1938 ===
Los dos primeros ministros de [[Ministerio de Educación Nacional (España)|Educación Nacional]], [[Pedro Sainz Rodríguez]] (1938-1939) y [[José Ibáñez Martin]] (1939-1951) se propusieron un doble objetivo: desmantelar el sistema educativo de la [[Segunda República Española]] y configurar uno nuevo basado en el ideario ultraconservador del [[nacional-catolicismo]]. Al mismo tiempo continuaron con la [[depuración franquista del magisterio español|depuración de los maestros]] y de los profesores de enseñanza media y de Universidad que ya había empezado en noviembre de 1936 con el fin de evitar que los enseñantes estuvieran dominados por «ideologías disolventes y antipatrióticas», producto de la influencia de la [[Institución Libre de Enseñanza]]. Era el «trámite previo a una reorganización radical y definitiva de la enseñanza» que se pensaba acometer.{{Harvnp|Carbonell Sebarroja|1976|p=24}}
Fue la primera ley educativa [[franquista]]. Propuesta por el [[Ministerio de Educación Nacional (España)|ministro de Educación Nacional]] del [[primer gobierno de Francisco Franco]], el monárquico [[Pedro Sainz Rodríguez]] y promulgada en septiembre de 1938 todavía en plena guerra civil, estableció un nuevo plan de bachillerato caracterizado por la vuelta a esquemas clásico-humanistas propios de la [[España imperial]], que era el modelo en el que quería inspirarse el [[régimen franquista|Nuevo Estado]].{{Harvnp|Carbonell Sebarroja|1976|p=24}}
 
A partir de entonces, «cualquier signo ideológico que rozara mínimamente con las corrientes liberales, socializantes o autonomistas, cualquier interpretación filosófica que se apartara de la [[escolástica]] más tradicional, cualquier ensayo educativo que pusiera en cuestión los métodos tradicionales del [[autoritarismo]] y del memorismo escolar… era suficiente para ser excluido. La guillotina, el fuego y la censura se emplearon a tope con los libros y textos catalogados de “rojo-separatistas”».{{Harvnp|Carbonell Sebarroja|1976|p=24}} Para «orientar» a los maestros se organizaron cursillos con el fin de «saturar su espíritu de contenido religioso y patriótico que informa [[guerra civil española|nuestra cruzada]]». Las plazas que quedaron vacantes por la depuración de los maestros y las nuevas que se crearon fueron reservadas a los adictos al régimen, fundamentalmente a los excombatientes.{{Harvnp|Carbonell Sebarroja|1976|p=24}} Lo mismo sucedió en la Enseñanza Media donde sólo dos de cada diez plazas eran realmente libres.{{Harvnp|Equipo de Estudios|1975|p=29}}
Constaba de siete cursos durante los cuales debían cursarse siete «disciplinas» a lo largo de todos ellos: Religión, desdoblándose con Filosofía a partir del 5º curso (sobre esta «disciplina» en el preámbulo se decía que «el Catolicismo es la médula de la Historia de España. Por eso es imprescindible una sólida instrucción religiosa»); Lenguas clásicas: latín en todos los cursos y griego a partir de 4º (en el preámbulo se justificaba su inclusión aduciendo que «la cultura clásica y humanística se ha reconocido universalmente como la base insuperable y fecunda para el desarrollo de las jóvenes inteligencias»); Lengua y Literatura Española (en el preámbulo se decía: «complemento natural de las humanidades clásicas han de ser las humanidades españolas. Es nuestra lengua el sistema nervioso de nuestro Imperio espiritual y herencia real y tangible de nuestro Imperio político-histórico»); Geografía e Historia (en el preámbulo se decía: «la revaloración de lo español, la definitiva extirpación del pesimismo anti-hispánico y extranjerizante, hijo de la apostasía y de la odiosa y mendaz [[leyenda negra española|leyenda negra]], se ha de conseguir mediante la enseñanza de la Historia Universal (acompañada de la Geografía), principalmente en sus relaciones con la de España. Se trata así de poner de manifiesto la pureza moral de la nacionalidad española; la categoría superior, universalista, de nuestro espíritu imperial, de la Hispanidad, según concepto felicísimo de [[Ramiro de Maeztu]], defensora y misionera de la verdadera civilización, que es la Cristiandad»); Matemáticas; dos Lenguas Modernas, de las que una de ellas tenía que ser el alemán o el italiano; y Cosmología, que incluía la iniciación a las Ciencias Naturales y a la Física y Química. Estas siete disciplinas irían acompañadas de la «Educación artística, física y patriótica» que incluiría «ejercicios gimnásticos; música; trabajos manuales; visitas de arte», «conferencias para la formación patriótica de la juventud» y «Dibujo y modelado».<ref name=humanista>[https://www.boe.es/datos/pdfs/BOE/1938/085/A01385-01395.pdf Ley reguladora dé los estudios del Bachillerato de 20 de septiembre de 1938 (BOE, 23 de septiembre de 1938)]</ref>
 
;El Bachillerato de 1938 y la Ley Universitaria de 1943
Para cursar el «Bachillerato Universitario» se requería haber cumplido 10 años y superar una prueba de ingreso. Los tres primeros cursos constituían el «ciclo de estudios elementales» y al final de los siete años había que superar «el examen de Estado del Bachillerato» cuyo tribunal sería organizado por la Universidad. El Bachillerato no era gratuito pero la ley establecía que los Centros del Estado (Institutos de Segunda Enseñanza) y particulares debían reservar un tanto por ciento de plazas gratuitas. Por otro lado, el «nuevo Bachillerato clásico y formativo» se proponía acabar con «la rusofilia y el afeminamiento».<ref name=humanista></ref>
 
La primera ley educativa franquista, propuesta por el monárquico Pedro Sainz Rodríguez (y con [[José Pemartín]], antiguo miembro como Sainz Rodríguez de [[Acción Española]], al frente del Servicio Nacional de Enseñanza Superior y Media){{Harvnp|Alted|1986|p=217-218}} fue promulgada en septiembre de 1938 todavía en plena guerra civil. En ella se estableció un nuevo plan de [[bachillerato en España|bachillerato]] caracterizado por la vuelta a esquemas clásico-humanistas propios de la España imperial, que era el modelo en el que quería inspirarse el [[régimen franquista|Nuevo Estado]].{{Harvnp|Carbonell Sebarroja|1976|p=24}}<ref name=pedro>[https://www.boe.es/datos/pdfs/BOE/1938/085/A01385-01395.pdf Ley reguladora dé los estudios del Bachillerato de 20 de septiembre de 1938 (BOE, 23 de septiembre de 1938)]</ref> Constaba de siete cursos durante los cuales debían cursarse siete «disciplinas» a lo largo de todos ellos: Religión, desdoblándose con Filosofía a partir del 5º curso; Lenguas clásicas: latín en todos los cursos y griego a partir de 4º; Lengua y Literatura Española; Geografía e Historia; Matemáticas; dos Lenguas Modernas, de las que una de ellas tenía que ser el alemán o el italiano; y Cosmología, que incluía la iniciación a las Ciencias Naturales y a la Física y Química. Estas siete disciplinas irían acompañadas de la «Educación artística, física y patriótica» que incluiría «ejercicios gimnásticos; música; trabajos manuales; visitas de arte», «conferencias para la formación patriótica de la juventud» y «Dibujo y modelado».<ref name=pedro></ref>
El preámbulo de la Ley terminaba así:<ref name=humanista></ref>
 
Según Rafael Valls, de estas siete «disciplinas» la historia era la que constituía «la columna vertebral de este plan de bachillerato, en cuanto que, a través de ella, se pretende conseguir, como se expresa en el prólogo de la ley, una cultura clásica y humanística que posibilite "el ser auténtico de España"». Valls afirma que la historia cumplió el mismo papel que el plan de bachillerato de 1953 le concedió a la materia [[Formación del Espíritu Nacional]]: «Es la historia, en 1938, la que ocupa esta función apologética del [[régimen franquista|Nuevo Estado]] dentro de la educación de los alumnos de bachillerato. Esta exaltación patriótico-imperialista... tiene su colofón en los cursos sexto y séptimo, dedicados exclusivamente a la "Historia del imperio español y el valor de la Hispanidad"».{{Harvnp|Valls|1986|p=232-233}} El preámbulo de la Ley terminaba así:
{{cita|La España que renace a su auténtico Ser cultural, a su vocación de misión y de ejemplaridad, a su tensión militante y heroica, podrá contar para su juventud con este sistema activo y eficaz de Cultura docente que ha de templar las almas de los españoles con aquellas virtudes de nuestros grandes capitanes y políticos del Siglo de Oro, formados en la Teología Católica de Trento, en las Humanidades Renacentistas y en los triunfos guerreros por tierra y por mar en defensa y expansión de la Hispanidad.}}
 
Para cursar el «Bachillerato Universitario» se requería haber cumplido 10 años y superar una prueba de ingreso. Los tres primeros cursosaños constituían el «ciclo de estudios elementales» y al final de los siete años había que superar «el examen de Estado del Bachillerato» cuyo tribunal sería organizado por la Universidad. El Bachillerato no era gratuito pero la ley establecía que los Centros del Estado (Institutos de Segunda Enseñanza) y particulares debían reservar un tanto por ciento de plazas gratuitas. Por otro lado, el «nuevo Bachillerato clásico y formativo» se proponía acabar con «la rusofilia y el afeminamiento».<ref name=humanistapedro></ref>
Por otro lado, el Estado dejó en manos de los colegios regentados por las órdenes religiosas católicas esta enseñanza y cerró los institutos públicos que había creado la República. De esta forma se pusieron las bases del [[clasismo]] del [[sistema educativo franquista]], uno de sus rasgos esenciales.{{Harvnp|Carbonell Sebarroja|1976|p=24}}
 
El Estado dejó en manos de los colegios regentados por las órdenes religiosas católicas esta enseñanza ―en la ley se decía que estimularía la iniciativa privada para que creara centros que sirvieran de «notable emulación a las instituciones oficiales»―{{Harvnp|Equipo de Estudios|1975|p=29}} y cerró los institutos públicos que había creado la República ―en una Orden de agosto de 1939 se justificaba así: «la política docente de la República fundada principalmente en la sustitución de la enseñanza dada por las órdenes religiosas, creó un crecido número de centros de Enseñanza Media innecesarios a todas luces»―{{Harvnp|Equipo de Estudios|1975|p=28}}. De esta forma se pusieron las bases del [[clasismo]] del sistema educativo franquista, uno de sus rasgos esenciales.{{Harvnp|Carbonell Sebarroja|1976|p=24}} Como ha señalado [[Alicia Alted]], el bachillerato universitario «presentaba un fuerte carácter elitista ya que su objetivo era formar a las futuras clases dirigentes; aquellas que tendrían en sus manos la posibilidad de consolidar el proceso de ideologización política y social que se estaba imponiendo».{{Harvnp|Alted|1986|p=219-220|ps="Esto explica que de los varios proyectos de reforma de la enseñanza, en sus distintos niveles, elaborados en este periodo, solo la Ley de Reforma del Bachillerato Universitario encontrase expresión acabada"}} Así lo reflejaba el preámbulo de la ley:{{Harvnp|Valls|1986|p=231}}
{{cita|Una modificación profunda de este grado de enseñanza es el instrumento más eficaz para, rápidamente, influir en la transformación de una sociedad y en la formación intelectual y moral de sus futuras clases directoras.}}
 
=== Ley de 1953 ===