Diferencia entre revisiones de «Trajano»

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Durante la ceremonia en el Senado, con motivo de su ascenso al trono imperial, el senador [[Plinio el Joven|Plinio]] le dedicó un famoso e interminable [[Panegírico del emperador Trajano|''Panegírico'']] (''Panegyricus Traiani'') en el que pedía que se concediera al Senado una mayor implicación en la conducción de los asuntos de la administración pública del Estado; Trajano observó aquella regla y llamó a muchos de los «padres conscriptos» (senadores) a gobernar las [[Administración provincial romana|provincias romanas]]. Conservó un control muy fuerte, ocupándose escrupulosamente de los asuntos de las diversas provincias y arrogándose, por ejemplo, los permisos para la construcción de edificios públicos. Esto le permitió desenmascarar y castigar a muchos senadores reos del delito de [[malversación]], que habían aprovechado la política indulgente del precedente emperador, [[Nerva]]. Trajano se valió de un órgano judicial creado por él para investigar estos delitos, el ''Consilium Principis'', del cual formaron parte los mejores juristas de la época. Fueron numerosos los investigados por casos de mal gobierno de las provincias, si bien el mismo Senado dictó generalmente sentencias favorables.
 
Desde antes de ser emperador, estaba casado con [[PompeiaPompeya Plotina]], aunque no tuvieron hijos. [[Dión Casio]] sugiere que Trajano bebía mucho y que tenía cierta debilidad por los muchachos. «Sé, por supuesto, que se dedicaba a los chicos y al vino, pero si él cometió o soportó algún acto abyecto o infame como resultado de esto, habría incurrido en censura; en cambio, bebió todo el vino que quiso, pero permanecía sobrio, y en relación con los chicos no hirió a nadie».<ref>Dión Casio, Epítome del Libro LXVIII, 6.4.</ref> Esta sensibilidad influyó en su gobierno al menos en una ocasión, lo que le llevó a favorecer al rey de [[Edesa]] por el aprecio que tenía a su hermoso hijo: «En esta ocasión, sin embargo, [[Abgaro VI de Edesa|Abgaro]], inducido en parte por la persuasión de su hijo Arbandes, que era hermoso y en plena y orgullosa juventud y por lo gozando del favor de Trajano, y en parte por miedo de la presencia de este último, lo encontró en el camino, se excusó con él y obtuvo el perdón, pues tenía un poderoso intercesor en el chico».<ref>Dión Casio, Epítome del Libro 6; 21.2-3</ref>
 
Por otro lado, fue uno de los emperadores más serios y correctos, características que hicieron de él el mejor de los príncipes que sabía gestionar bien los asuntos públicos. El poder no lo corrompió, ni usó jamás su título y su poder para eludir la ley, reconociendo siempre la primacía de esta última incluso sobre su cargo. Eliminó de la etiqueta todos los rituales traídos de Oriente, como el abrazo de los pies o el besamanos. Supo hacerse querer por todos, especialmente las dos clases más importantes: el Senado y el ejército. Era un conservador, convencido de que el progreso derivaría más de una ordenada administración que de imponentes reformas.