Diferencia entre revisiones de «Helen Keller»

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A la edad de cinco años, la familia Keller se mudó de hogar.<ref name="historylife"/> A pesar de que dudaban que Helen fuera susceptible de instrucción, su madre Kate, inspirada en el [[libro de viaje]] ''[[Notas de América]]'' de [[Charles Dickens]], donde [[Laura Bridgman]] logra instruirse gracias a [[Samuel Howie]] a pesar de su discapacidad, envío en 1886 a su hija a [[Baltimore]] acompañada de su padre a pedir el consejo del [[otorrinolaringología|otorrinolaringólogo]] J. Julian Chisolm.<ref name="historylife"/> Él les recomendó a [[Alexander Graham Bell]], que estaba trabajando con niños sordos en [[Washington D. C.|Washington]]. Bell, por su parte, los derivó al Instituto Perkins para Ciegos, una escuela en el sur de [[Boston (Masachusets)|Boston]] donde Bridgman había sido educada.<ref name="Royal"/> Michael Anagnos, director de la entidad, le solicitó Anne Sullivan, una ex estudiante de 20 años con discapacidad visual, que se convirtiera en la instructora de Keller.<ref name="historylife"/>
 
=== La llegada de Anne Sullivan ===
 
[[Archivo:Hellen Keller holding doll with Ann Sullivan 1888.jpg|miniaturadeimagen|izquierda|190px|Helen Keller junto a [[Anne Sullivan]] en 1888.]]Anne Sullivan, una persona con discapacidad visual graduada del Instituto Perkins para Ciegos, llegó a la casa de Helen en marzo de 1887.<ref name="Alabama">Nielsen, K. «[http://www.encyclopediaofalabama.org/face/Article.jsp?id=h-1123 Helen Keller]» Encyclopedia of Alabama (2007). Consultado el 30 de marzo de 2014.</ref> En su autobiografía, Keller diría: «Me maravillo al pensar en los inconmensurables contrastes que había entre las dos vidas que reunió ese encuentro».<ref>Keller (2003), p. 19.</ref> Inmediatamente, solicitó una habitación separada para facilitar la comprensión de los conocimientos de Helen<ref name="Royal"/> y comenzó a enseñarle a comunicarse por medio del deletreo de palabras en su mano.<ref name="uhu"/> Al principio se resistió ya que no entendía que había una única palabra asignada para cada objeto. De hecho, cuando trató de enseñarle la palabra «taza», Helen se frustró tanto que rompió su pocillo.<ref name="historylife"/> El gran avance de Keller en la comunicación llegó el mes siguiente, cuando se dio cuenta de que los movimientos que su maestra hacía en la palma de su mano mientras hacía correr agua fresca sobre su otra mano simbolizaban la idea de «agua».<ref name="Herrmann1999">{{cite book|author=Dorothy Herrmann|title=Helen Keller: A Life|url=https://books.google.com/books?id=VUp4uh87_eUC&pg=PA46|date=1999|publisher=[[University of Chicago Press]]|isbn=978-0-226-32763-1|pages=46}}</ref> Durante un mes, no fue capaz de distinguir la diferencia entre [[verbos]] y [[sustantivos]], pero sí comprendió que existía una relación entre las palabras y los objetos rápidamente. Con el paso de los días, aprendió a formar frases y deletrear por el mismo procedimiento algunas palabras y verbos tales como «alfiler», «sombrero», «levantarse», «sentarse» y «andar».<ref name="historylife"/>