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Se conoce como necroturismo,[1]turismo de cementerios[2]​ o turismo funerario[3]​ a la actividad turística que se realiza en cementerios, camposantos, panteones, necrópolis, catacumbas, criptas en catedrales, etc. El visitante es atraído por el valor histórico, estético y biográfico que el conjunto patrimonial del lugar contiene, tanto material (sus obras arquitectónicas y escultóricas) como inmaterial (aspectos historiográficos, antropológicos, prácticas funerarias) así como por las personalidades que allí yacen.

Generalidades

 
Cementerio comunal monumental Campo Verano, en Roma.
 
Cementerio de La Almudena, en Madrid.
 
Cementerio Municipal de Punta Arenas, Chile.

El necroturismo tiene cierta relación con el denominado “turismo oscuro”,[4]​ el cual se centra en la visita de lugares que han sido testigo de magnicidios, asesinatos masivos, sufrimientos extremos, trágicos accidentes o zonas que han padecido catástrofes en el pasado, práctica a la que algunos califican como morbosa.[5]​ No obstante, en el necroturismo la visita se realiza a lugares que no han tenido acontecimientos infaustos y las motivaciones e intereses distan notoriamente. La propia existencia del necroturismo obedece a una paulatina disminución de la vinculación con la religiosidad de los cementerios, acompañado por un cambio en los significados de estos ámbitos y de la muerte en sí, lo que permite su inserción como un concepto mercantil,[6]​ incorporándolo a un modelo turístico que se diversifica y evoluciona hacia la adhesión de nuevas tendencias, motivado por los nuevos requerimientos de la demanda, adaptándose así a los diversos perfiles turísticos. En la tipología del necroturismo el interés del visitante se relaciona a todo o parte de lo concerniente con los lugares que constituyen el destino final de las inhumaciones de cadáveres, pudiendo —o no— ser el motivo convocante quienes estén allí alojados. Es un tipo de turismo alternativo, diferente al turismo tradicional o de masas, aunque en casos relevantes suele ser un complemento de este. Los organismos de promoción turística están revalorizando el necroturismo, con el objeto de atraer o retener por más tiempo a los viajeros, promocionando la visita a cementerios, favoreciendo su puesta en valor, mejorando sus instalaciones, servicios, etc.[7][8][9]España, por ejemplo, creó la: “Ruta de Cementerios Singulares de España”, la que a su vez se integra con la “Ruta Europea de Cementerios”.[10]​ No necesariamente forma parte del turismo urbano, ya que son frecuentes los recorridos en cementeros ubicados en espacios naturales o rurales. Los cementerios forman parte del patrimonio cultural de una población, por lo que estos museos al aire libre son un gran atractivo para visitar, ya que reflejan las vicisitudes históricas y culturales de una sociedad, las distintas tendencias artísticas y arquitectónicas, los usos y costumbres relacionadas con la muerte, sus valorizaciones, devociones, creencias, las diferentes ideologías y cultos, etc.[11][12]​ Sin embargo, todavía existe una parte de la población que muestra rechazo a visitar turísticamente cementerios o que estos puedan ser atracciones turísticas, en razón de la perpetuación de tabúes y supersticiones relacionadas con la muerte.[2]

Variantes

Dentro del necroturismo se encuentran ciertas variantes, las que están especializadas en relación a sus grupos de interés.[2]​ Entre los distintos focos de atención en que puede centrarse el necroturismo, están representados:

  • Los lugares donde yacen personajes relevantes. Entre estos suelen ser preponderantes las personalidades históricas, militares, políticos, personajes famosos del mundo del espectáculo (actores, músicos, cantantes), del deporte, de la literatura, de la ciencia, etc.[13]
  • El valor urbanístico y la arquitectura general de los cementerios, incluyendo sus entradas, pórticos, capillas, crematorios, espacios cinerarios, etc., siendo referentes para el conocimiento de los patrones estéticos, materiales y las técnicas de construcción imperantes en cada época.[14][15]​ Un ejemplo es el interés que han despertado los cementerios diseñados por el arquitecto Francisco Salamone.[16][17]
  • Las esculturas y otras representaciones artísticas que decoran áreas parquizadas y, en especial, los sitios de sepultura, así como el diseño de las construcciones funerarias (cenotafios, féretros, sarcófagos, nichos, mausoleos, panteones, criptas, etc.), siendo reflejos de la evolución estilística y artística.[18][19]
  • El valor representativo del conjunto de los que allí yacen. En este caso sobresalen los cementerios que acogen a los fallecidos en una determinada guerra o serie de guerras. Un ejemplo emblemático son las visitas al cementerio militar estadounidense de Arlington.[20]
  • La visita en relación a la identidad religiosa, nacional o profesional del cementerio por parte de pares o interesados. Son ejemplos de los primeros los cementerios católicos, protestantes, ortodoxos, anglicanos o judíos;[21]​ de los segundos los cementerios británicos y alemanes esparcidos en todo el mundo y de los terceros los cementerios militares o de los cuerpos eclesiásticos.
  • La naturaleza en cementerios. En determinados casos, algunos cementerios destacan por su naturaleza silvestre, en razón de ser ambientes amplios, tranquilos, seguros y forestados. Este es el caso del Cementerio de Highgate, en Londres.[22]​ Otros se distinguen por sus plantas cultivadas, ya que, dada la antigüedad de estos lugares, se conservan ejemplares notables, de grandes dimensiones o son el resultado de laboriosos cuidados, lo que otorga un valor relevante per se. Un ejemplo son los enormes cipreses del cementerio chileno de Punta Arenas.[23]
  • La historia de los propios camposantos.[24]

Cada cementerio diseña distintos recorridos para que el visitante pueda conocer el patrimonio amparado, con paradas o estaciones en los puntos más destacados.[25]

Véase también

Referencias

  1. Martínez Medina, V. (2017). El necroturismo en Cantabria.
  2. a b c Gonzáles Vela, V. (2016). El turismo de cementerios o necroturismo. Zaragoza, España: Escuela de Turismo Universitaria Zaragoza.
  3. Tarrés, S., & Gil Tébar, P. (2016). Turismo funerario, turismo en cementerios. Andalucía y la ruta europea de cementerios. El turismo y la experiencia del cliente: IX jornadas de investigación en turismo (2016), p 435-462.
  4. Stone, P. and Sharpley, R. (2008). Consuming Dark-Tourism from a Thanatological Perspective. Annals of Tourism Research. Vol. 35 (2), pp 574-595.
  5. Barón Mosquera, J. L. (2017). El turismo oscuro: análisis de sitios web como herramienta de marketing.
  6. Mendoza Jara, E. F., & Montoya Troya, A. (2021). Necroturismo y comunicación: análisis del cambio de significados de la muerte y los cementerios a partir de la inserción de un concepto mercantil (Bachelor's thesis, Quito: UCE).
  7. Ortiz, M. B. (2018). El Necroturismo y la puesta en valor del cementerio de la Chacarita como recurso turístico de la Ciudad de Buenos Aires. Realidad. Tendencias y Desafíos en Turismo (CONDET), 16(2), 118-137.
  8. Orjuela-Mesa, A. E., Ramirez-Olaya, Y. Y., & Avila-Higuera, D. L. (2021). Necroturismo como alternativa de desarrollo turístico en el Municipio de San Bernardo, Cundinamarca.
  9. González Herrera, M. R., & Mitre Flores, A. M. (2020). Necroturismo como Producto Turístico en el Cementerio San José de Ciudad Juárez: una propuesta para promover la historia y la cultura del destino. Instituto de Ciencias Sociales y Administración.
  10. ASCE, Association of Significative Cemeteries in Europe (2011). Newsletter nº1: European cemeteries route.
  11. López, M. (2011). Museos al aire libre. Ruta Europa de Cementerios. Revista Funeraria: Especial cementerios, nº1, 13-16.
  12. Maronese, L. (Ed.). (2005). Patrimonio cultural en cementerios y rituales de la muerte. Tomo I. Comisión para la Preservación del Patrimonio Histórico Cultural de la Ciudad de Buenos Aires. Buenos Aires.
  13. Enríquez, M. (2021). Alguien camina sobre tu tumba: mis viajes a cementerios (Vol. 670). Anagrama.
  14. Lorenzo, C. B. (1998). Arte y arquitectura funeraria: los cementerios de Asturias, Cantabria y Vizcaya (1787-1936). Universidad de Oviedo.
  15. Gómez, D. N. (1992). El estilo neogótico a finales del siglo XIX en la arquitectura funeraria del cementerio de Ntro. Padre Jesús en Murcia y en otros cementerios del municipio. Murgetana, (85), 21-32.
  16. Traversa, L. P., Di Maio, A. A., Rosato, V., & Iloro, F. (2008). Arquitectura moderna en la pampa argentina: diagnóstico y restauración de portales de cementerio construidos en la década de 1930. Apuntes: Revista de estudios sobre patrimonio cultural-Journal of Cultural Heritage Studies, 21(2), 194.
  17. Traversa, L. P., Rosato, V., & Iloro, F. H. (2017). La obra del Ing. Arq. Francisco Salamone en la provincia de Buenos Aires (1936-1940): Anales LEMIT. Serie III, Año 3, n° 9.
  18. Latas, J. A. H. (2003). Lágrimas de piedra: la escultura en los cementerios públicos. In Historia y política a través de la Escultura pública 1820-1920 (pp. 103-144). Institución Fernando el Católico.
  19. Tomás, A. R. D. (2021). Escultura en dos cementerios de Lisboa: tipos y modelos culturales. Zainak, (38).
  20. Arlington National Cemetery - Home (consultado el 2 de noviembre de 2021).
  21. Tarrés, S., Moreras J. (2012). Patrimonio cultural funerario. Los cementerios de las minorías religiosas en España. Santamaría: Geopolíticas patrimoniales, pp. 267-283.
  22. Vaes, G. (2016). The Cemeteries of London. Literary Geographies, 2(2), 202-220.
  23. Formoso, C. (2008). El cementerio más hermoso de Chile. Editorial Cuarto Propio.
  24. Mato, O. L. (2001). Ciudad de ángeles: historia del Cementerio de la Recoleta. OLMO Ediciones.
  25. «Cementerio de Guayaquil abre las puertas al turismo». Diario El Tiempo. 30 de octubre de 2011. Archivado desde el original el 8 de diciembre de 2015. Consultado el 2 de noviembre de 2021. 

Enlaces externos