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El interés de los británicos por la zona llevó a un breve intento en la década de 1790 de establecer una base en la isla de Bolama, que no presentaba indicios de presencia portuguesa continuada. Los colonos británicos se retiraron en 1793 y los portugueses ocuparon oficialmente la isla en 1837. Incluso después de la reclamación portuguesa en 1837, los afroportugueses vivieron y trabajaron allí junto a los afrobritánicos de Sierra Leona, ya que Gran Bretaña no renunció a su reclamación de Bolama hasta 1870.<ref>P. E. H. Hair, (1997). '"Elephants for Want of Towns": The Interethnic and International History of Bulama Island, 1456–1870', ''History in Africa'', Vol. 24, pp. 183, 186</ref>.
 
La abolición del comercio de esclavos por parte de Gran Bretaña en 1807 dio a los traficantes de Guinea un virtual monopolio sobre el comercio de esclavos de África Occidental con Brasil. Aunque los gobiernos brasileño y portugués acordaron en la década de 1830 poner fin a este tráfico, probablemente continuó a los niveles del siglo XVIII hasta después de 1850, cuando los británicos presionaron a Brasil para que aplicara la prohibición existente sobre la importación de esclavos. El último envío importante de esclavos de África Occidental llegó a Brasil en 1852.<ref>W. G. Clarence-Smith, (1975). ''The Third Portuguese Empire, 1825–1975'', Manchester University Press, pp. 30–1</ref>
 
El interés de Gran Bretaña por la región de la Alta Guinea disminuyó con el fin del comercio británico de esclavos en 1807 y se centró en Sierra Leona tras el abandono del asentamiento de la isla de Boloma. A principios del siglo XIX, los portugueses se sentían razonablemente seguros en Bissau y consideraban la costa vecina como propia.<ref>B Gascoigne, (From 2001, ongoing). “History of Portuguese Guinea”, HistoryWorld</ref> Su control era tenue: durante gran parte del siglo XIX la presencia portuguesa en Guinea se limitó principalmente a los ríos de Guinea, los asentamientos de Bissau, Cacheu y Ziguinchor (este último ahora en Senegal). En los demás lugares, la conservaban, con poca ayuda oficial, los criollos locales y los isleños de Cabo Verde, que poseían pequeñas plantaciones (pontus).<ref>W G Clarence-Smith, (1975). ''The Third Portuguese Empire'', p 22</ref>
 
La existencia de plantaciones regentadas por franceses y senegaleses supuso un riesgo de reivindicación francesa al sur del río Casamance. Después de que la Conferencia de Berlín de 1885 introdujera el principio de ocupación efectiva, las negociaciones con Francia condujeron a la pérdida de la valiosa región de Casamance para el África Occidental francesa. A cambio, los franceses aceptaron los límites de la Guinea portuguesa.<ref>W G Clarence-Smith, (1975). ''The Third Portuguese Empire'', p 22</ref>
 
En 1879, Cabo Verde se separó administrativamente y se creó la [[Guinea Portuguesa]]. Un poco más tarde, en el marco del [[Congreso de Berlín]] (1884-1885), ante el desgarro de África por parte de las potencias coloniales europeas, Guinea-Bissau, ya con sus fronteras delimitadas, fue confirmada a Portugal. Sin embargo, los posteriores intentos de ocupación y colonización portuguesa no se produjeron sin la resistencia de las poblaciones locales. El último de ellos se produjo en 1936 con el levantamiento de los Bijagós de Canhabaque.
 
Portugal ocupó media docena de bases costeras o fluviales, controlando parte del comercio marítimo, pero no gran parte de la [[población]]. Sin embargo, en 1892, Portugal convirtió a Guinea en un distrito militar separado, para promover su ocupación.<ref>J Barreto, (1938). ''História da Guiné 1418–1918'', Lisbon, Published by the author, p 316</ref> Si la doctrina de la ocupación efectiva hubiera sido tan prominente en 1870 como después de 1884, Portugal también podría haber perdido Bolama a manos de Gran Bretaña. Sin embargo, Gran Bretaña y Portugal acordaron en 1868 un arbitraje internacional. El presidente Ulysses S. Grant de los Estados Unidos de América actuó como árbitro y en 1870 concedió la isla a Portugal.<ref>P. E. H. Hair, (1997). "Elephants for Want of Towns", p. 186.</ref>
 
La precaria situación financiera y la debilidad militar de Portugal amenazaban su capacidad para conservar sus colonias. En 1891, António José Enes, ministro de Marina y Colonias, racionalizó los impuestos y otorgó concesiones en Guinea, principalmente a empresas extranjeras, para aumentar sus exportaciones.<ref>W G Clarence-Smith, (1975). ''The Third Portuguese Empire'', pp. 82–3, 85</ref> El aumento de los ingresos pretendía financiar una expansión gradual del control que proporcionaría a Portugal ingresos fiscales procedentes del [[comercio]] y de los indígenas. Sin embargo, el modesto aumento de los ingresos del gobierno entre 1895 y 1910 no cubrió el coste de las tropas utilizadas para imponer los impuestos. La política de Enes fracasó en gran medida; la resistencia continuó en el interior, en las islas y en la costa. Sin embargo, una vez iniciada la ocupación militar, Portugal persistió con la esperanza de obtener futuros beneficios.<ref>R E Galli & J Jones (1987). ''Guinea-Bissau: Politics, economics, and society'', London, Pinter pp. 28–9.</ref>
 
Tras la caída de la monarquía portuguesa en 1910, la nueva república creó un ministerio para la administración colonial. Entre 1913 y 1915, João Teixeira Pinto utilizó las tropas Askari para imponer el dominio portugués y aplastar la resistencia al impuesto sobre las cabañas, destruyendo aldeas y confiscando el ganado, lo que provocó la huida de muchos a Senegal o a los bosques. El coste del mantenimiento de sus fuerzas y los déficits presupuestarios resultantes llevaron a su destitución en 1915.<ref>J Teixeira Pinto ''A occupação militar da Guiné'' Lisbon 1936, Agência Geral das Colónias pp 85–6, 120</ref>
 
Aunque la Primera Guerra Mundial aumentó la demanda mundial de productos tropicales y estimuló la economía guineana, la depresión de la posguerra y las frecuentes crisis políticas crearon una profunda recesión. Con el levantamiento militar de 1926 en Portugal, la mayor parte de Guinea estaba ocupada, administrada y gravada con impuestos, pero sus ingresos no eran suficientes para pagar su administración, y mucho menos para ampliarla. Cuando el Estado Novo impuso la policía en las islas Bissagos en 1935-36, completó su control de Guinea.<ref>R Pélissier, (1989). ''História da Guiné'', pp 229–30, 251–61</ref>.
 
Entre los años 1930 y 1960, la colonia era un remanso abandonado, cuya única importancia económica era suministrar a Portugal alrededor de un tercio de su aceite vegetal, procedente del cacahuete. No estaba claro si su población, de unos 500.000 habitantes en 1950, era lo suficientemente grande como para cultivar suficientes [[cacahuetes]] para pagar sus importaciones y su administración, y seguir cultivando alimentos para su población.<ref>J Mettas (1984) ''La Guineé portugaise au XXe siècle'', Paris, Académie des Sciences d'Outre-Mer p 19</ref> En 1951, debido a las críticas anticolonialistas en las Naciones Unidas, el gobierno portugués cambió el nombre de todas las colonias de Portugal, incluida la Guinea Portuguesa, por el de provincias de ultramar (Províncias Ultramarines).<ref>G. J. Bender (1978), ''Angola Under the Portuguese: The Myth and the Reality'', Berkeley, University of California Press p.xx. ISBN 0-520-03221-7</ref>
 
En la [[década de 1950]], la mortalidad infantil era de 600 muertes por cada 1000 nacimientos y solo el 1&nbsp;% de la población rural estaba alfabetizada.