Diferencia entre revisiones de «Comunización»
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Por '''comunización''' se entiende la abolición de la propiedad sobre los medios de producción, medios que en sociedades dominadas por el modo capitalista de producción, son "poseídos" por capitalistas individuales, estados, u otros cuerpos colectivos. En algunas versiones de la teoría comunista, la comunización es entendida como transferencia de la propiedad de manos del capitalista privado a manos de los productores asociados colectivamente, ya sea en unidades cooperativas o en comunas, o por mediación de un estado o federación de consejos de trabajadores
Para simplificar, comunización significa abolición del capital, de las clases sociales y del proletariado en una revolución comunista, sin transición "socialista" ni autogestión. La comunización se concibe pues como una ruptura y una transición a partir de medidas directamente comunizadoras, es decir que abren la vía al comunismo.
En este sentido,
La Comuna de París se aproximó a esa solución, pero no podía abolir inmediatamente el sistema de salarios. Si bien la comunización demostró ser viable en la Comuna de París, hunde sus raíces en sistemas como la obshchina (el “mir”) ruso y varias otras formas del llamado comunismo primitivo. Se ha propuesto una variedad de modelos para la administración comunista de la producción y la distribución (centralizada, federativa, etc.), pero todos los programas insisten en que, si las clases y la lucha entre clases han de ser realmente abolidas, y si la humanidad realmente ha de liberarse de la esclavitud salarial, ni los medios de producción ni los bienes producidos pueden ser "poseídos" por nadie (ni por individuos ni por cuerpos colectivos). Los bienes deben ser íntegramente distribuidos de acuerdo a las "necesidades" definidas por los mismos productores, y no según la cantidad de trabajo que ha intervenido en la producción, por ejemplo. El tipo y la cantidad del trabajo obligatorio mínimo, además, serían determinados para cada individuo a través de una planificación democrática, con el objetivo de finalmente disolver la distinción entre "trabajo" y "juego". De este modo el trabajo productivo se haría completamente voluntario.
Nótese que la comunización en este último sentido nunca fue siquiera intentada por los regímenes llamados "comunistas", democráticos, populares, socialistas o leninistas (la URSS, China, etc.). No obstante, sí ha sido probada en varias ocasiones - no sólo en la Comuna de París, sino también en varias colectividades anarquistas como
En respuesta a críticos liberales como Friedrich von Hayek, que sostienen que sólo un mercado en el cual la propiedad privada sea asegurada por un estado puede satisfacer las necesidades de la gente, los comunistas indican que:
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El término comunización empezó a ser usado a principios de los años setenta por algunos miembros de la corriente comunista radical heredera de la Izquierda Comunista italiana y del consejismo germano-holandés. Grupos como La Vieille Taupe, Invariance, La Guerre Sociale, entre otros, hablaron de comunización para describir una nueva manera de entender el comunismo y la revolución, distinta de la que había sido dominante en tiempos de la revolución rusa y de la Tercera Internacional.
«Lo que dio el empuje para una nueva concepción de la revolución y del comunismo (entendidos como comunización) no fue únicamente la comprensión del contenido del comunismo derivada de una lectura atenta de Marx y Bordiga, sino también el influjo de la oleada de luchas de clase de fines de los sesenta y comienzos de los setenta, luchas que darían una nueva significación al “rechazo al trabajo” en tanto contenido específico de la revolución.» ("Que los muertos entierren a sus muertos"
A diferencia de la idea de socialización de los medios de producción, la de comunización excluye toda fase de transición entre el capitalismo y el comunismo. Esta idea de revolución es muy diferente de la que animó a la socialdemocracia europea de principios del siglo XX. Esta última, en efecto, concebía la transición hacia el comunismo como una "socialización" gradual y cada vez más generalizada de los medios de producción, proceso que sin embargo dejaba intactas las bases del modo de producción capitalista: asalariado, producción de mercancías, intercambio dinerario, etc. Precisamente esta falta de verdadera comunización de las relaciones y medios de producción, habría sido una de las causas determinantes del fracaso revolucionario en ese período.
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Si, en consecuencia, no se puede igualar comunización con socialización de los medios de producción, tampoco se la puede equiparar a autogestión, ya que ésta última puede tener lugar en el marco de las relaciones de producción capitalista, tal como ocurrió bajo la República de Weimar en la Alemania de los años 20, y más recientemente en las fábricas ocupadas en Argentina.
“Comunización... es la apropiación por la humanidad de su riqueza e implica una transformación inevitable de está riqueza. Esto requiere la destrucción de las empresas como unidades separadas y, por lo tanto, de la ley del valor, no en orden a socializar la ganancia sino para circular bienes entre los centros industriales sin la mediación del valor... El problema no es eliminar lo "malo" del capitalismo (valorización) mientras se mantiene lo "bueno" (producción). Como hemos visto, el valor y la lógica de la ganancia impone un cierto tipo de producción, desarrolla ciertas ramas y olvida otras; alabar la productividad y crecimiento es cantar himnos a la gloria del capital." (Gilles Dauvé, "Capitalismo y comunismo", en "Declive y resurgimiento de la perspectiva comunista"
Si bien los grupos que plantean esta idea han sido influidos por la Internacional Situacionista, éstos forman una corriente que hunde sus raíces en una época anterior: entre sus influencias se hallan las fracciones comunistas que se opusieron a la bolchevización de la Tercera Internacional en los años 20; grupos como Socialismo o Barbarie y los propios situacionistas en los 60; y una variedad de organizaciones de inspiración consejista que florecieron en Europa en los años 60 y 70 (entre ellos La Guerre Sociale, la revista Etcétera en España, La Banquise y otros).
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«Las ediciones SENONEVERO están abocadas a la publicación de una teoría crítica del capitalismo, es decir una teoría de su abolición. Una época ha terminado: la época de la liberación del trabajo, del proletariado que se confirma como el polo absoluto de la sociedad, la época del socialismo. Del período actual a la revolución, nadie conoce el camino que hay que recorrer: hay que hacer comprender, entonces, mediante análisis y críticas diversificadas. Hacemos un llamado a esta elaboración. La lucha contra el capital, la lucha dentro de la clase misma, la lucha de clase del proletariado no es un asunto de mudos y descerebrados: es una lucha teórica - ni por automatismo, ni por elección. Así como la producción teórica en general, nuestras publicaciones son actividades. Su necesidad es su utilidad.»
El concepto de comunización, aparecido a comienzos de los años 70 en medio de la crisis del programatismo, expresaba entonces de un modo negativo la relación entre las luchas inmediatas y la revolución. Subrayaba la distancia entre el momento revolucionario como abolición de todas las clases, como «autonegación del proletariado» por un lado, y las luchas inmediatas, por otro. No es que estas últimas
La teoría de la comunización fue elaborada durante el período de entrada en crisis del modo de producción capitalista, a finales de los años 60, y el comienzo del proceso de reestructuración contra-revolucionaria del capital, desde los 70. En términos teóricos, esta hipótesis vino a rebasar la contradicción en la que había quedado bloqueada la ultraizquierda que criticaba los modos de afirmación proletaria y la idea de conquista del poder por el proletariado (partido de masas, sindicato, parlamentarismo), pero que conservaba en cambio la idea de revolución como afirmación de la clase. La teoría de la comunización también fue un rebasamiento del callejón sin salida de la autonomía obrera. La crítica parcial y formal hecha por la ultraizquierda, que hasta entonces seguía predicando la afirmación directa de los consejos obreros, se radicalizó entonces convirtiéndose en una teoría de la auto-negación del proletariado, siempre visto teóricamente como un sujeto revolucionario por naturaleza, distinto de la clase obrera real, considerado como un mero sujeto alienado defensor del trabajo asalariado. La crítica de la idea de una contradicción entre proletariado y clase trabajadora desembocó - la reestructuración proseguía y la identidad obrera tendía a desaparecer – en el abandono de la idea misma de que el proletariado tuviera una naturaleza revolucionaria latente en la clase trabajadora. La contradicción proletariado/clase obrera había sido un modo transitorio de salir de la imposibilidad de la afirmación de clase. Esta lucha de conceptos puros suponía que la naturaleza del proletariado podía manifestarse sólo destruyendo todas las formas de existencia de la clase en la sociedad capitalista, clase que hasta podía ser llamada simplemente "capital variable".
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